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viernes, 23 de agosto de 2013

EL GRAN ORIENTE DE LA MASONERIA SIN MASCARA (XIII)

Por Mons. George F. Dillon

XXI
LA FRANCMASONERIA ENTRE NOSOTROS
     Se oye mucho, desde distintos ángulos, acerca de la diferencia que se dice que existe entre la francmasonería tal como se conserva entre nosotros y la francmasonería tal como se ha desarrollado en el continente europeo desde su introducción allí, debemos recordar, principalmente por intermedio de los jacobitas británicos en el siglo pasado.
     Se arguye que el iluminismo de Weishaupt, o el de Saint Martin no cruzaron el Canal en forma muy ostensible; y que, en general, las logias de Inglaterra, Irlanda y Escocia han permanecido leales a la monarquía y a la religión. Hay mucha verdad en esto. El carácter conservador de la masa de los francmasones ingleses, y el hecho de que entre ellos se encuentran los verdaderos mandatarios y propietarios del pais, hizo imposible que tales hombres pudieran conspirar contra sí mismos. Pero, como ya lo he mostrado, el hecho de que las logias británicas siempre han estado en comunicación con las logias del continente (
Una prueba curiosa de este hecho se conserva en los anales del Castillo de Dublin, donde, a causa de que el Gobierno solicitara conocer los nombre de los francmasones (oficiales y miembros), fue proporcionado un informe con los nombres de los delegados de las Logias Irlandesas a varias Grandes Logias nacionales del Continente. No le otorgo mayor peso a este hecho como medio de conectar la masonería británica con su similar del continente, porque el VERDADERO SECRETO era como regla, guardado con respecto a los masones irlandeses y británicos. Pero el intercambio tuvo un efecto inmenso al hacer que los gritos vanguardistas de las logias del continente encontraran un apoyo fatal de parte de los masones británicos de dentro y fuera del Parlamento. Estos delegados trajeron a su vuelta teorias altisonantes. sobre "educación" sin "membretes", etc., etc., y directivas para deatruir el trono, la constitución, y, por último, la propiedad misma de los masones británicos. Estos designios se les comunican únicamente a individuos confiables, que conocen plenamente el VERDADERO SECRETO de la secta... y lo guardan.) hace que sea igualmente imposible que algunas, por lo menos, de las teorías de estas últimas no hayan podido entrar en las logias de este lado del mar. Creo que es debido principalmente a esta influencia sobre los francmasones británicos que tantos movimientos revolucionarios se han visto favorecidos por nuestros legisladores que pertenecen, cuando no son católicos, a la Hermandad, en general. Fue de este modo que la fatal política exterior de Lord Palmerston obtuvo apoyo, aún contra la convicción y los instintos de los mejores y más previsores hombres de gobierno del país, como, por ejemplo, el ya fallecido Lord Derby. Fue de este modo, ciertamente, que el clamor por la educación secular fue bien recibido entre nosotros; que el divorcio y el matrimonio "liberal" fueron leyes compulsivas, y que se permitieron ataques contra la santidad del Día del Señor y otras instituciones cristianas.
     La supresión por grados de este día santo es uno de los objetivos favoritos del ateísmo; y es resistiendo su ejecución, es resistiendo a todos sus objetivos en moralidad y religión como podemos tener la esperanza de sostener al cristianismo y el carácter religioso de este país y su gente.
