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sábado, 21 de agosto de 2010

LA GRAN TRIBULACIÓN


Hemos llegado al Gran Suceso. Las características de los mensajes y de las revelaciones de los Santos y las personas religiosas o virtuosas, nos dan un cuadro dantesco con todos los tonos de las tragedias y de los cataclismos.
Midamos la magnitud del Suceso. Cristo en Heede, Alemania, nos dice: "UN JUICIO EN PEQUEÑO".
Y si esta generación es peor que la del Diluvio, entonces la medida de purificación será más grande que un Diluvio. Luego los castigos purificativos serán más grandes que los de Sodoma y que los de Nínive. Ciudades como Babilonia tendrán que desaparecer y el gran Juicio Final estará retratado como memoria para las generaciones siguientes. Lo que sucederá ahora, será el símbolo de lo que sucederá después. Lo que sucedió antes en la historia, es imagen de lo que va a sucedemos a nosotros actualmente.
Teresa Neuman, la estigmatizada de Konnersreuth, ha dicho: "Se anuncia que está próximo a caer sobre el mundo un Castigo Terrible, que excederá a cuanto haya acontecido en las historia de la humanidad, y que el mismo Cristo clasificó como un Juicio Final en miniatura".
San Vicente Ferrer, decía en el Siglo XIV, anunciando la catástrofe: El estruendo que se producirá "No será otro mayor, sino el que se experimentará en el día del Juicio".
Entonces, es la época en que SALDRAN LOS DEMONIOS DEL INFIERNO. O más bien, como ha visto Lucía de Fátima, será el infierno mismo quien dará la batalla decisiva. Ana Catalina Emmerich, la mística agustina de Dulmen, en el éxtasis del año 1820, describía la ciudad caldea de Ur, patria de Abraham, que estaba sepultada bajo las ruinas. Treinta años más tarde, el famoso arqueólogo Taylor, se maravillaba de la precisión lejana de la gran estigmatizada alemana, al descubrir las calles y las plazas de la ciudad sepultada, descrita por la vidente.
Pues bien, Catalina bajó un día en visión, a los infiernos y los describe así: "Había en medio un abismo tenebroso, donde Satanás fue arrojado, después de haber sido encadenado. En torno de él ardía una sustancia negra. Si no me equivoco, conocí entonces, que CINCUENTA O SESENTA AÑOS ANTES DEL AÑO 2000, LUCIFER. SERIA PUESTO EN LIBERTAD DURANTE ALGUN TIEMPO. Algunos diablos han de ser puestos en libertad primero, para castigo y tentación de los hombres. Yo creo que ya, en nuestros tiempos, han sido libertados algunos, y otros serán soltados poco después de nuestros tiempos".
Marie Julie de la Faudais nos los describe también: "Durante estos tres días, LOS DEMONIOS APARECERAN EN FORMAS HORRIBLES Y ABOMINABLES, y harán resonar el aire con espantosas blasfemias". La ironía del infierno será esta: Los hombres nunca han creído seriamente en el infierno. Algunos católicos lo han diezmado muchas veces, interpretando demasiado benignamente a la Justicia o desfigurado la Misericordia Divina. Y vendrá a resultar, que el diablo que les inspiró la ausencia y la negación del infierno, sea el mismo, quien Ies de cátedra de Satanismo Infernal.
Santa Margarita de Cortona, la famosa convertida, que mereció oír de Cristo un día aquello: "Yo no te he amado para divertirme" profetiza: "Sabed con toda seguridad, le dijo Nuestro Señor, que sobrevendrá una muy Gran Tribulación, al impulso de uno de los principales demonios a las órdenes de Lucifer, y retenido y cautivo hasta ahora en los infiernos. Una vez desencadenado, recorrerá el universo entero y preparará hábilmente, los caminos del Anticristo, de quien será el precursor, y será tal la opresión, que muchos religiosos abandonarán su orden y gran número de religiosos, sus monasterios". En el mes de Mayo de 1288 le dice Cristo: "Elegida mía, aquel maligno espíritu que te he anunciado, ha salido ahora del infierno para armar lazos a las almas por medio DE UN NUMEROSO EJERCITO DE DEMONIOS; por ahora se encuentran en una soledad inaccesible a los hombres, a quienes darían la muerte si pudieran. Aquel enviado de Lucifer tan lleno de malicia, teme volver a presentarse delante de su Señor antes de haber procurado poner en ejecución sus horrendos designios. Toda la turba de los malos espíritus, que quedaron en el aire, se esfuerza en ejecutar sus órdenes, le miran como a un jefe consumado en malicia. Tal es la perversa índole de éste nuevo jefe de los demonios, que desde el origen del mundo, jamás ha presentado a los hombres tanta ciencia en la iniquidad y en las discordias, como lo hacen al presente, y lo harán todavía más, en lo sucesivo. Este inflexible autor de la perdición general, hará en su tiempo, mayor estrago en las almas que el Anticristo mismo, cuando venga al mundo. Pescará a las almas en sus redes; sin embargo, en el resultado final LE QUEDARAN MUY POCAS, pero el cruelísimo lugarteniente de Lucifer, organizará grandes males, y hará morir en el mundo a muchos".
