Por Pbro. Joaquín Saenz Arriaga
(Pág. 18-27)
¿Cuál era, según la opinión pública, el sentido del viaje papal?
Las opiniones, que en todos los círculos se emitían, sobre la proyectada visita del Papa Montini a América, eran muy variadas. La idea eucarística no pareció muy convincente, sobre todo con el nombramiento de Legado. Un articulo del Osservatore Romano, órgano oficial del Vaticano, quiso desmentir la idea corriente, que interpretaba el Congreso y la venida del Papa a América Latina como un acto político de grandes alcance. He aquí el texto de la UPI, fechado en Ciudad Vaticana el 20 de agosto, tal como apareció en EL TIEMPO de Bogotá, el miércoles 21 de agosto de 1968:
"LA VISITA DE PABLO VI TIENE CARACTKR RELIGIOSO, NO POLITICO. Severa réplica del Vaticano a las criticas que grupos izquierdistas le han hecho. Ciudad del Vaticano, agosto 20 (UPI)— El Vaticano respondió hoy a las críticas izquierdistas por el próximo viaje del Papa a la América Latina, recordando que la gira tiene carácter religioso y no político".
"Parece que no es un mensaje de fe lo que se espera del Papa. sino un pronunciamiento sobre posibilidades políticas y sociales, dice hoy el Osservatore Romano, órgano oficial del Vaticano.
"Se deplora la amplia publicidad dada por la prensa de izquierda a las críticas hechas a este primer viaje de un Pontífice a la América Latina.
"En lugar de concentrarse a dar información periodística sobre casos extremos, excentricidades y disidencias polémicas (en la Iglesia católica de la América Latina) —señala el diario del Vaticano— lo esencial es vincular la gira del Papa Pablo VI a los continuos esfuerzos de renovación y coordinación pastoral hechos por los obispos locales".
"Replicando a las acusaciones de que Paulo VI es indiferente a las penurias de millones de latinoamericanos, sumidos en la mi seria, señala que el Papa abogó en su discurso del domingo ulti mo por la cesación de la injusticia social, "el privilegio ocioso»... por una parte, y "la espantosa miseria", por la otra.
"Menciona también que los anteriores documentos papales, incluyendo la reciente y discutida encíclica sobre el control de la natalidad, también trataron sobre asuntos sociales.
"En sus constantes y firmes enseñanzas pastorales, Pablo VI jamás ha eludido estos problemas", dice el diario vaticano, cuya reacción responde a los ataques izquierdistas, incluyendo uno del organo oficial del partido comunista italiano "L' Unita", en el que se dice que el viaje del Papa nada podría hacer por aliviar la miseria en la America Latina.
El Pontifice continúa preparando su viaje de tres días al más católico continente del mundo.
Fuentes vaticanas dijeron hoy que el texto de los discursos que Pablo VI pronunciará el jueves, viernes y sábado en el XXXIX Congreso Eucarístico Internacional y en la Conferencia Episcopal Latinoamericana (CELAM) quedaron ya completos, con sus traducciones a los principales idiomas".
El Pontifice continúa preparando su viaje de tres días al más católico continente del mundo.
Fuentes vaticanas dijeron hoy que el texto de los discursos que Pablo VI pronunciará el jueves, viernes y sábado en el XXXIX Congreso Eucarístico Internacional y en la Conferencia Episcopal Latinoamericana (CELAM) quedaron ya completos, con sus traducciones a los principales idiomas".
Los izquierdistas, al hacer esos augurios, presionaban, para que el Sumo Pontífice se pronunciase abiertamente en contra de la injusticia reinante en toda la América Latina, en favor de una más justa distribución de las riquezas; en favor de un progreso que eliminase definitivamente, con suma rapidez y decisión el sub-desarrollo de estos pobres pueblos sumidos en el hambre y la miseria más espantosa. De esta manera, la Iglesia, ideológicamente, quedaba unida, comprometida con las fuerzas de izquierda, que hace tiempo, planean la subversión, el caos y la propagación del "castrismo" en toda la América Latina. Los izquierdistas buscaban la aprobación benévola del Papa para la actividad redentora de las guerrillas.
