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sábado, 24 de agosto de 2013

LA NUEVA IGLESIA MONTINIANA (17)

 Por Dr. Pbro. Joaquín Saenz
Páginas 175-187
     Copiamos a continuación del Suplemento 33 de la Revista procomunista SIEMPRE de México (3 de octubre de 1962), algunos párrafos del artículo "Católicos y Marxistas entablan un diálogo".
     "El martes 11 de septiembre, en la Escuela de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México, se llevó a cabo una mesa redonda acerca del tema 'LA GUERRA FRIA EN LA CULTURA'. Tomaron parte en ella dos filósofos católicos: Jorge Portilla y el Dominico Fray Alberto de Escurdia; y dos filósofos marxistas: Adolfo Sánchez y Víctor Flores Olea".
     De lo que dijo el tristemente célebre Padre ex dominico extractaremos literalmente:
     "El marxismo no es un sistema conceptual cerrado; el cristianismo tampoco. El marxismo ha de perfeccionarse en la acción; el cristianismo también. Para el marxismo la realización humana de la libertad y dicha ha de tener lugar en la comunidad; para el cristianismo también. El marxismo es materialista; grandes teólogos cristianos lo han sido también. El marxismo es histórico; el cristianismo también, pero con una diferencia: la historicidad del cristianismo es trascendente, la del marxismo, no. Pero ambos son inmanentes, pues si el marxismo dice que la colaboración entre los hombres ha de transformar por su acción el universo, para lograr una dominación creciente sobre el mundo físico; el cristianismo debe saber que Dios N. S. puso la naturaleza en manos de los hombres para dominarla y servirse de ella, sirviendo a los demás, y que de su esfuerzo, en este sentido, ha de dar cuentas en el juicio de Dios".
     De la Revista Universitaria, de grupos comunistóides de la Universidad de México "MEXICO NUEVO", (17 de julio de 1963):
     "Así ha ocurrido, en los últimos tiempos, con el pensamiento religioso. Nuestro pueblo, católico y guadalupano, encontró en la forma social del pensamiento religioso, es decir, en la Iglesia, una oposición feroz a su lucha de Independencia, a su lucha de Reforma y a su lucha Revolucionaria, especialmente en la Reforma Agraria; pero a la larga, los cambios económicos se impusieron, y la economía colonial, la economía semifeudal y la economía dependiente del imperialismo sucumbieron, arrastrando con ellas, el divorcio entre el pensamiento religioso y el pensamiento colonial, semifeudal y malinchista.
     La Iglesia Católica tuvo que adaptarse, naturalmente, a todas las modificaciones que, en México y en el mundo, han sufrido las relaciones económicas; y Juan XXIII, con sus Encíclicas 'MATER ET MAGISTRA' y 'PACEM IN TERRIS' inició el viraje más extraordinario, realizado por la Iglesia, en los últimos tiempos, para poder sobrevivir en un Mundo en cambio acelerado y en peligro de guerra destructiva total.
     Ante el peligro inminente de cambio violento, la superestructura religiosa no tuvo más camino, que modificar sus formas todas de existencia social, convocar a la unidad, iniciar durante el Concilio Ecuménico, (entonces) inconcluído, las inevitables reformas al rito y la liturgia, y llamar a la paz mundial, apoyada en el dogma y en el plano de insólita humildad.
     Hombre de origen campesino y pensamiento humano, realista y popular, el Papa desaparecido habló un lenguaje universal, por todos comprendido y alabado, iniciando el gran viraje a la izquierda, de acuerdo con las leyes del desarrollo histórico.
     Pero, no han faltado, dentro del propio mundo cristiano, las voces que disienten del pensamiento y la orden emanadas del Vaticano en el instante supremo. Los enanos del pensamiento se exhiben en la calle y en los centros de trabajo, en corrientes politicas que agitan al país y hasta en artículos periodísticos, que el DICTAMEN, el más corruptor de la prensa nacional, no ha vacilado en publicar.
