Por el Dr. Homero Johas
INTRODUCCIÓN
Quien quiera hacer una síntesis de
la naturaleza de la “nueva iglesia
católica” nacida en el Concilio Vaticano II no se equivocaran afirmando que
ella se apartó de la verdad absoluta divina y que quiere establecer en la
tierra el culto del hombre, sin el único Dios verdadero.
* Gregorio XVI, notó que los enemigos de la Iglesia
querían cambiar la “obra divina” por “una” obra humana.
* San
Pio X afirmó que los hombres de las logia masónicas querían quitar de la tierra
el catolicismo y establecer una “iglesia
de la humanidad”.
* Pio
IX mostró que los racionalistas querían conformar la Iglesia de Cristo con
liberalismo.
* San
Pio X notó que los agnósticos llamados modernistas querían apartar el
cristianismo dogmático y cambiarlo por una religión liberal.
* El
Sr. Montini, el 07-12-1960, en el Vaticano, clausurado el Concilio, proclamó un
“nuevo Humanismo”, el “culto del hombre”.
* Es
lo que querían los racionalistas absolutos; la razón humana, sin Dios, es el
único arbitro de la verdad y de la falsedad, del bien y del mal, es ley para
sí; por sus fuerzas naturales, ella basta para cuidar del bien de los hombres y
de los pueblos (D.S.2903).
* Esto
corresponde al “non serviam” de
Lucifer (Jer. II, 20); el apartamiento de la obediencia humana al único Dios
verdadero.
Esto
corresponde a la “abominación de la
desolación en el lugar Santo” (San Mateo XXIV); al “hombre de pecado en el templo de Dios”, con la “operación del error” de los que “no aman la verdad” y “consienten la iniquidad” (2 Tes. II,
1-11).
Se
muda la verdad en error; y el error en verdad (Is. V, 20).
Esto
se resume en dos puntos:
a) Por
fraude se niega la existencia de la verdad absoluta, universal, necesaria.
b) Se pretende que todo poder viene
del hombre y no de Dios.
Esto
es hecho a través de mentiras, fraudes, simulaciones; una bestia del
Apocalipsis aparentaba tener los cuernos del cordero, pero “loquebatur sicut draco” hablaba como el Dragón (Apoc. XIII, 11).
Es el reino de la hipocresía.
En
ese “habla como Dragón” están las “nuevas doctrinas” de la “nueva iglesia”; son las seculares
doctrinas de los ateos, agnósticos, paganos, herejes, judíos, enemigos de la
Iglesia.
·
La fe divina fue sustituida por la opinión humana
·
Los ministros de Dios fueron sustituidos por ministros
de los hombres.
·
El Sacrificio de Cristo fue sustituido por las
reuniones del pueblo.
·
El Derecho Divino fue sustituido por el Derecho
humano.
·
La verdad divina fue sustituida por el arbitrio
humano.
·
El Concilio Vaticano II profesa: “lo que quieren los
hombres de nuestra época”.
·
El Templo de Dios fue sustituido por el templo de
todos los falsos ídolos.
·
Se niega la Divinidad de Cristo.
1. LA NEGACIÓN DE LA VERDAD ABSOLUTA
Esta
es la base de todo en la “nueva iglesia”.
Todo se vuelve opinión individual y libre; meramente humana, incierta,
subjetiva, insegura; se aparta de la verdad absoluta, necesaria, divina,
cierta, objetiva, independiente del juicio y voluntad de cada sujeto.
Esto
entró fraudulentamente en la Ciencia natural, así mismo en la Ciencia divina.
Las
opiniones pasaron a ser nuevas “verdades”.
Por
lo tanto cada uno tiene su “propia
verdad” o su “propio juicio”, su “propia posición”, o su propio Dios, su
propia religión; su moral propia, su “propio
derecho individual”, su “propio
deber”…
Todo
individual y libre, meramente humano.
Y
entre esos “derechos individuales”,
está el de: “no cumplir la obligación de
seguir la verdad y el adherirse a ella”.
Sin
la verdad necesaria en el conocimiento racional, la “adhesión” o no “adhesión” a la verdad se haría la norma
del obrar psicológico, de la libertad a adherirse o no a lo que es verdadero y
bueno.
Se
eliminan las normas divinas de los “deberes”
en el creer y el obrar.
Se
eliminan las verdades de fe mandadas por la autoridad del único Dios verdadero
y sus mandamientos imperados a ser observados.
