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jueves, 1 de enero de 2015

¿PUEDO YO REZAR EL PADRE NUESTRO?

     Para poder rezar tranquilamente el Padre nuestro hay que vivir el Evangelio con plenitud. Péguy le confesaba un día a Joseph Lotte: "Figúrate que durante 18 meses yo no he podido rezar el Padrenuestro. "Hagase tu voluntad". Yo no podía decir eso. ¿Me comprendes? yo no podía rezar a Dios porque se me hacía imposible cumplir su voluntad. Entonces me ponía a rezarle a la Virgen. Las oraciones a María son oraciones de reserva. No hay una en toda la liturgia que no pueda ser rezada por el más miserable pecador".
     J. Delamare, que es quien refiere las precedentes confidencias de Péguy, teje el siguiente comentario:
     "Yo no puedo decir Padre si no manifiesto cada día mis sentimientos filiales para con Dios.
     Yo no puedo decir nuestro si vivo en aislamiento espiritual y no tengo el sentido de la fraternidad humana.
     Yo no puedo decir que estás en los cielos si sólo pienso en las cosas de la tierra y no elevo los ojos hacía el mundo de las perfecciones divinas
     Yo no puedo decir: santificado sea tu nombre si no me preocupa el decoro del nombre de Dios, si mi vida no contribuye a glorificarlo, si no proclamo su santidad.
     Yo no puedo decir: Venga a nos tu reino si no hago todo lo posible por apresurar el advenimiento del reino de Dios y si lo confundo con las relaciones terrenas.
     Yo no puedo decir: hágase tu voluntad si no trato de descubrir el plan de Dios a propósito de todo y si no me esfuerzo siempre por realizar sus amorosos designios.
     Yo no puedo decir: El pan nuestro de cada día dánosle hoy si no pienso que todo lo que sostiene mi vida me viene de la mano de Dios y si no me preocupo por mis hermanos que tienen hambre.
     Yo no puedo decir: perdona nuestras deudas si guardo a sabiendas un resentimiento contra alguno de mis hermanos o si no alimento propósitos de perdón.
     Yo no puedo decir: no nos dejes caer en tentación si acepto deliberadamente una situación cualquiera que favorezca la tentación.
     Yo no puedo decir: Libranos del mal si no quiero darme cuenta de todas las formas de mal que combaten al hombre, hermano mio, y no estoy dispuesto a luchar contra ellas con todas mis fuerzas.
     Yo no puedo decir: Amén si oigo las palabras del Padre nuestro sin convicción".
R. P. Carlos E. Mesa C.M.F.
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