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martes, 20 de agosto de 2013

Diferencias entre tradicionalistas



Dr. Homero Johas


     1.- No son pocos los que hoy consideran las diferencias de credo como cosas indiferentes e iguales. Lo que es la perversidad del Agnosticismo masónico, reiterada por la igualdad y libertad religiosa del Vaticano II. La misma liturgia perfecta y florida externamente oculta la diferencia de credo entre los fieles y los infieles.

     En la publicación "Adsum", de Mons. Mark Pivarunas, de los Estados Unidos - julio de 2012 - después de rechazar el Vaticano II, es publicado un escrito antiguo, encima del cual se lee: "Una razón por la cual exis­ten diferencias entre católicos tradicionalistas". Estas palabras no son del artículo antiguo, sino de hoy.

     Tal artículo después de referir las disensiones entre santos y en­tre no-santos del pasado, desde la creación del mundo hasta el Antiguo Testamento, pasa por las disensiones entre Santos del Nuevo Testamento: San Pablo y San Pedro; San Epifanio y San Juan Crisóstomo: San Agustín y San Jerónimo. Y afirma que ambos eran sinceros y que: "ambos estaban ciertos" (both were rights). Insinúa, por tanto las diferencias entre los que se dicen "católicos tradicionalistas" son co­sas indiferentes; que las sentencias opuestas por contradicción son iguales; que no existe distinción entre verdad y error; entre fe y herejía; entre fiel e infiel. Todos son igualmente "católicos". Todos son igualmente fieles a la Tradición. No existe verdad universal absoluta: solamente opiniones individuales, libres.

     2.- Entretanto vemos "católicos tradicionalistas" contradiciendo a la autoridad divina del Magisterio dogmático de la Sede de Pedro:

     • La Sede de Pedro enseña la invalidez del poder de jurisdicción ordinaria de los heréticos públicos. Ellos enseñan lo opuesto, la validez.

     • La Sede de Pedro enseña el deber gravísimo de extinguir la vacancia de la Sede de Pedro. Ellos enseñan que no quieren trabajar para extinguir esa vacancia.

     La Sede de Pedro impera las normas de los cánones: 188. 4: 2314,1; 2232: 2315; 2200. 2: 1827: 1325. Ellos no se someten a tales normas de acción mandadas por la Iglesia.

     3.- Santo Tomás de Aquino escribe sobre los que rechazan lo orde­nado por la Iglesia; "Después que algo fue determinado por la autoridad universal de la Iglesia, si alguien, de modo pertinaz, rechaza tal or­denación, será juzgado herético" (S. T. 2-2, 11, 2, ad 3). San Pedro nada enseñó contra la autoridad divina de la Sede que le fue confiada; se desvió levemente en el obrar; no en el creer. San Epifanio y San Juan Crisóstomo divergen sobre Orígenes: pero Orígenes todavía no era condenado por la Iglesia. San Agustín y San Jerónimo divergieron sobre la cesación de la ley antigua; solo después la Iglesia definió esa cuestión.

     4.- No es el caso de la "nueva iglesia" del Vaticano II: las doctrinas que ella predica ya fueran condenadas por la Sede de Pedro: libertad e igualdad religiosa, Ecumenismo, poder supremo colegiado, misa del pueblo; derecho de no seguir la verdad.

     Un Decreto antiguo de la Iglesia dispone:

     "Siempre que se trata sobre materia de fe, juzgo que todos nuestros hermanos y obispos no deben referirse a otro señor solo a Pedro, a la autoridad de su nombre."

     Santo Tomás enseña: "Ni San Jerónimo, ni San Agustín irguen su sentencia contra la Sede de Pedro". San Jerónimo enseña: "Si mi sentencia es confirmada por la autoridad de la Sede de Pedro, quién esté contra mi o es imperito, o malévolo, o no-católico y herético”.

            San Máximo enseña: "Quién no quiere ser, o ser tenido como herético, que satisfaga no a este o aquél, pues esto es superfluo e irracional. Que él corra a la Sede de Pedro. Satisfaga él y todos, de modo común, en todas partes, como pio y or­todoxo." (Carta a Pedro).

     5.- Quien iguala opiniones opuestas de particulares, subordi­nados ambos a la Sede de Pedro, sin mirar la autoridad divina de la Sede de Pedro, quiere igualar la opinión humana inferior a la sentencia divina, a la autoridad divina superior a ella. Dos opiniones humanas contradictorias entre si, no son igualmente verdaderas y libres en materia de fe, si una es conforme a la autoridad divina de la Sede de Pedro la otra es contra esta autoridad divina. No es "católico" ni "tradicionalista" quien está contra cosas ya determinadas por la Sede de Pedro. Entre católicos la unidad de fe y de gobierno no tiene diferencia.
Traducción:
R.P. Manuel Martínez Hernández.

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