Esta carta no es por el pedido o la
exigencia suya P. Vergara que todavía espera respuesta mía a sus insultos y
acusaciones. Esta carta se la escribo en honor a un comentario anónimo que me
llegó al blog de la Fundación que seguro que no es de ud. porque el demonio no
usa palabras tan “amables” como las que usó el anónimo en su comentario y que
representa el pensar de, quizás, mucha gente y me di cuenta de cómo puede
afectar la fe de algunas almas mi silencio. Con Ud. Padre Vergara no me siento
con la obligación de contestarle absolutamente nada.
Esta es la primera y la última vez
que me voy a dirigir a Ud. públicamente.
No voy a entrar en su juego, no voy a nombrar a nadie para ponerlo como
testimonio de su malicia, su locura, de sus bajezas dando testimonio que lo
dejarían en ridículo a Ud. y tome represalias contra ellos. Es lo que Ud.
quiere, por eso le duele el que no le conteste a ningún escrito suyo ni que
responda a sus llamadas como el día que me llamó 24 veces incluso hasta las 3
de la madrugada, por eso le dolió el audio del P. José Vicente González pues lo
define tal cual es Ud. un monstruo, un endemoniado y no voy a dar, le repito
ningún testimonio de nadie, ni voy a hacer como hace Ud. de citar frases y
conversaciones fuera de contexto, manipulando la realidad como la ve Ud. desde
su locura. No tiene sentido entablar ningún tipo de diálogo ni discusión ni
polemizar con alguien que no está en la misma realidad y a quien solo mueve el
sentimiento de venganza
¿Ud. el “libre de pecado” es el que
tira la primera piedra?
Vamos, Padre Vergara, Ud. sabe quién
es y nosotros también sabemos quién es, por eso no voy a hablar, y no por
cobardía, sino por salud mental y espiritual mía y por no meter en el medio a
nadie que pudiera salir perjudicado conociéndolo como es Ud. rencoroso y
vengativo. Publique lo que quiera, destrúyame, destróceme, vénguese a su gusto,
sacie su sed de venganza, no me importa nada de Ud. ni de lo que diga ni haga, pero
recuerde que con la vara con la que mida, será medido y el que quiera creerle lo
que escribe, que le crea, y el que
quiera publicar lo que Ud. publica, lo haga las veces que quiera y el que por
medio de Ud. engendre odio hacia mí, pues que lo haga, al final es lo que Ud.
desea en su corazón, como ya lo ha manifestado. Todos lo conocimos a Ud. acá en
la Fundación y no solo nosotros, también los fieles y en ninguno quedó un buen
recuerdo de su pasaje por acá, cosa extraña, por eso le agradezco a Dios que se
haya ido y no vuelva nunca más, que ni nos necesita ni lo necesitamos, además
ya frecuenta otra vez las instalaciones de la Autónoma de Guadalajara,
esperemos que su abjuración de la organización Tecos que hizo en el Seminario ante
el Sagrario abierto y que firmó sobre el altar, delante de testigos en enero de
este año no haya sido una mentira más, y no sea ud. un perjuro.
Ud. podrá engañar a mucha gente que
lo conoce solo por internet, pero no a los que lo conocemos en la vida real, y lo
vivimos y lo soportamos con caridad cristiana todo el tiempo, ud. lo sabe. Ud.
a mi personalmente me provoca más
lástima cristiana que ira u odio y eso es lo que le duele a Ud… que no lo odie
como odia Ud. y tapa ese odio tras la farsa del amor a la Verdad y a la Iglesia
de Cristo, mentiroso.
Habla de la malicia del judío
infiltrado, usando su “Biblia”, el Complot contra la Iglesia, del marrano, de
denunciar a sacerdotes que en lo secreto practican el judaísmo, que ahora me lo
aplica a mí y que hasta no
hace mucho tiempo se lo aplicaba a sus “amigos” de congregación; pero leyendo sus escritos, me doy cuenta que
esa maldad o malicia de la que Ud. habla, no es patrimonio exclusivo del
judaísmo salvo que Ud. también lo sea, como acusa a otros, a ver quién es el
próximo. ¿Por qué en vez de hablar de mi “judaísmo secreto” no cuenta mejor su
visita a Catemaco, pueblo de brujos y brujas en Veracruz como nos lo contó a
nosotros en la mesa del Seminario alabando su humildad? Habla de judíos
infiltrados ¿Y Ud. va a consultar a brujos? Cuándo Ud. publicó su primer
artículo contra mí, gente de Veracruz me llamó que lo conocieron y me enviaron
mensajes, que guardo para cuando llegue el tiempo, para advertirme de Ud. y de
su participación en brujerías, y su viaje a Catemaco, cosa que creí pues Ud.
mismo, en su verborragia y en la abundancia de su corazón hizo hablar a su boca
delante de nosotros. Cómo son las cosas, Ud. espía, investiga, busca y rebusca
para saber de los demás y uno desde su casa se entera de más cosas de las que
querría enterarse…
Esta carta se la dirijo a Ud. y
tendría que haber sido en privado, como desde un principio, pero ud. no
entiende de caridad y su odio y sus deseos de venganza, que también ha hecho
manifiesto muchas veces ante varios, no le permite ver más allá de su corazón
entregado al demonio.