La romana Isabel Canori, en 1820, nos describe su número y su salida del infierno. Dice su revelación: "A fin de que mi pobre espíritu se penetrase bien de este sentimiento de la Justicia Divina, se me mostró la horrible prisión. Vi entonces abrirse una sombría y espantosa caverna llena de fuego y de la cual SALIAN MULTITUD DE DEMONIOS, QUE HABIENDO TOMADO LA FORMA DE HOMBRES Y DE BESTIAS, VENIAN A INFESTAR AL MUNDO, NO DEJANDO POR TODAS PARTES SINO RUINA Y MATANZA. Felices los buenos y verdaderos católicos. Ellos tendrán en su favor la poderosa protección de los Santos Apóstoles, Pedro y Pablo, que velarán sobre sus personas, para que no se las siga ningún daño ni aún en sus bienes. LOS MALOS ESPIRITUS devastarán los lugares en que Dios hubiese sido ultrajado, blasfemado y tratado sacrílegamente. Esos lugares serán arruinados aniquilados y no quedará de ellos ni vestigio. Se servirá DEL PODER DE LAS TINIEBLAS, para exterminar a esos hombres, sectarios e impíos, que quisieran demoler a la Iglesia y destruirla, hasta sus cimientos. Esos mismos hombres, en su audaz malicia, pretenden bajar a Dios de su Trono Supremo; pero Él se reirá de su astucia, y por una señal de su poderosa mano castigará a esos pérfidos y a esos blasfemos, permitiendo a las Potestades tenebrosas que salgan del infierno. INMENSAS LEGIONES DE DEMONIOS RECORRERAN ENTONCES TODO EL MUNDO, y por las grandes ruinas que han de causar, ejecutarán las ordenes de la Justicia Infinita. Todo lo atacarán y dañarán a los hombres, a las familias, a las propiedades, a las sustancias, a las ciudades y a los pueblos, a las casas y nada perdonarán de cuanto hay en la tierra, permitiendo Dios que esos sicofantas, sean castigados por la crueldad de los demonios, dándoles una muerte trágica y bárbara porque voluntariamente se sometieron al poder infernal".
En 1891 León XIII, daba gracias después de su misa. Los fieles le contemplaban. Súbitamente, el Pontífice se dirigió mirando estático al Altar. Estaba maravillado y aterrado. Había visto una terrible visión y había asistido al Juicio Misterioso entablado entre Dios y el Infierno.
El Pontífice resumió el Gran Juicio Celeste:
"Decía el Maligno, que tenía casi destruida la Iglesia de Cristo.
Si tuviera más libertad, la destruiría por completo.
— ¿Cuánto tiempo quieres para hacer esa destrucción? —
le dijo Cristo.
—"50 ó 60 años".
Dios le concedió el plazo al diablo. Después, esperarían los hechos. Por lo tanto, el período de ataque y de invasión: infernal está ya sobre la tierra.
El mensaje de La Salette, nos describe esa misteriosa reincorporación aparente de los diablos, tomando formas de justos, que antes existieron, para enseñarnos la Teología de los apóstatas y de los desesperados.
La Venerable Trapense, nos da, en unas pinceladas, la expresión de personas endemoniadas por el terror o los mismos demonios actuando sobre la tierra con la confusión y el pánico: "En medio de esto, descubrí multitud de hombres y mujeres con unas FIGURAS, que infundían miedo; entregábanse a todo género de crímenes y vomitaban horribles blasfemias contra lo que hay de más sagrado en el cielo y en la tierra. Sentía Yo tan grande pena, que aún la experimento al escribiros esto. Lo que más me sorprendió, fue ver a la cabeza de aquellos desgraciados, a algunos de los que por su estado debían de inclinarlos al bien, y los inducían al mal. Hay uno a quien no nombraré. .. el que sufrirá la misma suerte que los otros por su reprobada filosofía. El tiempo os lo dirá cuando tales crímenes sean conocidos y castigados".
La Beata Ana María Taigi nos los describe también: "El aire estará infecto por los demonios, que aparecerán bajo formas horribles de todo género".
La Hermana de la Caridad de Quebec, en mensaje secreto, a Pió XII nos dice: "ES UN VISTAZO DEL INFIERNO, que no dañará a las almas justas y sacrificadas, las almas que vivieron de abandono y de amor".
Hace 20 siglos, que hablaron los Santos y los iluminados de LAS GRANDES TINIEBLAS Y LOS TRES DIAS DE TINIEBLAS. Más de setenta personajes Santos y Religiosos llenos de carismas predijeron este período de EL GRAN GOLPE O LA GRAN TRIBULACION.
La Virtuosa Josefa Lamarine, pone las Tinieblas como señal de comienzo: "Ha llegado la hora de las Tinieblas, LAS TINIEBLAS HAN LLEGADO".