     Pero es inútil; las nuevas formas del pensamiento y la política religiosa seguirán el nuevo curso, acompañando a la zaga de los acontecimientos, el desarrollo económico mundial. 
     El nuevo Papa tendrá que seguir inevitablemente el camino trazado por Juan XXIII.

     EXCELSIOR (martes 29 de enero de 1963) publica un artículo intitulado:
     "Los Judíos y el Concilio", escrito por el P. republicano español Ramón de Ertze Garamendi. Ya antes, dicho sacerdote había dado una conferencia sobre este tema, patrocinado por la Orden Masónica 'B'nai B'rith'. De su escrito tomamos lo siguiente:
     "Preparado el terreno por los pensadores católicos, el Concilio II del Vaticano abordó la cuestión de las relaciones entre judíos y cristianos, en las últimas reuniones de su primera sesión. Así, en la Congregación General del 6 de diciembre pasado, intervino Monseñor Sergio Méndez Arceo, Obispo de Cuernavaca, sobre los problemas judío y masónico. En lo que toca al primero de ellos, el P. Conciliar Mexicano, "urgido en conciencia", hizo esta consideración: "Me pregunto a mí mismo frecuentemente cómo se representan a la Iglesia los hijos de nuestro Padre Abraham, que no creen todavía en Jesucristo. Sé muy bien que los Romanos Pontífices, sobre todo en estos últimos tiempos, han ganado la confianza del pueblo hebreo; pero no sé si todos los pastores y fieles, a pesar de todas sus acciones adversas, si es que las hay y están debidamente comprobadas, tratamos con amor a los judíos o practicamos inconscientemente el antisemitismo. "Palabras que hay que meditar", dice el sacerdote procomunista español.
     Finalmente, como señal elocuentísima de la desorientación, que todas estas tendencias acomodaticias han provocado, son las palabras memorables, que en el templo del Sagrado Corazón, que la Compañía tiene en Madrid en la calle de Serrano pronunció un jesuita español: "Nosotros, los hijos de Ignacio de Loyola, que en el siglo XVI montamos la Contrarreforma, seremos ahora los primeros en desmontarla". ¡Por demás está decir que éste es uno de los exponentes de la "nueva ola" de la Compañía de Jesús, negación, negación vergonzosa de la obra ignaciana!
     Voy a transcribir aquí el prólogo maravilloso de la obra de Maurice Pinay, cuya versión italiana vi en Roma al empezar el Vaticano II, porque considero que los acontecimientos posteriores han probado de sobra la plena información y la visión certera que los autores tuvieron al redactar esta obra, que debería haber sido leida por los Padres Conciliares, antes de emitir su democrático voto en las diversas sesiones del Concilio:
     Se esta incluyendo la conspiración más perversa contra la Santa Iglesia. Sus enemigos ambicionan destruir las más sagradas tradiciones de su doctrina, mediante reformas tan audaces y malvadas, como las de Calvino, Zwinglio y otros grandes heresiarcas. Tales enemigos se escudan con el pretexto de 'modernizar la Iglesia y ponerla al nivel de la época', para así dejar abiertas las puertas al comunismo, acelerar la ruina del mundo libre y preparar la futura destrucción del cristianismo.
     "Aunque parezca imposible, ellos pretenden realizar todo esto en el Concilio Vaticano II. Tenemos pruebas que atestiguan que tal es lo que han tramado en secreto los altos poderes del comunismo y de la fuerza oculta que lo controla.
     "Se comenzará con un sondeo inicial, partiendo de las reformas, que provoquen menor resistencia en los defensores de la Santa Iglesia, para realizar la diabólica transformación en la medida que la resistencia lo permita.