De lo que Ud. me acusa y no solo a
mí, también en su tiempo al obispo que lo ordenó, a compañeros suyos de
sacerdocio, a amigos de seminario, de vida común, y a otros, acusaciones que
también hizo público ud. ante varios, entre los cuales yo estaba, y que no sé
si está enterado, también es acusado Ud. Averígüelo y de otras cosas aún más
escandalosas que a lo mejor Ud. no lo recuerda pues la mayoría de las veces que
escribe esas cosas en la madrugada, hora del infierno, está ebrio, como tantas
veces que me ha hablado en ese estado, incluso triangulando la conversación
para que otros escuchen lo que me dice, gracias a Dios esas personas no son
como Ud. y se dieron cuenta de su ebriedad y de sus falacias y no solo me llamó
a mí sino también a otros que le colgaron el teléfono para no escuchar sus
agresiones e insultos y maldiciones que dice cuando habla en ese estado.
Me acusa varias veces de
“defenestrar” a Obispos y Sacerdotes en mis escritos. Cualquiera que lea con
recta intención los escritos que he publicado a raíz de todas sus acusaciones y
comentarios, se dan cuenta que no critico a nadie, ni mucho menos “defenestro”
a nadie, como le gusta decir a Ud. que aísla frases para colocarlas fuera de
contexto y manipularlas a su antojo.
Defenestrar es lo que Ud. hace e
hizo con saña no solo con nosotros ahora, sino también con sus propios
compañeros, amigos y superiores como lo hizo en las tres cartas que publicó de
Trento que circulan todavía por internet y que guardo como documentos. Eso es
defenestrar, eso es destruir con odio la reputación del prójimo. Y si la gente
no cree, publíquelas de nuevo para que juzguen y vean por sí mismos lo que es
defenestrar.
De su propia boca nosotros
escuchamos en la casa que 17 de sus compañeros habían desertado del Sacerdocio
y hasta hace apenas unos meses iba a publicar otra carta contra un Sacerdote de
Trento movido por su odio habitual, que por consejo de un Padre de la Fundación
no lo hizo y muchas, muchas, muchas y muchas otras cosas más que prefiero
callar, Ud. es un hipócrita, un inmisericorde, corazón de piedra propio de un
endemoniado y si me acusa a mi de traidor, mírese en el espejo y verá un
ejemplo de lo que es traición. Por donde ha pasado Ud. ha dejado destrucción,
recelo y desconfianza, por eso está solo y ya nadie confía en Ud., ni amigos
que no creo que los tenga ni enemigos. Ud. no obra como judío, obra como
demonio.
Nombra Sacerdotes, fechas, hace
públicos hechos que muchas veces no son como Ud. los describe, porque no estuvo
cuando pasaron o sus fuentes le informaron mal o lo que Ud. averiguó no
corresponde a la realidad o simplemente porque miente, ¿eso no es defenestrar? Si
el problema es conmigo, por qué ese afán de hacer creer que todo lo sabe y
arruinar la reputación de almas que ni siquiera deberían ser nombradas y que
son buenas, ¿eso no es defenestrar?
Ud. me acusa y me hace culpable solo
a mí de la ineptitud en la selección de los candidatos al Sacerdocio y de que
me defiendo y no me echo la culpa cuando defeccionan, pues bien, ahora en esta
carta acepto, en lo que a mí me toca, que también yo cometí errores, no estoy
exento, incluso el Obispo, en cuanto su humana fragilidad lo prueba, y espero
en Dios no volver a cometerlos, pues caro me han costado. Hubo un Obispo que
ordenó a Arrio, otro que ordenó a Lutero y no creo que hayan querido ordenar
herejes; así como hubieron Obispos que ordenaron santos sacerdotes, pero no
todos los que se fueron de la Fundación lo hicieron por culpa mía ni yo los
expulsé.
