Revista
Roma N° 107 - Diciembre de 1988
ESTAD
FIRMES Y GUARDAD LAS TRADICIONES
M.
Roberto Gorostiaga
«Estad firmes y guardad las tradiciones»
( II Tes. 2, 15)
Las ordenaciones episcopales del 29
de junio último en Ecóne han traído la división entre los católicos
tradicionalistas, o sea, los que sostenían la Fe, la Misa, la moral de siempre
frente a las innovaciones conciliares.
Conocimos a Mons. Lefebvre en Roma,
en mayo de 1962, pues sabíamos que era uno de los prelados que creía en Cristo
Rey y se oponía al "humanismo" que cundía. Las "nuevas
teologías" que condenara Pío XII en
"Humani Generis" levantaban cabeza a su muerte.
Durante el Concilio se opuso al
triunfante humanismo, pidió la Consagración de Rusia al Inmaculado Corazón de
María y la condena del comunismo ateo y después del Concilio fue llevado, ante
la angustia de muchos jóvenes seminaristas, que estaban como ovejas sin pastor,
a fundar el Seminario de Ecóne.
Estuvimos en Ecóne en 1975 y
hablamos de la situación de nuestra Patria y de la eventual fundación de una
casa en Buenos Aires.
En 1977 lo invitamos a visitar la
Argentina y como resultado de esa visita quedó fundado el priorato de Buenos
Aires; la obra de la Tradición se extendió rápidamente por la Argentina e
Hispanoamérica y en pocos meses funcionaba un seminario con estudiantes de la
Argentina, México, Colombia y otros países, el que luego se instalaría en La
Reja.
Durante diez años pusimos nuestra
Cabeza y nuestro corazón al servicio de esa Obra, en la que veíamos un pilar de
la Tradición bimilenaria.
Algunas
posiciones poco claras de Mons. Lefebvre y el comienzo de nuevas tratativas
con el Vaticano nos trajeron inquietud, como también a no pocos
tradicionalistas. Le escribimos al respecto; incluso una carta, a los dos
obispos, antes de que las consagraciones fueran realizadas. Ellas significaron
un corte profundo.
La documentación que la propia
Fraternidad hizo pública, mostró la hondura de ese corte que hirió nuestro
corazón, que no es de piedra.
San Jerónimo escribió a Heliodoro,
invitándolo a vivir en el desierto: "Aunque vuestra madre, desgreñada y
rotas las vestiduras os muestre los pechos con que os alimentó y aunque vuestro
padre se tienda en el suelo sobre el umbral de la puerta; pasad por encima y
seguid adelante...! Aquí el cariño exige ser cruel." [1]
Santa Felicitas pasó pisando a su
padre que la instaba a rehuir el martirio.
Cuando la expulsión de los jesuitas
del Ecuador, en 1852, el joven novicio Manuel Proaño Vega, de diecisiete años,
quiso seguir a los padres al destierro. Su madre, para que no lo hiciera, se
tendió a lo largo del umbral de la casa de la Compañía. La gente quedó
suspensa. García Moreno, presente como muchos fieles católicos, le dice con
acento enérgico: "¡Firme, Manuelito, firme!". El novicio se arrodilla
junto a su madre y le dice: "Madre mía, primero es Dios y después mis
cariñosos padres". Y saltó por encima de ella. La madre vio en esto un
signo de Dios y lo bendijo.
Veinte años después, el ya Padre
Manuel Proaño Vega fue el que instó a García Moreno a consagrar al Ecuador,
como Presidente, al Sagrado Corazón de Jesús [2].
Mas, dejemos que hablen esa
documentación y el Magisterio de la Iglesia. ¡Ay de mí, si los callare!
El diálogo con los "anticristos"
Como escribió Mons. Leflebvre [3]:
"El 28 de julio de 1987, el Cardenal Ratzinger abría nuevos horizontes que
podrían hacer pensar legítimamente que por fin Roma nos miraba con ojos más
favorables, ...un Visitador era finalmente anunciado..." Y se reanudaron
las negociaciones con el Vaticano.
Un mes después, el 29 de agosto en
la fiesta de San Agustín, ya en plenas negociaciones, Monseñor escribía a los
futuros obispos, padres Williamson, Tissier de Mallerais, Fellay y de
Galarreta[4]: "La
Cátedra de Pedro y los puestos de autoridad de Roma están ocupados por
anticristos..." Y luego: "Vengo
a vosotros por esta carta para pediros aceptar el recibir la gracia del
Episcopado católico... Os conferiré esta gracia, confiando en que sin tardar la
Sede de Pedro estará ocupada por un sucesor de Pedro perfectamente católico y
en cuyas manos podréis depositar la gracia de vuestro episcopado para que él la
confirme."