     La Alta Vendita y el partido intelectual de la masonería han tenido como fin durante mucho tiempo revivir prácticas que el cristianismo había eliminado y que eran definitivamente paganas. Entre otras, han hecho verdaderos esfuerzos para eliminar el respeto cristiano por los muertos, y todo respeto por ellos que mantuviera viva en los deudos la creencia en la inmortalidad del alma. La muerte es para el hombre un poderoso medio de mantener vivo en él un saludable temor ante su Creador y el respeto por la religión. Los escritores espirituales, siguiendo los consejos del Espíritu Santo en las Escrituras: "Recuerda tu destino y no pecarás", siempre pone ante los cristianos el pensamiento de la muerte como la más completa y saludable lección de la vida espiritual. El demonio desde el principio trató de acabar con este pensamiento saludable como el más opuesto a sus designios. Cuando Eva temía comer el fruto prohibido fue a causa del terror que le inspiraba la muerte. El demonio mintió al decirle: "No, no morirás". Ella creyó al mentiroso y asesino. Sus seguidores de las sociedades secretas establecidas por él, y que él mantiene en tal unidad de objetivos y acción, secundan sus deseos fielmente eliminando todo lo que pueda mantener vivo en el hombre el pensamiento de su fin y de una futura resurrección, y, por supuesto, del juicio final.
     Weishaupt enseñó a sus discípulos a considerar el suicidio como un medio elogiable de huir de los horrores de la muerte y sus sufrimientos. La cremación, destruyendo al instante los terrores de la corrupción -la calavera y las tibias, las peores caracteristicas de la moralidad, exhibidas por un cadaver- es por lo tanto recomendada por las sociedades secretas con argumento; inteligentemente pergeñados acerca de la sanidad, el aspecto estético y la economía. Pero esta es una práctica pagana opuesta a la seguidad desde el principio de la creación por todos los que tuvieron el verdadero conocimiento de Dios en las Leyes primeras judias y cristianas. La Revolución italiana ha establecido en Roma, Milán y Nápoles medios para establecer la cremación y los francmasones avanzados, como Garibaldy han establecido en sus testamentos que sus cuerpos sean cremados. Cuando en estos días, una innegable costumbre anticristiana se ve recomendada sin ninguna razón urgente en la prensa, ahora casi enteramente en las manos de los miembros de la Secta, y generalmente miembros judíos, los cristianos deben temer que la pezuña del diablo está en el asunto. La frialdad, el ridiculo con que se reciben las observancias religiosas, el intento de despojarlas de su carácter puramente cristiano, son otros medios empleados por la Secta para aflojar la influencia del cristianismo. En oposición a esto, los cristianos deben proponerse cuidadosamente mantener la alegría de Navidad, los ayunos de penitencia, la Semana Santa, el esplendor de Pascua, la fiesta de la Madre de Dios y de los santos... llenarse en una palabra, con el espíritu cristiano de las épocas de la Fe.
     Pero suponiendo que las logias británicas permanezcan sin verse afectadas por el ateísmo y el anticristianismo que, como hemos visto, influencia a toda la masa de la francmasonería continental, ¿serían, por esto, inocentes? La cuestión, por supuesto, la deciden los católicos. La Iglesia prohibe a sus hijos ser miembros de la francmasonería británica o de cualquier otra francmasonería bajo pena de excomunión. Las razones que han llevado a la Iglesia a hacer una ley tan estricta y tan seria deben haber sido muy graves.