Pero yo le pregunto a Ud: ¿Por qué
se salió Ud. de Trento?, ¿Acaso el Obispo que lo ordenó es un inepto como yo y
se equivocó en ordenarlo y ud. es una víctima más de un mal obispo? ¿O le
pidieron que se fuera o qué pasó? ¿Por qué cuando vino a buscarnos sin que yo
lo buscara, yo a Ud. ni lo conocía, Mgr. Dolan ya no quería saber nada de Ud.
cómo Ud. nos lo contó en comunidad? También él es un inepto que no sabe
discernir entre su clero? ¿Por qué, Padre Vergara, Ud. no puede estar con nadie?,
por eso creo que su odio al conclavismo es más un odio visceral al sometimiento
a una autoridad que lo contenga que al conclavismo en sí. Yo recuerdo las
pláticas de sobremesa donde Ud. defendía el conclavismo aunque fuera aceptado
por la absoluta minoría de la tradición y hasta proponía opciones de cómo
hacerlo, y no estaba solo yo, también otros que pudieran dar testimonio de esto,
¿Todas esas palabras eran mentira? ¿Ahora nuestro conclavismo es “espúreo” como
dice Ud.?
Cuánta falsedad hubo en Ud. el
tiempo que pasó con nosotros, Padre Vergara, cuánta adulación y a la vez cuánta
cizaña sembró entre nosotros, cuántas contradicciones sembraba entre unos y
otros con su lengua de víbora, relatos que pudieran llenar un libro, pero Dios
no le permitió que nos hiriera, antes lo alejó y unió más a la comunidad a
pesar de sus escritos y sus ataques.
¡Cuánto escándalo causan sus
escritos, Padre Vergara!
Ud. se rasga las vestiduras cuando
habla del P. José Vicente Ramón González porque estaba casado y ahora critica y
se escandaliza de que Mons. Urbina era también él casado y pone en duda en sus
escritos el compromiso de celibato firmado y vivido hasta hoy por él. Ud. ya sabía
toda la línea episcopal de la que vengo y de la situación de Mons. Urbina y
estuvo presente en la consagración de Mons. Loya, ¿Por qué entonces vino a
nosotros si tanto lo escandaliza la situación de Mons. Urbina? ¿Por qué ahora
sí es motivo de escándalo?
Escandalícese entonces de una vez
por todas de Monseñor Moisés Carmona y Rivera que hizo lo mismo que yo hice y
reniegue entonces de su Sacerdocio pues Ud. viene de la línea de un Obispo que
ordenó a un hombre casado, sin licencia de Roma ni cartas apostólicas, el
Padre, en su tiempo, José López Gastón,
en 1991.
Ud. se indigna por la postura
conclavista porque “no tiene en cuenta la actitud de sacerdotes piadosos y que
solos pelean desde sus trincheras”, o que son “perros solitarios” como me dijo
Ud. en una conversación que tuvimos. Muy hermosa la comparación, Padre, pero la
Iglesia no es un ejército ni tiene trincheras, la Iglesia es “La comunidad de
fieles bautizados, espiritual y visible, que profesan la doctrina de Cristo y
que obedecen la voz del Romano Pontífice
y tienen la misma unidad de fe, de régimen, de gobierno para participar de los
méritos de Cristo y salvarse”. Y si fuera un ejército como lo compara Ud.
también necesitaría como cualquier ejército un general que mande al cual todos
deben obedecer para que los soldados no hagan cada uno lo que le plazca…así la
guerra está perdida. Y en el lenguaje canónico, que tanto le gusta a Ud. ese
“perro solitario” se denomina “clérigo vago”.
También dice que hay buenos Obispos
que trabajan por la Iglesia y que hacen mucho bien a las almas. Dígame, Padre,
la respuesta a lo que siempre he preguntado a los acéfalos y nunca contestaron:
¿Dónde está la Iglesia? ¿Cuál es la unidad entre ellos que hace su ministerio
Uno y Único? ¿Ud con cuál obispo está para no pelear como un “perro solitario”?
¿Qué es la Iglesia para Ud., la comunidad de facebook que rezan el Rosario y
que leen sus artículos? Según Uds. ¿Dónde está la Iglesia de Cristo? Lo incluyo
porque ahora veo claro que Ud. nunca fue conclavista, otro engaño, por los
ataques virulentos que hace ahora a esta doctrina.
Serán buenos Obispos y Sacerdotes y
muy entregados en su ministerio, no lo pongo en duda, tengo amigos entre ellos,
pero pelean contra el aire porque no
están unidos entre sí, como los protestantes. El ministerio eclesiástico hay
que ejercerlo “in Ecclesia” no en grupos aislados o “perros solitarios” como
dice Ud.
Y esto es por lo que sostengo la
postura de la elección del Papa. Es el único principio de Unidad, Cristo
visible y esto porque el Cristo invisible así lo quiso. El demonio no le teme a
una Iglesia numerosa, le teme a una Iglesia Unida, a lo mejor por eso no
quieren muchos elegir al Papa, pues no están del lado de la Iglesia Una y Única
sino de su propio lado personal o del lado enemigo.
