Ayer
me mandaron un link donde critican la ordenación de José Ramón González al
diaconado (porque es un hombre que estuvo casado y que hoy tiene la dispensa de
su esposa ) que efectué hace unos meses, invitados todos los fieles de la
Fundación, de hecho, quien pudo, fue a la ceremonia, pues fue entre semana.
Para nosotros fue una acción pública.
Leí el artículo una sola vez y con
eso me bastó. Ahora resulta que soy el fundador de una secta que se ampara en
la tradición para reunir un cónclave (que según el autor, es impracticable), y
que siembro la división dentro de la tradición; al menos eso entendí. Ya no
saben que inventar.
Ese artículo parece una broma,
criticar que el querer tener un principio de autoridad implique crear una
secta… Buscar tener al Papa (principio de autoridad instituído por el mismo
Cristo) entre nosotros para que nos gobierne a todos y ponga unidad, paz y
concordia en un mundo ya sectario y dividido en mil facciones opuestas y
odiosas unas de otras sea crear una secta. En verdad que es increíble el
contenido del artículo. Es absurdo, inconcebible para cualquier mente católica
pensar que el Papa podría ser un principio de división. Además, repito, es una
autoridad instituída por el mismo Cristo Señor Nuestro.
La “tradición”, como lo llama
el autor, ya está divida y destruída. Si las no relaciones entre los distintos
grupos no son cismáticas, hay que cambiar entonces la definición teológica de
Cisma.
Él llama a la “secta” que
fundé “Squetinistas”…parece un chiste. En los párrafos que siguen voy a
utilizar el criterio del autor del artículo publicado en el mismo blog anterior
contra mí, sin ánimo de desmerecer a nadie.
Tenemos en la “tradición” la
iglesia Pivaruniana, cuasi vétero católica, la iglesia Dolanista (escición de
la Pivaruniana), la iglesia Ramollana (escición de la Dolanista), la iglesia
Kellyana, la iglesia Tridentina, de Mons. Dávila, las iglesias independientes
(formadas por una multitud de clérigos vagos sin ningún tipo de jurisdicción,
ni suplida por nadie, de todos los países y de todos los gustos teológicos y de
todas las líneas episcopales que puedan imaginar, al punto de haber un
directorio con datos de los mismos), la Sanborniana, la iglesia Ricosista
(Tesis de Casicciacum), la iglesia Lefebvrista (galicana), la iglesia
Morelista, de Argentina…todos acéfalos independientes y sacramentalistas, con
buena gente en muchos casos, almas buenísimas, pero con mala doctrina. Discúlpenme
todos los nombrados, no es una burla para nadie, es solo para demostrarle al
editor del blog que su razonamiento es falaz y absurdo y ridículo al pensar que
todos esos grupos separados puedan formar una Iglesia Una, solo por conservar
la “tradición”, aunque cada uno a su forma.
Ni hablar de las iglesias
seglares virtuales de internet donde cada una es un blog, con opiniones propias
y dogmas personales, a los cuales los obispos y los sacerdotes tienen que dar
cuenta de lo que hacen y pedir concenso, o sufrirlos como una piedra en el
zapato, más parecen comunidades de base modernistas, incluídos los foros (como
si la fe fuera un asunto de plaza pública donde todos opinan, porque eso es un
foro), los Feneitas rigoristas y los moderados…y muchas otras iglesias sin
cuento.
Le pido por caridad al autor
del blog que me diga cuál de todas esas “iglesias” es la Una, Santa, Católica y
Apostólica Romana Iglesia de Cristo, para unirme a Ella porque entre esos
grupos no hay ningún tipo de unidad, ni de fe, ni de culto, ni de gobierno y
menos de caridad ni jurídica… Los ortodoxos son más serios que todos esos
grupos acéfalos tradicionales o sedevacantistas.
Por lo de la ordenación del
Sr. Diácono González, sigo el mismo principio de jurisprudencia que aplicó
Mons. Moisés Carmona y Rivera (Doctor en Derecho Canónico) cuando consideró
apta y útil y conforme al Derecho en estado de necesidad la ordenación de Mons.
López Gastón (R.I.P.), quien estaba casado, aceptando la renuncia del vínculo
matrimonial por parte de su esposa…y como se ha hecho muchas veces en la
Iglesia.
También en su tiempo (Mons.
Carmona), ordenó sacerdotes sin preparación suficiente o casi nula, en vista
del estado de necesidad de la Iglesia, algunos se lograron, otros no. Y no solo
Mons. Carmona, también otros obispos lo han hecho; yo lo nombro a él porque fue un gigante de la fe católica. Gracias
a Dios no había internet por aquel tiempo, porque si no ya lo hubieran
defenestrado, como lo están queriendo hacer conmigo porque no les gusta mi
postura teológica, porque busco la unidad en el Papa.
Monseñor Juan José Squetino
Monseñor Juan José Squetino
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