Ana Catalina Emmerich nos describe un poco el cuadro: "Vi el mundo envuelto en una llama circular, que cubrió después DE OSCURIDAD Y DE TINIEBLAS. A medida que así se desplazaba la tierra ante mis ojos, veía que se multiplicaban las obras tenebrosas de los hombres. Gran número de escándalos se me mostraron en todos sus detalles".
La religiosa Trapense muerta en 1828, nos enuncia: "En el momento de pronunciarse estas palabras vi el cielo TORNARSE EN UNA PROFUNDA NOCHE; JAMÁS HABIA VISTO YO COSA TAN OSCURA. ESTA OSCURIDAD FUE SIMULTANEA A UN TRUENO, PARECIA VENIR ESTE DE LAS CUATRO PARTES DE LA TIERRA".
Ana María Taigi, es una de las clásicas en esta materia. Su interpretación ha sido comentada por el padre Calixto, su biógrafo y Monseñor Natali, su confesor. "Durante muchos días seguidos, vio extenderse por mundo entero, TINIEBLAS EXCESIVAMENTE ESPESAS". Presume el Padre Calixto que aquí se trata DE TINIEBLAS FISICAS.
Continúa la vidente: "Todos los enemigos de la Iglesia, ocultos o manifiestos perecerán DURANTE LAS TINIEBLAS, a excepción de algunos que Dios convertirá. Las velas benditas preservaran de la muerte, como también las oraciones a la Santísima Virgen y a los Santos Ángeles".
Dolores Matarelli de Oria, en Nápoles, era una estigmatizada. Esta alma predijo todos los acontecimientos de este período y del siguiente. Hablando con un sacerdote vaticinó: "Habrá horrorosos asesinatos de Sacerdotes y de religiosos en España, Francia e Italia y en Calabria. Habrá además TRES DIAS DE TINIEBLAS Y SALDRAN LOS DEMONIOS DEL INFIERNO, para excitar a los verdugos o para desanimar a los justos. ¡Esto será horrible, horrible!
Marie Julie de la Faudais, enuncia: "Vendrán TRES DIAS DE CONTINUAS TINIEBLAS. Las velas de cera bendita iluminarán durante esas tinieblas horrorosas. Una vela durará los 3 días, pero en las casas de los impíos no arderán".
San Gaspar de Búfalo 1837, fundador de la Orden de la Preciosísima Sangre, las predijo en los siguientes términos: "Aquel que sobreviva A LOS TRES DIAS DE TINIEBLAS Y ESPANTO, se verá a sí mismo como sólo en la tierra, porque, de hecho, el mundo estará cubierto de cadáveres". (Testimonios extractados del proceso de beatificación) .
La perseguida Sor María de Jesús Crucificado dijo: "Durante LOS TRES DIAS DE TINIEBLAS, las personas entregadas a sus caminos depravados, perecerán, de tal modo que solo sobrevivirá una cuarta parte de la humanidad".
¡Qué misterio interesante encierran estas admoniciones!. "Haré resplandecer mi luz. Luz, que para unos será bendición y para otros será TINIEBLAS". O de otra manera: El será para unos la salvación y para otros la condenación.
Lo había ya predicho Simeón en el templo. Y esa luz misteriosa que en torno de Cristo (el día de la candelaria) la Iglesia enciende, es la glorificación de su gracia y de su salvación. Propaga en esa liturgia del Cirio, la constelación participada de la luz. Una chispa increada, crea en torno a Cristo los satélites constelados de la luz. La salvación expansiva y luminosa de la gracia. El evangelio, que es la luz sobre el celemín, impone la urgencia responsable de prenderse en todas las tinieblas y en todas las cumbres, para que se vea. Y ¡ay de aquel que no tenga luz de expansión y de incendio! Ese tal, como hijo de las tinieblas, tiene un puesto entre los sepulcros de los réprobos. Los hijos de la luz, tendrán su testimonio: Aparacer y permanecer después de las tinieblas. Y ese "juicio final en miniatura", no es sólo el aparato caliginoso y tormentoso de los elementos y de las catástrofes, no. Porque después de la gran purgación, seremos conocidos como hijos de la luz aunque, ésta en la vida privada y conventual, haya estado oculta. Los que queden serán testimonio de la luz, por haber sido fieles a ella. Los que se vayan habrán sido hijos de las tinieblas y se habrán ido con ellas. Unos pocos escogidos habrán caído como víctimas, en precio de la conversión de muchos pecadores.
El fuego probará la calidad de las almas. Las pacotillas y las apariencias elegantes y piadosas, que hayan sido falsas, quedarán reducidas a pavesas. Y sólo permanecerá lo que sea de Cristo.
Una de las profecías más grandiosas, bellas y llenas de misterio, es la de la joven francesa, María R. cuyo apellido han querido guardar. Es del día 12-VII-1872. Ha sido muy comentada esta profecía por sabios religiosos. Tienen todo el sabor del Apocalipsis. "Esta noche, entre las doce y la una, no pudiendo dormir a causa de la temperatura, me levanté y apareció de repente una luz; un personaje vestido de rojo y cuyos vestidos estaban mojados, se presentó delante de mí. Tuve miedo y por tres veces llamé a mi compañera, que no me respondió. Entonces me dijo la visión: —No tengas miedo, María, ten confianza y vive sin temor. Yo le pregunté: — ¿Por qué estáis vestido de rojo? — ¡Ah! me respondió suspirando. Porque yo piso el lagar, y nadie quiere ayudarme. La viña está cargada de fru­tos; hay muchos para recogerlos, pero ninguno para exprimir el jugo. Por eso he jurado en mi cólera, que nadie beberá de mi vino ni del licor que Yo haya pisado.