Si no es "perfectamente católico"
simplemente no es católico, pues como dice León XIII [5]: "El juicio que emite Santiago respecto
a las faltas en el orden moral, hay que aplicarlo a los errores de
entendimiento en el orden de la fe. Quien se hace culpable en un solo punto se
hace transgresor de todos (Stgo. II,10). Esto es aún más verdadero en los
errores del entendimiento..."
En cambio, sí es "perfectamente católico" adherir a la profesión de fe del Papa
Hormisdas (A.C. 870), ratificada por el Concilio IV de Constantinopla y 1.000
años después por el Concilio Vaticano I:
"La
condición primera para la salvación es guardar la regla de fe ortodoxa y no
desviarse en modo alguno de los decretos de los Padres. Y puesto que en modo
alguno puede desvirtuarse la palabra del Señor nuestro, Jesucristo, que dijo:
Tú eres Roca y sobre esta Roca edificaré mi Iglesia (Mt. 16,18) esta afirmación
se verifica con los hechos: porque en la Sede Apostólica siempre se ha
conservado inmaculada la religón católica..." (D.S.
363, cf. D.S. 3066).
Aquella carta de
Mons. Lefebvre fue recién conocida un año después; cuando la leímos no podíamos
creer que hubiera sido escrita al reiniciarse las tratativas, pero sus
tremendas consideraciones no impidieron que aquéllas siguieran su curso.
El tradicionalismo libre en la Iglesia conciliar libre
Así, el Vaticano designó como
visitador apostólico para las obras de la Fraternidad San Pío X, a quien Mons.
Lefebvre prefería, el Cardenal Gagnon. La revista Fideliter, de enero-febrero
1988, narra la visita apostólica que éste y su auxiliar Mons. Perl realizaron en
noviembre y diciembre a los prioratos, seminarios, escuelas de la Fraternidad y
a otras comunidades religiosas a ella vinculadas. Luego hicieron lo propio en
Alemania.
Fueron recibidos como los enviados,
no del "anticristo que ocupa la Sede de Pedro" sino del Vicario de
Cristo. Los coros cantaban Tu es Petrus, en San Nicolás du Chardonnet se
preparó un trono con las armas papales, reinaba un clima de fiesta, pues
parecía que al fin el Vaticano "dejaba hacer la experiencia de la
Tradición". El informe del visitador apostólico al "Vicario de
Cristo-anticristo" fue muy favorable.
"El Papa parecía dispuesto a
dar cabida a la Tradición en el amplio margen del 'ecumenismo conciliar'.Mons.
Lefebvre estaba contento. Sin embargo, la cuestión de los obispos lo preocupaba",
comenta la publicación de la Fraternidad [6]. Por ello, un trabajo de hace
cinco años, "L'attitude actuelle de Mgr. Marcel Lefebvre" del Abbé V.
M. Zins [7], se subtitula "El tradicionalismo libre en la Iglesia
conciliar libre".
Así las cosas, el 15 de abril del
presente año, desde Albano, Mons. Lefebvre dirige a "Su Eminencia Cardenal
Joseph Ratzinger, Prefecto de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la
Fe", la siguiente carta:
"Eminencia:
"Siguiendo los trabajos de la
Comisión encargada de preparar una solución aceptable para el problema que nos
preocupa, parece que —con la gracia de Dios— nos encaminamos hacia un acuerdo,
de lo cual estamos muy felices.
"Me permito adjuntar a estas
líneas la declaración doctrinal, ligeramente modificada, tal como creo poder
firmarla y que, espero, tendrá su aprobación.
"Habrá, sin duda, algunas
precisiones que agregar al documento canónico para la Comisión Romana, en la
cual deseo —al menos en principio— cooperar, para facilitar las soluciones de
los diversos casos de quienes estuvieron a nuestro lado durante estos últimos
años y que desean también un feliz resultado a sus problemas.
"En esta ocasión, ¿no sería
deseable que se acuerde a todos los Obispos y sacerdotes la posibilidad de
utilizar los libros litúrgicos de Juan XXIII?
"Tener un sucesor en el
episcopado me regocija vivamente y agradezco al Santo Padre y a usted. Un solo
obispo no bastará para la tarea a hacer, ¿no sería posible tener dos, o al
menos que se prevea la posibilidad de aumentar el número en seis meses o un
año?
"Le ruego, Eminencia, expresar
al Santo Padre mi vivo agradecimiento y el de todos los que represento y
recibir mis sentimientos respetuosos y fraternales in Christo et Maria.
"Marcel Lefebvre
Arzobispo - Obispo emérito de
Tulle."
El acuerdo firmado
El 4 de mayo se establece un
Protocolo de acuerdo, que se firma el 5 y que en su declaración doctrinal
dice[8]: "Yo, Marcel Lefebvre, Arzobispo-Obispo emérito de Tulle, así como
los miembros de la Fraternidad San Pío X por mí fundada:
"1. Prometemos ser siempre
fieles a la Iglesia Católica y al Pontífice Romano, su Pastor Supremo, Vicario
de Cristo, sucesor del Bienaventurado Pedro en su Primado y cabeza del cuerpo
de los obispos.
