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jueves, 25 de noviembre de 2010

LA IGLESIA Y EL ANTICRISTO

"En esto, apareció un gran prodigio en el cielo: Una Mujer vestida de sol; la luna debajo de sus pies, y en su cabeza, una corona de doce estrellas".
Con estas palabras misteriosas, empieza el capítulo doce del Apocalipsis. La Alegoría de la Iglesia, es magnífica. La Iglesia, vestida del sol de justicia de Cristo, representa por la luna, una luz participada. El sol la ilumina, Ella comunica su luz un poco difuminada, y está coronada por aquellas doce coronas, ennoblecidas por el rubí greco-romano del martirio. Las doce estrellas de la Iglesia, son los Apóstoles. Esas estrellas ennoblecidas cada una por una singular vocación y una singular misión, la adornan, glorificándola.
Sólo los glorificados, están coronados por el estrellato. Esta Iglesia, que empieza por la gloria, continúa por el parto misterioso de dar a luz a sus más grandes hijos. Uno de ellos, nace en esa hora de sombras, junto a los sepulcros de la gloria. Ese Hijo, "Había de regir todas las naciones con cetro de hierro; y este Hijo fué arrebatado para Dios y para su Trono".
Con estas palabras misteriosas, Juan nos habla de un Papa que nace en la Iglesia, y cuya mano de hierro reformadora y unitiva, había de traer una gloria de pueblos a los pies del solio de San Pedro. Dios en sus destinos, se lo lleva.
"Y LA MUJER HUYE AL DESIERTO DONDE TENIA UN LUGAR PREPARADO POR DIOS, PARA QUE ALLÍ LA SUSTENTEN POR ESPACIO DE MIL DOSCIENTOS SESENTA DÍAS" (XII-6).
Con esta rica metáfora profética, Juan nos pinta la huida de la Iglesia jerárquica al desierto. Roma, quedará ya muy lejos como centro de unidad y de figura visible jerárquica.
En el desierto, esa Iglesia jerárquica marcha por la inspiración doctrinal del Espíritu Santo.
"A LA MUJER, EMPERO, SE LE DIERON DOS ALAS DE ÁGUILA MUY GRANDES PARA VOLAR AL DESIERTO, A SU SITIO DESTINADO, en donde es alimentada por un tiempo y dos tiempos y la mitad de un tiempo, tres años y medio, lejos de la serpiente" (XII-14).
San Juan nos da a entender, bajo el signo de las alas de águila, la gran vida interior y mística, que la Iglesia alcanzará en el desierto.
La contemplación, las grandes visiones del momento y del corto futuro, serán la oración y la alimentación de los elegidos, en aquella hora.
El Papa, tendrá el alimento de los grandes profetas y de los grandes místicos, retirados por la persecución y el ayuno, a la contemplación de los grandes misterios divinos. Es entonces, cuando muchas célebres profecías, tendrán realización hablando de aquel último Papa. Nadie sabrá dónde está el verdadero Papa desaparecido misteriosamente, peregrino de Dios, tránsfuga de la gran Bestia.
Entre tanto, la batalla entablada entre el guerrero de la Iglesia y sus huestes, contra la Bestia, será notable. Mientras dure este período, tres años y medio, San Miguel guerreará por la Iglesia, mientras esté en el desierto.
"La Bestia, —dice San Juan—, VOMITO DE SU BOCA, EN POS DE LA MUJER, CANTIDAD DE AGUA, COMO UN RIO, A FIN DE QUE LA MUJER FUESE ARREBATADA POR LA CORRIENTE" (XII-15).
Esta Bestia del infierno, nos retrata el gran poderío de Lucifer en aquella hora. La hora final de la gran batalla decisiva. Trae consigo aquella tercera parte de estrellas caídas del cielo. Viene con el aparato pavoroso de todo su equipo infernal. Viene en forma de dragón con sieta cabezas y diez cuernos. Este poderío del infierno, viene a juntarse con el poderío de los reyes de la tierra.
San Juan habla de "Siete Diademas" significando siete poderíos. Los hombres enrarecidos por el diablo, se opondrán a este pontificado evangelizador de Cristo.
"ESTE DRAGÓN, SE PUSO DELANTE DE LA MUJER, QUE ESTABA PARA DAR A LUZ A FIN DE TRAGARSE AL HIJO, LUEGO QUE ELLA LO HUBIESE DADO A LUZ". (XII-4).
La elección de este Pontífice, parece ha de ser turbada. El elegido o consagrado de Dios o aparece fugazmente por el pontificado o antes que el infierno se apunte una victoria, en la elección del Papa, el elegido, es llevado al cielo. El río de agua de persecución que la Bestia lanza contra la Mujer, a la hora de dar a luz a este gran Hijo, nos lo parece indicar.
"CON ESTO. EL DRAGÓN SE IRRITO CONTRA LA MUJER Y MARCHÓSE A GUERREAR CONTRA LOS DEMÁS DE LA CASTA O LINAJE DE ELLA, QUE GUARDAN LOS MANDAMIENTOS DE DIOS Y MANTIENEN LA CONFESIÓN DE JESUCRISTO" (XII-17).