Vi entonces siete hombres con alas, teniendo cada uno un incensario lleno de carbones; tres de ellos, piaban de cada lado de Nuestro Señor y uno detrás. Tomó el Señor uno de los incensarios y vi la gran cuba de vino y en ella le mojó; después, tomando un carbón de este incensario, le metió en otro y lo mismo hizo con los demás.
Hecho esto, dijo al primer hombre alado: "Lanza tu incensario".
Ved aquí, que lanzado el incensario, salió de él una gran cantidad de moscas. Nuestro Señor les dijo: "Id a ejecutar mis órdenes y enseñad a los hombres a obedecerme". Partieron las moscas y volviendo poco después dijeron: "Señor, hemos hecho lo que nos habéis mandado y el hombre ha respondido: "No serviré". Bendíjolas el Señor y se marcharon.
Llamó al segundo hombre alado y le dijo: "Lanza tu incensario".
Lanzado el incensario, salió de él, un espeso vapor negro, y le dijo Nuestro Señor: "Vapor, ve a la tierra toca los animales y los hombres y enséñales a obedecerme". El vapor partió y regresando luego dijo: "Señor, he ejecutado vuestras órdenes y el hombre ha respondido: "No serviré". Bendecido por el Señor, se retiró.
Llamó al tercer hombre alado y le dijo: "Lanza ese incensario".
Y cuando le lanzó salieron de él; muchos insectos muy pequeños: Les dijo el Señor: "Id a la tierra, tocad las plantas y enseñad a los hombres a obedecerme". Partieron los insectos y volviendo después dijeron: "Señor, hemos cumplido vuestras órdenes y el hombre ha respondido: "No serviré". El Divino Maestro les bendijo y se marcharon.
Volviéndose entonces hacia los tres hombres alados de su derecha les dijo: "El Hombre en su impiedad ha dicho: "Yo reinaré", y Yo le digo: "Tú servirás". Ellos se han burlado de mí, moviendo la cabeza de uno y de otro lado. Por este motivo, id a lanzar vuestros incensarios y puede ser que entonces reconozcan que, al fin, es necesario servir.
Los tres hombres alados lanzaron sus incensarios: y ved ahí una innumerable multitud de caballos y de hombres y de espadas. El Señor les ha dicho: "Recorred la tierra y herid a vuestro paso para que el hombre aprenda a servirme". Partieron y volvieron.
Después dijeron los tres: "Hemos combatido en vano, pues el hombre ni siquiera ha querido respondernos. Vengaos pues, Maestro, porque en ello va vuestra Gloria. Vengaos Vos mismo. Bendecidos por el Señor, se alejaron.
El séptimo hombre alado se adelanta con su incensario y el Divino Maestro le dice: ''Remueve todo el vino de la cuba con tu incensario y déjale que se desborde". El hombre alado obedece y he aquí que el vino comienza a hervir y brotan llamas. Anda, le dice el Divino Maestro, devora todos los lugares que han cometido la iniquidad, purifica todo y no perdones más que la centésima parte de cada cosa". Ved que en grueso torbellino parte todo el fuego. Un grito agudo se deja oír y el Señor dice: "TODO ESTA CONSUMADO. .. TODO SE HA SALVADO. . . Ciudad desventurada, si tú hubieras querido... Hombre ingrato, si tú me hubieras escuchado. .."
La joven obrera francesa, dijo a su director espiritual que las seis primeras plagas representadas por los incensarios de los seis primeros ángeles, han pasado ya PERO QUE EL ULTIMO ES INMINENTE Y SERA TERRIBLE.
Analicemos el contenido de la Séptima plaga: REMUEVE TODO EL VINO DE LA CUBA CON TU INCENSARIO Y DEJALE QUE SE DESBORDE. — Todo será removido y renovado. Los hombres, las almas, las ciudades y las casas. Pecamos contra todo, pues todo será nuestra purificación y nuestro tormento. El cielo que hemos manchado con nuestras pupilas pecaminosas, la tierra por cuyos senderos hemos caminado con pies ligeros. El mar en cuyas costas hemos expuesto nuestras anatomías paganas. ¡Ay de las playas y de moda! Serán barridas por las olas como barre las pisadas calientes, el nordeste. ¡Aaaaah! de los costeños de proa...! Que se va a pique la ciudad, el malecón y el puerto... ! ¡Sálvese el que pueda... !
Y mil veces ¡ay! de los capitalinos, los de las ciudades populosas llenas de mafias y de vicios, de tinglados comerciales y de sindicatos y de fábricas sin conciencia. ¡Ay!, ¡ Ay!, todas las muertes juntas que se avecinan. La muerte llega... ¡Qué dulce será el monte y la soledad de los campos desiertos para huir de la madre muerte!