     "Parecería todavía más increíble, a aquellos que ignoran esta conspiración, que las fuerzas anticristianas cuenten con la colaboración, dentro de la Jerarquía Eclesiastica, de una verdadera 'quinta columna' de agentes controlados por la masonería, el comunismo y el poder oculto que los gobierna, y que, entre esos agentes, están algunos cardenales, arzobispos y obispos, que froman una especie de ala progresista dentro del Concilio y que intentarán la implantación de las perversas reformas.
     "Piensan que el bloque, que se formará al principiar el Sínodo, cuenta con el apoyo del Vaticano, controlado a su antojo por "la quinta columna" de las fuerzas conspiradoras anticristianas. Nos parece esto increíble y más bien pensamos que esta afirmación sea fruto de la jactancia de los enemigos de la Iglesia y no una realidad objetiva. Sin embargo, mencionamos este absurdo, para mostrar el fin a donde se dirigen los enemigos de la catolicidad y del mundo libre.
     "Además de las reformas peligrosas a la doctrina y a la política tradicional de la Iglesia, en manifiesta contradicción con lo decretado por Papas y Concilios anteriores, se piensa anular el decreto de excomunión, promulgado por S.S. Pío XII contra los comunistas y sus colaboradores, y así establecer una convivencia pacífica con el comunismo, que, por una parte, haga perder prestigio a la Santa Iglesia frente a todos los cristianos, que luchan contra el comunismo materialista y ateo y, por otra, quebrante la moral de esos luchadores de la Iglesia, facilite su derrota y provoque la dispersión entre sus filas, asegurando así el triunfo mundial del totalitarismo rojo.
     "Estas fuerzas diabólicas preveen que pueda organizarse una resistencia, como ha ocurrido en casos similares, y se aprestan a infiltrarse también con la 'quinta columna' en la eventual ala conservadora, para sembrar allí gradualmente la desorientación en forma sutil, desmoralizarla y, sobre todo, dividirla. Esta 'quinta columna', obrando, en apariencia, en defensa de las tradiciones, estará en secreto de acuerdo con aquellos que dirigen el ala revolucionaria y progresista, para organizar con ellos el ataque del exterior, el sabotaje en el interior y terminar después con la probable resistencia; y así rápidamente realizar las reformas proyectadas en la destrucción de aquellas tradiciones, que constituyen la mejor defensa de la Iglesia, frente a sus enemigos.
     "Se procura que, por ningún motivo, sean invitados como observadores los protestantes y los ortodoxos, que luchan heroicamente contra el comunismo, y, por el contrario, quieren que sean invitados las iglesias o consejos de iglesias, que están bajo el control de la masonería y del comunismo, no obstante el poder oculto que dirige a ambos. De esta suerte, los masones y los comunistas, en hábitos sacerdotales, que usurpan los cargos directivos en esas iglesias, podrán útilmente colaborar, disfrazados, con la 'quinta columna', que las fuerzas anticristianas han introducido en el clero católico.
     "Por su parte el Kremlin ha decidido ya negar el pasaporte a los prelados firmemente anticomunistas y consentirá que salgan de sus Estados satélites de la Europa Oriental sólo sus agentes indiscutibles o aquéllos, que sin ser tales, se encuentren replegados por el temor de las represalias rojas. Así, pues, la Iglesia del silencio no intervendrá en el Concilio Vaticano, con aquellas personas que mejor pudieran defenderla e informar al Santo Sínodo sobre la verdad de cuanto acontece en el mundo comunista.
     "Lo anterior parecerá increíble al lector, pero estamos seguros que cuanto suceda en el Santo Concilio Ecuménico le abrirá los ojos y le convencerá de que estamos diciendo la verdad, ya que el enemigo piensa jugar en el Concilio una carta decisiva, pues está seguro de tener cómplices de confianza, en la mas alta jerarquía eclesiástica.