"2. Declaramos aceptar la
doctrina contenida en el número 25 de la Constitución dogmática LUMEN GENTIUM
del Concilio Vaticano II sobre el Magisterio Eclesiástico y la adhesión que le
es debida.
"3. A propósito de ciertos
puntos enseñados por el Concilio Vaticano II o que conciernen a las reformas
posteriores de la liturgia y del derecho y que nos parecen difícilmente
conciliables con la Tradición, nos comprometemos a tener una actitud positiva
de estudio y de comunicación con la Sede Apostólica, evitando toda polémica.
"4. Declaramos además reconocer
la validez del sacrificio de la Misa y de los sacramentos celebrados con la
intención de hacer lo que hace la Iglesia tanto según los ritos indicados en
las ediciones típicas del misal Romano como de los Rituales de los Sacramentos
promulgados por los Papas Paulo VI y Juan Pablo II.
"5. Finalmente prometemos
respetar la disciplina común de la Iglesia y las leyes eclesiásticas,
especialmente aquéllas contenidas en el Código de Derecho Canónico promulgado
por el Papa Juan Pablo II quedando salva la disciplina especial concedía a la
Fraternidad por una ley particular."
Entre las cuestiones jurídicas se
acuerda la formación de una "2. COMISION ROMANA... para coordinar las
relaciones con los diversos Dicasterios y los obispos diocesanos... Ella
tendría, además, la función de vigilancia y apoyo para consolidar la obra de
reconciliación y reglamentar las cuestiones relativas a las comunidades
religiosas que tengan un vínculo jurídico o moral con la Fraternidad".
Así, "3.4. A los miembros de
las comunidades que viven según la regla de los diversos Institutos religiosos
(Carmelitas, Benedictinos, Dominicos, etc.) y que están moralmente unidos a la
Fraternidad, conviene acordarles, según cada caso, un Estatuto particular que
regule sus relaciones con la orden respectiva".
Y casi al final se acuerda:
"5.2. Pero, por razones prácticas y psicológicas, aparece la utilidad de
la consagración de un Obispo miembro de la Fraternidad. Por lo cual en el
cuadro de la solución doctrinal y canónica de reconciliación, sugerimos al
Santo Padre nombrar un Obispo elegido en la Fraternidad, presentado por
Monseñor Lefebvre. En consecuencia del principio indicado más arriba (5.1.)
este obispo normalmente no es Superior General de la Fraternidad. Parece
oportuno que sea miembro de la Comisión Romana [...].
"(Firmado) Joseph Cardenal
Ratzinger - Marcel Lefebvre."
La ruptura del acuerdo
Pero el 6 de mayo
Monseñor escribió al Card. Ratzinger
[9]:
"Con verdadera satisfacción
firmé ayer el protocolo elaborado en los días precedentes. Pero usted mismo
pudo apreciar mi profunda decepción al leer la carta que me remitió [esta carta
no figura en el "Dossier especial", ¿por qué?] donde me daba
respuesta del Santo Padre en relación a la consagración episcopal.
"Prácticamente, diferir la
consagración episcopal a una fecha ulterior no fijada; sería la cuarta vez que
aplazó la consagración. La del 30 de junio había sido indicada en mis cartas
precedentes como fecha límite [... ]
"Si la respuesta fuera
negativa, me vería obligado en conciencia a proceder a la consagración,
apoyándome sobre el consentimiento dado por la Santa Sede en el Protocolo para
la consagración de un Obispo miembro de la Fraternidad [...].
"Todos [?] desean que esta
consagración se realice con el acuerdo de la Santa Sede... Esperando que este
pedido no sea un obstáculo irreductible para la reconciliación en curso, le
ruego, Eminencia, reciba mis sentimientos respetuosos y fraternales «in Christo
et María»."
El 20 de mayo se dirigió así a Juan
Pablo II [10]:
"Santísimo
Padre:
"Mientras nacía cierta
esperanza en relación a la posible solución del problema de la Fraternidad,
luego de la firma del Protocolo surgió una grave dificultad respecto al
Episcopado acordado a la Fraternidad para sucederme en mi función [...].
"El 30 de junio se me presenta
como la última fecha para realizar esta sucesión [...].
"Santísimo Padre, poned un
término a este doloroso problema de los sacerdotes, de los fieles y de Vuestro
servidor, quienes, guardando la Tradición, no han tenido otro deseo que el de
servir a la Iglesia y salvar almas [... ]
"El desarrollo de ese ambiente
renovado, alentado por Vuestras decisiones, Santísimo Padre, restaurará las
diócesis por los contactos con los obispos y el clero. Algunos obispos nos
confiarán la formación de seminaristas y así, con la gracia de Dios, la Iglesia
recobrará una renovada juventud y transformará la sociedad pagana en sociedad
cristiana.
