CIEN PROBLEMAS SOBRE SUESTIONES DE FE
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ANTES QUE VORONOFF
He leído en la revista La Vie Espirituelle de julio de 1951 un artículo del P. Hamman, O. F. M., titulado: «¿Por qué conviene leer el Antiguo Testamento?'», el cual dice que la edad de los patriarcas tiene un significado espiritual. ¿Cómo se concilia esto con la Encíclica Humani generis de Pío XII, la cual dice explícitamente que «los once primeros capítulos del Génesis pertenecen al género histórico en un sentido verdadero»? (C. F.—Ventimiglia.)
Es cierto que Voronoff, si leyó la Sagrada Escritura, se debió quedar con la boca abierta ante los patriarcas —nombre que significa: «Cabezas de la estirpe»— que desde Adán a Noé vivieron ¡varios cientos de años! Y es preciso imaginarse sus conversaciones con sus hijitos...: «Cuando hace quinientos años me encontré...», la intrepidez de aquellos jovencitos de cien años, y asi por el estilo. Aunque varíen un poco las cifras de las diversas lecciones, son todas enormes. Basta citar a Matusalén que ¡pasó con mucho de los novecientos! Después de los que tenía... podía llegar a los mil.
En realidad no es necesario suponer que los trate de números puramente simbólicos, Esas largas edades se pueden realmente explicar por las condiciones ambientales más favorables y las mayores energías de una Humanidad menos viciada y más joven. Aun en el reino animal y vegetal, la geología conoce en los tiempos antiguos especies de dimensiones gigantescas que confirman la existencia de una vida primitiva más vigorosa. Se sabe además que muchas narraciones del Génesis coinciden con tradiciones babilónicas y egipcias que, aun con las evidentes hojarascas de la leyenda, pueden ser un eco de la verdadera historia humana. La tradición babilónica, en correlación, por ejemplo, con los diez patriarcas anteriores al diluvio, habla de diez reyes, cuyas edades se cuentan por millares de años. Así que esa longevidad—providencial para la propagación del género humano y para la transmisión más segura de la revelación primitiva— no es inverosímil, incluso naturalmente, esto es, sin recurrir a la hipótesis—posible también— del milagro.
Sin embargo, la citada interpretación simbólica del P. Hamman no podría sin más considerarse inconciliable con el valor histórico del Génesis, afirmado por la Encíclica del 12 de agosto de 1950. Esta afirma realmente con moderación, apelando, para precisarla, a la condescendiente carta de la Pontificia Comisión Bíblica al arzobispo de París de 16 de enero de 1948, que «los once primeros capítulos del Génesis, aunque propiamente no concuerden con el método histórico usado por los eximios escritores grecolatinos y modernos, no obstante pertenecen al género histórico en un sentido verdadero, que los exegetas han de investigar y precisar, y que los mismos capítulos, con estilo sencillo y figurado, acomodado a la mente del pueblo poco culto, contienen las verdades principales y fundamentales en que se apoya nuestra propia salvación, y también una descripción popular del origen del género humano y del pueblo escogido".
En realidad no es necesario suponer que los trate de números puramente simbólicos, Esas largas edades se pueden realmente explicar por las condiciones ambientales más favorables y las mayores energías de una Humanidad menos viciada y más joven. Aun en el reino animal y vegetal, la geología conoce en los tiempos antiguos especies de dimensiones gigantescas que confirman la existencia de una vida primitiva más vigorosa. Se sabe además que muchas narraciones del Génesis coinciden con tradiciones babilónicas y egipcias que, aun con las evidentes hojarascas de la leyenda, pueden ser un eco de la verdadera historia humana. La tradición babilónica, en correlación, por ejemplo, con los diez patriarcas anteriores al diluvio, habla de diez reyes, cuyas edades se cuentan por millares de años. Así que esa longevidad—providencial para la propagación del género humano y para la transmisión más segura de la revelación primitiva— no es inverosímil, incluso naturalmente, esto es, sin recurrir a la hipótesis—posible también— del milagro.
Sin embargo, la citada interpretación simbólica del P. Hamman no podría sin más considerarse inconciliable con el valor histórico del Génesis, afirmado por la Encíclica del 12 de agosto de 1950. Esta afirma realmente con moderación, apelando, para precisarla, a la condescendiente carta de la Pontificia Comisión Bíblica al arzobispo de París de 16 de enero de 1948, que «los once primeros capítulos del Génesis, aunque propiamente no concuerden con el método histórico usado por los eximios escritores grecolatinos y modernos, no obstante pertenecen al género histórico en un sentido verdadero, que los exegetas han de investigar y precisar, y que los mismos capítulos, con estilo sencillo y figurado, acomodado a la mente del pueblo poco culto, contienen las verdades principales y fundamentales en que se apoya nuestra propia salvación, y también una descripción popular del origen del género humano y del pueblo escogido".
Bibliografia
Pio XII, Encíclica "Humani generis", 12 de agosto de 1950
E. Lavagnino: Genesi, problemi particolari, EC., V. págs. 2010-12.
B. Mariani: Patriarchi biblici, EC., IX, págs. 953-7.
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