     Hemos visto algunas, por lo menos, de estas razones; y es ciertamente con un completo conocimiento de los hechos que la Iglesia ha resuelto penalizar de la misma manera a aquellos de sus hijos que se unen a las logias británicas y a aquellos que se unen a las del Continente. Luego tenemos que, aunque algunos religiosos se han convertido en "capellanes" de las logias, los anglicanos generalmente no han demostrado simpatía por la francmasonería de Inglaterra. No creo que las sectas protestantes tengan el poder de hacer leyes que obliguen a la conciencia, ni que sus miembros las obedezcan. Si ellos poseyeran tal poder, yo estoy seguro de que muchos de ellos prohibirían a la francmasonería como peligrosa y maligna en sí misma. Pero no se necesitan las leyes de los hombres para guiarnos en la determinación de que es lo que está claramente prohibido por la razón y la revelación. Ahora, aquello que se ha dado en llamar francmasonería inocua entre nosotros es, aparte del evidente peligro a que está expuesta de convertirse en lo que es la francmasonería en el resto del mundo, al mismo tiempo sacrilega y peligrosa. Si ésta fuera sólo una sociedad para el intercambio fraternal y la ayuda mutua, ¿por qué habría de ser necesario hacer, para tales propósitos, juramentos del carácter más horripilante? Citaré ahora algunos de estos juramentos: los más comunes, que son hechos por todo francmasón inglés en los tres primeros grados de la Hermandad. Juramentos, mucho más blasfemos y terribles se hacen en los grados más altos, tanto en Inglaterra como en el Continente. También daré aquí las contraseñas, gestos y signos relativos a estos tres grados principales. Podremos luego juzgar la mofa que se hace del nombre de Dios para propósitos totalmente pueriles, cuando no dirigidos a encubrir mortales secretos tales como los de la francmasonería del continente. El primero de los juramentos es hecho por el candidato que desea convertirse en aprendiz. Se le despoja de todo dinero y metal. Su brazo derecho, pectoral izquierdo y rodilla izquierda están desnudos, su talón derecho descubierto. Se le vendan los ojos y una cuerda arreglada como para ahorcar se le coloca alrededor del cuello. Se apunta con una espada a su pecho y de esta manera es colocado de rodillas ante el maestre de la logia, ante cuya presencia hace el siguiente juramento, la mano sobre la Biblia:
     "Yo, N. N., en presencia del Gran Arquitecto del Universo y de esta logia autorizada, digna y creyente, formada por libres masones aceptados, que se reúnen regularmente y propiamente dedicados, juró muy solemne y muy sinceramente que desde ahora en adelante; siempre respetaré, ocultaré y jamás revelaré, cualquier parte o partes, punto o puntos, de los secretos y misterios de, o que pertenezcan a miembros libres de la masonería, que me hayan sido, que me sean ahora, o que puedan serme comunicados, a menos que sea un verdadero y legal hermano, o hermanos, y ni siquiera a ellos hasta que no se pruebe por debido juicio, examén estricto, o segura información de parte de un bien conocido hermano, que el que recibe la confidencia es digno de ella o que está dentro de una justa, perfecta y regular logia de aceptados francmasones. Además prometo solemnemente que no escribiré, imprimiré, grabaré, tallaré o delinearé de ninguna otra manera, o seré la causa de que otros lo hagan, si está en mi poder prevenirlo, sobre cualquier cosa, movible o inmóvil bajo los cielos en la que cualquier carta, carácter o figura, o la menor traza de una carta, carácter o figura puedan hacerse inteligibles a mí mismo o a alguien en el mundo, de modo que nuestros secretos, artes y ocultos misterios lleguen impropiamente a ser conocidos a través de mi indignidad. Juro solemnemente observar estos varios puntos, sin evasión, equivocación o reserva mental de ninguna clase bajo ninguna pena menor, si es que llegare a violar mi juramento, que la de que se me corte la garganta de lado a lado, que se me arranque la lengua de raíz y que mi cuerpo sea enterrado en la arena del mar bajo aguas superficiales, o a un largo de cable de la costa, donde la marea fluye y refluye regularmente dos veces en las veinticuatro horas del día, o el aún más eficiente castigo de ser marcado como un perjuro internacional vacío de todo valor moral y no apto para ser recibido en esta autorizada logia, o en ninguna otra logia autorizada, o sociedad de masones que valore el honor y la virtud sobre las ventajas externas de rango y fortuna: ayúdame, Dios, y mantiéneme firme en esta mi gran y solemne obligación de Iniciado como Aprendiz Francmasón."
     W. M.- "Lo que habéis repetido puede considerarse una sagrada promesa como garantía de vuestra fidelidad, y para convertirla en una obligación solemne os agradeceré que la selléis con vuestros labios sobre el libro sagrado.'' 
     (El aprendiz besa la Biblia).