"Comprenderéis fácilmente
porqué un solo Obispo no bastaría en un campo de apostolado tan amplio.
"Si me permito someter estas
consideraciones a Vuestro juicio, es con el más profundo deseo de ayudaros a
solucionar esos graves problemas que Vos os esforzáis por resolver en el curso
de vuestros viajes apostólicos [11]
"Dignaos recibir, Santísimo
Padre, la expresión de mis sentimientos respetuosos y filiales en Jesús y
María."
El ultimátum a la que se reconoce como autoridad suprema
Y el 26 de mayo escribió nuevamente
[12] al Card. Ratzinger:
"[...] con gran pesar, nos
vemos obligados a pedirle que antes de la fecha del primero de junio [13] nos indique claramente cuáles son las
intenciones de la Santa Sede sobre esos puntos: consagración de tres obispos
para el 30 de junio y mayoría de miembros de la Tradición en la Comisión
Romana.
"Si no hay respuesta a esa
solicitud, procederé a la publicación de nombres de los candidatos al
Episcopado que consagraré el 30 de junio con la asistencia de Su Excia. Mons.
de Castro Mayer."
"[...] dígnese Eminencia recibir
mis sentimientos respetuosos [?] y fraternales en Jesús y María..."
(Firmado) " Marcel Lefebvre."
Cuatro días después (el 30-V)
Monseñor realizó una exposición ante superiores y superioras de comunidades
religiosas tradicionales y algunos sacerdotes convocados por él en Pointet,
requiriendo su consejo y apoyo.
Transcribimos algunas de las notas
que da el ya citado documento de la Fraternidad [14] :
"Quince años de oposición a las
desviaciones doctrinales del concilio y a las reformas nacidas de este espíritu
conciliar, a fin de permanecer fieles a la fe y a las fuentes de la gracia
santificante...
"El obispo formaba el vínculo
moral y aún el vínculo eclesial con la Roma modernista. Hay que reconocer que
los esfuerzos para corregir el espíritu y las reformas del Concilio fueron
vanos, así como los pedidos para autorizar oficialmente «la experiencia de la
Tradición»."
"Ventajas [del acuerdo con
Roma]:
"Normalización canónica de
nuestras obras.
"Se retoman las relaciones con
Roma por parte de cada una de las obras [...]
"Obispo consagrado con el
acuerdo de la Santa Sede.
"Inconvenientes:
"Dependencia mesurada pero
cierta de la Roma modernista y conciliar [... ]
"Disociación de nuestra unidad
moral creada en torno a mi persona, que desaparece en provecho, por una parte
del Cardenal Ratzinger y por otra de los diferentes superiores generales y
generalas que tendrán trato directo con Roma, pero que podrán continuar
dirigiéndose al obispo consagrado para la Tradición [. . . ]
"El problema moral, pues, se
presenta para nosotros.
"¿Hay que correr los riesgos
que significa el contacto con los medios modernistas... y así permanecer
legalmente unidos a Roma en la letra, puesto que lo estamos en la realidad y en
el espíritu?
"¿Qué es preciso ante todo,
preservar la familia tradicional para mantener su cohesión y su vigor en la fe
y en la gracia, considerando que el nexo puramente formal con la Roma
modernista no puede equipararse con la protección de esta familia, que
representa lo que resta de la verdadera Iglesia Católica? [...]"
(Los que están fuera de esa familia,
¿no son la Iglesia Católica? ¿Cómo se negocia con ellos?)
"NOTA: Mons. de Castro Mayer
prometió venir el 30 de junio para las consagraciones episcopales, con tres
sacerdotes de su diócesis."
La respuesta del "Santísimo Padre" ¿o
"anticristo"?
A aquella carta el Card. Ratzinger
respondió [15] el 30 de mayo:
"Excelencia:
"Luego de haber sido recibido
en Audiencia por el Santo Padre el viernes 27 de mayo, como se lo indiqué en
nuestro coloquio del 24, puedo ahora responder a la carta que me remitió ese
mismo día a propósito de los problemas sobre la mayoría de miembros de la
Fraternidad en la Comisión Romana y la Consagración de Obispos.
"En lo que concierne al primer
punto, el Santo Padre juzga que conviene mantener los principios fijados en el
punto II/2 del Protocolo que Ud. aceptó. Esta Comisión es un organismo de la
Santa Sede al servicio de la Fraternidad y de las diversas instancias con las
cuales habrá que tratar para establecer y consolidar la obra de reconciliación.
Además, no es ella, sino el Santo Padre quien, en última instancia, tomará las
decisiones: el problema de una mayoría no se presenta; los intereses de la
Fraternidad están garantizados por su representación en el seno de la Comisión,
y no hay razón para que persistan los temores que usted expresó con relación a
los otros miembros, puesto que la elección de esos otros miembros será
efectuada por el mismo Santo Padre.
