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domingo, 25 de agosto de 2013

EL SACRILEGIO DEL CISMA (2)

Por Mons. José F. Urbina Aznar

     NO PUEDE EXISTIR UNA VERDADERA IGLESIA DE CRISTO FUERA DE LA JERARQUIA INSTITUIDA DIRECTA Y PROXIMAMENTE POR CRISTO.
     El Dr. Wendland se atrevió a escribir y el Sr. Heller a publicar: "En algunas partes, se encuentran católicos piadosos que rezan mucho y entre tanto se lamentan de continuo: "Ay, no tenemos papa, es más, ni siquiera un obispo!". Mas mi respuesta a este lamento es: ¿y? ¿tan terrible es esto?. ¿O es que no os basta con Jesucristo, que no solamente muestra el camino, sino que El mismo ES el camino?. ¿Es que ya no entienden ciertas palabras de nuestro Señor?".
     Muy contrariamente a lo que escribe el Dr. Wendland, Pío XII en su Encíclica MYSTICI CORPORIS, enseña: "Mientras moría en la Cruz, concedió a Su Iglesia el inmenso tesoro de la Redención, sin que ella pusiese nada de su parte; en cambio, cuando se trata de la distribución de ese tesoro, no solamente comunica a Su Esposa sin mancilla la obra de la santificación, SINO QUE QUIERE QUE DE ALGUNA MANERA PROVENGA DE ELLA. Misterio verdaderamente tremendo que jamás se meditará bastante, el que la salvación de muchos dependa de las oraciones y voluntarias mortificaciones de los miembros del Cuerpo místico de Jesucristo, dirijidas a este objeto...con lo que vienen a ser colaboradores del divino Salvador". También, más adelante dice: "Aunque se halle presente por sí mismo en todos los miembros y en ellos obre con Su divino influjo, SE SIRVE DEL MINISTERIO DE LOS SUPERIORES PARA ACTUAR EN LOS INFERIORES. El, finalmente, mientras engendra cada día nuevos miembros a la Iglesia con la acción de Su gracia, REHUSA HABITAR CON LA GRACIA SANTIFICANTE EN LOS MIEMBROS SEPARADOS DE LA IGLESIA".
     Cristo se ha quedado VISIBLEMENTE en la Iglesia, EN SU GOBIERNO JERARQUICO. A Sus Apóstoles y a sus sucesores les dijo: "El que a vosotros oye, A MI ME OYE, y el que a vosotros desecha, A MI ME DESECHA" (Luc. X, 16). Esa es la forma en la que los fieles han de oir la Voz de Jesucristo. Pretender desechar a la jerarquía y oír a Cristo directamente, por inspiración personal, es un repugnante error dicho por alguien que dice defender la ortodoxia y la Tradición. Los Apóstoles y sus sucesores, conservan por esto el tripe ministerio eclesiástico: de profetas, porque se perpetúa la infalibilidad que asegura la Doctrina de Cristo; de sacerdotes, porque a Cristo podemos oirlo todos los días por la boca de Sus representantes; y de reyes, pues se perpetúa el régimen y el gobierno fundado por Cristo en la jerarquía de la Iglesia que nos conduce por el verdadero camino de la verdad.
     No es Jesucristo el que enseña directamente a las almas el camino a seguir. Así dijo Lutero y Calvino, y la iglesia protestante se ha subdividido en CIENTOS de sectas que no se ponen de acuerdo. A este respecto, León XIII en su Encíclica DIVINUM ILLUD dice: "La verdad que reparte la Iglesia, cuidando, con su constante auxilio y perseverancia, que jamás esté expuesta a error y que la semilla de la divina Doctrina pueda desarrollarse en ella en todo tiempo y ser fructuosa para la salud de los pueblos... y, puesto que la salud de los pueblos para la que nació la Iglesia (que lo apunte el Dr. Wendland), pide que ese edificio se prosiga perpetuamente, recibe en consecuencia del Espíritu Santo una perenne vida y virtud que conserva y aumenta la Iglesia. Yo rogaré al Padre y os dará otro Paráclito, para que permanezca con vosotros eternamente, Espíritu de verdad (Juan XIV, 16). Por El, SON CONSTITUIDOS LOS OBISPOS POR CUYO MINISTERIO son engendrados no solamente hijos, sino también padres, esto es, sacerdores para regirla y nutrirla con la misma Sangre por que fue redimida por Cristo". Todos los fieles católicos saben, que los sacerdotes, unidos a sus legítimos obispos, los cuales están unidos a la cabeza, están puestos por Jesucristo, no solamente para regir a la Iglesia como corresponde a toda sociedad humana lo cual el Dr. Wendland niega y combate, al pretender un entendimiento directo y espiritual individual con su Fundador, sino que están puestos también, cosa principal, para NUTRIRLA y no solamente con la Sangre que León XIII menciona, sino con todos los Sacramentos y CON LA PALABRA DE VERDAD que sale de la boca de todos sus ministros, si es que siguen con fidelidad las enseñanzas de aquel único que enseña a la Iglesia infaliblemente, porque es asistido por el Espíritu Santo. Así continúa escribiendo León XIII: "El Espíritu Santo os ha constituido en obispos para la Iglesia de Dios, que El adquirió con Su Sangre (Act. XX, 28). Unos y otros, obispos y sacerdotes, han recibido cargo insigne del Espíritu, de perdonar los pecados, según dijo el Señor a los Apóstoles". ¿Cómo sería posible, según la fórmula que nos proponen el escritor y el director de EINSICHT, el perdón de los pecados?, ¿no están también proponiendo implícitamente la confesión de los pecados directamente a Dios como predican los protestantes?, porque es muy claro que si los fieles no deben de preocuparse por no tener obispos ni papa, sino que les debe bastar Jesucristo, entonces también ellos pueden llenar sus necesidades como el de la confesión directamente con el Señor.