"Devora todos los lugares que han cometido la iniquidad, purifica todo y no perdones más que LA CENTESIMA PARTE DE CADA COSA".
El fuego será la liquidación de la vida, el verdugo de nosotros mismos. Ese fuego que se nos enunció en Fátima como castigo, que fue símbolo en Sodoma y en Gomorra y será también ahora, el símbolo del amor, el verdugo de la justicia, el dulce anticipo del Espíritu Santo, que purifica antes de la posesión.
TODO SERA PURIFICADO.—¡Adiós halagos y fiestas! ¡Adiós vanidades locas! ¡Adiós paisajes de ciudades paganas, fuentes en las plazas arquitectónicas! ¡Adiós Clubs nocturnos y pistas de baile en los salones de fiestas! ¡ Adiós bancas y casas de contratación! ¡ Lágrimas y ruinas sobre vuestros últimos clichés desvanecidos en el recuerdo!
¡CIUDAD DESVENTURADA! ¡Ah! la última vez que vi París, yo me despedí de ella, encomendando sus ruinas, al Corazón de Jesús de Montmartre. Era tan hermosa y tan simétrica, tan llena de un dulce paganismo intoxicante. . ¡ Adiós París! ¡ Reina de los tristes destinos! ¡HOMBRE INGRATO SI TU ME HUBIERAS ESCUCHADO! ¡Adiós amigos desconocidos y presentes! ¡Adiós a los amigos que ya no volverán! Elegía triste a los que se van y tal vez nunca encontraremos. Se acaba el tiempo para el diálogo. Se fugan los suspiros para el momento romántico. Agarra tu tiempo que se desvanece. Clávatelo en tu carne por que ya las palabras graciosas y los ojos que nos miran, se esfuman como un río lírico en las cuencas de las manos. ¡ Ay! ¡ Pemán! mi poeta desconsolado, llórame tu elegía, que yo te acompaño en el llanto:
"¿Para qué amarlas cosas? ¿Para qué amar las rosas...
Y los dulces rumores y las bocas graciosas,
Que nos dicen promesas que jamás nos darán?
¿Para qué amar las cosas, Si las cosas se van?".
San Gaspar Búfalo nos dice: "Aquel que sobreviva a los tres días de tinieblas y espanto, se verá a sí mismo como solo en la tierra, porque de hecho, EL MUNDO ESTARA CUBIERTO DE CADAVERES.
"NO PERDONES MAS QUE LA CENTESIMA PARTE DE CADA COSA". Al considerar la magnitud de la Gran Purgación, las profecías nos dan junto con las clases de castigos, las cifras generales de la destrucción. Por lo tanto, no es quimera piadosa, el castigo, cuando nos hablan de las estadísticas y de las ruinas.
Elena Wallraff, nació en 1755 en Brugen, electorado de Colonia y murió, en 1801, en olor de santidad. Su sepulcro, sigue siendo objeto de peregrinaciones. Profetizó así: "Los malos, serán aniquilados por los malos; muchos buenos morirán también, pero para salvarse. LA TERCERA PARTE DE LOS HOMBRES PERECERA EN LA TORMENTA. Estas calamidades no tardarán en presentarse".
Sor María de Jesús Crucificado de Pau, nos completa la ecuación desde otro ángulo matemático: "Durante los tres días de tinieblas, las personas entregadas a sus caminos depravados, perecerán, de tal modo que sólo SOBREVIVIRA LA CUARTA PARTE DE LA HUMANIDAD". En términos más generales, pero cuantiosos, le dijo Nuestro Señor a la Beata Dominga del Paraíso: "Pero antes de este tiempo, arrancaré las raíces malignas y quitaré del mundo A UNA GRAN MULTITUD DE HOMBRES porque será preciso hacer esto y aún lo desearán y lo pedirán también mis siervos".
Un respetable religioso de Cluny, en carta dirigida al Prior de la Abadía de Moutier, en Auxiois, con fecha del 3 de diciembre de 1755 ha conservado para la edificación de la posteridad las famosas revelaciones del Padre Calixto: "Temblando todavía, tomo la pluma para daros a conocer un acontecimiento que ha consternado nuestra casa. Nos hallábamos en el ejercicio de la mañana, al terminar la Santa Misa, cuando en medio del más profundo silencio, de repente, se levanta una voz de entre nosotros; era la de uno de nuestros padres, hombre sencillo pero de una fe muy grande. ¡Ay de nosotros!, ¡Ay de nosotros! Diciendo estas palabras, cae pegado el rostro a la tierra, como para aplacar a Dios mirándole irritado. El asombro y el espanto nos domina; su figura nos parece radiante y su mirada deslumbradora. Habla con pena, pero clara y lentamente: "La venganza de Dios se acerca, el tiempo urge, penitencia, ¡ Oh pecadores!... La iniquidad ha inundado la tierra, la que sólo es iniquidad. ¿Qué santos pedirán por nosotros?
