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miércoles, 1 de agosto de 2012

LA FRATERNIDAD SAN PIO X: CONFUSION PARA LA REVOLUCION

 Revista "Claves"
Año I N° 1
Agosto de 1992

Son éstos momentos muy difíciles de vivir, de entender, de enfrentar. Porque 1a sombra ominosa de la revolución judeo-masónica se cierne sobre la Iglesia de Cristo, con ímpetu nunca visto antes, con la intención de terminar con la Fe e implantar el nuevo orden mundial que le prepare la venida al Anticristo.
Son muchas las cabezas de la hidra, y han dispuesto sus fuerzas de modo tal que nada quede «al margen» de su influencia o al alcance de su maltrato calumnioso. Y es así que con obstinación y astucia diabólicas han suprimido, anulado, paralizado de una manera eficaz hasta el momento, la verdadera reacción católica reduciéndola a un «repliegue» más o menos organizado: no hay posibilidades de ofensivas serias y decisivas sino sólo una simulación de las mismas, una operancia ficticia, sustentada en la transacción legal, o en una comunión con Karol Wojtyla como Papa legítimo, que hay que mantener a cualquier precio. Esta pseudo-actividad católica, esta apariencia de dinamismo católico, está encarnada principalmente por la Fraternidad San Pío X y su Superior General. el P. Schmidberger.
El punto terminal de la prédica de la Fraternidad es la CONFUSION: En los principios, en la acción. Nos remitiremos a declaraciones recientes que no son otra cosa que continuidad en la confusión, en la anestesia moral y doctrinal en la cual la Fraternidad, magno cefalópodo al servicio del nuevo orden mundial, quiere sumir a los católicos del mundo.
Tomemos inicialmente la «Carta a los amigos y bienhechores». N° 42. del P. Schmidberger, del 28/2/92, e intentemos un desglose lógico y preciso de sus afirmaciones. En ella trata acerca de las posibilidades de una «entente» con el Vaticano.
«Con el fin de que conozcan puntualmente todo lo referente a las relaciones que mantenemos con las autoridades romanas, así como la verdad exacta de nuestra posición, les transcribimos a continuación la carta que hemos dirigido a Su Eminencia el cardenal Silvio Oddi en enero pasado, carta que hasta la fecha no ha tenido respuesta».

 Analicemos una primera instancia en la lectura de la carta:
(1)    Las relaciones son con las autoridades romanas.
(2)    La carta es dirigida a un cardenal en funciones (una autoridad romana).
(3) Se le da el trato de Eminencia, propio de las autoridades cardenalicias en la Iglesia Católica.
«(...) me hizo saber Su Eminencia el 7 de octubre de 1991 en Roma, que deseaba que le escribiese yo, como Superior General de la Fraternidad, una carta con vistas a una eventual normalización de relaciones entre la Fraternidad y las autoridades romanas».
De aquí concluimos que las relaciones son como máximo, anormales, y que los términos de dicha relación son la Fraternidad y las autoridades romanas.
«(...) los miembros de la Fraternidad guardan una unión inquebrantable con la Sede Apostólica.
«En esta fidelidad a la Iglesia. por vía de consecuencia se sienten ligados por las declaraciones de los Papas y los concilios dogmáticos, y en particular:
- por la Encíclica Quanta cura, del Papa Pío IX, condenando la libertad religiosa, contestada por la Declaración Dignitatis Humanae del Concilio Vaticano II;
- por el Syllabus, del mismo Pontífice, condenando la unión adúltera entre la Iglesia y el mundo (...) ahora bien, el Cardenal Ratzinger llama al Decreto Gaudium et Spes del Concilio Vaticano II ¡un contra-Syllabus!;
- por la Encíclica Pascendi dominici gregis de San Pío X condenando al modernismo y a los modernistas, y por el juramento antimodernista del mismo Pontífice, abolido por EL PAPA Pablo VI;
- por la Encíclica Mortalium ánimos, del Papa Pío XI condenando los pancristianos y su ideología sincretista practicada en la reunión de Asís (...)». (Por Juan Pablo II...); etcétera.

Lo CONDENADO ayer por los Papas, se refiere aquí a lo PRACTICADO hoy por los heresiarcas del Vaticano, los cuales siguen siendo tratados de autoridades romanas y eminencias. La Iglesia jurídica, enseña el Papa Pío XII, no puede oponerse a la misión del Espíritu Santo; no puede haber oposición entre tales realidades, y es verdad dogmática.
«Constatando CLARAMENTE, con inmensa pena, una RUPTURA EN EL TERRENO DE LA DOCTRINA, EN LA CONFESION DE LA FE, EN LA LITURGIA, EN LA ACTITUD DE LAS AUTORIDADES ECLESIASTICAS (...) no vemos cómo sería posible por el momento una colaboración abierta y fructuosa, sin sacrificar el testimonio que se debe a la verdad en favor de una diplomacia que esconde la DIFERENCIA ENTRE LA IGLESIA DE SIEMPRE Y LA IGLESIA CONCILIAR».
«Cuando las autoridades romanas y episcopales profesen de nuevo los principios contenidos en las actas del magisterio antes citado, y cuando reprueben los errores que estos documentos condenan, en ese momento la ruptura APARENTE, terminará por ella misma. Verdaderamente estas autoridades DE NUEVO CATOLICAS podrán contar con nuestra dedicación filial...».
 