     Cuando el juramento citado se ha pronunciado debidamente, se le enseña el "signo", que para un Aprendiz consiste en un gesto hecho moviendo la mano de un lado a otro de la garganta y dejándola luego caer al costado. Este gesto se refiere a la penalidad aplicada a la violación del juramento. Luego viene el "toque", que es también un signo punitivo. Este consiste en una fuerte presión de la punta del pulgar de la mano derecha sobre la primera falange del Indice de la mano derecha, aprisionando el dedo con la mano. La contraseña es BOAZ, y se da letra por letra, (sic.).("O sea, se me aflija el más fuerte castigo...").
     Hay un buen número de atractivos deberes ceremoniales e instrucciones que se pueden ver consultando cualquiera de los manuales de la Francmasonería y que citan perfectamente descriptos por un tal Carlile, un ateo que se propuso divulgar, para beneficio de los infieles, todo el ceremonial secreto de la francmasonería inglesa, con el objeto de hacer avanzar el verdadero secreto importante, es decir,, el panteísmo o el ateísmo, y el odio por cualquier clase de cristianismo. Los francmasones ingleses se sintieron muy interesados por el ceremonial pero muy poco por el ateísmo, de aquí el propósito de los infieles de hacer valer el "verdadero secreto" en las logias haciendo conocer los meramente superfluos.
     El juramento del grado segundo, el de Compañero de la Hermandad, es el siguiente:
     "Yo, N. N., en presencia del Gran Geómetra del Universo y, en esta logia creyente y autorizada de Compañeros Masones debidamente constituidos, que se reúnen regularmente y que están propiamente dedicados, por mi libre voluntad y acuerdo, juro y prometo solemnemente: de aquí en adelante siempre honraré, esconderé y jamás revelaré, los secretos o los misterios que pertenecen al segundo grado de la masonería, los Compañeros, a ninguno de los miembros llamados Aprendices, lo mismo que no revelaré los secretos de los Aprendices ni los del segundo grado, los Compañeros, a nadie que no sea iniciado o que pertenezca al popular mundo de los que no son masones. Prometo además solemnemente que actuaré como un verdadero y fiel Compañero, que obedeceré los signos y que mantendré los principios inculcados en el primer grado. Juro muy solemnemente obedecer todos estos puntos sin evasión, equivocación o reserva mental de ninguna clase, bajo una pena no menor que, si lo llegare a violar, hacerme abrir el pectoral izquierdo, arrancar el corazón, y, que éste sea dado a las aves de rapiña o a las bestias del campo, como carroña: Que me ayude Dios Todopoderoso y me mantenga serenamente en esta mi grande y solemne obligación como Compañero Masón."
     Después de pronunciar este juramento con toda formalidad el Compañero masón conocerá el signo, el "toque" y la contraseña, que les son revelados por el Maestre, que se dirige a él de este modo:
     "Ahora que habéis contraído la solemne obligación de un Compañero Francmasón, procederé a confiaros los secretos del grado. Avanzaréis hacia mí como en vuestra iniciación. Dad ahora otro paso con vuestro pie izquierdo y sostened el talón derecho. Esta es la posición del segundo paso regular en la Francmasonería y es en ella que los secretos del grado son comunicados. Los secretos consisten, como en el primer grado, de un signo, de un "toque" y de una palabra con la diferencia de que el signo es de naturaleza triple. La primera parte del signo es llamada el signo de la fidelidad, emblema de la protección del depositario de vuestros secretos del ataque del intruso curioso. (Este signo se hace presionando la mano izquierda sobre el pectoral izquierdo, extendiendo el pulgar perpendicularmente de modo de formar un cuadrado). La segunda parte es llamada el signo de salutación, (que se hace: poniendo el brazo horizontal desde el hombro al codo y perpendicular desde el codo hasta las puntas de los dedos (brazo izquierdo), con el pulgar y el índice formando un cuadrado). La tercera parte es la llamada del signo punitivo y sea hace haciendo correr la mano a través del pecho y dejándola caer a un costado. Esta es una alusión a la penalidad correspondiente a vuestra obligación, y que implica que como hombre de honor, y como compañero masón, querríais que se os arrancara el corazón del pecho, antes que divulgar los secretos de este grado. El "toque" o toma se da por medio de una fuerte presión del pulgar en la segunda articulación de la mano o en la segunda del dedo medio. Esto pide una palabra; una palabra a ser dada y recibida con la misma estricta precaución de la palabra en el grado anterior; o letra a letra, o en sílabas.