El dragón lleva toda su estrategia, contra las grandes cabezas Episcopales y en especial la del Papa. Cuando por algún designio haya perdido la huella del Papa, el Anticristo se dirigirá contra los demás purpurados y los demás hijos de Dios.
"ESTA BESTIA QUE VI ERA SEMEJANTE A UN LEOPARDO, Y SUS PIES COMO LOS DEL OSO Y SU BOCA COMO LA DEL LEON, Y LE DIO EL DRAGÓN SU FUERZA Y SU PODER" (XIII. 2).
En la descripción misteriosa del Anticristo, resume San Juan, las cuatro vestías que Daniel viera como dominadoras del mundo. En Daniel las cuatro bestias, resumen la gran metáfora del sueño de Nabucodonosor. La estatua cuya cabeza es el oro, el pecho y los brazos de plata, el vientre de cobre y las piernas de barro...
En Daniel, las bestias y las partes de la estatua, son la descripción de los grandes imperios del mundo. El Imperio Babilónico, el Medo-Persa, el Griego y el Romano, que por su corrupción llegó a mezclar el hierro con el barro y cayó por la base. Es decir por la lascivia.
Por lo tanto, misteriosamente el Anticristo, tendrá la fastuosidad de Babilonia, la belicosidad persa, la agudeza ideológica de las artes y de las filosofías Griegas, la expansión sobre el mundo y la lascivia corruptora de los romanos...
San Juan, tiene en metáforas densas, dos análisis del Anticristo. Trae por herencia las garras furiosas y dominativas del leopardo: el poder.
La huella sórdida del oso: suciedad y torpeza.
Y en la boca, llena de fuerza, la oratoria formidable, dominadora de las argucias. La cabeza del Anticristo será potente, llena de grandeza, como el poderío de un león en la selva.
Sobre este substracto de cualidades naturales, viene una investidura del abismo. Y cuando el abismo inviste a un super-hombre, con toda la grandeza satánica, tiene que ser algo formidable y dimensional, como las pirámides o como las montañas volcánicas, que se despiertan clamorosas después de un sueño de siglos.
"Y le dio, su fuerza y su poder".
La boca del león, tiene esta sombra gigantesca: "DIOSELE UNA BOCA QUE HABLASE COSAS ALTANERAS Y BLASFEMAS" (XIII-5).
La garra del leopardo dominativa y cruel, es exterminativa y arrolladura, como mil divisiones acorazadas en marcha sobre todas las fronteras: "Y SE LE DIO POTESTAD SOBRE TODA TRIBU Y PUEBLO Y LENGUA Y NACIÓN" (XIII-7).
Y frente a la adoración de un Cristo, dentro de ésta Iglesia en el desierto, se alzará una nueva religión y un nuevo credo. El credo de la Bestia, será un credo lleno de sangre inocente, elaborado con las apostasías de los buenos, coronado de cabezas sacerdotales apóstatas, alabado por el falso pudor de miles de vírgenes deshonradas, aplaudido y cantado por las democracias multitudinarias, estrechado por la solidaridad universal, fundamentado en la religión de la carne y ensalzado sobre las hornacinas del universo, como la religión del sexo y del poder, del humanismo y la fraternidad, de la razón y del cosmos. Religión que tendrá por padre a Lucifer, lleno de fuerza, de poderíos y de reinos, ofrecidos a los hombres, como el gran paraíso de la vida. La vida será la canción del secuaz y del correligionario anticristiano. Una vida llena de canto a la libertad, y a las fuerzas ocultas. Se consagrarán las almas al diablo y morirán por la quimera demoníaca, de un beso con el fuego y de una prostitución con las cruces y con los santos. Las misas negras se alzarán en los templos de las plazas públicas; las hechiceras y los demoníacos, seran los santos y los ángeles de esta religión, que estará bajo las alas tenebrosas de los diablos hechos hombres por muchísimos momentos.
"Y ASI LA ADORARON TODOS LOS HABITANTES DE LA TIERRA: Aquellos, digo, cuyos nombres no están escritos en el Libro de la Vida del Cordero, que fué sacrificado desde el principio del mundo" (XIII-8).
La bestia, que sale de la tierra y que complementará las actividades de la gran bestia, parece un personaje espiritual. El profeta de la bestia o del Anticristo, tiene una semblanza religiosa. San Juan, pinta este profeta, revestido de los poderes simbólicos de Cristo:
"Vi después otra bestia que subía de la tierra y que tenía dos cuernos semejantes a los del cordero, mas su lenguaje era como el del dragón".
¿Quién es esta bestia revestida con la forma religiosa del Cordero?