     "Otro de los planes siniestros que se están urdiendo es el inducir a la Iglesia a contradecirse, haciéndola con ello perder su autoridad sobre los fieles, porque pronto se proclamará que una institución que se contradice no puede ser divina. Con tal argumento se piensa lograr una Iglesia desierta; que los fieles pierdan su confianza en el clero y la abandonen. Se tiene en proyecto que la Iglesia declare negro lo que era blanco, y blanco lo que era negro; y lo que, durante tantos siglos, afirmó ser maldad ahora afirme que es bondad. Entre las maniobras que se preparan para tal fin, resalta por su importancia el cambio de actitud de la Santa Iglesia respecto a los reprobos judíos, como llamó San Agustín a aquéllos que crucificaron a Cristo y a sus sucesores, enemigos capitales del cristianismo.
     "Se pretende destruir la doctrina unánime de los grandes Padres de la Iglesia, aquel 'ununimis consensus Patrum', que la Iglesia considera como fuente de la fe que condenó y declaró malignos a los pérfidos judíos, que siguen combatiendo a Cristo y su obra, y declaro buena y necesaria la lucha contra ellos, como lo demostramos con citas inrrefutables de San Ambrosio, Obispo de Milán, San Jerónimo, San Agustín, San Juan Crisóstomo, San Atanasio, San Gregorio Nacianzeno, San Basilio, San Cirilo de Alejandría, San Isidoro de Sevilla, San Bernardo e incluidos Tertuliano y Orígenes, estos dos últimos de ortodoxia indiscutible en sus tiempos.
     "Además, la Santa Iglesia ha luchado encarnizadamente contra los judíos no cristianos y contra el judaismo, definido por N.S. Jesucristo 'La Sinagoga a Satanás', título que continuaron usando San Agustín y los prelados de la Iglesia —como demostraremos también con documentos irrefutables— como son las Bulas de los Papas, Actas de Concilios Ecuménicos y Provinciales, como la doctrina de Santo Tomás de Aquino, Escoto y de los más notables doctores de la Iglesia. Citaremos también fuentes judaicas de autenticidad indiscutible, como la Enciclopedia Oficial del Judaismo, las obras de ilustres Rabinos y de los más famosos historiadores judíos.
     "Los conspiradores judíos, masones y comunistas pretenden que en el Concilio Vaticano II, utilizando, como ellos dicen, la ignorancia de la gran masa del clero acerca de la verdadera historia de la Iglesia, sea asestado un golpe de sorpresa o sea que el Santo Concilio condene el antisemitismo y toda lucha contra los judíos, esto es, contra aquellos que —como también demostraremos con pruebas irrefutables— son los dirigentes de la masonería y del comunismo internacional, Se quiere que los pérfidos judíos, considerados por la Santa Iglesia, durante diecinueve siglos como los mayores enemigos de Cristo, sean declarados ahora por el Concilio buenos y queridísimos hijos de Dios, víctimas de nuestro odio insano, —en contradicción con aquel 'unanimis consensus Patrum' que de nuncio precisamente lo contrario, en Bulas Pontiñcias y documentos de Concilios Ecuménimos y Provinciales.
     "Mientras los judíos y sus cómplices consideran antisemitismo toda lucha contra las fechorías de los judíos y sus conspiraciones contra Cristo N.S. y la cristiandad, los Santos Padres han declarado —como también demostraremos en este libro— que la primera fuente de estas legítimas defensas se encuentra en Cristo mismo, en los Evangelios y en la Iglesia Católica, que durante casi dos mil años han luchado con perseverancia contra los judíos, que obstinadamente se empeñan en eliminar al Mesías prometido.