Ahora voy a aclarar un punto álgido
y quizás el más importante, pues Ud. de ahí se agarra para publicar sus fotos
amarillistas y sensacionalistas que venden, marketing, dirían hoy y me “excomulga”.
Nunca violé el secreto de sus
confesiones, nunca. Lo que pude haber hablado o
dicho de Ud. son cosas que Ud. mismo habló delante de varios y no una,
sino muchas veces, narrando sus fechorías haciéndose el humilde y arrepentido. Un
defecto suyo, Padre, que habla demasiado de Ud. mismo. Yo escuché de su boca cosas de ud. más fuera
que dentro de la confesión y eso no es revelar ningún secreto de nada. Y si Ud.
lo pone en duda venga y delante de los testigos lo aclaramos.
Ahora voy a pasar a algunas
cuestiones canónicas que Ud. plantea, enfocado desde el punto de vista
protestante e hipócrita que Ud. hace del C.I.C. no desde mi punto de vista
*
¿Qué autoridad eclesiástica conforme al canon 1384 le autorizó a Ud. a publicar
todos los artículos personales y doctrinales con los que invade las redes
sociales? ¿Por cuál censura eclesiástica previa pasaron?
*
¿Cómo puede Ud. ejercer el ministerio sacerdotal públicamente si canónicamente
hablando Ud. está Suspendido a Divinis a tenor de lo cánones 2370 y 2372 por
haber osado recibir órdenes sagradas de mano de un Obispo suspenso por haber
sido consagrado sin cartas apostólicas ni Mandato Romano?
*
¿Por qué en el Seminario varias veces binaba (decía dos Misas el mismo día) sin
causa canónica suficiente cuando decía Misa en la mañana a los Seminaristas y a
la tarde a las Religiosas en su convento sin que nadie se lo hubiera pedido,
además contra la costumbre de nuestra comunidad a tenor del canon 806 párrafos
1 y 2?
Podría seguir enunciando más
“irregularidades” de su parte, solo pongo estas para que entienda lo que es el
estado de necesidad y como cada cuál lo aplica a su criterio, a veces bien, a
veces mal, por eso la necesidad del Papa.
Ud me acusa de celebrar sin acólito. Sí, a veces
lo hacemos cuando no loo hay, cómo lo hace Ud. cuando da Misa en el Oratorio de
su casa y asisten dos miembros de su familia que no pueden acolitar, yo lo vi.
No me “escandalizo” como hace Ud. porque está permitido incluso que conteste
una mujer que no esté cerca del altar a tenor del canon 813 parágrafo 2. El
Padre Carlos de Foucauld tenía la dispensa hasta para celebrar sin luminaria,
es decir ¡sin velas!
Me acusa de decir la Misa “demasiado
rápido” no como Ud. que a veces en el convento tardaba 2 horas o más empezando
a las 8:00 y terminando después de las 10:00 sermón incluído. Y lo mismo en el
Seminario. Sepa Padre, que las rúbricas litúrgicas, según los liturgistas
Solans, Casanueva, Antoñana dicen lo siguiente: “La rúbrica general indica que el Sacerdote ha de proceder en la
celebración “non ad modum festinanter, nec nimis morose” (ni muy rápido ni muy lento);
lo primero, para tener suficiente advertencia de lo que va haciendo, y lo
segundo, para no causar hastío y molestia a los oyentes. Los autores
comúnmente, dan como norma general que la Misa ordinaria ni baje de veinte minutos ni pase de media hora.” Hasta aquí
Antoñana citando a Solans y Casanueva, liturgistas que por supuesto no fueron
modernistas pero que no sabían tanto como Ud. Es más, en el horario del día de
S.S.Pio XII dice que el Papa celebraba su Misa de 7:45 a 8:15. Media hora,
Padre, la Misa del Papa.
Nos acusa de no cuidar la calidad
del vino de Misa. Usamos los que usan en todas las capillas tradicionales de
México y que son aptos para ello, Pedro Domecq para consagrar, Ecclesia y
Eminencia. Es cierto que Ud. de vino sabe más que nosotros, pero los vinos de
Misa que usamos son aptos para ello.
Ya no contesto más nada de sus
acusaciones sin más fundamento que el odio, el rencor y el deseo de venganza
porque no terminaría más. Mejor publico como anexo también la respuesta a su
carta primera que luego publicó y dio origen a todos sus ataques hasta hoy.
Otra cosa que me gustaría aclarar, y
es que el P. Daniel Cruz no publicó la carta abierta dirigida a mí hace un mes
o dos, donde, según la carta, da testimonio de verdad que cuando, el 3 de
agosto yo leí en frente de él la
carta del P. Vergara, afirmé que “me vengaría de él, del P. Vergara”. El P.