Los auténticos católicos también temíamos la visita del Papa. ¿Qué iba a decir el Papa en sus numerosos discursos? ¿Qué iba a decirnos su legado? ¿Qué nos diría Helder Cámara, Sergio Méndez, Arceo y los otros Prelados, que siguen su escuela? ¿Que decidirían los Prelados de la Conferencia Episcopal Latinoamericana? Los preludios no eran muy tranquilizadores. En El polvorin de
"...Lo esencial —dice el diario Vaticano- es vincular la gira del Papa Paulo a los continuos esfuerzos, de renovación y coordinación pastoral hechos por los obispos locales". Dado el sentido indefinido y amplísimo, que hoy se ha dado a esas dos palabras, "renovación" y "pastoral", no era fácil precisar, ni vincular el sentido del viaje pontificio a los continuos esfuerzos de los obispos locales. Si, a partir del Concilio examinamos la actividad episcopal, los documentos emanados de nuestros Prelados y las consignas dadas por la Conferencia Episcopal Latinoamericana y las Conferencias Nacionales de los Obispos de América Latina, tenemos que concluir que nuestros venerables Prelados, preocupados hondamente por las necesidades materiales de nuestra gente, han abandonado un poco el Evangelio espiritual de Cristo y los altísimos intereses de la salvación de las almas, para dedicarse intensamente a la redención material de las clases indigentes.
En su alocución del 17 de agosto, Paulo VI había dicho: "Y nos place que esta afirmación religiosa tenga lugar en la queridísima América Latina, donde la fe está despertando una gran caridad social y donde esperamos una cresciente justicia civil y mayor prosperidad cristiana". En estas palabras tenemos claramente la vinculación de la gira papal con los esfuerzos de renovacion y coordinación pastoral hechos por los obispos locales. El Papa vino a América Latina para respaldar, orientar y acrecentar los esfuerzos pastorales de los Obispos, que, ante el fracaso de la obra evangelizados y de la labor pastoral de los siglos anteriores, querían dedicarse eficazmente a remediar las ingentes y urgentísimas necesidades de nuestras desheredadas y subdesarrolladas elases humildes, para empezar de nuevo la evangelización de América, en una completa rectificación del pasado.
Nadie ha pensado que el Papa sea indiferente a las penurias de millones de latinoamericanos. No en un discurso, sino en varios discursos, Su Santidad ha abogado por la cesación de la injusticia social. Lo que si nos sorprende es lo que el periódico vaticano entiende por esa "injusticia social": "el privilegio ocioso", por una parte, y "la espantosa miseria", por la otra. Este es el juicio impresionante con que la demagogia o la ignorancia suelen describir el subdesarrollo de los pueblos latinoamericanos: América Latina está integrada por dos clases sociales, la oligarquía injusta, opresora y desalmada de los ricos y las masas incontables de los hambrientos, de los oprimidos, de los subdesarrollados, de los que se ven impotentes para remediar su "espantosa miseria".
Esta lamentable situación es el resultado de varios siglos esclavitud, durante los cuales los subdesarrollados han sido víctimas de unos cuantos privilegiados, que los explotaban sin misericordia. Y la Iglesia de los tiempos coloniales, así como la Iglesia después de la independencia estuvo, por desgracia, asociada con esa casta de prepotentes sin entrañas. Es necesario reconocer los errores de ese pasado de ignominia, con un "mea culpa" de profundo arrepentimiento y una acción redentora, que deshaga esos errores.
Cuando el órgano oficial del Partido Comunista Italiano "I.'Unita" afirmó que el viaje del Papa nada podría hacer por aliviar la miseria en la América Latina, sabía que mentía; sabía que ya los obispos y los clérigos latinoamericanos estaban comprometidos en una inmensa aventura, que pretendía cambiar las estructuras politico-sociales, que hoy existen en esos países. "El privilegio ocioso" debia acabar; debia desaparecer "la espantosa miseria" conunas nuevas estructuras, que audazmente debían implantarse, después de haber liquidado ese pasado de ignominia y de vergüenza. La gira del Papa venía a reforzar estos esfuerzos de "renovación" y de "coordinación pastoral" de los obispos de América Latina. Y. pese a los cambios que las legislaciones han impuesto en la actitud de los gobiernos, y la nueva mentalidad que los prelados y eclesiásticos han aportado, es indudable que la Iglesia Católica y sus obispos y sacerdotes siguen ejerciendo una influencia decisiva sobre los subdesarrollados pueblos de la América Latina.
El viaje papal, las juntas previas de los dirigentes del CELAM, del P. General con los PP. Provinciales de la Compañía de Jesús en Latinoamérica, las giras apostólicas del P. Lombardi y sus asociados por un Mundo Mejor, y el programa todo del Congreso Internacional de Bogotá sí tuvieron un carácter más social y politico, que religioso y eucarístico.
