Te da su blando arrullo la paloma:
las madreselvas y el jazmín, su esencia,
mi corazón... el canto y el aroma
de la inocencia!
mi corazón... el canto y el aroma
de la inocencia!
Pura es el alma candida de un niño;
puros los besos de una madre buena
pero es mucho más puro tu cariño,
Madre morena!!!
Yo he visto en la mañana, que un lucero
contempla de la aurora los sonrojos. . .
En la aurora de mi alma ¿Qué más quiero?
tengo tus ojos!
Por copiar de tu rostro la hermosura,
blanca la luna fué; blanca y serena:
al ver que te hizo indita tu ternura
se hizo morena!!
Queriendo enamorada darte un beso,
la roca te dio flores. . . y era roca!. . .
Mi alma no tiene flores, y por eso
se vuelve loca.. .!
Las estrellas parecen en el cielo
blancas maripositas que aletean. . .
por servirte, los soles de tu velo
ni parpadean!
Yo no envidio al querube que sostiene
la fimbria de tu veste con su mano;
Yo tengo una grandeza que él no tiene:
¡Soy mexicano!
De mi padre Cuauhtémoc, el ejemplo
lo he superado yo, dulce bien mío:
me abraso al contemplarte. . . y te contemplo,
y así sonrío.. .!
¡Cómo mienten los hombres, cómo mienten!
dicen que ya son libres. . . ¡desgraciados!
Por tus brazos de madre, no se sienten
encadenados. . .!
Por probar a mi reina sus amores,
las alas de un querube, son alfombra,
el cielo es manto. . . las estrellas, flores;
el sol es sombra!
Por sentir de mi madre la ternura,
la tristeza más honda, es alegría. . .!
Es miel de abejas, hasta la amargura
de la agonía!!
¡Abre tus ojos, Madre; soy tu hija!
Si tus ojitos matan con su fuego,
en mi, que te amo, tus miradas fija. . .
Mátame luego.. .!
Abre ya tus ojitos.. . mirar quiero
la dulce luz que tu pupila vierte!
¿No la podré mirar si no me muero?
¡Venga la muerte!
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