"En relación al segundo punto,
el Santo Padre confirma lo que ya le indiqué de su parte, a saber, que El está
dispuesto a nombrar un Obispo miembro de la Fraternidad (en el sentido del
punto II/5.2. del Protocolo), y a acelerar el proceso habitual de nombramiento
de manera que la consagración pueda realizarse para la clausura del Año
Mariano, el 15 de agosto próximo.
"En la práctica, esto requiere
que, a la brevedad, usted presente a Su Santidad un número mayor de legajos de
candidatura, para permitirle elegir libremente un candidato que corresponda al
perfil considerado en los acuerdos y al mismo tiempo a los criterios generales
de aptitud que la Iglesia tiene para el nombramiento de obispos [... ]
"Pero como usted recientemente
anunció la intención de ordenar tres obispos el próximo 30 de junio con el
acuerdo de Roma o sin él, es necesario que en esta carta (Cf. nº 4 del
proyecto) diga claramente que renuncia a ello y que se somete con plena
obediencia a la decisión del Santo Padre [...]"
El juicio propio por sobre quien se
"reverencia" como Papa
El documento de la Fraternidad así
comenta [16]dicha carta:
"¿Por qué solicitar ahora
nuevos legajos y la ampliación del número de candidatos cuando ya habían sido
convenientemente presentados a su debido tiempo? La intención de postergar lo
más posible las consagraciones es evidente. Así lo entendió Mons. Lefebvre y
así lo expresó al Papa en la carta del 2 de junio:
"Santísimo
Padre:
"[...] En razón del rechazo de
considerar nuestros pedidos, y siendo evidente que el objetivo de esta
reconciliación no es en absoluto el mismo para la Santa Sede que para nosotros,
creemos preferible esperar momentos más propicios cuando Roma vuelva a la
Tradición.
"Por eso nosotros nos daremos,
nosotros mismos, los medios para proseguir la Obra que la Providencia nos ha
confiado, asegurados, por la carta de Su Eminencia el Cardenal Ratzinger,
fechada el 30 de mayo, que la consagración episcopal no es contraria a la
voluntad de la Santa Sede, puesto que fue concedida para el 15 de agosto.
"Continuaremos rezando para que
la Roma moderna, infestada de modernismo, vuelva a ser la Roma católica y
recobre su Tradición dos veces milenaria. Entonces, el problema de la
reconciliación ya no tendrá razón de ser y la Iglesia volverá a tener una
renovada juventud.
"Dignaos recibir, Santísimo
Padre, la expresión de mis sentimientos respetuosos y filiales [?] en Jesús y
María."
(Firmado)
"Marcel Lefebvre."
¿Cómo podría la Santa Sede, el Santísimo
Padre, la Iglesia Romana alejarse de la Fe?
"Porque el Espíritu Santo no
fue prometido a los sucesores de Pedro para manifestar una nueva doctrina
recibida de él por revelación, sino para que, con su asistencia, custodiaran
santamente y expusieran fielmente la doctrina recibida de los apóstoles, es
decir, el depósito de la fe. Y ciertamente, todos los Santos Padres han
abrazado su doctrina apostólica, y la han venerado y seguido los santos
doctores ortodoxos. Pues sabían perfectamente que esta Sede de San Pedro
permanece libre de todo error, según la promesa de nuestro divino Salvador
hecha al Príncipe de sus Apóstoles: Yo he rogado por ti para que tu fe no
desfallezca; y tú, una vez convertido, confirma a tus hermanos (Le.
22,32)". (D.S. 3070).
Esta oración, ¿se habría vuelto
ineficaz? ¿En vez de confirmar en la fe a sus hermanos los aparta de ella? No,
el sucesor de Pedro no desfallece en la Fe y si "manifiesta una nueva
doctrina" no es el sucesor de Pedro.
"Este carisma de verdad y de fe
que nunca faltará fue dado por Dios a Pedro y a sus sucesores en esta cátedra,
para que desempeñaran su excelso cargo en orden a la salvación de todos; para
que toda la grey de Cristo, apartada por ellos de los pastos venenosos del
error, se nutriera con el alimento de la doctrina celestial; para que, quitada
la ocasión de cismas, se conservara en la unidad la Iglesia entera y, apoyada
en su cimiento se mantuviera firme contra el poder del infierno" (D.S.
3071).
Sobre la consagración de obispos
dice el derecho Canónico: "La consagración episcopal está reservada al
Pontífice Romano, tal que no está permitido a ningún obispo consagrar a algún
obispo, antes que el mandato del Pontífice haya sido reconocidamente
establecido" (Can. 953).