     La palabra es JACHIN. Como en el curso de la noche seréis llamado por esta palabra, el Diácono Mayor os dictará ahora las respuestas que debéis dar." 
     El siguiente juramento es el de más alto grado, súbstancialmente, en la antigua francmasonería: el correspondiente al grado de Maestre (Referido al grado de la masonería, el uso ha consagrado la forma "maestre", en lugar de "maestro", que sería lo correcto). Hay que prestar atención a las palabras "o por mi propia opción".
     "Yo, N. N., en presencia del altísimo y de esta digna y creyente logia, debidamente constituida, que se reúne regularmente y propiamente dedicada por mi propia voluntad y acuerdo, prometo y juro muy solemnemente que de aquí en adelante siempre honraré, ocultaré y jamás revelaré los secretos o los misterios del (o pertenecientes al) grado de maestre masón, a nadie en el mundo, a menos que sea a quien o quienes pertenezcan justa y legalmente dichos secretos y misterios; y ni siquiera a éstos hasta que por las correspondientes pruebas, estricta examinación o plena convicción se establezca que él o ellos son dignos de confianza, o que pertenecen al seno de una Logia de Maestres Masones. Ulteriormente me comprometo muy solemnemente a guardar los secretos del tercer grado de aquel que sea sólo un compañero masón, con las mismas precauciones con que guardaré los secretos del segundo grado de aquél que sea sólo un aprendiz francmasón; lo mismo que a guardar estos secretos de todo el que no sea un Hermano Masón. Me comprometo además solemnemente a avanzar hacia el pedestal de la escuadra y el compás, a responder y a obedecer a todos los signos legales y a los llamados que se me hagan llegar desde cualquier Logia de Maestres Masones, siempre que esté dentro de mi alcance, y no oponer excusa alguna excepto enfermedad a las presiones que puedan ejercer sobre mí las circunstancias de mi vida privada o pública en caso de emergencia. Aún más, prometo solemnemente mantener y respetar los cinco puntos de la Hermandad, con los actos tanto como con las palabras; prometo que mi mano, dada a un masón, ha de ser segura garantía de hermandad; que mi pie atravesará peligros y dificultades, para unirse con el suyo para formar una columna de seguridad y defensa mutua; que mis oraciones diarias me harán recordar de sus necesidades y dispondrán mi corazón para Socorrerlo en sus penurias y aliviar sus necesidades, en la medida en que esto se pueda hacer sin detrimento de mí mismo o de mis conexiones; que mi pecho será el sagrado repositorio de sus secretos, cuando me sean comunicados como tales, siendo el asesinato, la traición, la felonía y otras ofensas contrarias a la ley de Dios, o las leyes de los países, especialmente exceptuados o a mi propia opción; y finalmente prometo que defenderé el honor de un Maestre Masón en su ausencia tanto como lo haría en su presencia. Prometo que no le calumniaré ni permitiré a otros que lo hagan, y que aún repudiaré que se le calumnie, y que respetaré estrictamente a su esposa, a su hermana, o a su hija; y que no tendré a sabiendas conexión carnal ilegal con ellas; declaro también muy solemnemente que no defraudaré a un Hermano Maestre Masón, o ver que se lo defraude en la más insignificante cantidad sin advertirlo a tiempo; que siempre preferiré a un Hermano Maestre Masón en mis negocios, y que le recomendaré a otros en la medida de mis posibilidades, en tanto que él continúe actuando honorablemente, honesta y fielmente cns su relación conmigo y con los demás.
