Abejitas laboriosas
que labráis la cera blanca,
que alumbrará el aposento
donde se halle mi mortaja...
mano buena, compasiva,
que al rodar mi última lágrima,
cerrarás mis tristes ojos
ya sin fuego y sin miradas,
y pondrás entre mis manos
rígidas, entrelazadas,
el símbolo del martirio,
la Cruz, faro de esperanza!...
ojos que al mirarme muerto
derramaréis una lágrima...
labios que sobre mi tumba
rezaréis una plegaria...
pobre pino solitario
de que formarán mi caja
o la Cruz que con sus brazos
o la Cruz que con sus brazos
sombreará mi oscura lápida...
rinconcito de la torre
que cobijaréis mañana
mi cuerpo pálido y frío,
sobre tumba solitaria...
Noche de luna y de estrellas
noches azules y diáfanas,
noches negras, tempestuosas,
de rugidos y borrascas,
que lloraréis por mi muerte
con vuestras estrellas blancas,
y con los quejidos tristes
que al sauz el viento arranca,
florecillas de mi tumba,
margaritas pasionarias
que abriréis vuestras corolas
al tibio beso de un alba,
de una alba risueña y fúlgida,
que no verán mis miradas
de una alba que en mi sepulcro
vendrá a derramar sus lágrimas.
Aves de mi camposanto
que en la fúnebre enramada d
e un ciprés, vuestros nidos
vendréis a formar mañana...
Ha crecido mucho, mucho
la tristeza que me mata...
Ya las fuentes de mis ojos
no conservan muchas lágrimas.
Ya en mis nostálgicas horas
de insomnio, en mis horas largas
oigo al ángel de la muerte
batir muy cerca sus alas...
Ya la vida no me quiere;
no hay sonrisas para mi alma;
no hay flores, sólo espinas
ven doquiera, mis miradas...
En mis horas de tristeza,
en mis horas tan amargas...!
no me queda más remedio
que abrazarme a mi esperanza
a soñar con mi sepulcro,
y soñar con mi mortaja,
y esperar, que llegue pronto
el viaje para la Patria...!
Abejitas, más de prisa
preparad la cera blanca...
ojos buenos, compasivos,
id guardando vuestras lágrimas!
manos buenas, cariñosas,
preparad ya mi mortaja!
¡Ay! mis ojos, ya muy pronto
llorarán su última lágrima.
Madre tierra, ya mi frente
melancólica, cansada
va inclinándose a tu seno...
busca su tumba... ¡prepárala!
Encended vuestras estrellas
noches azules y diáfanas,
ensayad vuestros rugidos
noches de sombra y borrasca
Pobres flores de mi tumba
vuestra aurora ya no tarda...
Ya siento en mi frente el beso
de sus brisas congeladas!...
Aves de mí camposanto
que me arrullaréis mañana
ya podéis ir ensayando
las canciones funerarias!.. .
Ya mis ojos van cerrándose,
Ya mis ojos van cerrándose,
ya se opaca mi mirada...
ha crecido mucho, mucho,
la tristeza que me mata!...
Mons. Vicente M. Camacho
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