Daniel Cruz, nunca pudo escuchar de mi boca eso pues él se fue de la Fundación
el 27 de mayo (dos meses y tres días antes, ni supo de la existencia de esa
carta ni en lo privado) y no lo he visto desde entonces. Tampoco pudo
escribirla él pues jamás se refería a David Martínez como “el cubanito” pues lo
tenía en alta estima y llevaba con él una estrecha amistad. Ese apelativo
despectivo, yo se lo escuché a Ud. Padre Vergara de viva voz en una de sus
llamadas, ebrio Ud, para variar y a Basilio Méramo y a nadie más.
Ni soy Nelson Suarez ni los otros
que dice, según eso el P. Daniel, ni estoy en ningún grupo de Facebook
ultaconservador simplemente porque no uso Facebook.
Además, algo más contundente y que
con esto solo basta para reducir a la nada toda esa mentira, hará una semana
atrás una cuñada del P. Daniel que asiste con nosotros a Misa le preguntó
personalmente si él había escrito esa carta y él le respondió que no escribió
nada y que ni siquiera se mete en internet ni en las redes y ni está enterado
de nada y ni le interesa.
Qué raro que el motivo de esa carta
haya sido solo para defenderlo a Ud. Padre Vergara días después del artículo
que publicaron contra Ud. “Otro farsante desenmascarado” (artículo que yo no
escribí ni conozco al autor pero con el que coincido con algunas de sus
apreciaciones acerca de su piedad)
poniendo como argumento una supuesta venganza mía hacia Ud. Padre no
necesito vengarme de Ud. por nada. No me interesa Ud. ni sus escritos ni su
persona, rezo por Ud. todos los días y eso me basta, Dios a su tiempo se
encargará de juzgarnos a Ud. y a mí. Hay un tiempo para cada cosa, cuando vino
con nosotros, quisimos ayudarlo, pero eso ya pasó.
Es Ud. una persona vil, baja, sin
ningún tipo de códigos refiriéndose a nuestras buenas Religiosas como “esclavas,
que solo se las utiliza para la limpieza, que tienen el cerebro lavado y aún
mancilladas”. A esposas de Cristo ofende y con El se las arreglará. Ud. las
conoció, quería con insistencia ir al convento a darle pláticas, les daba
sermones de más de una hora, conferencias de más de 3 horas, y hasta esperaba
mi permiso para confesarlas, yo creo que Ud. deseaba ser el “confesor
extraordinario” que tanto menciona en sus artículos, gracias a Dios y a María
Santísima que eso no sucedió, las hubiera destruido como todo lo que Ud. toca.
Y sepa que el sentimiento y la impresión que dejó en ellas fue de miedo, sí
Padre, Ud. les dio miedo como a otros fieles que me dijeron que su Misa les
daba miedo.
Las Religiosas de la Fundación ni
nos lavan, ni nos planchan, ni nos cocinan ni entran en nuestras casas para
nada, sólo le dan de comer al Sacerdote de Arista pues está solo y comparten su
comida con un plato más. Después de eso ellas tienen sus reglas y sus fines y
ayudan en el apostolado enormemente y mantienen el decoro del Culto impecable y
son las responsables de las dos escuelitas que dirigen en San Lucas y en
Guadalajara y y asisten a pobres y a enfermos y llevan una vida de piedad
profunda. Luego publicaré un artículo sobre ellas para que las conozcan más.
Si todavía, Padre Hernán, hay algo
de Dios en su corazón, le sugiero algo que yo tenía pensado proponerle desde
que vino con nosotros pero que por las circunstancias y los hechos sucedidos
con Ud. no se dio:
Le sugiero que busque un Sacerdote
que le haga un exorcismo, vaya con un psiquiatra y asista a las juntas de AA
para quitarse el vicio del alcohol que tanto daño le hace a su vida y a su alma,
para quitarse de su corazón y de su mente tanto odio. Yo creo que sólo así va a
encontrar un día Ud. paz en su corazón, en su mente, en su alma y lo va a
reflejar en su vida, cosa que hasta hoy no manifiesta ni en sus escritos, ni en
su persona con aquellos que lo tratan ni en sus videos.
Padre Hernán, siento y lamento mucho
el escándalo que se pudo haber producido por todo esto en las almas y le pido a
Dios que a pesar de todo no defeccionen en su fe católica los que la tienen y
no se alejen de la Verdad las que la andan buscanco, hartas de todas estas
contiendas que solo causan escándalo. No guardo rencor contra Ud. Pero viendo
todo con espíritu de fe, detrás de todo está Dios buscando el bien de los que
ama.