     En ninguna parte León XIII dice que Cristo basta para regir a la Iglesia, para llevar la salud a los pueblos, para perdonar los pecados. No lo dice ni en esta Encíclica, ni en ninguna de sus encíclicas. Ni se encuentra esta doctrina en NINGUNO de los documentos de ningún papa, ni lo encontramos en ninguno de los escritos de los concilios, ni de los Padres de la Iglesia, ni en los teólogos, ni en los moralistas, ni en los liturgistas, ni en los canonistas, ni en los escritos de los simples escritores católicos, ni en el catecismo elemental. Para encontrar esta doctrina tenemos que leer los escritos de los herejes y en los escritores enemigos de la Iglesia. Entonces la pregunta obliga da es: ¿por qué estamos encontrando esta doctrina en una revista que se dice no solamente católica, sino defensora de la ortodoxia y de la Tradición?. Creo que la respuesta es meridianamente clara.
     Igualmente, en el Sermón 46 de San Agustín, encontramos las siguientes palabras: "ENCUENTRO MUCHOS PASTORES EN UN SOLO PASTOR... aquí se habla de uno sólo PORQUE SE PREDICA LA UNIDAD. No se habla de un solo pastor omitiendo a los demás, porque el Señor no encontrase a quien encomendar a Sus ovejas, ya que precisamente se las encomendó a Pedro; pero en el mismo Pedro instituyó la unidad. Muchos eran los Apóstoles, PERO A UNO SOLO LE DICE: APACIENTA MIS OVEJAS". Cristo mismo, está entregando solamente a Pedro el cuidado de Su rebaño. En los Evangelios no se ve que Cristo ha de cuidar a Sus ovejas sin la ayuda de Pedro. Tampoco se ve que a todos y a cada uno de sus Apóstoles encomienda Su rebaño sino solamente a uno. ¿Esto significa que a los demás los está excluyendo porque solamente a uno dijo: Apacienta mis ovejas?, ¿puede ser posible que Cristo a un solo hombre haya encomendado la evangelización de todos los hombres, de todas las naciones hasta el fin de los siglos?. Desde luego que no. Esto no es posible. ¿Qué significa esto?. San Agustín ya lo ha respondido: "SE PREDICA LA UNIDAD". Entonces, todos los Apóstoles y sus vicarios, que son los obispos legítimos hasta la venida del Señor en el día del Juicio final, han de cuidar el rebaño del Señor, PERO NECESARIAMENTE EN COMUNION CON PEDRO, EN UNIDAD CON EL PAPA, porque si ellos no están unidos a Pedro con el que participan de esta potestad, que EJERCEN EN SU NOMBRE, entonces, NO TIENEN NINGUN PODER PARA HACERLO Y SON USURPADORES. Los obispos, POSEEN UN SOLO EPISCOPADO QUE EJERCEN EN COMUNION CON SUS HERMANOS, LOS DEMAS OBISPOS. Ellos están por derecho divino integrados en un solo Colegio. Si ellos están divididos y privados de la Cabeza, NO SON ENVIADOS Y ESTAN FUERA DE LA IGLESIA y nadie debe reconocerlos como legítimos obispos, aunque sean ciertamente válidos. En esta forma, no son vicarios de los Apóstoles. En la Iglesia es absolutamente imposible aceptar obispos independientes y autónomos, porque todos sus derechos les vienen de que están unidos a Pedro. Su episcopado lo ejercen participando del UNICO EPISCOPADO del que también participan los demás obispos. Su poder lo ejercen, EN NOMBRE Y PARTICIPANDO DE LOS PODERES DEL PAPA. Si un obispo se separa de sus hermanos, los demás obispos, y en sede vacante, por ejemplo se niegan a elegir al primero del Colegio Apostólico mediante el cual se da la unidad jurídica entre ellos, ¿qué le queda sino solamente un episcopado válido que no solamente no le sirve para nada, sino que lo convierte en usurpador e invasor?.
     Pero si ellos están unidos entre sí, y unidos al papa, o lo eligen con prontitud en sede vacante, entonces, la voz no solamente del papa, sino la voz de todos ellos, es la Voz de Dios en la Iglesia, como Santo Tomás enseñaba. Esos son los ungidos del Señor. Esos son la luz del mundo, muy a pesar del Dr. Wendland y del Sr. Heller, porque reflejan los rayos de la primera luz.