Se
elimina la Monarquía divina, se levanta el estandarte de la democracia contra
la autoridad del único Dios verdadero.
El
número de las voluntades humanas libres decidirá lo que es verdad o error; lo
que es el bien o el mal (D.S. 2903).
Desaparece
la verdad divina, aparece el arbitrio humano.
Desaparecen
la Lógica, la Ontología, la Teología Natural, el Dogma y la Ética revelada;
aparece una Ética arbitraria, sin verdad, sin Dios. Desaparecen los principios
absolutos de la Ontología: de identidad, de no contradicción, de causalidad, de
finalidad.
El
arbitrio humano individual, sin verdad y sin Dios, será la norma suprema de
todo.
Se
apartan de este modo de los fundamentos divinos de la fe cristiana, del único
Dios verdadero.
De
Cristo que dice: “Yo soy el camino, la
verdad y la vida”.
Del
Espíritu Santo: el “Espíritu de verdad”.
Del
Magisterio de la Iglesia: de la “Cátedra
de la verdad”.
Tal
es la doctrina llamada del Agnosticismo; Relativismo, Liberalismo, Humanismo;
Anti-intelectualismo.
Podría
ser llamado Anticristianismo.
Es la
doctrina de la “nueva iglesia católica”
originada de los ateos, agnósticos, herejes, paganos, disfrazados de “católicos”.
Existirán
tantas “verdades” diferentes cuantas
cabezas humanas.
Se apartan de la unicidad de la verdad.
2. ORIGEN HUMANO DEL PODER
Enseña
la Revelación divina: “todo poder viene
de Dios”; “No hay poder sino viene de Dios” (Rom. XIII, 1). “Sin Mi nada podéis hacer”.
En
sentido opuesto, junto a los ateos y racionalistas, el “nuevo humanismo” quiere una humanidad sin el Dios verdadero; sin
Dios.
Tal “nuevo humanismo” de la secta de los
masones, proclama: “Todo poder viene del
hombre y en su nombre será ejercido”.
Niegan
la palabra de Dios, el origen divino de todo poder.
Esto
no es solo en el orden civil; sino también en el orden espiritual, dentro de la
“nueva iglesia”: quieren que el poder
de jurisdicción y el poder de orden vengan del hombre.
Para
disfrazar, dicen que viene de Dios, pero a través del pueblo, de los fieles, de
las iglesias, de las comunidades.
El
padre, el obispo y el papa serán “ministros
de la iglesia”; no ministros de Dios. Serán vicarios del pueblo, no de
Dios.
Rebajan
a Cristo a simple hombre, no lo reconocen como verdadero y único de Dios.
Por
lo tanto el poder supremo en la iglesia vendrá del “colegio” de representantes de las iglesias; del consenso de los
hombres; de la opinión pública; del mayor número de votos.
Cristo
no será Rey de reyes, el Legislador divino, cabeza monárquica. El gobierno de
la iglesia será el de la democracia agnóstica, sin Dios.
El
papa será el “siervo de los hombres”,
no “siervo de Dios”.
Será
siervo de la “opinión pública”, no
siervo de las verdades absolutas de Dios.
Se
apartan de los Mandamientos de Dios, establecidos por Moisés y Cristo, el Decálogo,
será mudado por los “derechos
individuales del hombre” sin Dios.
Observar
las leyes y verdades de Dios será ilícito, autoritarismo, imperialismo,
dictadura; pero las dictaduras, el autoritarismo, y el imperialismo de los
ateos es respetado.
Por
lo tanto, tal concepto de “dignidad del
hombre” no incluye la verdad absoluta; la autoridad del único Dios
verdadero, la subordinación y obediencia a Dios y a los ministros verdaderos de
Dios, a la jerarquía instituida en la Iglesia por la autoridad de Cristo.
En
lugar de la obediencia y sumisión se habla de una “adhesión” libre, venida del consenso.
Por
lo tanto, se rechaza toda “coacción
exterior” del “ministro de Dios”
contra los malos, los criminales contra Dios; contra ellos solo se admite el
dialogo, la libre persuasión, el libre consentimiento, la libre adhesión.
Así
cada uno podrá “adherirse” a la
verdad o al error; al bien o al mal, a Cristo o a Lucifer, a Cristo o al
anti-Cristo.