Las profecías del final de los tiempos, nos hablan de falsos papas, y los grandes suspicaces de estas cuestiones, nos susurran un profeta revestido de los poderes diabólicos, que hará la campaña religiosa a favor del Anticristo.
La célebre profecía de San Malaquías, nos da pie también, para sospechar debidamente, de un Antipapa o de un Papa, profeta del Anticristo. "VI LUEGO UNA DE SUS CABEZAS QUE PARECÍA COMO HERIDA DE MUERTE Y SU LLAGA MORTAL FUE CURADA, con lo que toda la tierra admirada se fué en pos de la bestia". (XIII-4).
Tenemos en esta imagen profética un resurgimiento vital de la bestia. Este resurgimiento implicaba una herida o un diezmaje ocasionado antes por los enemigos de la bestia. Da la impresión notoria, que ésta bestia asume la vitalidad que antes tenía. El imperio musulmán, parece que está enroscado en ella y de nuevo después de aquella herida de Lepanto y de aquel diezmaje del Gran Monarca, vuelve a resucitar. La media luna judaizante se encrespa sobre Jerusalén y sobre la Iglesia:
"Así es que embaucó a los moradores de la tierra con los prodigios, que se le permitieron hacer a vista de la bestia, diciendo a los moradores de la tierra, que hiciesen una imagen de la bestia, que habiendo sido herida de la espada, revivió como dijimos" (XIII, 14).
El fetichismo de esta adoración llegará al colmo con todo el rigor de un imperialismo salvaje. Todos aquellos que adoren la bestia, llevarán en sus brazos como los tatuajes de los marinos y de los legionarios, la señal religiosa y política del Anticristo, y todos los pobres o los ricos, los pequeños o los grandes, tendrán en su frente esa señal de esclavitud, que tenían los esclavos de Roma y de las mazmorras musulmanas. El fetichismo por el Anticristo, ha invadido el campo de la voluntad personal. El tabú del Anticristo sobre las frentes anuncia una obsesión y una persecución. La intoxicación doctrinal, será la limitación de todas las conciencias. Sólo se hablará y se pensará en el Anticristo. Los hombres estarán limitados al norte y al oeste, por la sombra religiosa y alucinante de la bestia.
La sublimación de la bestia, llegará hasta el altar. San Pablo, que ve al Anticristo, como un hombre lleno de poder temporal y religioso, nos profetiza su orgullo divino:
"El cual se opondrá a Dios y se alzará contra todo lo que se diga Dios, hasta poner su asiento en el templo de Dios, dando a entender que es Dios". (I. Tesa. 11-40).
Jesús fué reconocido como rey en Jerusalén, el día de su entrada triunfal, bajo los ramos y las palmas. Jerusalén será también la ciudad de la gran coronación religiosa del Anticristo. En el templo que Cristo santificó con su presencia y con su doctrina, ahí el Anticristo, tendrá su Sede y su Trono.
El templo de la profecía y el de la purificación, será el templo de la desolación y el endiosamiento.
Las profecías, antes expuestas, nos hablan de la sangre, que corre como los ríos. Del lagar de la Iglesia, tiene que hacerse el buen vino con la pisa devastadora de los sarmientos de Dios.
San Ignacio de Antioquía, ante la perspectiva del martirio, deseaba hacerse harina de Cristo. Del lagar misterioso de esta viña eclesiástica, tendrá que salir esa sangre fecundadora del retorno y del injerto de los judíos a su Dios.
"Entonces el Ángel, metió su hoz aguzada en la tierra y vendimió y echó la uva en el lagar de la ira de Dios. Y la vendimia fué pisada en el lagar, fuera de la ciudad santa y corrió sangre del lagar en tanta abundancia que llegaba hasta los frenos de los caballos por espacio de 1,600 estadios" (XIV, 18).
La profecía de San Juan Bosco, ilumina elocuentemente este pasaje. Habla de Italia en general, pero comienza a referirse a la Iglesia jerárquica:
"¿Y a ti Italia, tierra de bendiciones, qué te ha sumergido en la desolación? No digas los enemigos, sino tus amigos. ¿No oyes que tus hijos piden el pan de la fe y no encuentran quién se los reparta? ¿Qué haré? GOLPEARE A LOS PASTORES, DISPERSARE EL REBAÑO A FIN DE QUE LOS QUE SE SIENTAN EN LA CÁTEDRA DE MOISÉS, BUSQUEN BUENOS PASTOS Y EL REBAÑO LOS SIGA DÓCILMENTE Y SE NUTRA".
Luego, la Iglesia, según la profecía de San Juan Bosco, en Italia, estará en desolación y en el destierro. Otros pastos buenos en otros lugares mejores. La cátedra de San Pedro parece trasladarse junto con la Iglesia en desbandada.
La Iglesia en la visión de San Juan, ofrece una perspectiva de desolación. Roma, está señalada en la mente de Dios, como la gran ramera y la Gran Babilonia, que ha de desaparecer después de su perversión. San Juan la ve figurada así:
