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domingo, 28 de abril de 2013

Qui prodest?

Para que aprovecha?
     He pensado alguna vez seriamente en la salvación de mi alma?
     Pienso tal vez muchas veces en el pasado...
     Pienso en el porvenir...
     Sueno en los placeres...
     Busco el honor, la gloria...
     Espero, quizá, alcanzar riquezas...
     Y, es verdad, que no me esta prohibido ni el goce sano, ni la honra bien adquirida, ni la fortuna honradamente ganada.
     Pero... debo pensar en mi alma.
     Porque el tiempo pasara...
     Los placeres se acabaran...
     La fama se disipara como la neblina de las mañanas...
     Las riquezas, si llego a lograrlas, me abandonaran, aunque yo no lo quiera...
     Pero mi alma vivirá, y vivirá eternamente.
     Vivirá una eternidad feliz o desgraciada. De mi depende.
     Mi alma! Mi tesoro! Lo llevo en vaso quebradizo... expuesto a mil peligros. Hay enemigos que acechan para apoderarse de el: el mundo con sus atractivos y su falsía...; el demonio con sus incitaciones y sus engaños...; la carne con sus estímulos...
     Mi alma! Tengo que defenderla! Tengo que salvarla!
     Mi alma! Es mía, porque yo la he recibido de Dios
          porque yo soy quien ha de dar cuenta de ella,
          porque yo soy el responsable de sus actos.
     Mi alma! Ella es la perla preciosa, comprada con un precio infinito, la SANGRE de DIOS-HOMBRE. Para buscarla bajo El desde el cielo.
  
     Ella bien merece que yo o sacrifique todo por su eterna felicidad.
     Porque todo..., placeres... honores... riquezas... Todo pasara, y mi alma vivirá eternamente.
     Y, para que aprovechara -te pregunta el Maestro divino-, para que te aprovechara ganar todo el mundo, si pierdes tu alma?

     Salvad nuestras almas!
     Grito de angustia, grito de desesperación.
     Es el anuncio de un barco en peligro, agitado por la tempestad.
     Salva tu alma!
     Ese grito también resuena en el fondo de mi propio ser.
     Es mi alma que grita: salvame!
     Mi alma esta en peligro.
     Las olas de las pasiones amenazan sumergirla.
     Tengo que salvar mi alma!

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