Por
lo tanto cada uno podrá ser libremente: anti-intelectualista,
anti-sacramentalista; anti-conclavista, anti-imperialista, anti-monarquista,
sin distinguir si la fuerza usada es contra el bien y la verdad o si es contra
el mal y la falsedad.
Por
lo tanto, los hombres libres podrán ir igualmente al culto de Cristo o al culto
de Lucifer; al culto del único Dios verdadero, o al culto de Shiwa; podrá ir
libremente a un templo de Dios o a una mezquita o culto luterano.
Será igual
y libre ser verdadero o falso; será “derecho”
adorar al Dios cristiano o al “dios de
los musulmanes”.
La
ordenación social por tanto no será la “ordenación
de Dios” (Rom. XIII, 1-3), sino un acuerdo, o pacto, resultado del dialogo
y de la opinión pública, del “consenso”.
Por
lo tanto, en la “nueva iglesia católica”
la cabeza suprema no recibe “directo e
inmediato” de de Nuestro Señor Jesucristo el poder supremo (Vaticano I,
D.S. 3055); pero “recibe de la iglesia el
poder de ministerio”, como decían los jansenistas (D.S. 2603). La herejía
retira a Dios fuente directa e inmediata del poder, lo coloca en el hombre o a
través del hombre.
No se
confiesa que los fieles de Cristo poseen la verdad absoluta y que la Iglesia de
Cristo es la única verdadera. Ahora la “única
verdadera” es la “iglesia del hombre”,
la del Ecumenismo, sin la unicidad de la verdadera fe. Ahora los hombres “buscan” la verdad, pero no confiesan la
verdad absoluta.
Cada
uno tiene “su propia verdad”, su propio
deber moral, sin Dios, fundado en la negación de la verdad absoluta.
Por
esto, la “paz” entre los hombres no
será la “paz de Cristo”, fundada en
la verdad divina absoluta, universal; será la “paz” agnóstica, fundada en el acuerdo libre, en la opinión
pública, en el consenso de las voluntades humanas, en “opiniones” inciertas, dudosas, como la acefalia.
Son
dos “iglesias” diametralmente
opuestas.
Quieran o no quieran los hombres falsos, existe la
verdad absoluta y todo poder viene de Dios, y no del libre arbitrio humano.
Es
fácil probar el fraude, la mentira y la falsedad de estas personas. Los errores
no se convierten en verdades, ni las verdades en errores. Un pacto social, un
acuerdo humano, un consenso entre los hombres, la opinión pública mayoritaria,
no cambia las verdades objetivas y las leyes de las Ciencias naturales, de la Física
o de la química, de la biología o de la botánica, de la Genética o de la Geometría,
de la Lógica o de la Ontología.
La
negación de las verdades en estas Ciencias es tan falsa como el origen humano
de todo poder; los hombres nada cambian en el curso del sol o de los planetas;
no crean las leyes de la materia y las operaciones naturales de los elementos químicos;
las leyes de la genética vegetal y animal; las leyes de la vida natural y la muerte
natural.
Los
hombres no ignoran que existen verdades absolutas independientes de su propio
arbitrio. Las leyes geométricas abstractas, las leyes de la lógica, los
principios de Ontología no vienen del arbitrio de cada uno. Ellos no resucitan
los muertos y ni impiden que existan la muertes.
No
mandan a los vientos y a las lluvias, ni andan sobre los mares.
Ellos
abren escuelas por la necesidad de conocer las cosas que no proceden de su
libre arbitrio.
Las
plantaciones de alimentos y frutas, y las creaciones del ganado y las gallinas
no siguen reglas arbitrarias.
Los
mares y los terremotos, los volcanes y las tempestades no proceden del arbitrio
de los agnósticos, de los ateos.
Ellos
no nacen ni mueren por su libre arbitrio.
Los
hombres no aumentan sus saldos bancarios por su libre arbitrio.
Por lo tanto el agnosticismo es mentira y fraude, también
decir que todo poder viene del arbitrio de los hombres, es mentira y fraude.
Y
nadie tiene derecho a mentir y de ser fraudulento.
Por
lo tanto las verdades individuales libres de la “nueva iglesia católica”
proceden de la mentira y del fraude.
Proceden
de la “operación del error”, de
Satanás, de los que “no aman la verdad,
sino que consienten en la iniquidad”, según la profecía de San Pablo (Tes.
II, 11).
R.P. Manuel Martinez Henández F.S.V.F.