Manifiesto
todo mi apoyo y estoy de acuerdo en todo lo escrito aquí por el obispo católico
Monseñor Squetino.
A los que niegan la existencia de mi
dispensa sobre las obligaciones matrimoniales, les digo: Poseo la dispensa
explícita de las obligaciones matrimoniales
para hacer votos religiosos – castidad, obediencia y pobreza- o para ser
ordenado sacerdote. Muchos han leído tal dispensa redactada conforme al
consejo de un sacerdote doctorado en
Derecho Canónico por el Angelicum de Roma, en posición sedevacantista. Siempre
estoy dispuesto a mostrarla a todo aquel que me lo solicite de buena fe. Varios
obispos, de Francia, y América la han tenido en sus manos y la han aceptado.
Entre los que la han leído, y son muchos, cito a una persona, cuyo testimonio
no es sospechoso de parcialidad a mi favor, antes al contrario, ya que es decididamente contrario a mi
posición católica «conclavista», y acéfalo como la posición de los que ponen en
duda la existencia de la dispensa: el P. Ramiro Ribas. Cómo su teléfono es
público, ya que está puesto en su blog, a él pueden preguntarle, su teléfono es
622908245 (con la extensión de España si llaman desde el extranjero). Como lo
considero una persona honesta, aunque gravísimamente equivocada, no tengo
ninguna duda de que dirá la verdad: que el Sr. González tiene la dispensa canónica de su esposa, y que él la leyó, para hacer votos religiosos u ordenarse
sacerdote en la Iglesia católica. Si no la dice, daría cuenta ante Dios,
nuestro Señor.
No obstante, si se lo muestro
personalmente a todo el que me lo pidiere, no lo pondré en internet, para
preservar de toda calumnia e injuria, a la que me concede la dispensa, mujer
santa y de sentimientos muy nobles, que no merece ser maltratada por las
infamias y calumnias salidas de clérigos y seglares.
Como todos saben o deberían saber,
S. Pedro era casado y probablemente según la mayoría de los exegetas casi la totalidad
de los apóstoles, menos San Juan; así como lo fueron muchos clérigos
canonizados, por ejemplo el obispo San Paulino de Nola.
Entonces Pedro comenzó a decirle:
Pues nosotros hemos dejado todas las cosas y te hemos seguido. Mar 10:29 Respondió Jesús: En verdad os digo
que no hay nadie que, habiendo dejado casa, o hermanos, o hermanas, o madre, o
padre, o hijos, o campos por amor de mí y del Evangelio, Mar 10:30 no reciba el céntuplo ahora en este
tiempo en casas, hermanos, hermanas, madre e hijos y campos, con persecuciones,
y la vida eterna en el siglo venidero.
Un servidor sin mérito propio, pero
llevado en el virginal regazo de la Santísima Virgen María, anhela el céntuplo
en esta vida ( en hermanos: almas recuperadas para la vida en Cristo, en hijos
espirituales que tengan la vida divina en su alma, en madres: santos obispos
como Mons. Squetino y mons. Loya; participando de la gloria de la Cruz con
persecuciones morales y físicas; y anhela sobre todo la vida eterna: la gloria
de Dios en mi alma y en mi cuerpo, ya incoada ahora por la gracia santificante.
A esto dedicaré el resto de mis días: a la Gloria de Dios santísimo Uno y
Trino. No tengo ningún interés en las iglesias del ciberespacio ni en las
acéfalas; mi consigna es hablar sólo de Dios y con Dios; mi apostolado consiste
y consistirá en orar, evangelizar, y estudiar para que, con la ayuda de la
gracia, pueda ser un siervo, aunque inútil, que pueda ayudar a muchas almas a
llegar a la unión mística con Dios.
Ahora bien, ¿ Qué es más excelente
ante Jesucristo, dejar todo por amor a Él: los goces legítimos del matrimonio,
la vida social del mundo, para ser sacerdote, jurando el celibato en lo más
profundo del corazón con voto de castidad al Corazón Inmaculado de la Virgen
María y ser sostenido en la pureza durante décadas sólo por la gracia divina, u
ordenarse sacerdote siendo soltero par seducir a las esposas legítimas de
otros, tener barraganas, o colgar la sotana para irse con una mujer faltando a
su juramento ante Dios? La respuesta es obvia para quien quiera dar culto a
Dios en espíritu y en verdad.
Defiendo a capa y espada que el
sacerdote católico debe ser célibe, es decir, que el soltero no se case, y que
no ande seduciendo a las mujeres y esposas de otros usando del confesionario
ni faceboock o wastsapp, etc. , ni de
cualquier otra forma, y lleve en todo una vida casta. Y que si es casado y
tiene dispensa canónica de su esposa, además de lo exigido a los solteros, no
tenga ya en común con su cónyuge, ni techo, ni lecho, ni mesa. Así yo lo he
prometido pública y solemnemente y así lo haré con la ayuda de la virginal
Madre de Dios, la Bienaventurada Virgen María. Así llevó muchos, muchos años,
viviendo la gloriosa virtud de la castidad. Y si por flaqueza humana, un día
desgraciado hubiera de faltar a esta virtud, le ruego a Nuestro Señor
Jesucristo, vida eterna nuestra, que no lo permita y que antes de faltar
especialmente a esta virtud, o a cualquier otra, me quite la vida. Antes morir
que pecar; antes padecer la más horribles de las muertes que ofender a Cristo
Jesús, esposo virginal y fiel de mi
alma.
Para entender correctamente en qué
consiste el celibato católico, les aconsejo el siguiente documento del card.
Stickler
Por último, quiero decirle a los
clérigos- que están detrás de tanta calumnia a mi persona y a monseñor
Squetino-, al editor del blog que las
publica y a los comentaristas del mismo, que no me conocen de nada: que no
guardo ningún rencor en mi corazón hacia ellos; que siempre estoy dispuesto a
perdonarlos, y que rezo por ellos para que Dios ilumine su corazón y les haga
ver la necesidad de elegir un Papa, principio de unidad visible de la iglesia
militante, y para que sean santos. Y además, que siempre defenderé la gravísima
obligación que tiene la Iglesia de elegir un Papa y que en cualquier
circunstancia se puede y se debe hacer. Nada de común tengo con acéfalos, salvo
la obligación de la Caridad que como cristiano tengo hacia todos, sean los que
sean, porque el celo de la gloria de Dios me impele a hacer todo lo necesario
para la salvación de las almas.
José Ramón González
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