     Entonces, no basta solamente Jesucristo para enseñar el camino a los fieles y a los demás hombres. Es esencial la voz de la Iglesia y su jerarquía, por la que habla Jesucristo. ¿No están predicando desde las páginas de EINSICHT una profunda desintegración familiar también?. Vale la pena copiar algunos párrafos que escribí en mi opúsculo LOS CISMATICOS: La Creación, toda la Creación, guarda un orden jerárquico que Dios ha establecido en el mundo y en la sociedad a la que destinó al hombre de tal forma que en ella, él viviera no dentro de una perfecta igualdad sino bajo el régimen de caridad y de respeto que regulan las relaciones entre superiores e inferiores.
     La obediencia, no es nada menos que la aceptación de ese orden jerárquico que Dios ha establecido y el reconocimiento de los derechos soberanos de la santísima Voluntad de Dios.
     Rehusar la obediencia que se debe a las autoridades, sería PROVOCAR VOLUNTARIAMENTE EL CAOS Y ENFRENTARSE A DIOS.
     El caos, no es otra cosa que el alejamiento de Dios y de la jerarquía que El ha establecido, y no es otra cosa que caer en el servilismo que endiosa al hombre y provoca la rebeldía y la insurrección. En otras palabras, es hacerse voluntariamente esclavo de Satanás, y es arrancar las cosas que a Dios pertenecen, poniéndolas al servicio del maligno.
     No existe la obediencia, cuando se obra fuera del orden que Dios ha establecido, porque, El no imparte Sus órdenes por sí mismo, sino a través del orden que ha establecido en la Naturaleza y en la sociedad. Así nos lo dá a conocer. Por esto, si es necesario respetar las leyes de la Naturaleza, mucho más importante será obedecer a las personas que el Creador ha escogido para representarlo.
     Por ese motivo, NO EXISTE HOMBRE MAS FALSO Y MAS SOBERBIO, que el que pretende, rechazando todo yugo, vivir a sus anchas según lo que le mande su parecer y voluntad y peor sería aún si en esta condición, pensara estar cumpliendo la Voluntad de Dios.
     Cuando condiciones adversas destruyen en la Naturaleza y sobre todo, en la sociedad, la organización o gradación jerárquica, el hombre obediente a la Voluntad de Dios, pugna por restituir lo que ha sido destruido, porque sabe que es esencial para el buen funcionamiento de la sociedad, según los destinos de Dios, o para alcanzar la vida eterna, el reintegrarse a la estructura por Dios establecida que le permiten conocer inequívocamente Su soberana Voluntad, desconfiando siempre de la dirección propia o de otros, que permanecen desgajados de esa organización piramidal. Resulta por esto increíble lo que dice el Dr. Wendland: la crisis actual de la Iglesia, "es un castigo de Dios (del trinitario), pero no un castigo de venganza, sino un castigo medicinal. ¿Pero por qué defenderse contra él?. ¿No es infantil y necio rehusar un medicamento sanador y no beberlo, aun cuando sabe amargo?".
     Según esto, Dios nos manda un castigo medicinal, que consiste en quitarnos la medicina que la Iglesia administra a los hombres. Entonces, debemos aceptar este castigo que consiste en bebemos con avidez y fruición toda la porquería que los enemigos de la Iglesia y de Cristo nos quieran administrar. Debemos quedar en la inoperancia, esperando pacientemente que Dios quiera suspender ese "castigo".
     Pero retomando el texto de San Agustín, vemos que continúa diciendo: "Todos los buenos pastores, ESTAN UNIDOS EN UNO, Y SON UNO SOLO. Apacientan ellos, y es Cristo el que apacienta... Dice (Cristo), yo apaciento, porque la voz de ellos es la Suya misma, porque en ellos está la caridad. Así, cuando encomendaba Sus ovejas a Pedro como a otra persona, QUERIA HACERLO UNO CONSIGO MISMO y encomendarle las ovejas de tal manera que el uno fuese la cabeza y el otro fuese la figura del Cuerpo, esto es, la Iglesia, y como esposo y esposa fuesen dos en una sola carne". Las palabras de San Agustín, ameritan una profunda reflexión y nunca serán suficientemente meditadas: "...cuando le encomienda (Cristo) el rebaño (a Pedro), ¿qué es lo que dice antes para no entregarlo como a persona ajena?: Pedro ¿me amas?, y el contesta: Te amo. Y por segunda vez: ¿me amas?. Contesta: Te amo. Y por tercera vez: ¿me amas?, y contesta: Te amo (Juan XXI, 15-17). ENTONCES CRISTO ESTA CONFIRMANDO LA CARIDAD, PARA CONSOLIDAR LA UNIDAD". Entonces, el rebaño es entregado EN LA UNIDAD, en el amor a la Iglesia, en el amor a la Persona del Salvador, en el amor a los deseos y preceptos de Cristo, que murió y derramó Su sangre para que la Iglesia fuera UNA. Por esto, el cisma separa de su dignidad a los obispos que pierden todo el fundamento de sus derechos. Cristo entrega Su Iglesia a los que están unidos, no a los separados. A esos NO SE LAS HA ENTREGADO. Son usurpadores. Y por esto mismo, de los obispos que no quieren la unidad en la situación actual, hay que huir como del Diablo. Lo mismo que de las doctrinas de los falsos católicos que como el Dr. Wendland y el Sr. He11er, nos tratan de infiltrar en medio del resto fiel.
