Acapulco, Gro., 8 de Julio de 1990
Sr. Canónigo D. Justino Salmerón Chilapa, Gro.
Mi estimado padre Tino:
Sin que yo lo solicitara, me enviaste copia de una carta que allá, por el año X, envié a la antes sagrada Mitra. Comprendo lo que intentas y adivino lo que con ello quieres decirme:
"QUE NO SOY AHORA EL MISMO QUE CUANDO LA ESCRIBI"
Te equivocas, padre Tino, te equivocas. Soy enteramente el mismo y en nada he cambiado. La fe, que antes me impulsaba, es la misma que hoy me alienta, solo que es más ardiente y encendida y antes preferiría caer al suelo hecho pedazos, que permitir que me la arrebataran o perderla. Soy fiel a la IGLESIA, que desde niño me hicieron conocer como la única que Cristo instituyó y, siendo Cristo no sólo verdadero Hombre, sino también verdadero Dios, creo y siempre he creído que ella es perfecta y perfecta, como El la instituyó, debe llegar hasta el fin del mundo. Creo también que, habiendola fundado como "columna y fundamento de la verdad" (I Tim. III,15), ella no está sujeta a los cambios y mudanzas de los tiempos. Mi fe en esta IGLESIA se ha agigantado al conocer las promesas que le hizo su divino FUNDADOR:
"ESTAD CIERTOS DE QUE YO MISMO ESTARE CON VOSOTROS HASTA LA CONSUMACION DE LOS SIGLOS" (SMT. XXVIII ,20)
"YO ROGARE A MI PADRE Y OS DARA OTRO ABOGADO Y CONSOLADOR PARA QUE ESTE CON VOSOTROS ETERNAMENTE" (SMT. XIV,16)
Tu, como yo, conociste esta misma IGLESIA; tú, como yo, estudiaste el mismo catecismo y en el seminario estudiamos la misma Sagrada Teología. ¿Crees tú que esta IGLESIA, asistida como está por Cristo y por el Espíritu Santo, pudo en un momento desviarse de la VERDAD DIVINA y enseñarnos el error? De haber sido ésto, se sacaría como consecuencia que Cristo no es Dios, porque Dios no miente y es siempre fiel a sus promesas. Si tú crees que Cristo es Dios y que por lo tanto, es veraz ¿Cómo es que te dejaste deslumbrar por los cambios ocurridos? ¿Crees tú que los 262 legítimos sucesores de San Pedro nos estuvieron engañando por los casi veinte siglos? ¡Pobre IGLESIA de Cristo entonces, pobres fieles! ¡En qué densas tinieblas estuvieron sumidos por tan largos años! Oh Baal, ¡qué grande eres! Tus pontífices que como soles fulgurantes aparecieron desde la muerte del último "Papa oscurantista" Pio XII, han disipado las tinieblas en que la IGLESIA nos tuvo sumergidos. ¡Que felicidad! ¡Oh teología de la liberación que nos has liberado del error y nos has traído la verdad! ¡Qué contraste ahora! ¡Qué distinto! El viejo catecismo de Ripalda nos hizo creer que fuera de la IGLESIA CATOLICA no hay salvación; Los profetas de la IGLESIA NUEVA enseñan ahora que no; que todas las religiones son iguales y todas son medios de salvación. Sabiamos que la IGLESIA CATOLICA era la única poseedora de la verdad absoluta; ¡Qué tontería! ni Santo Tomás, ni San Agustín, ni nadie del pasado sabía que la verdad puede partirse y que cada secta religiosa tiene parte de la verdad. Se nos enseño antes que la Misa es la repetición del sacrificio de Cristo en la cruz; los nuevos profetas dicen que no, que es solamente memorial. Se enseñó también que para comulgar era necesario estar en gracia de Dios; ¡qué gracia ni qué gracia! Desde que en el "Congreso Eucarístico de Bogotá" Montini autorizó que se diese la comunión a seis ministros protestantes y él mismo la dió a la rabiosa presbiteriana Barbarina Olzon, sin exigirles no abjuración ni confesión, todos hoy pueden acercarse a comulgar, sin importar que vivan en amasiato o en adulterio. Oh, qué iglesia esplendorosa instituyó Montini y los obispos deslumbrados aceptaron! ¡Qué de luz! ¡qué de belleza! ¡qué de magia! Tienes razón, Padre Tino, de sentirte feliz en esa iglesia; pero ¡HORROR! En el Heraldo de Méjico del 27 de mayo, del año en curso, leí estas palabras que me cayeron como cubetazo de agua helada:
"Las críticas formuladas a la "iglesia católica por ios grupos masónicos, lejos de lesionarla la sirven para ayudarla a corregir sus errores" (El subrayado es mío)
¿Quién dijo estas palabras? ¡Admírate, padre Tino, admírate! las dijo nada menos que el GRAN PRIMADO DE MEJICO, en la carpa de cemento, en donde tienen prisionera a nuestra REINA GUADALUPANA y en la misa anual que se dice por los enfermos. ¡Qué desilución! fascinado como estaba por el esplendor de esa nueva iglesia y cuando ya estaba animado a unirme a sus obcecados seguidores, queriendo como ellos sentir el gozo de encontrarme en la verdadera Iglesia, viene el MAXIMO REPRESENTANTE DE ESA IGLESIA, D. Corripio Ahumada, a confesar publicamente QUE ESA IGLESIA TIENE ERRORES. Y si tiene errores, padre Tino, ella no es la IGLESIA UNA, SANTA, CATOLICA Y APOSTOLICA que Cristo instituyó; no es por tanto la IGLESIA VERDADERA, ¡no lo es! ¡no lo es!
