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viernes, 8 de marzo de 2013

LO QUE PIERDE UN CATOLICO QUE SE HACE PROTESTANTE

Pierde desde luego los SACRAMENTOS.
     Empecemos por llamar la atención hacia la pérdida más concreta, la más clara, la más fácil de entender, pues basta con tener buena intención y un mínimo conocimiento del cristianismo y de la Biblia, para darse cuenta de cuán grande es lo que pierde un católicó al hacerse protestante y perder LOS SACRAMENTOS ¡los Sacramentos, el ORO de la Religión de Cristo! esos 7 Auxilios Sagrados que el nos dejo para darnos su Santidad, y pudiéramos llevar a la práctica su Santa Doctrina, para que pudiéramos ser buenos no tan sólo con una bondad natural, sino sobrenatural, para que pudiéramos ser no solamente buenos, sino Santos.
     Bien podemos decir que es por no haber entendido lo que son los Sacramentos, su excelencia, la gran necesidad que de ellos tenemos para poder seguir la Moral de Cristo, que hay católicos que de buena fe se hacen protestantes.
     Ellos saben que Nuestro Señor Jesucristo dijo: "Sin Mí, nada podéis hacer" (Juan XV, 5) y que con su ayuda todo lo podemos "todo lo puedo en Aquél que me conforta" (Fil. IV, 13) pero no saben, no se han dado cuenta de que con los Sacramentos el medio de que se valió Nuestro Señor para confortarnos, para que estemos con El, para ayudarnos a ser buenos.

Qué nos dan los Sacramentos.
     Los Sacramentos nos dan la Santidad de Cristo, ellos conservan e incrementan en el Cristiano la gracia, ese Don Divino del que N. S. Jesucristo nos dijo: "es como un manantial de agua viva que mana sin cesar de dentro de quien la posee hasta la Vida Eterna" (Juan IV, 14) y cuya excelencia desconocen los católicos que abandonan su Religión.

Por qué son 7 los Sacramentos.
     Nuestro Señor Jesucristo para auxiliar nuestra alma, instituyó 7 Sacramentos porque nuestra alma, como nuestro cuerpo, tiene 7 diferentes necesidades, a saber: nacer, crecer, alimentarse, medicinas, la vida de familia, autoridades que lo gobiernen y auxilios especiales a la hora de la muerte.
     Y nuestra alma:
1° por el Bautismo nace a la Vida Cristiana, a la Vida de la Gracia (Mat. XXVIII, 19);
2° La Confirmación la fortalece en ella (Hech. VIII, 14-17):
3° La Eucaristía la alimenta (Juan VI, 34-72; Mat. XXVI, 26):
4° La Confesión la sana en caso de enfermedad (Juan XX, 23);
5° El Matrimonio la santifica en la familia (Ef. V, 32):
6° El Orden le proporciona el gobierno espiritual que le es necesario (Juan XXI, 22: Hech. XIV, 22: II Tim. I, 6): y
7° La Extremaunción le proporciona todos los auxilios que necesita en caso de muerte (Sant. V, 14-15).

     Es falso que la Iglesia haya inventado los Sacramentos.
     Los pastores protestantes niegan los Sacramentos porque no tienen el Poder Divino necesario para administrarlos.
     Ellos afirman que han sido "inventados" por la Iglesia Católica, pero ésto es falso, pues todos ellos fueron instituidos por N. S. Jesucristo, como consta en la propia Biblia protestante.
     Cierto es que en la Biblia no consta cuando fueron instituidos 3 de ellos, pero esto no es de extrañar, ya que los Evangelios no son una exposición completa de la Religión de Nuestro Señor Jesucristo, ni su biografía completa, pues hay muchas cosas que El hizo, que no están en la Biblia, como nos los dice San Juan con estas palabras: "Muchas otras cosas hay que hizo Jesús que si se escribiera una por una me parece que no cabrían en el mundo los libros que se habrían de escribir" (Juan XXI, 25).