Les pido perdón a todas las personas
que puedan escandalizarse por esta carta, Dios sabe que traté por todos los
medios de evitar el conflicto con el Padre Vergara a pesar de sus ataques.
Mucho soporté hasta hoy y hubiera soportado mas para no escandalizar, podría
haber dejado que siga vomitando todo el odio de su corazón contra mí, pero lo
hago por la fe de las almas buenas que pueden escandalizarse con mi silencio.
Dios nos perdone a todos y use de su
misericordia con nosotros y borre de su Corazón nuestros pecados.
Monseñor Juan José Squetino
Schattenhofer
Guadalajara,
9 de noviembre del 2019
Anexo ya por último la respuesta a la carta del P. Vergara que nunca publiqué, lo hago porque ya estoy harto y enfadado y cansado y desgastado de tener que dar explicaciones.
A partir de ahora, el que quiera
creerme, que me crea; el que quiera condenarme que me condene. Espero que se
abra un sano debate teológico que construya y no que destruya. Y si tanto les
molesta mi persona y soy un impedimento para que la Unidad en el Papa suceda,
pues entonces doy un paso al costado y después de que se elija al Papa, yo me
someteré como todos, sea quien sea el elegido. Ya me cansé de todo este
desorden. Quien comparta la postura conclavista que predicamos, es tiempo pues de
unir fuerzas para seguir adelante y el que no quiera volverme a ver o
comunicarse conmigo, adelante, apoyo su decisión.
Pero sepan que no voy a dejar de
predicar lo que creo y estoy teológicamente convencido como la única solución a
todo este desquicio y que ayudaría mucho a la venida de Nuestro Señor…la elección
del Papa.
ANEXO
Guadalajara, junio 25 del 2019
Estimado Padre Hernán, Ave Maria!
Disculpe la tardanza en contestar a su carta, pero me tomé un poco de tiempo para pensar bien la respuesta.
En
un tiempo pensé no contestarle, pero por caridad a sus planteamientos creo que debo hacerlo.
Creo que esto lo podríamos haber hablado con un espíritu de caridad dala la confianza que tenemos,
pero
bueno, ya está.
Las cuestiones personales que plantea en la carta, esas sí se las contestaré personalmente
cuando nos
veamos de nuevo,
porque hay
cosas que prefiero hablarlas
y
no
escribirlas. Sus
objeciones canónicas
o
las
deficiencias mías con respecto al Código de Derecho Canónico espero poder aclararle, no para justificarme
sino para
explicarle el por qué de ciertas cosas que Ud. vio con nosotros y cree que voy contra la ley.
Por la cuestión de la Lámpara votiva que debe arder ante el Sagrario donde está el Santísimo Sacramento
según el canon 1271, en la misma nota explicativa aclara las condiciones y dispensas. Padre, no estoy faltando al canon, el decreto
del
13 de marzo de 1942 A.A.S. XXXIV, 112 permite el uso de lámpara eléctrica para el Santísimo: “…pueden permitir que se nutra la lámpara del Santísimo con otros aceites (que no sean de oliva), y en último término, que se haga uso de la luz eléctrica.”
Le
parecerá
más
piadoso el aceite, pero no es ninguna contravención a
ningún canon usar luz eléctrica y yo prefiero en algunos casos usar luz eléctrica.
La cuestión
de la piedra ara en el altar, que
como Ud. pudo constatar, solo tenemos en el altar de Arista,
y en
los
demás usamos antimensium, es porque para que se pueda usar un ara portátil en un altar, debe haber certeza
canónica de su consagración mediante el certificado
que se guardaba en los archivos parroquiales, donde constan el nombre del Obispo que la consagró, la fecha y el o los nombres de los
santos mártires que están en el sepulcro. Si no
se tiene esa certeza, el ara
no se puede usar.
Las aras que utilizo son solo dos, una en Arista, como le digo arriba y la otra en el altar del convento de Mercedes en Argentina, pues esas aras las consagró Mons. Victor von Pentz (Lino II) en Inglaterra cuando estuve con él. A mí, personalmente no me da ninguna garantía ni certeza el uso de esas aras que se “rescatan” de altares que hace 60 años son modernistas, uno no sabe quién las consagró, si fueron consagradas, o si hay huesos de pollo o de gato o no hay nada. Por eso prefiero usar los antimensium, que aunque no tienen reliquias de santos, en nuestro
caso de beatos martires beatificados por S.S. Pio XI con sus auténticas, y tienen la bendición litúrgica que manda la Iglesia. No consagro aras con esas reliquias porque deben ser de santos no de beatos. Es más, Padre, han habido
veces en que aunque
haya piedra ara en el altar de alguna capilla
que me tocó visitar, como el Padre no tiene ni idea
de donde sale o qué reliquias tiene, pongo mi antimensio, por lo menos sé sobre que mártires estoy diciendo la
Santa
Misa.