Me quedaré entonces, para siempre con la Iglesia de los 262 legítimos sucesores de San Pedro, con la IGLESIA de los grandes Concilios Ecuménicos, con la IGLESIA que es inmutable, como inmutable es su Divino Fundador y que es perpetua e indefectible y que debe subsistir tal como Cristo la fundó, sin ceder en su misión sobrenatural y sin interrupción hasta el fin del mundo. Detesto con toda mi alma a esa falsa iglesia que está conduciendo a los fieles a la APOSTASIA, sin que ellos se den cuenta; detesto a sus obispos que no son ya legítimos pastores, sino mercenarios hechos lobos, que por las bardas se han metido al aprisco para devorar a las ovejas y a los cuales nay que cecir como en Jeremías:
"Ay de los pastores que dispersan y destrozan el rebaño de mi pastizal... Vosotros habéis dispersado mi grey, la habéis descarriado y no haréis cuidado de ella; yo me cuidaré de pediros cuenta vuestra mala conducta".
(Jer. XXIII,1-3)
Tu amigo como siempre,
Sr. Canónigo D. Justino Salmerón Chilapa, Gro.
Mi estimado padre Tino:
Sin que yo lo solicitara, me enviaste copia de una carta que allá, por el año X, envié a la antes sagrada Mitra. Comprendo lo que intentas y adivino lo que con ello quieres decirme:
"QUE NO SOY AHORA EL MISMO QUE CUANDO LA ESCRIBI"
Te equivocas, padre Tino, te equivocas. Soy enteramente el mismo y en nada he cambiado. La fe, que antes me impulsaba, es la misma que hoy me alienta, solo que es más ardiente y encendida y antes preferiría caer al suelo hecho pedazos, que permitir que me la arrebataran o perderla. Soy fiel a la IGLESIA, que desde niño me hicieron conocer como la única que Cristo instituyó y, siendo Cristo no sólo verdadero Hombre, sino también verdadero Dios, creo y siempre he creído que ella es perfecta y perfecta, como El la instituyó, debe llegar hasta el fin del mundo. Creo también que, habiendola fundado como "columna y fundamento de la verdad" (I Tim. III,15), ella no está sujeta a los cambios y mudanzas de los tiempos. Mi fe en esta IGLESIA se ha agigantado al conocer las promesas que le hizo su divino FUNDADOR:
"ESTAD CIERTOS DE QUE YO MISMO ESTARE CON VOSOTROS HASTA LA CONSUMACION DE LOS SIGLOS" (SMT. XXVIII ,20)
"YO ROGARE A MI PADRE Y OS DARA OTRO ABOGADO Y CONSOLADOR PARA QUE ESTE CON VOSOTROS ETERNAMENTE" (SMT. XIV,16)
Tu, como yo, conociste esta misma IGLESIA; tú, como yo, estudiaste el mismo catecismo y en el seminario estudiamos la misma Sagrada Teología. ¿Crees tú que esta IGLESIA, asistida como está por Cristo y por el Espíritu Santo, pudo en un momento desviarse de la VERDAD DIVINA y enseñarnos el error? De haber sido ésto, se sacaría como consecuencia que Cristo no es Dios, porque Dios no miente y es siempre fiel a sus promesas. Si tú crees que Cristo es Dios y que por lo tanto, es veraz ¿Cómo es que te dejaste deslumbrar por los cambios ocurridos? ¿Crees tú que los 262 legítimos sucesores de San Pedro nos estuvieron engañando por los casi veinte siglos? ¡Pobre IGLESIA de Cristo entonces, pobres fieles! ¡En qué densas tinieblas estuvieron sumidos por tan largos años! Oh Baal, ¡qué grande eres! Tus pontífices que como soles fulgurantes aparecieron desde la muerte del último "Papa oscurantista" Pio XII, han disipado las tinieblas en que la IGLESIA nos tuvo sumergidos. ¡Que felicidad! ¡Oh teología de la liberación que nos has liberado del error y nos