Pruebas de que los 7 Sacramentos fueron instituidos
por N. S. Jesucristo.
     Nos prueba que los 7 Sacramentos fueron instituidos por N. S. Jesucristo, que todos ellos estaban ya en uso en la Iglesia Apostólica, como lo testifica la misma Biblia.
     En efecto, EL BAUTISMO fue instituido por N. S. Jesucristo cuando después de su Resurrección y antes de ascender a los Cielos, ordenó a sus Apóstoles la forma como debía administrarse diciéndoles: "adoctrinad a los gentiles bautizándolos en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo" (Mat. XXVIII, 19).
     EL SACRAMENTO DE LA SAGRADA EUCARISTIA fue instituido por N. S. Jesucristo en la Ultima Cena que celebro con sus Apóstoles, la víspera de su Pasión, tomando el pan en sus manos y diciendo: "Tomad y comed ésto es mi cuerpo" y dándoles a beber el Cáliz diciendo: "Bebed todos de él porque ésto es mi sangre del nuevo pacto, la cual es derramada por muchos para remisión de los Pecados" (Mat. XXVI, 26-28). Biblia Católica: "Porque ésta es mi sangre, que será el sello del Nuevo Testamento, la cual será derramada por muchos para remisión de los pecados".
     Instituyó el SACRAMENTO DEL ORDEN cuando ya para ascender a los Cielos dijo a sus Apóstoles: "COMO MI PADRE ME ENVIO, ASI TAMBIEN YO OS ENVIO" y dirigiendo el aliento hacia ellos les dijo: "Recibid el Espíritu Santo, quedan PERDONADOS LOS PECADOS A QUIENES LOS PERDONAREIS; y quedan retenidos a quienes los retuviéreis" (Juan XX, 21-23).
     Y fué también entonces cuando N. S. Jesucristo instituyó el SACRAMENTO DE LA CONFESION, dando a sus Apostoles el poder de perdonar los pecados.
     Los protestantes han cambiado en algunas de sus Biblias, en este pasaje la palabra perdonar por remitir, para hacer creer a las personas ignorantes que no saben que ambas palabras significan lo mismo, que entienden por remitir tan solo enviar una cosa de un lugar a otro, que Nuestro Señor no dió a sus Apóstoles el poder de perdonar los pecados, sino simplemente el de remitirlos al Cielo, para que fuera Dios el que los perdonara o no.
     Y como prueba de ello dicen que el hombre no puede perdonar los pecados, que solo Dios puede perdonarlos. Y eso mismo decían los fariseos, y Nuestro Señor, para confundirlos, hizo el milagro de curar a un paralítico (Luc. V, 21-25) probando que era Dios y que como Dios tenía el poder de perdonar los pecados, así comp el de conferir este poder a otros hombres y tal lo confirió a sus Apóstoles y de ellos lo heredan sus únicos Sucesores legítimos, los Sacerdotes católicos, que adquieren este poder al recibir el Sacramento del Orden.
     No consta en la Biblia, cuándo fueron instituidos los 3 Sacramentos de la Confirmación, el Matrimonio, y la Extremaunción, lo que como ya dijimos, nada tiene de extraño; pero sí consta en ella que ya estaban en uso en la Iglesia Apostólica.
     En efecto: leemos en la Biblia sobre la CONFIRMACION, que tanto San Pedro como San Juan y San Pablo, conferían este Sacramento en Jerusalén, en Samaría, en Efeso, etc. Leemos asi en Hechos VIII, 15, que San Pedro y San Juan, llegados a Samaría, "oraron por ellos (por los Samaritanos) para que recibiesen el Espíritu Santo" "Porque aún no habia descendido sobre ninguno de ellos, mas solamente eran bautizados en el Nombre de Jesús. Entonces les IMPUSIERON LAS MANOS Y RECIBIERON EL ESPIRITU SANTO", (Hech. VIII, 15-17; ver también Hech. XIX, 6 y II Cor. I, 21).
     Y tan el MATRIMONIO era considerado como Sacramento en la Iglesia Apostólica que leemos en Ef. V, 32, que respecto de él San Pablo dice: "Sacramento es este grande, mas yo hablo con respecto a Cristo y a la Iglesia".
     Este misterio del matrimonio no es grande en las uniones humanas, que obedecen a la ley dada por Dios al principio e impresa en el ser humano como en todos los vivientes; pero si lo es en Cristo y en la Iglesia. En el Nuevo Testamento, el matrimonio de Cristo con la Iglesia es el misterio declarado en el matrimonio cristiano, que por esto queda santificado y elevado a la dignidad de Sacramento.
     Y prueba que el Sacramento de la EXTREMAUNCION| estaba ya en uso en la Iglesia Apostólica, que leemos en la Biblia "¿Está alguno enfermo entre vosotros? llame a los ancianos de la Iglesia (los presbíteros) y oren por él, ungiéndole con aceite en el Nombre del Señor. Y la oración de Fe, salvará al enfermo y el Señor lo aliviará y si estuviese en pecados, le serán perdonados". (Sant. V, 14-15).
     