La Iglesia católica es una sola y santa, sin mancha ni arruga
Mons. Lefebvre da un documento, el
19 de junio [17] , en que explica las
negociaciones con Roma y su ruptura. Y concluye diciendo: "La Roma actual,
conciliar y modernista no podrá tolerar jamás la existencia de una rama
vigorosa de la Iglesia Católica que con su vitalidad la condena.
"Será preciso esperar, sin
duda, algunos años para que Roma reencuentre su Tradición bimilenaria..."
¿Qué es esta "rama
vigorosa" de un tronco enfermo?
Pero como dice la Bula Unam Sanctam:
"Por imperativo de la fe estamos obligados a creer y sostener que hay una
santa Iglesia católica y apostólica. Nosotros la creemos firmemente y
abiertamente la confesamos. Fuera de ella no hay salvación ni remisión de los
pecados, como quiera que el Esposo clama en los cantares: Una sola es mi
paloma, una sola es mi perfecta (Cant. 6,8)... Ella representa el único cuerpo
místico, cuya cabeza es Cristo, y Dios la cabeza de Cristo. En ella hay un solo
Señor, una sola fe, un solo bautismo (Ef. 4,5). Porque, en efecto, una sola fue
el arca de Noé, en tiempos del diluvio, la cual prefiguraba a la única Iglesia.
Rematada con toda precisión (cf. Gén. 6,16), tenía un único piloto y un único
jefe: Noé. Fuera de ella, pereció todo cuanto existía sobre la tierra, según
leemos" (D. S. 870).
Y en ella la autoridad, aunque
"haya sido dada a un hombre y sea un hombre el que la ejerce, no procede
de un hombre, sino de Dios. Pues ha sido dada por boca de Dios a Pedro, y
consolidada para él y sus sucesores en Aquél que él, la roca, había confesado,
cuando el Señor dijo al mismo Pedro: Todo lo que atares... (Mt. 16,19).
Quienquiera, pues, que se opone a esta autoridad ordenada por Dios, se opone a
la ordenación divina (Rom. 13,2). A no ser que se imagine, como lo hizo Manes,
que hay dos principios, opinión que juzgamos falsa y herética" [cf. n.
199.200.203] (D.S. 874).
"Por consiguiente —concluye la Unam
Sanctam— declaramos, afirmamos, definimos y pronunciamos, que el someterse al
Romano Pontífice es a toda creatura humana absolutamente necesario para la
salvación" (D.S. 875).
El juicio propio se sustituye al régimen tradicional de la Iglesia
El 30 de junio Mons. Lefebvre con
asistencia de Mons. de Castro Tayer procedió en Ecóne a consagrar obispos a los
cuatro sacerdotes que había designado diez meses antes.
Dice la revista de la Fraternidad
[18] : "Normalmente toda consagración episcopal debe contar con un mandato
apostólico del Santo Padre. Al carecer del mismo en el presente caso, fruto de
la malicia de los que ocupan los puestos en Roma, Mons. Lefebvre elaboró el
siguiente mandato que expresa sus sentimientos al respecto:
"—¿Tenéis un mandato
apostólico?
"—Lo tenemos.
"—Que sea leído.
"—Este mandato lo tenemos de
parte de la Iglesia Romana, siempre fiel a la Santa Tradición que Ella ha
recibido de los Apóstoles...
"Desde el Concilio Vaticano II
hasta hoy, las autoridades de la Iglesia Romana están animadas por el espíritu
del modernismo; ellas han obrado contra la Santa Tradición...
"Es por este mandato de la
Santa Iglesia Romana siempre fiel, que nosotros elegimos para el Episcopado de
la Santa Iglesia Romana a los sacerdotes aquí presentes, como auxiliares de la
Fraternidad Sacerdotal San Pío X: Padre Bernard Tissier de Mallerais; Padre
Richard Williamson; Padre Alfonso de Galarreta; Padre Bernard Fellay."
En la carta del 29 de agosto (véase
nota 4) en que les pedía "aceptar el recibir la gracia del Episcopado
católico" les decía:
"El fin principal de esta
transmisión es el de conferir la gracia del orden sacerdotal para la
continuación del verdadero sacrificio de la Misa, y para conferir la gracia del
sacramento de la confirmación a los niños y a los fieles que os la pidan...
"En fin os conjuro a permanecer
unidos a la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, a permanecer profundamente unidos
entre vosotros, sometidos a Su Superior General, en la Fe católica de
siempre..."
Un episcopado no católico
¿Qué
obispos son éstos sin jurisdicción, sin mandato de la Santa Sede sino
"elaborado" ad hoc por Mons. Lefebvre ("nosotros nos daremos,
nosotros mismos, los medios para proseguir la Obra que la Providencia nos ha
confiado"); consagrados principalmente para conferir dos sacramentos y a
ser confirmados cuando haya un Papa "perfectamente católico", sin
funciones pues de gobierno ni judiciales sino "auxiliares de la
Fraternidad" y "sometidos a su Superior General"?