     Pío XII escribió en su Encíclica MYSTICI CORPORIS: "...las particulares comunidades cristianas, tanto orientales como latinas, de las que se compone la única Iglesia Católica, por cuanto ellas son gobernadas por Jesucristo CON LA PALABRA Y LA POTESTAD DEL OBISPO de cada una. Por lo cual, los obispos han de ser considerados como los principales miembros de la Iglesia universal, POR QUIENES ESTAN LIGADOS POR UN VINCULO ESPECIALISIMO CON LA CABEZA DIVINA DE TODO EL CUERPO -y por ello con razón son llamados "partes principales de los miembros del Señor" (S. Gregorio M. Moral, 14, 35, 43. PL 75, 1062), sino que, por lo que a su propia diócesis se refiere, apacientan y rigen como verdaderos pastores, en nombre de Cristo, la grey que a cada uno ha sido confiada. Pero, haciendo esto, NO SON COMPLETAMENTE INDEPENDIENTES, SINO QUE ESTAN PUESTOS BAJO LA AUTORIDAD DEL ROMANO PONTIFICE, aunque gozan de JURISDICCION ORDINARIA QUE EL MISMO SUMO PONTIFICE LES COMUNICA. Por lo cual, HAN DE SER VENERADOS POR LOS FIELES COMO SUCESORES DE LOS APOSTOLES, POR INSTITUCION DIVINA, Y MAS QUE LOS GOBERNANTES DE ESTE MUNDO, AUN LOS MAS ELEVADOS, CONVIENE ESTA VENERACION A LOS OBISPOS, ADORNADOS COMO ESTAN POR EL CRISMA DEL ESPIRITU SANTO y aquel dicho (I Par. XVI, 22; Ps. 104, 15): "NO TOQUEIS A MIS UNGIDOS".
     Aquí, no solamente conviene destacar el papel primordial que los obispos cumplen en la Iglesia, como sus miembros principales, por cuya potestad y palabra Cristo gobierna a la Iglesia, sino que hay que atender especialmente la expresión: "...gozan de jurisdicción ordinaria que el mismo Sumo Pontífice les comunica". ¿Qué significa esto?, pues lo mismo que se lee en las palabras arriba citadas de San Agustín: que Cristo solamente a un hombre le dio la potestad de cuidar Su rebaño. Que solamente a un hombre le dio el poder de jurisdicción y que ese poder lo ejerce por medio de los obispos, y los obispos en su representación (CATECISMO. R. Vilariño Ugarte S. J. Núm. 369). Que sólo uno tiene las llaves del Cielo y del Infierno. Que sólo le dio a uno el ser Su vicario. Que sólo a uno lo nombró "piedra", dándole Su propio Nombre y haciéndolo una sola piedra con El. Por lo cual, los obispos, SOLAMENTE pueden ser considerados LEGITIMOS sucesores y vicarios de los Apóstoles SI ESTAN GOBERNANDO CON PEDRO A LA CABEZA, porque de otra forma, NI SON REPRESENTANTES DE LOS APOSTOLES NI TIENEN JURISDICCION ORDINARIA QUE SOLO PEDRO LES COMUNICA. Aislados no pertenecen a la Iglesia, están ¡FUERA!, porque la Iglesia no reconoce obispos autónomos e independientes. Estos, aunque de palabra digan otra cosa, no son enviados por Pedro. Son usurpadores.
     Para que la vida social de la Iglesia obtenga su fin, ES ESENCIAL UN ORDEN JURIDICO para su externo sostén, amparo y protección; ordenamiento cuya función es servir y tender al desarrollo saludable y al aumento de su vitalidad en la rica multiplicidad de sus fines, en especial la salvación de las almas. Pero, DONDE NO ESTA CRISTO, NO HAY SUMISION A LA AUTORIDAD, NI AL ORDEN, NI A LA LEY.

FUNDAR UNA NUEVA CONSTITUCION DE LA IGLESIA.
     ¿Y qué más escribe Wendland y publica Heller?, pues, contra el Magisterio, que la anemia y desvaimiento de la Iglesia en esta crisis a la que llama "diáspora", no se debe "a la permanente vacancia de la Silla apostólica", sino a que "falta una forma especial de organización" y a la falta de una "junta central". Copio textualmente:
     "La falta de una junta central (no nacional, sino) regional (por ejemplo para el ámbito de habla alemana) de católicos con formación teológica, que estuviera provista de determinadas facultades para poder ordenar la vida de una Iglesia en la diáspora mediante líneas directrices e indicaciones de propósitos, a la que también los creyentes pudieran acudir, inmediatamente, tanto con preguntas religiosas como referentes al derecho eclesiástico, para fortalecer su situación y no sentirse tan abandonados".