Males que origina no tener los Sacramentos
     Los católicos que se han hecho protestantes, no se han dado cuenta de la pérdida tan grande que para ellos ha significado no tener Sacramentos.
     Es por no tenerlos, que NO ENTIENDEN LA SANTIDAD que en vez de trabajar para alcanzarla, distraen su atención de lo que a este fin tiene verdadera importancia, con puerilidades, con pequeñeces que no tienen ninguna, a semejanza de los fariseos cuya conducta a este respecto reprobó N. S. Jesucristo diciéndoles: "Vosotros coláis el mosquito, mas tragáis el camello" (Mat. XXIII, 34).
     Es asi como ellos no dan importancia a guardar la castidad, la que encuentran imposible y que aceptan el control de la natalidad y el divorcio y que no entienden de restituir lo robado, ni de hacer Buenas Obras, pues el protestantismo ha caído en el absurdo, sobre todos los absurdos, de predicar la inutilidad de las Buenas Obras para la salvación.
     Y en cambio dan máxima importancia a minucias que no tienen ninguna, como a hacer oración gritando y chillando como hacen los interdominacionales, o a no fumar, ni beber vino, lo que no ha dé ser tan malo, cuando Nuestro Señor Jesucristo cambió el agua en vino en las Bodas de Caná y lo dió a beber a sus Apóstoles en la Ultima Cena.

Condenar las imágenes es una puerilidad.
     Y otra puerilidad a la que dan máxima importancia, es a no tener imágenes, pretendiendo que el Decálogo de Moisés (Ex. XX) las prohibe en su segundo mandamiento, cuando dicho Decálogo no indica donde termina un mandamiento y donde comienza el siguiente, de modo que los protestantes los han dividido como han querido, haciendo contra toda razón, de sus versículos 3 a 5 su segundo mandamiento, pues estos versículos son tan sólo una explicación, una ampliación del versículo 2, del mismo modo que los versículos 9 a 11 son una explicación, una ampliación del versículo 8.
     Y para condenar las imágenes caen en mil errores como no querer distinguir las circunstancias en que se encontraba el pueblo israelita, cuando 1500 años antes de Cristo, prohibió Moisés los ídolos, y aquellas en las que se encontraba en tiempo de Jesucristo, y en las que nos encontramos en la actualidad; como no querer distinguir entre lo que es adorar y lo que no venerar; ni entre un ídolo, como un becerro de oro y la Imagen de Nuestro Señor Jesucristo.
     Llega la ceguedad de los protestantes a este respecto, al grado de que cierto pastor de la secta protestante "Israelita" dijo a quien esto escribe que no veia la diferencia entre la imagen del Sagtado Corazón de Jesús y un becerro de oro.
     Nada más absurdo y anti-natural, que ese odio que tienen los protestantes a las imágenes. Moisés en el Decálogo pone en labios del Padre Eterno estas palabras explicando la razón de su prohibición de tener ídolos: "porque Yo soy Jehová tu Dios fuerte, celoso..."
     Es de razón que Dios se sienta celoso no solamente de que se adore, sino de que se venere a un ídolo, como un becerro de oro, del mismo modo que, valga la comparación, es de razón que una esposa se sintiera celosa de que su marido pusiera en la sala de su casa el retrato de su amante, pero ¡cómo pensar pudiera sentirse celosa de que su marido pusiera en su sala al retrato de ella o de alguno de sus hijos! Pues del mismo modo ¡cómo podría Nuestro Señor sentirse celoso de que veneremos su imagen o la de su Santísima Madre o la de quienes "hicieron la voluntad de su Padre que está en los Cielos" (Mat. XII, 50) que es precisamente lo que hicieron aquellos cristianos de vida ejemplar que la Santa Iglesia eleva a la dignidad de sus altares! 

Los Sacramentos de la Concesión y de la Eucaristía.
     Es por no contar con el auxilio que proporcionan los Sacramentos de la Confesión y de la Sagrada Eucaristía, que piensan los protestantes que la castidad es imposible, que no es posible que la guarden ni siquiera los ministros del Señor, los que por eso deben casarse, error que quieren fundar en esta cita: "conviene pues que el Obispo sea irreprensible, marido de UNA SOLA mujer..." (la. Tim. III 2). la que al efecto mal interpretan pretendiendo que ella ordena que sean casados los Ministros de Dios, cuando su finalidad es apartar del Sacerdocio a los que tenían varias mujeres, a los divorciados y a los viudos vueltos a casar y no ponen su atención en tantas palabras y tantas frases con que San Pablo recomienda el celibato a los Sacerdotes como éstas: "el soltero tiene cuidado de las cosas que son del Señor; como ha de agradar al Señor; empero el que se casó tiene cuidado de las cosas del mundo; como ha de agradar a su mujer' (la. Cor. VIL 32-33). ver también I. Cor. VII, 1, 7. 27. Mat. XIX 12.