La venganza celestial ALCANZARA TODOS LOS RANGOS.
Hemos abusado del sacrificio, y el Sacrificio cesará.
Nos hemos apegado a la tierra y la tierra nos será arrebatada, y nosotros seremos arrebatados de la tierra. Las sentencias de los malos tendrán su cumplimiento, y la muerte arruinará a sacerdotes y seglares. Serán abatidas las altitudes; caerán en la sangre tres flores de Lys de la corona real, una cuarta en el lodo y otra en fin se eclipsará. Los malos se devorarán entre sí: Sangre, sangre, ¡se beberá sangre! Una espada de fuego se levantará del mar y enrojecida de sangre, volverá a meterse en el mar. Por dos veces las olas del Norte, traerán los destrozos de un gran naufragio. Se desconocerán las misericordias de Dios y se creerá poder pasarla sin su socorro. Y Dios retirará su auxilio y abandonará a pueblos y a reyes, y los depositarios del poder serán dispersados.
¡Iglesia de Dios, tú gemirás!; ¡Ministros del Señor, vosotros lloraréis, nuevas profanaciones! Sangre, sangre, sangre se beberá, se beberá sangre, se beberá sangre. . .
El hierro purificará a la tierra culpable y devorará al que está sentado en la iniquidad. Una flor de Lys sale radiante de una nube. Gloria a Dios. La fe renace, un hombre instrumento de Dios ha vuelto a encender esta lumbrera. Felices los que hayan sobrevivido. Gloria a Dios".
Apenas acabó de hablar pareció oprimido por la fatiga y le acometió la fiebre y murió ayer, después de treinta horas de enfermedad, durante lo cual no hemos conseguido ni una palabra más. Rogad y haced rogad por el descanso de su Alma". Hay una firma y se lee: Dom. Madrigo de la Abadía de Cluny.
La religiosa canadiense de la Caridad, ha contado a Pío XII la visión profética del 26 de Noviembre de 1949: "La Santísima Virgen llorando, dice: "No puedo sino con un hilo ligero detener la justicia irritada del Padre.
ESTA VEZ ES MAS QUE UNA GUERRA lo que está por caer sobre el mundo entero. Serán plagas, hambres, te­rremotos, en los cuales MUCHOS serán sepultados. Habrá crueldades inauditas sobre la tierra, algunos se morirán de terror. Las inmoralidades en las cuales el mundo está sumergido, se castigarán por enfermedades aún más horroro­sas que la lepra; algunos de aquellos enfermos se tornarán pasto para los animales.
El hambre reinará tan grande, hasta COMER CARNE HUMANA. ¡Ay de los apóstatas de aquellos tiempos! Des­graciadamente serán muchos, serán castigados de inmediato por suplicios horrendos sin tener un instante de alivio.
¡Ay! de las almas que tornan en cuentos de hadas todos estos mensajes de amor y misericordia. Otras aún, ni se preocupan de oírlos para vivir a propósito una vida nueva, otras consideran dichas palabras como sueños y se quedan en eso.
A pesar de las lágrimas y súplicas, apenas consigo detener el brazo de la Justicia Divina. Un hilo muy débil le detiene. Hijita mía, lo digo otra vez: Si las almas no cambian, SERA EL CASTIGO UNIVERSAL. Pero no temáis, almas sacrificadas, será para vosotras, horas de grandes purificaciones, que aumentarán vuestra unión con el Corazón de Jesús y con mi Corazón Inmaculado".
La religiosa suiza a quien Nuestro Señor se le apareció y le confirmó la visión tenida por Pío XII a raíz de su curación, el 3 de diciembre de 1954, nos comunica la siguiente revelación: "El brazo de la Justicia de Dios se extenderá sobre el mundo, y éste tendrá su camino de Damasco. No puedo impedir las muertes DE MILLONES DE HOMBRES. Es menester que haya una tierra renovada y por eso quiere Dios limpiar su "era" y SUPRIMIR A LOS CAINES Y FARISEOS DE LA HUMANIDAD. Es menester que aparezca una tormenta como nunca se vio, para enderezar los caminos en vista de la venida del Señor. SERA DEVASTADA LA TIERRA porque la verdadera fe no reina más en las familias".
En el mensaje a la estigmatizada italiana, en el Viernes Santo de 1955 Nuestra Señora Reina del Mundo le pronosticó. "OSCUROS Y TERRIBLES DIAS SE APROXIMAN. Los gobernantes de las naciones hablan de la paz con mucho clamor. Pero sin embargo TODO EL MUNDO ESTARA EN GUERRA EN UN TIEMPO NO MUY LEJANO Y TODO EL MUNDO SERA INUNDADO POR EL DOLOR. Porque la Justicia de Dios no tardará en venir y estos aconte­cimientos ESTAN MUY CERCA. Terrible será la convulsión EN TODO EL MUNDO, porque los hombres como en el tiempo del diluvio, han olvidado a Dios y son gobernados por el espíritu de Satanás. La justicia de Dios está encima del mundo. La humanidad enlo­dada, pronto será lavada en su propia sangre, por enfermedades, hambres, terremotos, lluvias torrenciales, ciclones, terribles tempestades y por la guerra. Los hombres ignoran estos llamamientos y no se quieren convencer por mis lágrimas... ALGUNAS NACIONES SERAN PURIFICADAS MIENTRAS QUE OTRAS DESAPARECERAN ENTERAMENTE. Tú debes trasmitir estos avisos a todos, para que la nueva generación sepa que la humanidad había sido advertida".