     Lo que aquí está proponiendo el Dr. Wendland y avalando el Sr. Heller, es crear una nueva Constitución para la Iglesia.
     Se deben de hacer varias consideraciones a esta terrible proposición .
     PRIMERA CONSIDERACION. Esta doctrina propuesta a través de la revista EINSICHT, es una invitación a la abierta desobediencia a Dios y a la completa rebeldía que daría como resultado el caos. Y esto, porque como dije más arriba, la obediencia a Dios no es otra cosa que la aceptación del orden jerárquico por El establecido y el reconocimiento de los derechos que El tiene como supremo Legislador. Entonces el caos, sería el alejamiento del orden por El establecido y caer en el servilismo que endiosa al hombre y arranca lo que a Dios le corresponde para ponerlo al servicio de Satanás. El hombre obediente a las leyes de Dios, reconstruye con la mayor rapidez posible la organización y gradación jerárquica porque sabe que es esencial para el buen funcionamiento de la sociedad. Y se reintegra a la estructura por Dios establecida para poder oir Su Voz, por sus representantes.
     El hombre que se aprovecha del desorden y lo quiere mantener por más tiempo, tiene un espíritu mezquino que nunca merece el título de católico, y no es raro que en medio del orden, sea el elemento de desorden y sedición.
     SEGUNDA CONSIDERACION. El Dr. Wendland dice que estas "juntas centrales" FORTALECERIAN la situación de los fieles que a ellas acudiesen. No hay nada más falso. Lo UNICO que puede fortalecer a los fieles católicos es la dirección INFALIBLE del sucesor de Pedro. Ninguna construcción que se haga fuera de Pedro vale para nada, pues él es la roca firme, la base inexpugnable sobre la que Cristo QUISO construir la Iglesia. Y a nadie le fue encomendado el oficio de CONFIRMAR en la Fe y en la verdad mas que a Pedro. La situación de los fieles laicos, y no solamente la de los laicos, sino también la de los sacerdotes y obispos, se haría cada vez más peligrosa e insegura. Más débil y más expuesta a los embates de los enemigos del nombre cristiano. El Dr. Wendland, no cabe duda, es un formal y peligroso hereje. ¿Y qué diré del Sr. Heller?.
     TERCERA CONSIDERACION. El Dr. Wendland propone la creación de juntas centrales regionales formadas por católicos con "formación teológica" provistas de "determinadas facultades". Ellos podrán "ordenar la vida de la Iglesia en la diáspora" y orientarán religiosa o canónicamente a los fieles desorientados. ¿Y quién les dará a esos miembros de esas juntas centrales la potestad para enseñar a la Iglesia y para ordenar su vida?. ¿No está predicando, como lo hacen los peores de los modernistas la completa democratización de la Iglesia?, ¿no es esta la propuesta de una nueva Constitución de la Iglesia?.
     ¿Qué dice el Magisterio a este respecto?. El Papa San Pío X en su Decreto LAMENTABILI contra los modernistas, del 3 de julio de 1907, CONDENO la siguiente afirmación: "La Constitución orgánica de la Iglesia, no es inmutable, sino que la sociedad cristiana, lo mismo que la sociedad humana, está sujeta a perpetua evolución" (Denz. 2,053). El Papa León XIII en su Encíclica SAPIENTIAE CHRISTIANAE enseña: "Esta Constitución orgánica, (de la Iglesia), ES TOTALMENTE INMUTABLE (Núm. 9)... todos deben de ajustar su conducta práctica a esta Constitución de la Iglesia, QUE NINGUN PODER HUMANO PUEDE ALTERAR" (Núm. 19).
     ¿Cómo es posible que el Dr. Wendland se atreva a escribir y el Sr. Heller a publicar que la Iglesia se debe organizar bajo el cuidado y dirección de "juntas centrales regionales", prescindiendo de las jerarquías de la Iglesia; de la lucha por la formación del Colegio Apostólico destruido y de la elección del papa?. Jaime Balmes en LA RELIGION DEMOSTRADA que publica en 1841 (T. I, Pág. 927), dice: "GUARDENSE LOS CATOLICOS DE PRESTAR OIDOS A LOS QUE INTENTAN PERSUADIRLOS DE QUE LA SUPREMACIA DEL PAPA NO ES NECESARIA PARA NADA; entiendan que se trata de un dogma de Fe, reconocido como tal por la Iglesia".
     CUARTA CONSIDERACION. Está predicando también el Dr. Wendland el cien veces condenado "magisterio de los laicos". Porque dice que a ellos se ha de acudir para toda pregunta religiosa, como a las referentes al derecho eclesiástico. Esto no es posible. Ni ha existido nunca, ni existe ni puede existir jamás, un magisterio de laicos.