     Prometo que observaré todos estos puntos, sin equivocación o reserva mental de ninguna clase, bajo una pena no menor, si violare cualquiera de ellos, de que se me corte el cuerpo en dos, y sean mis entrañas extraídas, y todo quemado hasta convertir mi cuerpo en cenizas que serán desparramadas a los cuatro vientos de modo que ninguna traza o recuerdo de mí permanezca entre los hombres, especialmente entre los Maestres Masones; Que en esto me ayude Dios, y que me mantenga sereno en esta grande y solemne obligación de ser un Maestre Masón."
     Sigue a esto una larga ceremonia en la cual el nuevo Maestre es hecho fingir que está muerto y que es resucitado por un maestre que toma y aprieta su mano o muñeca, pone el pie contra el suyo, la rodilla contra su rodilla, y atrae su pecho contra el suyo, y coloca la mano en su espalda. Esto se practica en la masonería como los cinco puntos de la hermandad.
     Luego el Maestre da los signos, el "toque" y la contraseña diciendo:
     "De los signos, el primero y el segundo son casuales, el tercero es penal. El primer signo casual es llamado el signo del horror y proviene del signo de salutación de la hermandad, y que se hace dejando caer la mano izquierda y elevando la derecha, como para proteger los ojos de una visión dolorosa, llevando al mismo tiempo la cabeza hacia el hombro derecho, como si se quisiera evitar tal visión. Alude, este gesto al hallazgo que hicieron los doce compañeros, de nuestro Maestre Hiram, que fuera asesinado.
     El segundo signo casual es el llamado signo de simpatía o pena, y se ejecuta inclinando la cabeza un poco hacia adelante y golpeando suavemente la frente con la mano derecha. El tercero se llama el signo penal, porque se refiere a la penalidad adjunta a vuestra obligación y se hace corriendo la mano a lo ancho del cuerpo y dejándola caer hacia un costado y luego levantándola nuevamente para colocar la punta del pulgar sobre el ombligo. Implica este gesto que, como hombre de honor y Maestre Masón vos preferiríais ser cortado en dos antes que divulgar impropiamente los secretos de este grado. El "toque" o contacto es el primero de los cinco puntos de la Hermanadad. Los cinco puntos son: primero, tomar firmemente con la mano derecha la muñeca del otro Hermano y viceversa, usando las puntas de los dedos; segundo, el pie derecho paralelo al pie derecho del otro, por la parte anterior; tercero, rodilla derecha contra rodilla derecha; cuarto: pectoral derecho contra pectoral derecho; quinto: la mano sobre el hombro, sosteniendo la espalda. Es en esta posición, y solamente en esta, excepto en las logias abiertas, y solamente en un murmullo, que se pronuncia la contraseña. Esta es MAHABONE o MACBENACH. La primera es la palabra antigua y la segunda la moderna." 
     He dado aquí una idea de las principales ceremonias que se usan para ordenar a los francmasones ingleses. No puedo, en el espacio que me he permitido, analizar otras características de estos ridículos ritos y reglas, muchos de los cuales, en todavía más altos grados, se pueden interpretar como gradualmente cada vez más ateístas y anticristianos. Pero será suficiente para mi propósito poner de relieve un hecho. En las ceremonias que acompañan la iniciación se le hacen muchas recomendaciones a los candidatos, y se les hacen admoniciones y catequización. En las ceremonias de los grados más altos el verdadero secreto se divulga gradualmente de una manera aparentemente muy simple. Por ejemplo en el grado de Caballero Adepto del Aguila o del Sol, el Maestre a cargo que describe la Biblia, el Compás y la Escuadra dice:
     "Por la Biblia debéis entender que es ésta la única ley que deberíais seguir. Eso es lo que Adán recibió cuando fue creado, y lo que el Todopoderoso grabó en su corazón. Esta ley es llamada la ley natural y muestra positivamente que no hay sino un solo Dios, y manda adorar sólo a él sin ninguna clase de subdivisión o interpolación. El Compás os da la facultad de juzgar por vosotros mismos, que cualquier cosa que Dios haya creado está bien, y que él es el autor soberano de todo. Si existe en él, nada es bueno o malo, porque nosotros entendemos que una acción que es excelente en sí misma puede serlo relativamente si es juzgada por el entendimiento humano, y que Dios, para quien todo es posible, nada comunica acerca de sus determinaciones sino lo que a su gran bondad le place; y que todo en el mundo está gobernado como lo ha decretado él con justicia, de acuerdo con los atributos de la divinidad. Digo así mismo, que en él no hay mal, porque él todo lo ha hecho con justeza, y que todo existe de acuerdo con su voluntad; consecuentemente, como debería ser. La distancia entre el bien y el mal, en cuanto a la Divinidad, no se puede comparar en forma más clara y justa que a un círculo hecho con compás. De los puntos reunidos se forma una circunsferencia entera (
Se confunde aquí circulo con circunsferencia. N. del T.) y cuando cualquier punto en particular igualmente se aproxima o igualmente se aparta de su punta, es sólo una débil resemblanza de la distancia que hay entre el bien y el mal, que comparamos con las puntas de un compás formando un círculo, el cual cuando se ha completado, ¡es Dios!" (Esta analogía quiere decir que no hay diferencia entre el Bien y el mal, ya que Dios es el creador de todas las cosas, y quien, aún mas se confunde con las cosas creadas. N. del T.)