Veamos en qué consiste esta Gran Tribulación y el género de castigos. La profecía anónima del 1776, que ha rodado por toda Europa en la época de las grandes crisis, nos dice: "Se oirán nuevas sediciones y movimientos de algunos pueblos, nuevas guerras, muertes, angustias, nuevas leyes y constituciones, obligando a los reyes a portarse como vasallos. Se levantará una planta venenosa miembro de dicha infernal secta, el cual será un hombre vilísimo… En aquel tiempo ¡Oh Dios! cuánta confusión habrá en todo el mundo. Guerras, sublevaciones de pueblos, ruinas, saqueos, carestías, imposiciones de tributos, miserias y crueldad; turcos, herejes, católicos, cismáticos, idólatras y na­ciones varias, con rabia y furor, irán unos contra otros y parecerá que los hombres hayan perdido el juicio y el uso de la razón".
El Beato Amadeo, lo sintetiza así: "Antes que vengan los tiempos felices, serán purgados con azotes según está establecido".
A Santa Margarita de Cortona, le hablaba Cristo ya en el año 1288 de la Gran Tribulación: "Te declaro que les espera a los pecadores, castigos amargos; tendrán que sufrir guerras desastrosas, hambres y pestes, antes de que venga el fin de los tiempos. Los cristianos son ahora más entendidos para el mal que los judíos en tiempo de mi pasión".
A la Beata Isabel Canori, le decía Cristo: "Todos los hombres se revelarán; se matarán mutuamente y se despedazarán. Durante este sangriento combate, la mano de Dios, caerá sobre aquellos desgraciados y por su Omnipotencia castigará su orgullo y temeridad".
En la Gran Tribulación, desaparecerán TODOS LOS IMPIOS.
Profetiza Isabel Canori: "Se servirá del poder de las tinieblas, para exterminar a esos hombres, sectarios impíos, que quisieran demoler a la Iglesia y destruirla hasta sus cimientos. Esos mismos hombres con su audaz malicia, pueden hacer bajar a Dios de su Trono Supremo; pero Él se reirá de esa astucia y por Una señal de su poderosa mano castigará A ESOS PERFIDOS Y A ESOS BLASFEMOS permitiendo a las potestades tenebrosas que salgan del infierno".
Sor Margarita Landi, nos manifiesta la profecía que oyó del Padre Clausi: "Vendrá un gran Azote que será terrible y dirigido UNICAMENTE CONTRA LOS IMPIOS, un azote enteramente nuevo, como JAMAS HA TENIDO LUGAR OTRO; ese azote se hará sentir EN TODO EL MUNDO y será tan terrible, que los que sobrevendrán a él, se imaginarán ser ellos los únicamente salvos y se arrepentirán haciéndose buenos. Este castigo será instantáneo pero asombroso".
Santa Ildegarda, nacida en 1098, una de las almas en que el espíritu de profecía, ha brillado más notoriamente después de los profetas del Antiguo Testamento, habla de este período y de sus castigos: "Cuando se haya perdido enteramente el temor de Dios, guerras atroces y crueles se sucederán a porfía, inmolándose muchas personas y convirtiéndose muchas ciudades en montones de ruinas. Así como el hombre gana por la fuerza la debilidad de la mujer, y supera el león a todos los animales, del mismo modo, algunos hombres de ferocidad sin igual, suscitados por la Justicia Divina, se burlarán del re­poso de sus semejantes. Así ha sucedido desde el principio del mundo; el Señor volverá a poner en manos de nuestros enemigos, la vara de hierro destinada a vengarlo cruelmente de nuestras iniquidades".
A Sor Natividad, que floreció en el siglo XVIII le comunicó Cristo: "Los malos —decía— dan decretos contra mi Iglesia, pero según los de mi justicia, PERECERAN CON SUS DECRETOS Y LEYES SACRILEGAS. SI, PERECERAN. Está ya determinado, la sentencia pronunciada y mi poderoso brazo los precipitará como un rayo al fondo del abismo y raerán con la misma prontitud y violencia que Lucifer y sus culpables secuaces".
En el año 1859, Jesucristo se comunicó con una piadosa mujer italiana. Su profecía se hizo célebre. Entresaco lo que sigue: "Con tus ojos contemplarás el exterminio y llorarás el sacrílego despojo de las cosas sagradas y la tristísima desolación que sobrevendrá a mis escogidos. Atrevida la muerte, segará muchas vidas. Será escarnecida con la burla, la Santa Iglesia Católica.