     "Aquéllos pues, que auspician la condenación del mal llamado antisemitismo (porque nuestras defensas no son ni significan un racismo antisemita), quisieran que el Papa y el Concilio estableciesen y consagrasen el precedente catastrófico de que la Iglesia se desdiga de sus luchas pasadas y de que las actuales jerarquías eclesiásticas condenen, sin darse cuenta de ello, en forma implícita a Cristo N.S., a los Santos Evangelios; a los Padres de la Iglesia y a numerosos Papas —entre otros Gregorio VII (Wildebrando), Inocencio II, Inocencio III, San Pío V y León XIII, que, como demostraremos en esta obra, lucharon encarnizadamente contra los judíos y la Sinagoga de Satanás. Esos tales quisieran poner también sobre el banco de los acusados a muchos Concilios de la Santa Iglesia, como los Ecuménicos de Nicea II; III y IV de Letrán, cuyos cánones estudiaremos en este libro y que tanto se opusieron a los desmanes judíos. En una palabra, esos siniestros conspiradores —guiados por la moderna Sinagoga— pretenden que la Santa Iglesia condenando lo que ellos llaman el antisemitismo, se condene a sí misma, con los resultados desastrosos que es fácil comprender.
     "Ya en el Concilio Vaticano I esas fuerzas secretas, también en forma velada, intentaron provocar un cambio en la doctrina tradicional de la Iglesia, cuando con un golpe de sorpresa y con insistentes presiones lograron hacer firmar a muchos Padres Conciliares un 'Postulado en favor de los Judíos', en el cual, explotando el celo apostólico de los piadosos prelados, se hablaba inicialmente de un llamamiento a la conversión de los israelitas (proposición impecable desde un punto de vista teológico ortodoxo), para después inyectar cautelosamente el veneno con afirmaciones que, como demostraremos oportunamente, están en abierta contradicción con la doctrina establecida al respecto por la Santa Iglesia. Pero en aquella ocasión, cuando la Sinagoga de Satanás ya creía haber asegurado la aprobación del Concilio al Postulado, la asistencia de Dios a la Santa Iglesia impidió que Esta se contradijera a Sí misma y que prosperara la conspiración de sus enemigos milenarios. Estalló de improviso la guerra franco-prusiana; Napoleón III se vio constreñido a retirar precipitadamente las tropas que defendian los Estados Pontificios, y los ejércitos de Víctor Manuel se aprestaron a avanzar descaradamente sobre Roma, por lo que el Vaticano I fue rápidamente disuelto; los Prelados, debieron regresar con prisa a sus diócesis, antes que pudiera discutirse en el Sínodo el famoso "postulado' en favor de los judios No fue ciertamente la primera vez en que la Divina Providencia impidió con medios excepcionales un desastre de aquella magnitud. La historia nos demuestra que lo ha hecho en muchos casos utilizando, por lo común, como sus instrumentos, los Papas y piadosos prelados, como San Atanasio, San Cirilo de Alejandría, San Leandro, el Cárdenal Almerico y hasta humildes frailes como San Bernardo o San Juan Capistrano y, en algunos casos, aun Soberanos como Víctor Manuel I o el Rey de Prusia.
      "Cuando, a mitad del año pasado, tuvimos noticia de que el enemigo se preparaba al asalto con una conspiración que, como hemos dicho, pretende abrir las puertas al comunismo, preparar la ruina del mundo libre y asegurar la entrega de la Santa Iglesia en las garras de la Sinagoga de Satanás, sin perder tiempo, nos dedicamos a recoger documentos y a escribir esta obra que, más que un libro defensor de una tesis, es una recolección ordenada de actas de Concilios, de Bulas Pontificias y de toda clase de documentos de fuentes católicas. Hemos descartado todo lo que pudiera ofrecer una autenticidad o veracidad dudosa y seleccionado sólo los escritos de valor probatorio indiscutible. En este libro no sólo se denuncia la conspiración que el comunismo y la Sinagoga de Satanás han tramado para el Concilio Vaticano II, sino que se presenta un estudio concienzudo de las conjuras anteriores que en 19 siglos constituyen su precedente, porque cuanto sucederá en el actual Sínodo se intentó repetidamente en los siglos pasados. De ahí que para poder entender, en toda su importancia, aquello que está por suceder, es indispensable conocer los antecedentes y la naturaleza de la 'quinta columna' enemiga, infiltrada en el clero y que, con documentación impecable, estudia remos a lo largo de la cuarta parte de la presente obra.