En la embajada argentina de Roma, en un acto organizado el día 18 de octubre de 1968, al que también asistieron Mons. Giovanni Benelli y el secretario del CELAM., obispo argentino, Mons. Eduardo Pironio, su Eminencia el Cardenal Antonio Samoré, presidente de la Comisión Pontificia para América Latina negó que en la reciente conferencia general del Episcopado Latinoamericano, que se realizó en Medellín hubiera corrientes favorables a la violencia. Según su Eminencia, prelados, sacerdotes y seglares se alinearon voluntariamente con el Papa Paulo VI, quien, durante el viaje a Colombia, en agosto pasado, condenó la violencia como medio para cambiar las estructuras políticas y socioeconómicas de los paises latinoamericanos.
Cuando el órgano oficial del Partido Comunista Italiano "I.'Unita" afirmó que el viaje del Papa nada podría hacer por aliviar la miseria en la América Latina, sabía que mentía; sabía que ya los obispos y los clérigos latinoamericanos estaban comprometidos en una inmensa aventura, que pretendía cambiar las estructuras politico-sociales, que hoy existen en esos países. "El privilegio ocioso" debia acabar; debia desaparecer "la espantosa miseria" con
El viaje papal, las juntas previas de los dirigentes del CELAM, del P. General con los PP. Provinciales de la Compañía de Jesús en Latinoamérica, las giras apostólicas del P. Lombardi y sus asociados por un Mundo Mejor, y el programa todo del Congreso Internacional de Bogotá sí tuvieron un carácter más social y politico, que religioso y eucarístico.
En la embajada argentina de Roma, en un acto organizado el día 18 de octubre de 1968, al que también asistieron Mons. Giovanni Benelli y el secretario del CELAM., obispo argentino, Mons. Eduardo Pironio, su Eminencia el Cardenal Antonio Samoré, presidente de la Comisión Pontificia para América Latina negó que en la reciente conferencia general del Episcopado Latinoamericano, que se realizó en Medellín hubiera corrientes favorables a la violencia. Según su Eminencia, prelados, sacerdotes y seglares se alinearon voluntariamente con el Papa Paulo VI, quien, durante el viaje a Colombia, en agosto pasado, condenó la violencia como medio para cambiar las estructuras políticas y socioeconómicas de los paises latinoamericanos.
Una carta del obispo brasileño Helder Cámara a la madre del sacerdote guerrillero Camilo Torres viene a comprobar este yo acuso que sólo pretende desenmascarar la subversión, escondida y disfrazada con el manto del apostolado. Hela aquí:
Solamente ayer recibí su amable carta de 9 del corriente.
Deseo pasar lo más humildemente posible por Bogotá. Estaré allí de paso para Medellín y apenas solamente para la inauguración del Segundo Encuentro de la Jerarquía Latinoamericana, además de la procesión de clausura del Congreso Eucarístico Internacional.
Aún en Medellín, haré todo lo que esté a mi alcance para evitar mucho movimiento en torno a mi persona. Lo que importa es el trabajo en equipo; la acción colegiada. Tengo certeza de que, desde el Cielo, Camilo me entiende, me aprueba y me bendice.
En la Santa Misa pediré siempre por usted. Su amigo y admirador en Cristo.
Porque los hechos sucedidos en este Subcontinente después del Congreso Eucarístico y la Conferencia de Medellín son en extremo gravísimos y reveladores. Ha sido uno de los peores períodos de convulsiones políticas y sociales en toda la América Latina el que siguió, tal vez casualmente, al Congreso Eucarístico Internacional y al Segundo Encuentro de la Jerarquía Latinoamericana, celebrado en Medellín e inagurado por el Sumo Pontífice. Juzgando las cosas externamente, no podemos dudar de que el Vaticano, los Jesuítas, muchos obispos y sacerdotes y laicos católicos, dirigentes de importantes organismos nacionales e internacionales, estaban convencidos de que era imperioso un cambio audaz de estructuras socioeconómicas y políticas de todos los países de América Latina. Los eclesiásticos querían, no insinuar, no pedir a los gobiernos estos cambios audaces, sino encabezar los movimientos, con los gobiernos o sin ellos o en contra de ellos, para realizar esta general revolución en toda América Latina. Ante esta decisión de los eclesiásticos, por muy santa, justa y apostólica que la juzgamos, la insinuación de la violencia era inevitable
Y vinieron los gravísimos y sangrientos conflictos estudiantiles en Uruguay, Brasil y México; el Presidente de Bolivia, General René Barrientos anunció a su país y al mundo, que las guerrillas habían resurgido en el campo boliviano. En Costa Rica, los trabajadores plataneros, con actos terroristas, precursores de ulteriores violencias, incendiaron los locales de la Compañia que los contrataba; y en Argentina se han acomulado en unas cuantas semanas, los encuentros violentos y sangrientos, entre los obreros y el gobierno militar de Argentina, se han acomulado. En Panama cae el presidente, lo mismo en Peru por sendos golpes de Estado. Y es curioso notar que la explicación que el General Velasco del Peru dio para justificar su asonada, fue la imperiosa necesidad de un cambio de estructuras. Mas adelante comentaremos el discurso del cardenal Arzobispo de Lima, pronunciado en la Catedral de Bogotá, delante del Papa, el día de la ignauración de la Conferencia del CELAM.