Está cerca el tiempo del Fatal Trastorno, aunque los necios se esfuercen en sostener lo contrario. Ya ha sonado la hora contra tí SACRILEGO Y CONTRA TI INCREDULO. Pero no sin Tí ¡Oh Justo! tendrán lugar tan terribles acontecimientos".
Aquella admirable religiosa, la madre Alfonso María, fundadora de la Congregación de las hijas del Divino Salvador, que se llamó la estática de Niederbrón, oyó en diciembre de 1848 estas profecías: "Mira hija mía, Yo castigaré A TODOS ESOS GRANDES QUE NO CREEN EN MI Y QUE ME BURLAN. Yo les daré a conocer mi dominio. Ninguno quedará en el poder".
Durante los éxtasis de junio de 1849, dice el Sr. Busson, ella narraba constantemente la sublevación y los tumultuosos combates en Francia y en otros puntos: "Por todas partes he visto una ceguera general. que tiene a los hombres en el olvido de Dios y que los precipita, vendados sus ojos, a todas las iniquidades. Y aunque estos males, son unos, castigos de Dios, con todo, no proceden solamente de su justicia, sino también tienen su principio en la Misericordia. Quiere corregir a los hombres, castigándolos. Ved por qué LOS MALOS, no saldrán bien en sus perversos designios. Ved también por qué en los lugares en donde hay fe y religión y se honra a María, Dios manifestará su protección de una manera especial.
Los malos purificarán a la Iglesia por medio de terribles sacudimientos, más a esto, se limitarán sus empresas". Junto a la desolación y a la impiedad de los malvados, queda la postura de los justos, orantes y penitentes. La desolación será llevada contra el impío, pero no sin el justo. Ellos cuentan con la protección de Cristo, de la cual decía aquel elocuente San Félix: "Con la protección de Jesucristo, las telas de araña son más fuertes que las murallas, y sin la protección de Jesucristo, las más fuertes murallas no son sino telas de araña".
Lo que hace el dedo de Dios. Los que lo tengan, en aquellos días, están amurallados por la Divinidad. Nada tienen que temer.
En la revelación de la Beata Isabel Canori, se encuentra la protección que San Pedro y los Ángeles del Cielo, dispensarán sobre la tierra, a las almas de Dios. Esa multitud de espíritus celestas, que también navegarán por el mundo, en aquella hora, harán la parada y la protección de los buenos, contra esa inmensa turba de demonios despoblada del infierno. La lucha la librarán también ellos, junto a la figura del guerrero celeste el Guardián de la Iglesia, San Miguel Arcángel. Dice así 1a- profecía en forma alegórica: "Vi abrirse el cielo y descender de él, con majestad, al Príncipe de los Apóstoles, acompañado de una multitud de espíritus celestes, cantando himnos de alabanza. El Glorioso Apóstol, estaba revestido de hábitos pontificales, teniendo en sus manos un báculo, con el cual trazaba en la tierra una cruz grande. Mientras trazaba esa cruz, se hallaba rodeado de Ángeles, que cantaban, en su loor las palabras del Salmo: "Los establecerás príncipes sobre la tierra".. .
Apoyó en seguida su báculo, en las cuatro extremidades de la cruz y en el mismo instante, brotaron ahí cuatro árboles magníficos, con flores y frutos preciosísimos. Estos mismos árboles misteriosos, tenían la forma de Cruz y estaban rodeados de una luz viva. El Santo Apóstol, fue enseguida a abrir todas las puertas de los conventos. Esos árboles debían de servir de refugio al pequeño rebaño de Jesucristo, y preservar a los buenos cristianos del terrible castigo, que trastornará al mundo entero".
"Todos los fieles que hubieren guardado en su corazón la fe de Jesucristo, así como los religiosos y religiosas, que hayan conservado fielmente el espíritu de su Instituto, se verán amparados bajo estos árboles, libres del terrible castigo. Pero ¡ay de los religiosos y religiosas que no observen sus reglas! ¡Ay! también, de los sacerdotes indignos y de todos los seglares que se dan al libertinaje y siguen las falsas máximas de la moderna filosofía, condenada por la Iglesia, como contraria a los preceptos del evangelio. Esos miserables, por su detestable conducta, negando la fe de Jesucristo, perecerán bajo el peso exterminador de la Justicia de Dios, de la cual nadie escapará.
A todos los cristianos, refugiados bajo los árboles misteriosos, los vi con la figura de bonitas ovejas, confiadas a la custodia de San Pedro su pastor, a quien profesaban la más humilde sumisión y la obediencia más respetuosa.
Tan luego como el Santo Apóstol, puso en lugar seguro al rebaño de Jesucristo, se subió al cielo acompañado de los ángeles. Mas apenas desaparecieron, se cubrió, el cielo de nubes tan oscuras y tan espesas que era imposible mirarlo sin gran espanto. Repentinamente se levantó UN VIENTO IMPETUOSO Y VIOLENTO, cuyo estruendo se parecía al rugir de un león enfurecido. El terror y el espanto se esparció entre los hombres y hasta entre los animales".

Ricardo Rasines Uriarte Pbro.
1960 y el fin del mundo
1959

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