En el año de 1414 quiso el glorioso padre visitar los Santos Corporales de Caroca, que son ciertas hostias milagrosamente convertidas en carne y sangre, después de haber sido consagradas. El cual milagro acaeció en tiempo del papa Gregorio IX y del rey don Jaime I de Aragón, estando los cristianos combatiendo el castillo de Chío, que está en el término de Lucente a, acá en nuestro reino de Valencia, y de allí se pasaron los Corporales a Daroca en Aragón. Predicó San Vicente en Daroca, día del Corpus Christi; dióle Nuestro Señor tanta gracia y espíritu, que acabado el sermón se quisieron bautizar 110 judíos: al uno de los cuales él por sus propias manos bautizó, como lo atestigua un obispo en el proceso. El cual también refiere que en Alcañiz de la Frontera había una solemne judería, y a todos los que en ella moraban convirtió San Vicente. Entre ellos hubo uno, que en el bautismo se llamó Jerónimo, el cual no se contentó con dejar el judaísmo, sino que predicaba públicamente así a cristianos como a judíos, y fue ocasión que muchos otros judíos se convirtiesen oyéndole. De más de esto cuando el Papa, o antipapa, Benedicto mandó juntar los más doctos judíos de Aragón para que se disputase contra ellos de la venida del Mesías, el buen Jerónimo argüyó contra ellos con tanta erudición y agudeza que, en efecto, los convenció y muchos de ellos se convirtieron. Un hijo natural de este Jerónimo llamado Pablo, vino a ser obispo de Zaragoza de Sicilia, y lo era actualmente cuando se hacía el proceso para canonizar a nuestro Santo.
Las demás cosas que hizo San Vicente en Aragón ya van repartidas en otros lugares de la historia.
Fray Justiniano Antist O.P.
VIDA DE SAN VICENTE FERRER
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