     De esto se desprende claramente a qué se reduce la así llamada veneración por la Biblia y por la religión, finalmente, en la francmasonería.
     Partiendo de un aparente acuerdo con el cristianismo, termina en el ateísmo. En el simbolismo esencialmente judío de la masonería la trinidad es ignorada desde el comienzo y Dios reducido a Gran Arquitecto. La mención de Jesucristo es cuidadosamente evitada. Gradualmente se insinúa que la Biblia no contiene ninguna Revelación; sólo las leyes escritas en el corazón de cada hombre por el Dios único. El único Dios hasta ahora, de alguna manera respetado. Pero al poco rato encontramos a este "único Dios" reducido a dimensiones realmente muy pequeñas. Podéis juzgar por vosotros mismos por el compás que Dios existe en sí mismo, "por lo tanto", aunque es difícil aquí comprender el por lo tanto, "nada es ni bueno ni malo". He aquí un golpe a la ley moral. Finalmente Dios, de quien se ha hablado con todo respeto en todos los grados precedentes, se reduce a algo casi inexistente: "un círculo que cuando es completado es Dios". Esto es una perfecta introducción al panteísmo de Weishaupt de acuerdo con los lineamientos de éste.
     Pero las teorías de la masonería, sea cual fuere su grado de desarrollo, hacen prácticamente menos daño que la conducta que apañan. Los ingleses, felizmente para ellos son, en muchos útiles aspectos, un pueblo inconsistente. Los individuos de la clase media pueden afiliarse a la masonería y sin embargo adherirse, en la más ilógica forma posible, a una forma de cristianismo muy diluida. No ha ocurrido lo mismo con los más razonadores masones continentales. Estos, o bien abandonan la hermandad, o bien el cristianismo. Pero la moralidad inculcada por la francmasonería ha hecho inmenso daño en los países de habla inglesa, sin embargo. El mismo juramento que ata a un maestre masón a respetar la castidad de ciertos familiares cercanos de otro maestre masón insinúa un amplio campo para la licencia; y los masones, aún en Inglaterra, nunca han sido los más morales de entre los hombres. La moral masónica los lleva, bien lo sabemos, a descuidar sus hogares y a una persecución injusta de los que no son miembros de la hermandad, en beneficio de los masones: una cuestión sobre la cual se han escuchado quejas, ya sea en cuanto al comercio, la política o la vida social. No necesito hacer notar a que males -a qué dañinos resultados- ha conducido esta actitud en América. Prefiero dejarle a Carlile, el infiel apologista de la oscura masonería, la tarea de desarrollar este punto. Dice Carlile:
     "Mi denuncia de la francmasonería en 1825 llevó a la denuncia que se hizo de ésta en los Estados Unidos de América; y un masón, allí de nombre William Morgan, que había anunciado la intención de ayudar aportando su testimonio, fue raptado bajo falsas formas legales por sus hermanos masones, sacado del estado de Nueva York y llevado a la frontera con el Canadá, cerca de las cataratas del Niágara, y asesinado allí bárbaramente.