     "Teniendo en cuenta que se pretende que la Santa Sede y el Concilio Vaticano II destruyan ciertas tradiciones de la Iglesia con el fin de facilitar el triunfo del comunismo y de la masonería, en las dos primeras partes de esta obra haremos un estudio minucioso, basado en las fuentes más serias, sobre lo que podría llamarse la quinta esencia de la masonería y el comunismo ateo y la naturaleza del poder oculto que los dirige; y así como la cuarta parte de esta obra es la más importante, las primeras tres y, sobre todo, la tercera hacen verdaderamente comprensible, en toda su gravedad, la conspiración que amenaza a la Santa Iglesia. Y esta conspiración no se limita a cuanto pueda suceder en el Sínodo Ecuménico, sino que mira también el futuro, porque el enemigo calcula que, si por cualquier motivo surgieran fuertes reacciones contra los reformas proyectadas y naufragase la maniobra tramada para el Vaticano II, se continuará después el ataque aprovechando cualquier oportunidad para un nuevo asalto y entregar la Iglesia en las manos del comunismo y de la Sinagoga de Satanás. Esos enemigos afirman con jactancia que ellos prácticamente gobiernan el Vaticano, por varios canales, entre los que sobresale un joven Monseñor, que ejercita una influencia decisiva.
     "Sin embargo, estamos seguros de que, a pesar de las insidias del enemigo, la asistencia de Dios a la Santa Iglesia destruirá esta vez, como las otras, sus pérfidas maquinaciones, pues escrito está: "Las Puertas del Infierno no prevalecerán contra Ella".
     "Por desgracia, la elaboración de este libro tan documentado ha durado más de 14 meses, y falta poco para el comienzo del Concilio Ecuménico Vaticano II. Que Dios nos ayude, a fin de que, venciendo todos los obstáculos comprensibles, se pueda terminar la impresión, al menos antes que el enemigo pueda ocasionar los primeros daños. Aunque sabemos que Dios N.S. no permitirá una catástrofe, como la que tienen en programa los enemigos, debemos recordar que, como dijo un ilustre Santo, 'sabiendo que todo depende de Dios, debemos obrar como si todo dependiera de nosotros'.
     "En el segundo tomo de esta obra se incluirán las partes quinta y sexta, pero su publicación se hará después en espera de las réplicas y de las obligadas calumnias, que lanzará el enemigo, para refutarlas en forma contundente.
Roma, 31 de agosto de 1962.

DOCUMENTACION EUROPEA    
     Es abundante la documentación que comprueba el pésame universal por la muerte de Juan XXIII. Los más destacados comunistas, masones, judíos y demás altos representativos del anticristinismo en el mundo de hoy enviaron sus mensajes al Vaticano. Numerosos católicos exclamaron con indignación: ¡Qué hipocresía! ¡No pueden sentirse así apesadumbrados los excomulgados y asesinos de masas católicas!... Pero, desgraciadamente, esas condolencias fueron sinceras. La muerte de Juan XXIII no fue la primera ocasión en que las voces anticristianas lo alabaron, ni la última, pues la campaña continúa apoyando hechos políticos, ajenos a la religión, en sus palabras o en sus obras. Leamos textualmente la información que nos da el acreditado boletín de la organización 'Acción Cristiana Ecuménica', en su número del mes de junio último, sobre algunas opiniones de jefes comunistas, a propósito de la Encíclica "PACEM IN TERRIS":
     "El periódico polaco 'Zycie Warszawy', del 11 de abril, asegura que 'con toda tranquilidad puede ser considerada como la encíclica de la coexistencia pacífica' (en terminología leninista-stalinista todavía vigente); 'es el arma más efectiva de la revolución socialista en la actual etapa del imperialismo y del movimiento proletario'.