     Dijo Pío XII en su DISCURSO A LOS CARDENALES Y OBISPOS en la canonización de San Pío X: "Cristo nuestro Señor confió a los Apóstoles y por medio de ellos a sus sucesores, la verdad que trajo del Cielo; envió a los Apóstoles, como Su Padre le envió a El (Juan XX, 21), para que enseñasen a todas las naciones todas las cosas que ellos habían oído del Señor (Mt. XXVIII, 19-20). Sí, pues, los Apóstoles por derecho divino, han sido constituidos doctores, o sea maestros de la Iglesia. Fuera de los LEGITIMOS SUCESORES de los Apóstoles, es decir, del Romano Pontífice para la Iglesia toda y los obispos para los fieles encomendados a su cuidado, NO HAY OTROS MAESTROS POR DERECHO DIVINO EN LA IGLESIA DE CRISTO" . Y más adelante: "...hay que sostener lo siguiente: NO HA HABIDO NUNCA, NI HAY, NI HABRA JAMAS EN LA IGLESIA UN MAGISTERIO LEGITIMO DE LAICOS QUE HAYA SIDO SUBSTRAIDO POR DIOS A LA AUTORIDAD, GUIA Y VIGILANCIA DEL MAGISTERIO SAGRADO. Más aun: EL MERO HECHO DE RECHAZAR ESTA SUMISION es ya un argumento convincente y un criterio seguro de que NO GUIA EL ESPIRITU DE DIOS Y DE CRISTO A LOS SEGLARES QUE ASI HABLAN Y OBRAN. Además, nadie ignora cuán grande peligro de perturbación y error se encierra en ese magisterio laico; peligro también de que se pongan a instruir a los demás, personas del todo ineptas y aun falaces y dolosas, que San Pablo describe así (II Tim. IV, 3-4): Vendrá un tiempo en que..., conforme a sus pasiones, se amontonarán maestros y apartarán sus oídos de la verdad para volverlos a las fábulas". Sigue: "No sin grave causa, hemos querido, venerables hermanos, recordar estas verdades en vuestra presencia, porque hay, desgraciadamente, quienes pretenden enseñar sin mucho preocuparse de estar unidos con el MAGISTERIO VIVIENTE de la Iglesia, y sin prestar mucha atención a la Doctrina común propuesta claramente en uno y otro modo por el Magisterio". Hay que notar que Pío XII en las palabras anteriores, hace una clarísima distinción de "Magisterio", y "magisterio viviente". El magisterio viviente que es esencial para la Iglesia, es el papa en funciones, visible, gobernando a la Iglesia, y el Colegio de obispos, unidos a él y unidos entre sí. No aislados. No independientes y autónomos, sin cabeza. Estos podrán ser obispos "válidos", pero no son vicarios de los Apóstoles ni partes de la Iglesia.
     En su Encíclica SAPIENTIAE CHRISTIANAE León XIII dice que los verdaderos fieles "guardan cuidadosamente el sentido de la obediencia y no emprenden cosa alguna sin orden superior", y en la SATIS COGNITUM de 1896, enseña: "Instituyó Jesucristo un MAGISTERIO VIVO, auténtico y juntamente perenne al que dotó de Su propia autoridad, le proveyó del Espíritu de la verdad, lo confirmó con milagros y quiso y severisimamente mandó que las enseñanzas de ese MAGISTERIO VIVO, fueran recibidas como suyas...la Doctrina celeste JAMAS FUE ABANDONADA AL ARBITRIO E INGENIO DE LOS PARTICULARES, sino, que, enseñada por Jesús, fue luego separadamente encomendada al magisterio de que hablamos; asi tampoco a CUALQUIERA del pueblo, sino a ALGUNOS ESCOGIDOS".
     También, en la SAPIENTIAE CHRISTIANAE dice: "...el cargo de predicador, ES DECIR, DE ENSEÑAR, toca por derecho divino a los maestros, QUE EL ESPIRITU SANTO HA PUESTO POR OBISPOS para regir a la Iglesia de Dios y señaladamente al Sumo Pontífice, Vicario de Jesucristo, puesto con suprema potestad al frente de la Iglesia universal".
     El Canon 10 sobre los Sacramentos del santo Concilio de Trento, dice: "Si alguno dijere que todos los cristianos tienen poder para predicar y para administrar los Sacramentos, sea anatema".
     En la misma forma, encontramos en las Bulas INTER CUNCTAS e IN EMINENTI del Papa Martín V, la condena a la siguiente proposición: "ES LICITO A UN DIACONO O A UN PRESBITERO PREDICAR LA PALABRA DE DIOS SIN AUTORIZACION de la Sede Apostólica o del obispo". Y el santo Concilio de Letrán determinó: "Mas como algunos BAJO APARIENCIA DE PIEDAD, se arrogan la autoridad de predicar y de enseñar la Doctrina cuando el mismo Apóstol dice: "¿Cómo predicarán, si no son enviados?", todos los que con prohibición o sin misión canónica, osaren usurpar pública o privadamente el oficio de la predicación sin recibir la autoridad de la Sede Apostólica o de su obispo, SEAN LIGADOS CON EL VINCULO DE EXCOMUNION, y si cuanto antes no se arrepienten, sean castigados con otra pena competente".
     También dice el mismo Concilio: "Creemos que la predicación es muy necesaria y laudable, pero creemos que ha de ejercerse por autoridad y licencia de la Sede Apostólica o con permiso de los prelados".