Llamar autoridad a un supuesto Papa, cardenal u obispo que no profesa la verdadera Fe, ni rinde a Dios el único y verdadero culto, y que precisa ser «de nuevo católico» lo que equivale a decir que no lo es -y afirmar que son las autoridades DE LA IGLESIA ROMANA, es lo mismo que decir que la Iglesia Católica como cuerpo visible es IMPOSIBLE DE IDENTIFICAR. O que puede llegarse a ella a través de una jerarquía heterodoxa, o que admite en su constitución y naturaleza jurídica la imperfección radical de llenarse de herejes y cismáticos hasta aparecer ella misma como una gigantesca secta, y no sólo de hecho sino también de Derecho.
Para salvar lo insalvable, para sostener la legitimidad de Juan Pablo II como Papa, necesitan explicar lo sano por lo enfermo, y se llega a la deformación del organismo sobrenatural de la Iglesia.
Esto es verdaderamente llamativo, pero comprensible. Porque se inserta en pleno terreno dialéctico al cual atrae la Fraternidad con su enseñanza; es retórica, es verborragia incorregible, es mutilación de la naturaleza de 1a Iglesia, en definitiva.
Entendamos que: si la ruptura es aparente, la COMUNION es real. Tertium non datur. Por eso en el Canon Missae están obligados en la Fraternidad a ofrecer «Una cum pontífice nostro Johanne Paulo», y por eso se obliga a los sacerdotes a reconocerlo como papa legítimo.
Si la comunión con el «Papa» es real, entonces están en comunión con: «El Pedro sucesor de Lutero que cambió la Misa por un banquete o de Rousseau que rechazó todo el orden sobrenatural, como se encuentra en las palabras que el Papa (¿El sucesor de Lutero?) dijo a los jóvenes musulmanes de Casablanca: que venerábamos al mismo «dios». (Sermón del P. Schmidberger del 24 de marzo de 1992 en España).
Si la ruptura es aparente, si la comunión es real, entonces están en comunión con el «Papa» Juan Pablo II que: «Es un poco el jefe espiritual de este gobierno de «unificación mundial», de este «ORDEN MASONICO», NO CATOLICO, NI CRISTIANO». (Conferencia del P. Schmidberger del 13 de febrero de 1992).
Si es comunión, si no es ruptura, están en comunión a pesar de que: «Francamente, el Papa actual, con sus falsas ideas (ecumenismo. libertad religiosa, junto a las celebraciones escandalosas en diferentes países y continentes con motivo de sus diversos viajes) SERA CONDENADO POR UNO DE SUS SUCESORES. COMO LO FUE EL PAPA HONORIO I» (Id. ant.). Es decir, un «Papa» que ya fue condenado por el mismo P. Schmidberger de antemano...Después de denunciar que: «La herejía se extiende por todas partes y sentidos: en el entendimiento, en la doctrina, en la anarquía dentro del gobierno mismo de la Iglesia....» (Id. ant) se afirma que la ruptura con las AUTORIDADES DE LA IGLESIA es sólo aparente. Y el primer entendimiento y la primera manifestación herética es la de Karol Wojtyla.
Si las autoridades de la Iglesia, son tales, lo son en la Iglesia; no puede haber un Papa en la Iglesia que no sea Papa de la Iglesia: ahora bien, si estos herejes hiperactivos son de la Iglesia, y debemos estar en comunión con ellos, entonces llamemos de una vez a las cosas por su nombre: herejía eclesiológica. Eso sostiene la Fraternidad San Pío X. Una Iglesia imperfecta, que promulga sacramentos inválidos y declara herejías; que fomenta el cisma, que forma parte avanzada de la fase sináquica de la revolución anticrística.
Y aquí de nada vale la retórica, el engaño, la contemporización. ESO NO ES LA IGLESIA CATOLICA. NI LA FRATERNIDAD SAN PIO X ESTA EN LA LINEA DE LA IGLESIA, SINO AL SERVICIO DEL GRAN CISMA. SU PRAXIS ANTICATOLICA ES DESTRUCTIVA, ES DISOLVENTE, ES PARALIZANTE. Ellos esperan que «Roma y los obispos vuelvan a la Tradición de la Iglesia», nos preguntamos entre tanto esperar. QUE COSA VIENEN SIENDO «ROMA Y LOS OBISPOS» en tanto no «regresan a la Tradición»; y cómo pueden estar los sacerdotes de la Fraternidad «una cum Johanne Paulo» sin estar forzados a reconocer que aquéllos que deben «retornar a la Fe católica» porque no la tienen, son la Iglesia de Cristo, sin la Fe de la Iglesia.

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