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jueves, 19 de mayo de 2011

De las cosas que hizo en Normandía, y cómo predicó delante del rey de inglaterra


Cuando le pareció a San Vicente que era tiempo de cumplir la palabra que había dado al mensajero del rey Enrique V de Inglaterra, fuese hacia el pueblo de Can, que es la Normandía, donde el rey le estaba esperando. Había por aquellas tierras en la villa de San Egidio, de la diócesis de Constances, un niño de seis o siete años, tan enfermo que ni comía ni bebía ni hablaba por estorbárselo los demonios que tenía dentro del cuerpo. Pues, llegando San Vicente al pueblo de San Laudo, de la diócesis sobredicha, se lo trajeron delante rogándole que lo sanase. El Santo respondió que no quería por entonces concederles lo que pedían, mas que él iba a Can, donde estaba el rey de Inglaterra, y que allí le curaría. Llegando, pues, allá, predicó tres días delante del rey y de los duques, y de los príncipes de su corte y con ser tan extrañas las naciones que concurrieron, le entendieron todos clarísimamente y se gozaban mucho de oírle predicar. Entre tanto, los padres del muchacho ya hubieron llegado a Can, y se lo ofrecieron delante del rey. Entonces el Santo, con la virtud y poder que tenía, echó los demonios que le atormentaban y tenían como encantado; y luego pudo comer, y beber, y hablar como los otros hombres todos los años que vivió. Bien será quitar de aquí un estropiezo. Ninguno se dé a entender que San Vicente dejó de hacer este milagro en el primer lugar y lo hizo aquí delante del rey por alguna vanidad. Los Santos andan con tal compás, que saben menospreciar la honra del mundo siempre que es razón, y saben también buscarla, cuando ven que de ella ha de resultar gloria de Dios, o notable provecho de los prójimos. Pues como la enfermedad de aquel muchacho fuese tan extraña y nunca vista, quiso guardar su cura para delante del rey, para que viendo tan señalado milagro, diese crédito a lo que él predicaba de parte de Dios. Imitó en esto San Vicente al Redentor que, cuando su Madre bendita le notificó la falta que había de vino en las bodas, no quiso remediarla hasta que la entendiesen los convidados; y por consiguiente, el milagro de convertir el agua en vino fuese más notorio, aunque en otros milagros no aguardó todo eso.
Otro milagro hizo allí mesmo, que en algo fué muy semejante a éste, y en algo muy diferente. Un muchacho de doce años, llamado Guillem Viliers, de la misma tierra que el pasado, por ocasión de una landre, vino en tal estado que dentro de tres meses perdió el habla, y el comer, y el beber, y aun el sentido del tacto en todos los miembros exteriores; tanto, que algunas veces para ver lo que haría, le azotaron con algunas varillas hasta sacarle sangre; y él ni lloró ni se meneó, porque no le dolía nada. Sólo le quedaban dos cosas, la una que sin comer se mantenía, y crecía, y engordaba; la otra que oía lo que le decían, y si con esto tomaba algún enojo, salíale sangre por las narices. Duróle esta enfermedad año y medio, según io atestigua con juramento en el proceso un hermano suyo que lo vio. Notificáronle los parientes de este niño a San Vicente la enfermedad que padecía, y él dijo que le quería ver. Acabado el sermón, un día fué traído en un carro. Rogó entonces San Vicente a los que allí estaban que hiciesen oración a Dios por el enfermo, y él hizo lo mesmo; y después de haberle santiguado, le dijo estas palabras: Benedictio Dei omnipotentis Patris, et Filii, et Spiritus Sancti descendat super te et maneat semper. Amen. Tras esto dijo al niño: ¿Qué tienes, niño? Y el que hasta allí había callado, lo primero que hizo fué nombrar a Jesucristo; y después respondió a la pregunta del Santo por estas palabras: Padre, una merced de Dios, que en este momento se cumple. Finalmente, luego cobró su sentido y comió, y bebió delante de toda la gente que allí estaba. Dijo San Vicente que todo aquel tiempo había habitado dentro de su cuerpo un ángel santo, que le había conservado y guardado, y hecho engordar y crecer. No se trata en el proceso otro milagro en particular de los que hizo en Normandía, sino que solamente se dice que hizo en Normandía, sino que solamente se dice que hizo allí muchos otros, bien de notar.

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