     "El Secretario General del Partido Comunista británico, John Gollan dijo, ante la televisión, el 21 de abril, que 'le había sorprendido y alegrado la Encíclica de Pascua' y que por ello 'había expresado su satisfacción más sincera en el reciente XXVIII Congreso del Partido'; y, a su vez, el órgano oficial del Partido Comunista Francés, L'HUMANITE' del día 11, después de un largo resumen de la encíclica, publicaba un artículo de Gilber Mury, al que pertenecen los siguientes párrafos: 'En la medida en que el grito de alarma, lanzado por el Papado, expresa los profundos sentimientos de enormes masas cristianas, éstas se unirán y reforzarán el campo de los hombres de buena voluntad, que luchan por impedir el desencadenamiento del cataclismo. La vía que lleva a esta unión necesaria está abierta desde ahora. Ciertamente, el idealismo religioso no se convierte, por esto, en una fuerza de progreso. Pero es ya una inmensa satisfacción ver a la MAS ALTA AUTORIDAD CATOLICA TOMAR POSICION EN EL MOVIMIENTO MAS AMPLIO DE LAS MASAS'
     'PRAVDA' de Moscú, el 14 de ese mismo mes, señalaba: 
     "la prensa democrática y la población pacífica Italiana ha recibido con buenos deseos la encíclica del Papa Juan XXIII. Por supuesto, la encíclica contiene también ideas con las cuales es imposible estar de acuerdo. Sin embargo, lo fundamental consiste en que la encíclica, en su base, va dirigida a evitar el peligro de la guerra'
     Por último, para terminar de alguna manera este recuento de beneplácitos comunistas, recordemos que Palmiro Togliatti, Secretario General del Partido Comunista Italiano, en una conferencia de prensa con los periodistas y corresponsales extranjeros, en Roma, ha dado también su opinión. Hablando de la encíclica dijo textualmente: 
     'Se trata de un documento cuya importancia sale del marco de la campaña electoral en Italia'; y, según él, el más importante aspecto del documento es el referente 'al nuevo concepto político de la Historia, de esa Historia, que ha sido hecha por los hombres y por la inteligencia humana, y de la que somos parte integrante. Los hechos principales de la historia contemporánea son la liberación de los países colonizados y la creación de los Estados socialistas. La encíclica papal y su llamamiento para la conservación de la paz representan, pues, en su esencia, un importante paso adelante, en el sentido de la obra humana, para salvar nuestra civilización'. 
     Otro documento, que está bajo mi vista y que reproduciré, por mi firme convicción de que debe ser dicha toda la verdad, que ayude a esclarecer la confusión presente, es un artículo que, bajo el título 'La obra de Mons. Roncalli, durante las persecuciones' aparece en el SETTIMENALE EBRAICO, de Roma, 13 Giugno 1963, que edita la Comunidad Israelita de Roma. Traduzco fielmente del original italiano los últimos cuatro párrafos del artículo:
     "En el añor de 1944, Hirschmann se encontraba en los Balcanes como enviado personal del presidente americano Roosevelt, con el encargo de socorrer a los judíos de aquellos países. Aquel mismo año, el Nuncio Angel Roncalli se encontraba en Turquía como Delegado Apostólico. Hirschmann pidió audiencia al futuro Papa para pedirle que la Iglesia Católica, todavía poderosa en aquel tiempo en la Hungría, invadida por las fuerzas nazistas, cooperase para salvar a los judíos de la destrucción en masa. 'Nunca he encontrado un hombre, cuya cordialidad y calor humano, fueran así radiantes', declaró Hirschmann, recordando aquella conversación.
     "Después de haber sorbido juntos dos vasos de vino, el Nuncio escuchó las palabras del enviado de Roosvelt. ¿Piensa, preguntó luego a Hirschmann, que los judíos de allá abajo esten dispuestos a someterse al rito del bautismo?'.
     "El americano creyó poder asegurar que lo consentirían, a fin de evadirse a las persecuciones. El Nuncio dispuso entonces que el clero húngaro procediese al bautismo de los judíos, entregándoles el certificado correspondiente. Como católicos los judios tuvieron la posibilidad de estar en seguridad, quedando dentro del ámbito de la Iglesia o continuando por su propio camino'. (O sea permaneciendo judíos).
