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martes, 20 de abril de 2010

Juventud creadora














LEGIÓN SANTA MARÍA DE GUADALUPE

Por Dios y por la Patria
(foto archivo)

Pasan los tiempos, y ante mi vista, el panorama soberbiamente hermoso que ayer alentó las palpitaciones del espíritu, va tomando contornos angustiosos, y formas grotescas y tintes sombríos... "y en medio del camino de la vida -como dijo Dante- me encuentro en una selva oscura", la selva oscura de la hora presente...
Hoy hay muchos jóvenes que se ríen del Ideal y de los que hablan del Ideal. Desgraciadamente ahora los jóvenes idealizan los placeres, los bienes materiales y peregrinan en la mundanidad. Jóvenes que se hacen llamar "católicos" cuando no les interesan los bienes celestiales y desechan el gran ideal, de los antiguos jóvenes de la A.C.J.M., "Por Dios y por la Patria".
Empezamos grupos juveniles que al paso del tiempo se merman por que los jóvenes empiezan a paladear las mieles envenenadas que les proporciona el mundo. Convirtiéndose en espíritus afeminados, faltos de carácter, porque les falta un ideal.
Muchos son los que inician pero pocos son los que llegan a la meta. El mundo, el demonio y la carne los devora. Por eso se fundó la Legión de Santa María de Guadalupe o Legión Guadalupana. Para rescatar a nuestra juventud.
Mis pupilas, fatigadas de buscar entre las sombras, siguen buscando entre las sombras; mi oído fatigado de escuchar lamentos, está condenado a seguir escuchando lamentos. El aire que me rodea me asfixia, y debo seguirle respirando; tiendo mi brazo, y mi mano tropieza con fango tibio y pegajoso. Me refugio en mi interior, me acurruco en el hueco de mi propio corazón, el mismo corazón se niega a aislarme, pues que hasta él ha llegado la racha de las zozobras y la revelación sangrienta de los desengaños...
¿Es posible vivir? ¿Es posible vivir una vida maldita, en la que reina y señora la miseria? Miseria en la vida pública, miseria en la vida moral, miseria en la vida económica, miseria en las relaciones familiares, miseria en la amistad, y hasta miseria en los corazones paternales de nuestros pastores. ¿Es posible vivir? ¡No!
Y, sin embargo, hay que vivir. Sí, hay que vivir.
"Vive", nos dice el sol que nos ilumina; "vive", repite la flor que se arranca del cieno; "vive"dice el agua de nuestras fuentes rústicas; "vive", ordenan los pajarillos inquietos que se anticipan a la primavera; "vive", clama el fragor del trueno en el regazo de la tempestad; "vive", rugen las fieras libres de las montañas; "vive", repiten los cedros en nuestros bosques seculares... Y esa palabra "vive", como rayo de luna, orea misericordiosamente la vulgar humedad de nuestros pantanos, y besa abnegadamente la cenicienta haz de nuestros cementerios perpetuos...
Vivir, vivir, a pesar de la muerte que nos rodea; vivir a pesar de todo, y por encima de todo, aunque el mundo entero esté enamorado y se coma a besos con la muerte...
¿Y es posible vivir? ¿Es posible vivir?...
¡Sí!, contesto ahora con todo el aplomo de una resolución creadora, con toda la convicción de una resurrección formidable, con todo el orgullo de un deber impetuoso que tiende su brazo frente al fantasma de la muerte avasalladora para ordenarnos vivir.
¿En dónde está la vida del ideal? Hela aquí: en el pecho transparente de esos muchachos que hoy se nos reunen.
¡Sí!, en el fondo olvidado de unos cuantos corazones también olvidados, resplandece una luz microscópica, como un lucero lejano que perfora nubes espesas.
En esa brasa está la esperanza, y la salud, y la vida y la resurrección... Veo en ese átomo de fuego el objeto de todos los cuidados y el toque de las grandes luchas que nos envuelven... Por eso siento que en torno de ese punto luminoso hay que agotar nuestros esfuerzos...
¡Oxígeno, oxígeno para esta partícula candente!
Pero a este grito en demanda de ambiente vital, responden con su silencio la triste soledad del camposanto contemporáneo. Y esa ascua, que está resuelta a vivir, debe crear su propio ambiente: ese ambiente es el ideal.
¡Misión bendita del ideal! Tú eres el ambiente, tú eres el abrigo, tú alientas ese fuego, tú lo haces perdurar, tú lo conservas, tú los nutres y lo robusteces...
Vivir, jóvenes hijos. Esa es la órden del día grabada con fuego en el cielo que nos envuelve. Vivir, como San Pablo, apedreado, desterrado, naufragado, aprisionado, azotado...
Y bendita sea la hora en que los hombres nos nieguen el derecho a la vida; pues es cuando Dios se acerca para llenar nuestro espíritu de su vida inmortal...
Y la vida de Cristo en nosotros es necesariamente fecunda. La brasa ya no se consume. La ascua resplandece, calienta, quema e incendia..
Mirad, jóvenes amigos, mirad los huesos de los muertos que ni si quiera aspiran a vivir...
Esa es la misión de la Legión Guadalupana: vivir en medio de la muerte y dar vida a la muerte misma, con la Piedad, el Estudio y la Acción. Vivir y vivificar; esa debe ser nuestra idea constante, nuestra locura amada. En esa misión no existe fracaso, en esta misión no puede haber derrota. Vivir vivificando es vivir para la inmortalidad.
¡Jóvenes amigos, de pie! Henchid vuestro pecho, erguid vuestra cabeza, con arresto, con valentía, con orgullo. No temáis proclamarlo; vosotros valéis más que toda la osamenta del camposanto de las desilusiones humanas...
Vuestra misión es la más noble, la mas alta. Es sencillamente divina ¡VIVIR Y VIVIFICAR!
La consigna es "Pupilas encendidas... y alas abiertas".


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