Si Ud. tuviera de sobra dos aras con sus auténticas, le agradecería
si por caridad podría facilitárnoslas
para los
altares de las Hermanas y del Seminario.
La cuestión de los confesores extraordinarios para las Religiosas, no soy el único que las confiesa, también el
P. Isidoro y cada tanto cuando viene alguno de los Padres de Oaxaca, también pueden confesarlas.
Es un tema muy delicado la cuestión de los sacerdotes que confiesan religiosas y que han pasado por acá y
las han confesado. Además, si nos ponemos canonistas, no cualquier
sacerdote está autorizado para confesar
religiosas.
Ya tuvimos dos experiencias muy tristes con respecto a eso, de dos sacerdotes que confesaron a las
monjas.
Uno que pasó circunstancialmente con nosotros, usó el confesionario para
fines deshonestos, y fue muy terrible esa experiencia. Yo personalmente siempre dejo que los sacerdotes que pasan con nosotros en algún
momento puedan
confesar a las Hermanas,
no
tengo problema, el problema es
que ya después
de
malas experiencias, me he vuelo más desconfiado.
La otra experiencia
fue
con otro sacerdote que las confesaba con regularidad, pero, hombre adulador y
cizañozo, utilizaba
las confesiones para contrapuntear a las Hermanas, y ponerlas unas contra las otras. Ellas mismas se dieron cuenta con el tiempo y me pidieron que ya no fuese más ese sacerdote, al cual yo le había hecho confianza, y me pidieron que ya no entrara más en el convento y no les dijera más la Santa Misa.
No crea
que quiero ser autoritario o déspota
con
ellas y manejarles sus conciencias sin que nadie más las
confiese. Pero
ya le
digo, hay temporadas en que el P. Isidoro las
confiesa más que yo.
Cuando tengamos
un Papa voy
a poner el convento bajo su amparo y yo las voy a dejar, mientras
tanto sobre
mí cae la responsabilidad de ellas y desgraciadamente, en estos tiempos tan revueltos,
ya no
se puede confiar en
cualquiera.
Con respecto al asunto del P. Marcelo Cohetero, Ud.
me cuestiona el haberlo llevado a un tribunal civil.
Padre, yo no lo llevé, acompañé
a 4
víctimas
que me lo pidieron porque no se animaban a ir solos por
temor
a las represalias contra ellos. Yo no firmé ningún papel, y no por temor a algo, sino porque no
procedía legalmente.
Yo suspendí a divinis al P. Cohetero y le mandé que dejara Ojitlán y viniera a vivir con nosotros al seminario donde
haría vida religiosa y estaría cuidado y protegido y no ejercería el sacerdocio, sin ningún tipo de rencor ni malos sentimientos. No solo no aceptó sino que además me amenazó que si llegaba a ir a Ojitlán, él no se hacía
responsable de las consecuencias o de lo que me podía pasar pues el pueblo estaba en contra mía. Lo demás es historia que puede preguntarle a los
P.P
de Ojitlán, Wilver y Leonel.
Padre, ante eso, cómo iba a dejar que ese hombre siguiera haciendo
lo que hacía, habían más de 16 víctimas
desde
hacía muchos años. Mons. Dávila sabía
y nunca hizo nada, Mons. Pivarunas que
lo
ordenó ya estaba advertido desde antes por los Padres de Acapulco que lo conocían, Mons Dolan sabiendo no
hizo
nada, sólo una vez lo llamó al orden pero después le pidió disculpas! (Yo leí esa carta), Miranda
sabía perfectamente y no le importaba nada más que el dinero que de ahí
sacaba. Qué más podíamos hacer nosotros.
Además, después salieron mil cosas más, terribles
también, brujería, simonía y otras cosas que hacían de ese
lugar algo horrible.
Ud. mismo me contó que cuando pasó lo de una pariente suya con un sacerdote, llevaron Ud. y su familia el asunto a Gobernación. Y en las cartas públicas que Ud. escribió a los sacerdotes de Trento por los escándalos públicos que
Ud. acusó, los amenaza que si no ponen solución los denunciará
ante las autoridades públicas como la Procuraduría General de la República y otras autoridades civiles.
¿Ud. puede llevarlos a la justicia civil sin faltar al C.I.C. y yo no, yo peco?
Con respecto
a la
ordenación del diácono José Ramón Gonzalez, Ud. me pone el canon que hombres casados
están simplemente impedidos para la ordenación, impedimento
que no es perpetuo pues termina cuando cesa la
causa, en este caso, viudez o renuncia del vínculo por la otra parte. Y si recibieron las órdenes sagradas, no pueden
ejercerlas sin las debidas cartas apostólicas.