     Hirschmann añadió que grupos de judíos húngaros, que actuaban clandestinamente en Hungría imprimieron más tarde miles de certificados de bautismo, sin celebrar el rito católico. Según Hirschmann, Mons. Roncalli se enteró, pero no dijo nunca nada. 'Se trató de un amoroso servicio de parte de un gran hombre', comentó Hirschmann".

     El documento referido nos debe arrancar un grito de alarma en estos días, en que un grupo de Eminentísimos Cardenales y Sres. Obispos trabaja, bajo la presión de las organizaciones internacionales político-económico-publicitarias, que están dominadas por los judíos, con el fin de que la Iglesia Católica reconsidere su actitud milenaria con respecto al pueblo que rechazó a Jesús como Mesías y que, a través de todas sus generaciones, ha combatido furiosamente su obra. Se pretende que el Concilio Vaticano II intervenga en cuestiones de antisemitismo, cuando la verdad es que la propia Iglesia, desde los primeros días de su existencia, ha tenido que tomar medidas protectoras contra sus insidias, herejías y crímenes. Se pretende reivindicar a los judíos de su culpabilidad del deicidio, arrojándola sobre los romanos, en contradicción con las eternas enseñanzas de la Iglesia y del más estricto rigor histórico. Se pretenden buscar alianzas con las sectas masónicas que son, según está probado en libros de eximios eclesiásticos, creación e instrumento del judaismo, y se pretende, en fin, un entendimiento con el comunismo del que sus ideólogos, realizadores y dirigentes son judíos, en su inmensa mayoría, como nos enseñan numerosos y bien documentados libros.
     La autorización, dada por el Nuncio Roncalli, según el testimonio no refutado de Hirschmann, publicado en la misma Roma, nos atestigua un hecho increíblemente vergonzoso, ya que es la justificación de una simulación sacrilega del bautismo, sacramento de la Iglesia, para librar a los judíos de la peresecución nazi. El fin, por noble que sea, no justifica los medios intrínsecamente perversos.
     No es ninguna exageración el afirmar la infiltración judeo-masónica en la Iglesia, antes del Vaticano II. La propia prensa internacional se ha referido a estas maniobras. En el diario comunista de Roma 'Paese Sera', del 13 de octubre de 1962, en la pág. 12 y bajo el título '¿Hacia una revisión de la acusación del deicidio dirigido a los judíos?' se dan detalles sobre el entendimiento entre Jerarquías Católicas y miembros de la Alianza Ismaelita Universal. Otro diario de Roma, de orienteción católica, 'Il Giornale d'Italia' publica en su edición del 1 de febrero de 1963 un amplio artículo de Filipo Pucci, en el que, bajo el título 'El Vaticano II examina el problema del antisemitismo', se informa de la reunión que el día anterior tuvieron el Cardenal Bea y el Presidente mundial de la B'nai B'rith, señor Label Katz. El cardenal hizo elogios increíbles del pueblo judío y ofreció que el Secretariado para la unión de los cristianos, que él preside, favorecería las peticiones de los judíos, existiendo ya un estudio preparado a ese fin. Es decir, que en nombre de la de la unidad de los cristianos se recibe al jefe de la máxima organización judeo-masónica del mundo y se elogia y ofrece apoyo a los más acérrimos anticristianos.
     Los Padres Conciliares tienen ya conocimiento de estas maniobras, a que me refiero, pues se recordará que el día 6 de diciembre de 1962, en una de las últimas sesiones del Parlamento de Dios, el obispo mexicano Méndez Arceo propuso se revisara la actitud de la Iglesia, con respecto a la masonería y a los hijos de Abraham, según leo en la Revista 'Civiltá Cattolica' del día 19 de enero de 1963.

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