"Y vi una mujer sentada sobre una bestia bermeja, llena de nombres de blasfemia que tenía siete cabezas y diez cuernos, y la mujer estaba vestida de púrpura y de escarlata y adornada de oro y de piedras preciosas y de perlas, teniendo, en su mano, una taza de oro llena de abominación y de la inmundicia de sus fornicaciones" (XVII, 4, 5).
Esta mujer, dominada por el mando, el oro y las fornicaciones, hecha ciudad de la Bestia, nos la describe San Juan, colocada "sobre las siete cabezas que son siete montes, sobre los cuales, la mujer tiene su asiento y también son siete reyes".
Las siete colinas de Roma, nos dan la circunscripción topográfica de esta gran ciudad, cuna del cristianismo y asiento de las maldiciones de Dios. La lamentación profética de San Juan sobre Roma, reviste la repetición llena de una obsesión estupefacta. Muchos han querido ver cumplida ya esta profecía, después de la caída del Imperio Romano. Esto es anodino y pasado de moda. Es una dulce postura de no afrontar los hechos como son.
¿Cómo se podría referir la profecía a la caída de Roma, después de la decadencia y la destrucción por Nerón, cuando aún, la profecía después de tales hechos, no se ha cumplido? El ángel de la profecía apocalíptica, arroja a Roma como una piedra al mar profundo y "ya no aparecerá más".
"Ni se oirá en ti "JAMAS", voz de citaristas, ni de músicos, ni de tañedores de flautas ni de clarines, ni se hallará en ti artífice de arte alguno, ni tampoco se sentirá en tí ruido de atahona, ni luz de lámpara, TE ALUMBRARA EN ADELANTE, ni volverá a oírse en ti voz de esposo y esposa, en vista de que tus mercaderes eran los magnates de la tierra y de que con tus hechizos anduvieron desatinadas todas las gentes" (XVIII, 22).
Basta con hacer una alusión al renacimiento y al imperio fascista, para dar al traste con las interpretaciones sobre el gran imperio romano y los Nerones pasados de moda.
Vista Roma, desde la cátedra pontificia, después de 20 siglos, llena de santos y de glorias pontificales, sí puede entenderse así, el misterio de su iniquidad y el sentido lleno de sabiduría. Entonces sí pueden entenderse tantos ayes lastimeros y tantas lamentaciones en los pueblos, cuando ocurra su ruina.
La visión profética de San Juan Bosco, completa y se ajusta con la designación de los delitos de Roma en el Apocalipsis. San Juan Bosco profetiza:
"¿Y de ti Roma, qué será? Roma ingrata, Roma afeminada, Roma soberbia. Has llegado, a no buscar otra cosa y a no admirar en tus soberanos sino el lujo, olvidándote, que tu gloria y la de El, están sobre el Gólgota. Roma, sobre ti, vendré cuatro veces. En la primera, heriré tus tierras y tus habitantes. En la segunda, llevaré el estrago y el exterminio hasta tus muros. ¿No abres aún los ojos? Vendré la tercera, abatiré defensas y defensores y al imperio del Padre, SUCEDERÁ EL REINO DEL TERROR, DEL ESPANTO Y DE LA DESOLACIÓN. Pero mis sabios huyen, mi ley es pisoteada, por eso haré la cuarta visita, y ¡Ay de ti, si todavía entonces, mi ley es un nombre vano para ti!
Sobrevendrán prevaricaciones en los doctos y en los ignorantes. Tu sangre y la sangre de tus hijos lavarán las manchas que has hecho en la ley de tu Dios.
La guerra, la peste, el hambre, son los flagelos con que será castigada la soberbia y la malicia de los hombres".
He aquí, en cortas sombras, el cuadro terrible iluminado desde los dos Juanes. Juan, el indio, lleno de luces infalibles, manejado por el Espíritu Santo, y Juan Bosco, italiano uno de los santos más ilustres, que proyectaron sobre el Pontificado y la Iglesia, todas las claridades de su alma apostólica. Los dos desde el monte de la profecía, han vaticinado sobre Roma y sobre la Iglesia Los que velan desde el cielo lloran por ese día de desolación. San Malaquías, al cerrar la profecía de los Papas se despide pavorosamente de Roma, después de presentarnos a Pedro Segundo.
. . ."Una vez pasados estos pontífices, LA CIUDAD DE LAS SIETE COLINAS SERA REDUCIDA A PAVESAS, Y EL JUEZ TREMENDO JUZGARA EL MUNDO".
Se acaba Roma en el ocaso del mundo a la tarde de los tiempos, después de las glorias imperiales y pontificias. La bandera de la muerte, sube izándose sobre las ruinas. En ella tristemente para los tiempos y las cosas se lee: FIN.