Ud. sabe que es un principio del derecho que “en estado de necesidad”, la “necesidad va
contra la ley”,
si no,
no fuera necesidad. A qué viene esto, a que si hoy no hubiera estado de necesidad, ninguno de nosotros, ni obispos
ni sacerdotes, podríamos ejercer nuestras órdenes, porque, en el caso de los Obispos, ninguno tiene mandato
romano, y en el caso de los Sacerdotes, ninguno tiene misión canónica, NADIE “fue enviado” a ejercer el sacerdocio.
Tendríamos que engrosar las filas de ese blog “stay
at home catholics” que está en internet donde no cuestionan la
validez de ninguna línea episcopal porque dicen que como no hay jurisdicción universal ningún sacerdote aunque fuera válido puede ejercer ninguna función sacerdotal y los católicos deben quedarse en sus casas aunque hayan
Misas católicas pues no tienen los sacerdotes la misión canónica para eso. Es interesante
porque son muy lógicos en
sus consecuencias canónicas, aunque falsas, rigoristas del CDC, tienen
razón en su razonamiento falaz.
Padre, todos estamos obrando contra la ley, desgraciadamente cada uno tiene su causa que lo justifica,
algunas valederas,
otras no. Y cuando tengamos al Papa entre nosotros, TODOS pasaremos ante él para zanjar las irregularidades que nos aquejan, y él decidirá lo que hará
en
cada caso particular, Dios
quiera y sea pronto.
En el caso del
Diácono, hace más de un año
que estoy en contacto con él, lo conozco bastante bien y me
parece un hombre más que idóneo para el sacerdocio, moral, espiritual e intelectualmente. Para mí, en este caso, el ejemplo de jurisprudencia que estoy aplicando es el que aplicó Mons. Carmona
cuando ordenó a Mons. López
Gastón y aceptó la renuncia del vínculo del matrimonio a su esposa. Mons. Carmona era Doctor en Derecho Canónico y creo sabía lo que hacía.
Es verdad que me he equivocado alguna vez, pero yo creo que hoy eso de la formación eterna de los
aspirantes no es garantía para ser un buen sacerdote.
Sí se han ido sacerdotes de la Fundación y quizás se seguirán yendo,
pero le
digo
una cosa, no creo que sea
por los años de sacerdocio o de estudios, a lo que puedo ver hoy, toda esa deserción es por causa de la soberbia
de los sacerdotes, todos los sacerdotes que se fueron, tienen una misma nota aunque la manifiestan diferente, la soberbia, la falta de simplicidad, la falta humildad, el espíritu de desobediencia, el juicio propio. Cuántos
sacerdotes de Trento no han apostatado y con más de 10 años
de seminario,
cuántos de
mons.
Pivarunas que yo he
conocido después de 6 años de
seminario, cuántos compañeros
míos
de la Fraternidad San Pio X que han abandonado el sacerdocio y que tuvieron años de formación y que yo conocí muy
bien…Para mí, Padre, los sacerdotes soberbios, rebeldes, murmuradores, son los
que abandonan, tengan 10 o 2 años de
seminario, esto lo vengo constatando desde
hace años. Por eso lo que sí aprendí, es que no voy a ordenar más a nadie que vea
con
espíritu de
independencia o de
soberbia. San Pío X en la Pascendi dice que no se deben ordenar
aspirantes soberbios pues son germen de modernismo.
Después de la plática telefónica y de su carta, reflexioné varias cosas. Y creo que solo me voy a dedicar a predicar la necesidad del Papa, causa absoluta de todos los males del mundo de hoy y ocuparme solamente de lo
que tengo dentro
de la Fundación, que esa va a ser mi misión mientras siga en esta tierra. Gracias a Dios está Mons. Loya que puede encargarse del apostolado, más en Mexico, que en realidad es tan complicado.
Por las cosas que me comentó en la conversación telefónica, creo que va a empezar un Via Crucis para mí bastante pesado, pues con la gracia y fuerza de Dios le entraré hasta el fondo. Dios y la Virgen Santísima me amparen y protejan y no permitan que caiga bajo las garras de mis enemigos y si así fuera, Dios
sea alabado.
El fin de mi vida es salvarme, como sea, llegar a la Patria Celestial llevando mi Cruz cada día. Créame que ya lo demás no me interesa, lo que digan o dejen de decir, de verdad, no me interesa.
Cuídese mucho y gracias por todo Padre.
Dios y María Santísima lo bendigan y protejan siempre. En Cristo y María, Mons. Squetino
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