En un artículo, publicado en Hermosillo, Sonora, el 1° de enero de 1971, por el Pbro. José Esteban Sarmiento, uno de los incondicionales de Mons. Quintero, bien conocido ya por su solapado "progresismo", leemos estos conceptos que son la "teología" de la "nueva Ola":
"Ayer, en nuestro comentario, no estuvimos muy de acuerdo con el interclasismo, o sea, la posición de aquéllos que, aceptando el mundo como 'algo ya hecho', sin posibilidad de cambio, lo único que piensan que debe hacerse es no hacer nada. La aceptación del papel, que a cada vino le haya tocado en la comedia humana, aunque ese papel sea el de miserable, sería para ellos lo ideal, pues significa que se está conformando la voluntad humana a la Voluntad Divina, en lo cual, dice, consiste la perfecta santidad.
"Sin negar, ni poner en duda esto último, y también sin afirmar que tal posición sea precisamente la posición burguesa, creemos que el mundo, en que vivimos, no es un mundo hecho y que el sentido de la historia y de la Providencia es que lo hagamos y que lo hagamos cada vez mejor.
"Y, dentro de este mundo, que está construyéndose, tanto en lo material, científico y técnico, cuanto en lo social y humano, hay que reconocer que existen clases antagónicas. Y decimos "antagónicas" para recalcar que se trata no sólo de clases sociales distintas, sino en pugna. Tal hecho, porque es un hecho, se extiende a lo largo de la historia humana, al grado que puede decirse que algunos siempre estén abajo, con el consiguiente abuso de los de arriba y con la consecuente situación de los de abajo.
"Si se ama a los pobres, no se reducirá todo a palabras, sino que habrá un verdadero compromiso por su liberación. Si no se ama, no se hará nada por transformar el "sistema" que engendra los males de muchos. Amor y lucha sí pueden ir juntos. Por amor se lucha contra los que quieren mantener el sistema, los que por conveniencia son resistentes al cambio, contra los ricos y privilegiados, que sólo dejan los privilegios, cuando pierden la lucha.
"Por eso, cristianamente hablando, no ha de ser contra las personas, sino contra las acciones de las personas. Porque todos debemos amarnos los unos a los otros, pero también todos estamos obligados a rechazar y hasta odiar lo que es malo. Y las acciones son las malas, porque las diversidades en el mundo no son tanto por las capacidades distintas de las personas, sino por los pecados de unos y otros. Hay ricos y opresores, porque hay injusticia y avaricia y soberbia; y hay pobres, porque hay opresión, vicios e irresponsabilidad.
"La lucha por amor es lucha contra el pecado, y, esa lucha, no debe reconocer partido. ¿Tolerar a los explotadores que oprimen, porque también son católicos? No; el deber es denunciar la injusticia, aunque se pierda el proteccionismo, con que quieren pagar a la Iglesia su silenció complaciente. Al precio de olvidar a los pobres, no sirve para nada la prosperidad de la Iglesia.
Pero, esta lucha no debe ser por medio de la violencia. La Iglesia condena tanto la violencia desesperada de los pobres, como la violencia institucionalizada de los ricos. Lo que cuenta en esta lucha es el amor. La revolución del odio pretende arreglarlo todo con una fuerte sacudida de la sociedad. La revolución del amor, cuyo manifiesto es el Evangelio, quizá vaya más lenta, pero avanza desde hace casi dos mil años y es ahora el único signo de libertad y de esperanza".
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