     Cuando Jesucristo dijo: "Id por todo el mundo, predicando la Doctrina que os he enseñado...", se lo dijo a Sus Apóstoles y a sus sucesores los obispos. A nadie más. Por derecho divino la predicación de la Palabra de Dios corresponde a los obispos. Esta es doctrina católica. Sin embargo, siendo tan necesaria la colaboración de los sacerdotes, de los diáconos y de cualquier otro religioso, y también la de los laicos, ellos deben predicar con la autorización de los prelados y nunca en otra forma a fin de que el Reino de Dios aumente entre los hombres. Los sacerdotes o cualquier otro religioso o los laicos que se adjudican un derecho que no les corresponde, corren el peligro de la excomunión, como vimos arriba.
     El objeto que con esto persigue la Iglesia, no es impedir que la Palabra de Dios se predique, sino IMPEDIR QUE SE PREDIQUE DEFORMADA, lo cual es muy distinto. Un obispo tiene pleno derecho de ordenar a un sacerdote o a un laico CALLAR, y hay que obedecerlo, bajo la pena de la excomunión que el Concilio lanza contra los transgresores.
     Todo lo que se haga o enseñe, debe de estar de acuerdo con las voluntades de los superiores, dice la Encíclica de León XIII, y con sus intenciones, de forma que se transmita lo que de Jesucristo se ha recibido y no lo que a cada quien se le antoje, pues en la Iglesia debe haber un solo espíritu, una sola Doctrina, un solo fin, un solo gobierno y una sola voluntad. Así quiere Jesucristo que sea Su Iglesia. La tozudez o la soberbia de eclesiásticos o laicos que se desprenden del espíritu de sus superiores, los pone fuera de la Iglesia. Siguen ellos un espíritu autónomo y cismático por lo cual a sí mismos se ponen fuera de la comunión. Por ese motivo, en la fórmula de absolución para el Sacramento de la Confesión, el sacerdote también absuelve de cualquier excomunión en la que se haya caído.
     La experiencia milenaria de la Iglesia y los daños que sobrevienen a las comunidades cuando estas normas son traspasadas, enseñan con claridad a todos los fieles católicos la necesidad de la unión estrecha y acuerdo con sus superiores (unidos al papa), pero al mismo tiempo les proporciona una forma muy valiosa de practicar la fidelidad, la humildad, la obediencia y fortalecer la unidad de espíritu tan necesaria en la Iglesia. Y con la debida autorización, la invaluable oportunidad y obligación de extender el Reino de Dios.
     Hace unos años, visité una comunidad de sacerdotes. Uno de los fieles me expresó algunas dudas sobre algunos puntos de la Doctrina y lo invité a reunirse conmigo un día determinado. Me preguntó si podía invitar a dos o tres personas más. Cuando el superior de esa comunidad se enteró, se disgustó muchísimo y me dijo que esos temas los trataba otro sacerdote en juntas generales, y que debía yo comprender el "celo apostólico" de otros. Así es que la reunión no se hizo. Decirle esto a un obispo que tiene toda la potestad por derecho divino de enseñar, ¿no es una grave grosería?, ¿no significa esto ya la grave infiltración de soberbios sueños marihuanos de independencia y autonomía y desprendimientos morales dramáticos de la Doctrina?. ¿Y no significa que el orden jurídico está completamente destruido?. ¿No es el mismo virus que ya ha infectado a muchos que como el Dr. Wendland y el Sr. Heller, pugnan por la independencia y la autonomía sin sujeción a ninguna autoridad?.

LA RECONSTRUCCION DE LA IGLESIA, 
¿DEBE COMENZAR DESDE LA BASE?.
     Escribe el Dr. Wendland y publica el Sr. Heller: "También, la reedificación (re-aedificatio) de una Ecclesia cuya estructura está arruinada desde arriba, solamente puede realizarse desde abajo".
     Esto es absolutamente falso, ¡FALSISIMO!. Cristo es nuestro Modelo, y a El tenemos que acudir SIEMPRE, para normar nuestra conducta.
     No podemos estar haciendo las cosas como se nos pega la gana sin tenerlo en cuenta. Puso primero las bases del edificio, como lo hace cualquier buen arquitecto. Eligió a los Apóstoles, puso a Pedro en medio de ellos, como el primero, como la cabeza del Colegio Apostólico, piedra inexpugnable, perpetua (Conc. Vaticano I), insustituible e indestructible. Así, ya estaba el edificio seguro, pues se construiría sobre la piedra, y no sobre la arena. Una vez formada la base, entonces, envió a Su Iglesia a predicar a todos los hombres que no podrían destruirla. Este es el modelo, y solamente en la misma forma, se debe hacer la reconstrucción de la Iglesia.
     TODOS, quienes antes de poner estas bases primero, están construyendo sus comunidades, no solamente lo hacen sobre falsísimas bases, y contra la palabra de Dios, sino que están fortaleciendo el cisma, porque crecer las comunidades y fortalecerse fuera de Pedro, no es otra cosa que aumentar la fuerza del cisma y hacerlo más insoluble.