Como dice Homero Johas con precisión
y firmeza [19]: "La conciencia individual no es libre moralmente para
decidir contra la ley impuesta por la legítima autoridad de la Iglesia, dentro
de sus límites divinamente establecidos. Cristo no es sólo Padre, no sólo
Redentor, sino también un legislador que debe ser obedecido: «quien no oye a la
Iglesia, sea para ti como un pagano». Por lo tanto, la defensa de la fe en
tiempos de herejía, se hace por las leyes de la Iglesia sobre los delitos
contra la Fe y no por juicios o decisiones particulares contra aquéllas, por la
invención de nuevas doctrinas para justificar el propio modo de obrar.
"Se pretende que la insumisión
a un papa en el cual se reconoce una «jurisdicción válida» no sería cismática,
porque habría mera desobediencia y no oposición a la «función en cuanto tal».
Ahora, en el caso concreto actual existiría oposición a la «función en cuanto
tal» relativa al cargo papal y existiría sistemática y pertinaz insumisión a un
papa de quien se juzga que es papa, con jurisdicción válida: habría pues una
posición herética y cismática."
Pues los Padres del Concilio
Vaticano I, aprobado por Pío IX: "...enseñamos y declaramos que la Iglesia
romana posee, por disposición del Señor, el primado de potestad ordinaria sobre
todas las otras iglesias, y que esta potestad de jurisdicción del Romano
Pontífice es verdaderamente episcopal e inmediata. A esta autoridad están
ligados por un deber de subordinación jerárquica y de verdadera obediencia, los
pastores y fieles de cualquier rito y dignidad que sean, tanto individualmente
como todos juntos; tanto en las cosas que pertenecen a la fe y costumbres, como
también a aquéllas que se refieren a la disciplina y al régimen de la Iglesia
extendida por todo el mundo. Para que así, guardando con el Romano Pontífice la
unidad tanto de comunión como de profesión de la misma fe, sea la Iglesia de
Cristo un solo rebaño, bajo un solo pastor supremo. Tal es la doctrina de la
verdad católica, de la que nadie puede desviarse sin menoscabo de su fe y de la
salvación" (D.S. 3060).
Y lo confirman con anatema a quien
dijere lo contrario (Conc. Vat. I, Constit. I, Pastor Aeternus, Cap. II, Canon, D.S. 3064).
Sabemos
pues que "en la Sede Apostólica, siempre se ha conservado inmaculada la
religión católica" (D.S. 363,3066) y que su autoridad suprema se ejerce
como vimos "tanto en las cosas que pertenecen a la fe y costumbres, como también
a aquéllas que se refieren a la disciplina y al régimen de la Iglesia"
(D.S. 3060).
Y "someterse al Romano
Pontífice es a toda creatura humana absolutamente necesario para la
salvación" (D.S. 875).
Por tanto, si Juan Pablo II es Papa
legítimo se le debe no sólo reverenciar con los labios sino acatar sus
decisiones, pues quien "rehusa someterse al Romano Pontífice es
cismático" (C.D. Can. 1325 #2).
"Si alguno no trae esta doctrina no le recibáis en casa ni le
saludéis.
Porque quien le saluda participa de sus malas obras"
(II Juan, 8,10)
Pero si ha apostatado públicamente
de la fe católica, si niega pertinazmente alguna de las verdades que han de ser
creídas con fe divina y católica o la pone en duda (v.g. que fuera de la
Iglesia no hay salvación) entonces ha renunciado tácitamente a su cargo [20] y
se ha vuelto, sí, un "anticristo que ocupa la cátedra de Pedro".
Entonces, ¿qué diálogo cabe con él y
quienes "ocupan los puestos de autoridad de Roma"? ¡Ninguno! Clama,
ne cesses! No se puede "evitar la polémica" (Protoc., 1,3). Dice San
Vicente Ferrer que es muy peligroso para el alma cristiana adherirse como a
papa al que no lo es: "El papa legítimo es padre universal de los
cristianos, y la Iglesia es madre. Además, prestando obediencia a uno que no es
papa y tributándole honores papales, se quebranta el primer precepto de la
primera tabla, en el cual se ordena: No adores a dios extranjero, ni ídolo, ni
estatua, ni semejanza alguna del cielo. ¿Qué otra cosa es el falso papa sino un
dios extranjero en este mundo, un ídolo, una estatua, una imagen ficticia de
Cristo? Si existe el cisma, es necesario que haya cismáticos, que no son
precisamente los que obedecen al papa verdadero, sino los que obedecen al falso
cual si fuera legítimo. La ignorancia no excusa a los cismáticos, porque, según
San Pablo: Si alguno lo desconoce, será él desconocido. Con todo, hay que notar
que en este género de ignorancia no todos pecan del mismo modo. Cuanto más
excelentes son los hombres en ciencia o en algún oficio o grado, tanto mayor es
su pecado de ignorancia [... ] Ya quienes incumbe predicar de oficio están
obligados a informar pública y solemnemente al pueblo cristiano de la verdad
del sumo pontífice y de la Iglesia romana. A éstos se les dice en San Mateo: Lo
que yo os digo en la oscuridad decidlo a la luz, y lo que os digo al oído,
predicadlo sobre los tejados."[21]
Hay una enemistad, puesta por Dios
mismo entre la mujer y la serpiente, entre los hijos de Una y otra (Gen. 3,15).