 El Sacramento del ORDEN. 
     Es por no tener el Sacramento del Orden que los protestantes no tienen verdaderos Ministros de Dios pues sus pastores no heredan de los Apóstoles el poder que confiere dicho Sacramento. No tienen así Sacerdotes que ofrezcan a Dios el Sacrificio del Calvario, como lo ofreció N. S. Jesucristo a su Padre en la Ultima Cena y no obedecen el mandato de Cristo: "HACED ESTO EN MEMORIA MIA" como lo obedecen los Sacerdotes católicos al celebrar la Santa Misa en la que, como Nuestro Señor Jesucristo lo hizo en la Ultima Cena:
—ofrecen al Eterno Padre el pan y el vino, 
—lo cambian en el Cuerpo y Sangre de N. S. Jesucristo, 
—y lo dan a comer a los fieles.

     Y es por no tener este Sacramento, que en vez de rendir al Eterno Padre el culto SOBRENATURAL de adoración que únicamente se rinde a Dios ofreciéndole sacrificios, que Nuestro Señor Jesucristo se lo rindió en la Ultima Cena, ofreciéndole su propio Sacrificio y que la Iglesia se lo ofrece en la Santa Misa, que los protestantes no tienen culto de adoración, sino solamente de veneración, un culto puramente NATURAL, pues natural es rendir culto a Dios haciendo oración, cantándola himnos y leyendo y comentando libros sagrados, como lo hacían los judíos en sus sinagogas en tiempo de N. S. Jesucristo y como lo siguen haciendo y como lo hacen los mahometanos, y los budistas y todas las religiones falsas y como lo hacen los protestantes.
     El culto real de adoración es el sacrificio. Dios mismo lo instituyó como se lee en el Levítico y en la Revelación primitiva a los Patriarcas, substituido en la Nueva Ley por el Sacrificio de la Misa.
    El Sacrificio es así esencial en toda Religión y los protestantes, al no tener sacrificio alguno, no tienen en verdad Religión. 

La protección de los Santos
     Y han perdido los católicos que se han hecho protestantes, la protección de los Santos, esos amigos íntimos de Dios a los que en la misma Biblia vemos conviene recurramos para alcanzar favores de El.
     Vemos así por ejemplo, en Génesis XLVIII, 15-16 que Jacob al bendecir a los hijos de José invoca a Dios y a los Angeles, pues les dice: "El Dios que me sostiene desde mi juventud hasta el día de hoy, el Angel que me ha librado de todos los males, bendiga a estos mozos, etc."
     Vemos en Job V, 1 que Elifas el Temanita. aconseja a Job que recurra a la intercesión de los Santos con estas palabras: "Llama pues si es que hay quien te responda y vuelve tu vista a alguno de los Santos". (Ver también Job XLII, 8).
     Y han perdido el auxilio poderosísimo de la mayor de todos los Santos, de la Virgen Santísima, cuyo poder es tan grande, que bastó una simple indicación suya para que Nuestro Señor hiciera su primer milagro cambiando el agua en vino, a pesar de que no era aún la hora oportuna de hacerlo (Juan II), y a la que Nuestro Señor expirando en la Cruz, nos dejó por Madre (Juan XIX, 26-27) y de la que han renegado los católicos que se han hecho protestantes.

Para concluir
     Y expuesto brevemente lo anterior, cabe preguntar: ¿en cambio de haber perdido tanto, tantísimo, qué es lo que ha ganado un católico que se hace protestante?!.. Cuando se pregunta esto a uno de ellos, suele contestar: —conocer mejor la Biblia —no tener que confesarme, —ser libre.
     Es falso desde luego que los protestantes conozcan bien la Biblia, pues conocen de ella solamente aquellos versículos en que pretenden fundar sus erorres. —Y es tan torpe encontrar ventaja en no tener que confesarse como lo sería encontrarla en no tener que cambiarse de limpio, ni lavarse, ni bañarse.
     Y en cuanto a ser libres ¡cuán lejos están de serlo! ¡a cuantas cosas los invita y compromete su pastor! ¡y ay de quien no vaya al templo el domingo! y estando en él, tienen que cantar los himnos que el pastor quiera y estar sentados o parados como él quiera y en vez de media horita como dura una Misa, tiene que estar qué se yo cuanto tiempo en el templo. Y con cuántos pretextos les sacan los centavos al mismo tiempo que hablan contra los "curas" que "para todo piden dinero".
     Los católicos que se han hecho protestantes no son libre ni a la hora de la muerte pues si en ese momento supremo, solemne, en que los sofismas pierden su fuerza, en que las ilusiones se disipan y la conciencia reivindica sus derechos y en la que tantos protestantes han reconocido sus yerros, pide el protestante un Sacerdote católico para reconciliarse con Dios, sus "hermanos" no lo dejarán libre para que se confiese y lo dejarán libre, sí, muy libre, pero libre para ir al infierno.
Pedro Sembrador
E.V.C. 
Febrero 1958 

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