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martes, 18 de diciembre de 2012

TRISTEZAS.

Abejitas laboriosas 
que labráis la cera blanca, 
que alumbrará el aposento 
donde se halle mi mortaja...
 mano buena, compasiva, 
que al rodar mi última lágrima, 
cerrarás mis tristes ojos 
ya sin fuego y sin miradas, 
y pondrás entre mis manos 
rígidas, entrelazadas, 
el símbolo del martirio, 
la Cruz, faro de esperanza!...
 ojos que al mirarme muerto 
derramaréis una lágrima... 
labios que sobre mi tumba 
rezaréis una plegaria... 
pobre pino solitario 
de que formarán mi caja
o la Cruz que con sus brazos 
sombreará mi oscura lápida... 
rinconcito de la torre 
que cobijaréis mañana 
mi cuerpo pálido y frío, 
sobre tumba solitaria... 
Noche de luna y de estrellas 
noches azules y diáfanas, 
noches negras, tempestuosas, 
de rugidos y borrascas, 
que lloraréis por mi muerte 
con vuestras estrellas blancas, 
y con los quejidos tristes 
que al sauz el viento arranca, 
florecillas de mi tumba, 
margaritas pasionarias 
que abriréis vuestras corolas 
al tibio beso de un alba, 
de una alba risueña y fúlgida, 
que no verán mis miradas 
de una alba que en mi sepulcro 
vendrá a derramar sus lágrimas. 
Aves de mi camposanto 
que en la fúnebre enramada d
e un ciprés, vuestros nidos 
vendréis a formar mañana...
 Ha crecido mucho, mucho 
la tristeza que me mata...
Ya las fuentes de mis ojos 
no conservan muchas lágrimas. 
Ya en mis nostálgicas horas 
de insomnio, en mis horas largas 
oigo al ángel de la muerte 
batir muy cerca sus alas...
 Ya la vida no me quiere; 
no hay sonrisas para mi alma; 
no hay flores, sólo espinas 
ven doquiera, mis miradas... 
En mis horas de tristeza,
 en mis horas tan amargas...!
no me queda más remedio 
que abrazarme a mi esperanza
a soñar con mi sepulcro,
y soñar con mi mortaja, 
y esperar, que llegue pronto 
el viaje para la Patria...! 

Abejitas, más de prisa
 preparad la cera blanca...
 ojos buenos, compasivos, 
id guardando vuestras lágrimas! 
manos buenas, cariñosas, 
preparad ya mi mortaja! 
¡Ay! mis ojos, ya muy pronto 
llorarán su última lágrima. 
Madre tierra, ya mi frente 
melancólica, cansada 
va inclinándose a tu seno... 
busca su tumba... ¡prepárala!
Encended vuestras estrellas 
noches azules y diáfanas, 
ensayad vuestros rugidos 
noches de sombra y borrasca 
Pobres flores de mi tumba 
vuestra aurora ya no tarda... 
Ya siento en mi frente el beso 
de sus brisas congeladas!... 
Aves de mí camposanto 
que me arrullaréis mañana 
ya podéis ir ensayando 
las canciones funerarias!.. .
Ya mis ojos van cerrándose, 
ya se opaca mi mirada... 
ha crecido mucho, mucho, 
la tristeza que me mata!...

Mons. Vicente M. Camacho

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