Ricardo Rasines Uriarte
1960... Y EL FIN DEL MUNDO
1959

5 comentarios:

Antonio dijo...

Por su interpretación absurda e incoherente del Libro de la Revelación, queda suficientemente claro que el Espíritu Santo no es quien les guía. La soberbia y el orgullo son vuestros maestros. Lástima me producen organizaciones que se califican de cristianas pero cuya doctrina y pensamiento están totalmente alejados de la Verdad, que es Nuestro Señor Jesucristo. Pena me dan...

Padre Manuel dijo...

Esta es la opinión del Padre Ricardo Rasines Uriarte S.J.
En este tema nada ha definido la Iglesia, por lo cual se pueden hacer conjeturas, hipotesis; siempre sometiendose a la censura de la Iglesia.
A usted le parecerá absurda pero a otros no, solo son apreciaciones personales, que nos se nos obliga a creerla.
Este es un estracto de un libro, y no necesariamente nos haderimos a esta tesís. Pero es necesario conocer los diversos enfoques.
No se en que se base para decir que no nos guia el Espiritu Santo, será que a usted si lo guía en sus apreciaciones.
Tampoco sé porque nos dice que nuestros maestros son la soberbia y el orgullo.
Quiza por que no pensamos como usted somos malos, orgullosos y soberbios; y estamos alejados de la verdad.

Que Dios lo bendiga

Padre Manuel dijo...

@Antonio Ruiz Palacín
Además este libro tiene el IMPRIMATUR del Censor Dr. Felipe Torres Hurtado Vicario General de Saltillo Coahuila, dado el 10 de septiembre de 1958.

y el NIHIL OBSTAT Del Pbro. José santos Sánchez. Censor Eclesiástico de Cuatro Ciénegas, Coahuila. Del 7 de septiembre de 1958.

¿Estos censores, están totalmente alejados de la verdad?

Que Dios lo bendiga

Anónimo dijo...

Frecuento este blog.

Este libro de Ricardo creo que es algo parecido a un video que recientemente encontre en youtube. se llama ¿Se va acabar el mundo? (video esta aquí http://www.youtube.com/watch?v=F-06vgDBvfg).

Padre Manuel, ¿Ud. ha visto este video? Me gustaría conocer sus observaciones. A mi me parecio muy bien documentado. Es cierto que tenemos la libertad de opinar acerca del Apocalipsis, obviamente sin que la persona se aparte de la doctrina católica, como los dizque testigos de Jehová y otros muchísimos de la misma mentalidad.

También he leido los escritos de Mons. José Urbina, ¿Uds. lo conocen personalmente? ¿Dónde puedo encontrar más información acerca de él?

Padre Manuel dijo...

@anonimo
No he visto este video, pero ahora que tenga un poco de tiempo lo miraré.
Si cononozco personalmente a mons. Urbina y él me manda sus trabajos para que se los publique.
Que Dios lo bendiga