     Si se quita la piedra, todo el edificio amenaza hundirse. Se oscurece en los ánimos la luz de los principios morales pues no existe el fundamento insustituible y externo único para salvaguardar la prosperidad y la infalibilidad.
     Los que no son CONTRARIOS a Cristo, NO PUEDEN ESTAR FUERA DE LA UNIDAD DE LA IGLESIA NI RECHAZAR A LA CABEZA, porque todo el que no es contrario Suyo, esta con El y se encuentra entre Sus miembros, porque no puede existir un miembro que esté contra la cabeza. Así enseña San Agustín en su comentario a la I Epístola de San Juan. Y esto es tan claro como la luz del sol del medio día. Los miembros que por un caso fortuito se han visto separados ¿no pugnarán inmediatamente por unirse de nuevo al cuerpo y a la cabeza?, ¿que se puede pensar de un brazo, aun muy fuerte, que separado rechaza unirse al tronco y a la cabeza?, ¿puede este brazo gobernarse solo y hacer movimientos de provecho sin la dirección del cerebro?, ¿y no es cierto que este brazo, fuerte y musculoso, negándose a la unidad con todo el organismo, no tardará a comenzar a podrirse, a diluirse, y su fetidez será insoportable?.
     Para saber cómo se debe hacer la reconstrucción de la Iglesia vayamos a ese magisterio vivo que el Papa Pío XII ejerció hasta 1958. En su Encíclica MYSTICI CORPORIS dice: "Al querer exponer brevemente cómo Cristo fundó Su cuerpo social, nos viene ante todo a la mente esta frase de nuestro predecesor León XIII de feliz memoria: "La Iglesia, que, ya concebida, nació del mismo costado del segundo Adán, como dormido en la Cruz, apareció a la luz del mundo de una manera espléndida por vez primera el día faustísimo de Pentecostés (DIVINUM ILLUD)". Porque el divino Redentor comenzó la edificación del místico templo de la Iglesia cuando con Su predicación expuso sus enseñanzas; la consumó cuando pendió en la Cruz glorificado, y, finalmente, la manifestó y promulgó cuando de manera visible envió al Espíritu Paráclito sobre Sus discípulos. En efecto, mientras cumplía Su misión de predicar, ELEGIA APOSTOLES, enviándolos como maestros, jefes y santificadores de la comunidad de los creyentes; NOMBRABA AL PRINCIPE DE ELLOS y Vicario Suyo en la Tierra (Mat. XVI, 18-19) y les manifestaba todas las cosas que había oído al Padre (Juan XV, 15); establecía además el Bautismo (Juan III, 5), con el cual los futuros creyentes se habían de unir al Cuerpo de la Iglesia, y finalmente, llegado el ocaso de Su vida, celebrando la Ultima Cena, instituía la Eucaristía, admirable Sacrificio y Sacramento". A la luz de estas palabras de Pío XII ¿no resulta una gran incongruencia e hipocrecía, que los pastores de las comunidades separadas, en el cisma, estén bautizando a sus fieles para formar el Cuerpo místico de Cristo, la Iglesia, y ellos, tozudamente se mantengan independientes, autónomos, enemistados con todos, desconfiando de todos y justificando plenamente su enorme pecado?.
     También dice en la misma Encíclica: "Y a esta Iglesia fundada con Su Sangre, la fortaleció el día de Pentecostés con una fuerza especial bajada del Cielo. Puesto que, DESPUES DE CONSTITUIR SOLEMNEMENTE EN SU EXCELSO CARGO a quien ya antes había sido designado por Vicario Suyo, subió al Cielo y sentado a la diestra del Padre, quiso manifestar y promulgar a Su Esposa mediante la venida visible del Espíritu Santo con el sonido de un viento vehemente y con las lenguas de fuego (Act. II, 1-4). Porque así como El mismo, al comenzar el ministerio de Su predicación fue manifestado por Su Padre eterno, por medio del Espíritu Santo, que descendió en forma de paloma y se posó sobre El (Lc.III, 22; Mc. I, 10), de la misma manera, cuando los Apóstoles habían de comenzar el sagrado ministerio de la predicación, Cristo, nuestro Señor, envió del Cielo a Su Espíritu, el cual, al tocarlos con lenguas de fuego, como con Dedo divino, indicase a la Iglesia su misión sublime".
     ¿QUEDA CLARO EL ORDEN QUE SE DEBE SEGUIR PARA RECONSTRUIR UNA IGLESIA QUE EL DR. WENDLAND LLAMA "IGLESIA EN LA DIASPORA"?.
     El mismo Evangelio es clarísimo al respecto. En San Mateo VII, 24-27, leemos: "...varón prudente que edifica su casa SOBRE ROCA. Cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y dieron sobre la casa, PERO NO CAYO PORQUE ESTABA FUNDADA SOBRE ROCA. Pero el que escucha estas palabras y no las pone por obra, será semejante al NECIO que edificó su casa sobre la arena. Cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y dieron sobre la casa, y cayó con gran fracaso".

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