has traído la verdad! ¡Qué contraste ahora! ¡Qué distinto! El viejo catecismo de Ripalda nos hizo creer que fuera de la IGLESIA CATOLICA no hay salvación; Los profetas de la IGLESIA NUEVA enseñan ahora que no; que todas las religiones son iguales y todas son medios de salvación. Sabiamos que la IGLESIA CATOLICA era la única poseedora de la verdad absoluta; ¡Qué tontería! ni Santo Tomás, ni San Agustín, ni nadie del pasado sabía que la verdad puede partirse y que cada secta religiosa tiene parte de la verdad. Se nos enseño antes que la Misa es la repetición del sacrificio de Cristo en la cruz; los nuevos profetas dicen que no, que es solamente memorial. Se enseñó también que para comulgar era necesario estar en gracia de Dios; ¡qué gracia ni qué gracia! Desde que en el "Congreso Eucarístico de Bogotá" Montini autorizó que se diese la comunión a seis ministros protestantes y él mismo la dió a la rabiosa presbiteriana Barbarina Olzon, sin exigirles no abjuración ni confesión, todos hoy pueden acercarse a comulgar, sin importar que vivan en amasiato o en adulterio. Oh, qué iglesia esplendorosa instituyó Montini y los obispos deslumbrados aceptaron! ¡Qué de luz! ¡qué de belleza! ¡qué de magia! Tienes razón, Padre Tino, de sentirte feliz en esa iglesia; pero ¡HORROR! En el Heraldo de Méjico del 27 de mayo, del año en curso, leí estas palabras que me cayeron como cubetazo de agua helada:
"Las críticas formuladas a la "iglesia católica por ios grupos masónicos, lejos de lesionarla la sirven para ayudarla a corregir sus errores" (El subrayado es mío)
¿Quién dijo estas palabras? ¡Admírate, padre Tino, admírate! las dijo nada menos que el GRAN PRIMADO DE MEJICO, en la carpa de cemento, en donde tienen prisionera a nuestra REINA GUADALUPANA y en la misa anual que se dice por los enfermos. ¡Qué desilución! fascinado como estaba por el esplendor de esa nueva iglesia y cuando ya estaba animado a unirme a sus obcecados seguidores, queriendo como ellos sentir el gozo de encontrarme en la verdadera Iglesia, viene el MAXIMO REPRESENTANTE DE ESA IGLESIA, D. Corripio Ahumada, a confesar publicamente QUE ESA IGLESIA TIENE ERRORES. Y si tiene errores, padre Tino, ella no es la IGLESIA UNA, SANTA, CATOLICA Y APOSTOLICA que Cristo instituyó; no es por tanto la IGLESIA VERDADERA, ¡no lo es! ¡no lo es!
Me quedaré entonces, para siempre con la Iglesia de los 262 legítimos sucesores de San Pedro, con la IGLESIA de los grandes Concilios Ecuménicos, con la IGLESIA que es inmutable, como inmutable es su Divino Fundador y que es perpetua e indefectible y que debe subsistir tal como Cristo la fundó, sin ceder en su misión sobrenatural y sin interrupción hasta el fin del mundo. Detesto con toda mi alma a esa falsa iglesia que está conduciendo a los fieles a la APOSTASIA, sin que ellos se den cuenta; detesto a sus obispos que no son ya legítimos pastores, sino mercenarios hechos lobos, que por las bardas se han metido al aprisco para devorar a las ovejas y a los cuales nay que cecir como en Jeremías:
"Ay de los pastores que dispersan y destrozan el rebaño de mi pastizal... Vosotros habéis dispersado mi grey, la habéis descarriado y no haréis cuidado de ella; yo me cuidaré de pediros cuenta vuestra mala conducta".
(Jer. XXIII,1-3)
Tu amigo como siempre,
(Firma de Mons. Carmona)
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