     Esto, ocurrió en 1826. Los Estados Unidos se han puesto en controversia sobre este episodio durante varios años; hay una guerra continua entre masones y antimasones; se han formado sociedades antimasónicas y comenzado a publicarse diarios y revistas, panfletos y volúmenes con mucha correspondencia. De modo que, antes aún de que se suscitara la cuestión de la esclavitud, los partidos ya estaban delineados como masones o antimasones. Varias personas fueron castigadas por el secuestro de Morgan; pero los asesinos estaban protegidos por las logias masónicas y fueron rescatados de las manos de la justicia. Esto fue suficiente para demostrar que la masonería, ya sea que consista en una asociación secreta, o en una asociación con juramentos secretos y ceremonias, es un mal social y político."
     Mientras escribo esto, he sido informado de que los miembros individuales de las Logias de Orange se ríen ante la disolución de sus logias, explicando que precisamente la misma organización puede funcionar bajo el nombre de Masonería. Este es un mal que las sociedades secretas admiten.
     Ninguna asociación de esta clase, cuando es sécreta, puede protegerse de abusos; y es ésta una fuerte razón por la cual las asociaciones masónicas deben desprenderse de sus juramentos innecesarios, revisar sus constituciones, y exponerse abiertamente a la inspección pública y a dar informes. Debe haber bastante que puede hacerse aparecer como respetable en la masonería, de acuerdo con el estado actual de las costumbres, para que se permita el escrutinio público.
     La cuestión de la muerte de Morgan, y otros desgraciados incidentes en la historia de la francmasonería en los Estados Unidos, son ampliamente tratados por el Padre Muller. Sin embargo, y aunque parezca extraño, a causa de las sociedades antimasónicas y del horror creado por la muerte de Morgan, no hay ninguna parte del mundo en donde la masonería florezca más que en los Estados Unidos. Yo creo que ésta se ha de convertir en el futuro en el más grande enemigo de las instituciones libres de ese país. Me agrada poder afirmar, en cambio, que la francmasonería, gracias a Dios, ha hecho pocos progresos entre los católicos de Irlanda o entre los católicos nativos de Irlanda o aquellos por cuyas venas corre sangre irlandesa, en cualquier parte que residan. Esto es cierto, y lo mismo puede ser dicho acerca de millones de protestantes que no se han afiliado a la masonería. Sin embargo, el mal está entre nosotros, y es necesario que lo conozcamos y que sepamos cómo se manifiesta. Sabemos también que, además de los movimientos que la masonería ha sido llamada a servir, por medio de organismos masónicos y resoluciones inspiradas por el ateísmo y apañadas por sus oscuros partidarios ubicados en las logias británicas, ha habido en todas las épocas, por lo menos en Londres, algunas logias afiliadas a las logias continentales, trabajando a favor de las teorías de Weishaupt. Hubo varias logias, de esta clase, compuestas por extranjeros y judíos, que existieron en Londres contemporáneamente a Lord Palmerston, y que lo ayudaron en el gobierno y dirección de las sociedades secretas del mundo y de la Revolución Hereje que tuvo efecto durante su gobierno con tanta habilidad y con tanto éxito. Se puede encontrar en los trabajos de Deschamps una detallada lista de varios de estos grandes templos de iniquidad y de mortal Intriga anticristiana. Pero aparte de cualquier descripción la masonería -y cada una de ellas, por razones ya detalladas, es positivamente mala; mala por sus juramentos, por sus asociaciones, y por su carácter anticristiano- hubo otras sociedades formadas sobre los lineamientos de la Masonería Iluminada, bajo varios nombres, en Gran Bretaña, y especialmente en Irlanda, acerca de las cuales considero mi deber, al tratar esta materia, hablar tan claramente como pueda.

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