No cabe el diálogo ni las negociaciones entre ambos. El diálogo de nuestra
madre carnal Eva con la serpiente fue fatal para la humanidad. En cuanto se
discierne su "cola serpentina" hay que "poner mucho
rostro", "haciendo el opposito (sic) per diametrum" (22). No hay
tres banderas sino dos y entre ellas no hay relaciones.
En cambio Mons. Lefebvre escribió
explicando su ruptura del acuerdo firmado "con verdadera
satisfacción": "Aunque nosotros nunca hayamos querido romper las
relaciones con la Roma Conciliar...[23]. Por lo dicho la posición actual de
Mons. Lefebvre y su Fraternidad (nos duele y nos ha costado meses el decirlo)
es una tentación sutil y peligrosísima que ha enervado no ya a la masa, sino a
la levadura que debía fermentarla, a esa minoría fiel a la Tradición, pequeña
grey que se ha vuelto pequeñísima, humanamente despreciable. Y bien, siguiendo
los consejos ignacianos decimos, violentando nuestro afecto sensible, que no
queremos diálogo con él, ni sus obispos, ni su Fraternidad. Antes de agradar a
los hombres hay que obedecer a Dios y el primer amor está en decir la verdad.
Esta posición parece dura pero se
acompaña de un gran afecto sobrenatural a quien amamos y seguimos durante
tantos años de tantas pruebas para la fe.
Revista "Roma" N° 107,
Diciembre de 1988 Pg. 01
ESTO LO ESCRIBIÓ
EL INGENIERO GOROSTIAGA EN 1988. CUANDO MURIÓ, ÉL ERA UN VALEROSO PREDICADOR
DEL CONCLAVISMO Y DE LA ELECCIÓN DEL PAPA PARA ACABAR CON LA VACANCIA DE LA
SEDE DE PEDRO. (Nota del administrador del blog)
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ÍNDICE DEL N° 107
[1] Ver ROMA 97, p.
42.
[2] 2.- Severo Gómez
Jurado, S.J., La consagración, Ed. Fray Jodoco Ricke, Quito, Ecuador, 1973, pp.
9-10 y 17-18.
[3] En Ecóne, 19 de
junio de 1988. En Jesús Christus, Dossier especial, p. IX. de la Fraternidad
San Pío X.
[4] Credidimus Caritati, de la Fraternidad
Sacerdotal San Pío X, Seminaio de La Reja, año IV, nº 18, julio 1988, p. 5.
[5] Satis Cognitum, Encíclicas Pontificias, IV
edic., tomo I, p. 55, edit. Guadalupe, Buenos Aires, 1963.
[6] Jesús Christus,
Dossier especial, p. I.
[7] Director de Sub
tuum praesidium, 34 rué de la Californio, 37.000 Tours, Francia.
[8] Jesus Christus, Dossier especial, pp. II-III.
[9] Jesus Christus,
Dossier especial, p. IV.
[10] Jesús Christus,
Dossier especial, p. V-VI.
[11] Véase en ROMA
106 "Itinerario ecuménico de Juan Pablo II", algunos de sus dichos y
hechos públicos en esos "viajes apostólicos".
[12] Dossier
especial, p. VII.
[13] Subrayado en el original.
[14] Dossier
especial, pp. X y XI.
[15] Dossier especial,
pp. VII-VIII.
[16] Dossier
especial, p. VIII.
[17] Jesus Christus,
Dossier especial, p. IX.
[18] Credimus
Caritati, íbld., p. 15.
[19] En "Así
muere la fe", ROMA nº 106, pp. 27-28.
]20] Homero Johas, "Renuncia tácita al Sumo
Pontificado «ab ipso jure admissa»", ROMA nº 96. Véase también del mismo
autor: "Pérdida de la jurisdicción papal" y "La jurisdicción en
época de herejía papal", ROMA nº 103; y "La doctrina de la Iglesia
sobre la pérdida del Sumo Pontificado por herejía pública", ROMA nº 104.
[21] Véase
"Tratado del cisma moderno", ROMA nº 98, p. 21.
[22] San Ignacio,
Reglas de discreción de espíritus.
[23] Ecóne,
19-VI-88, en Dossier especial, p. IX.
Tomado del blob Católicos Alerta
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