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lunes, 17 de septiembre de 2012

APOSTASIA (7)

QUE HAGAN UNA IMAGEN EN HONOR DE LA BESTIA

Así ordena hacer la segunda Bestia con cuernos de cordero y boca de dragón. Deben hacer, dice el Apocalipsis, una imagen de la Bestia que herida de muerte y sin embargo vivió. Yo siempre pensé que se trataba de una canonización, y no estaba completamente equivocado, lo cual sucedió. Pero el maravilloso libro Apocalipsis, era mas exacto, más específico. El Diccionario de la Lengua dice: IMAGEN: pintura, escultura, fotografía de una cosa. No se trata de la escultura de Juan Pablo II que encontramos por todas partes para recordar su visita y otros acontecimientos. Esas son sólo recordatorios. Malamente, porque la inmensa mayoría fueron hechas en vida del homenajeado. Nunca se había hecho eso con un papa. Esta imagen fue hecha para que todo el mundo lo "adore" como santo. Fue hecha una reproducción exacta y la llevaron en triunfo por las ciudades del mundo. Era de cera, como los muñecos de los museos de cera y se adicionó una cápsula con su sangre, que se guardaba en el hospital que lo atendió cuando fue herido de muerte. ¡Una cochinada!. Creo que es la primera vez que la Iglesia del Vaticano conserva la sangre de un hombre condenado. El pueblo se arremolinó para ver las "reliquias". Sobaron la urna con ramas, con rosarios, con distintos objetos que se hacían milagrosos al contacto. Y el pueblo le rindió un culto desconocido en la Iglesia que yo he llamado "papolatría".
Por eso el Profeta Isaías en su Apocalipsis dice que luego que los hombres hayan traspasado el precepto, violado la ley y eliminado el Sacrificio Perpetuo, aclaman al "justo" en las islas y del otro lado del mar, pero él dice: Menguado de mí, menguado de mí. Porque Yahveh arrasa la superficie de la Tierra y tiembla como un ebrio, pues los hombres la han encharcado de pecados.
Apropiadamente el Padre Lacunza describe el culto idolátrico que la segunda Bestia impone para adorar a la primera: deben sujetarse a ella, obedecer sus órdenes y doctrinas por inicuas que sean, no resistir cuando debían hacerlo y que den señales externas de respeto y sumisión. Es que ha llegado ya el tiempo de la apostasía de los gentiles. Es que todo lo que se predijo sobre el Anticristo está en curso y la luz ilumina los misterios de los vaticinios, si estos se ven desde una óptica correcta desde la ortodoxia.

LA TRAICION DEL SACERDOCIO DEL "RESTO FIEL".

Poco ya he de decir sobre la terrible traición de los obispos consagrados frente a la extrema situación de sede vacante por la usurpación del Trono pontificio por el Anticristo. La extrema confusión creada por una legión de opinadores laicos metidos a teólogos y canonistas que achocaron sus narices por todas partes, no los justifica para nada. Buscaron pretextos para el cisma interno y para permanecer independientes. No solamente traicionaron su misión, a la Iglesia y a Cristo, sino que llegaron al sacrilegio. En su ambición desmedida de ser obispos "válidos" reiteraron su consagración episcopal cuando les convino. Hay que decir que la reiteración del Bautismo, de la Confirmación y del Orden, ES SACRILEGIO.
En el caso del Bautismo, no puede imputarse sacrilegio al bautisando, si no tiene uso de razón, no así a los padres, y a los padrinos si saben que aquello es una reiteración del Sacramento. La responsabilidad en el sacrilegio va siendo más o menos grave entre los que aprobaron o asistieron aprobando, en muchas aristas diversas al caso que no trataré. Lo mismo habría que decir del Sacramento de la Confirmación. En el Sacramento del Orden, el sacrilegio se imputa al recipiendario y al ordenante o consagrante, y la culpa se imputa más o menos grave a quienes aconsejaron la reiteración.
Habría que ver -Dios lo sabe y ya no tarda el día de Su justicia-, el tamaño de la culpa de esos laicos metidos a teólogos que tejieron una bola endemoniáda y embrollada de desconfianza desde las primeras consagraciones episcopales que hizo el obispo vietnamita Mons. Pier Martin Ngó-dinh-Thuc -hermano del presidente vietnamita asesinado por los comunistas- lícita y válidamente frente al tamaño del problema que enfrentaba la Iglesia. Adujeron argumentos, regulaciones, cánones y tiempos sin el más superficial conocimiento de la doctrina de la extrema necesidad en el caso que se presentaba, desconocido en la Iglesia, y a la luz de la doctrina de santos, teólogos, papas y canonistas que expusieron con toda claridad el caso si se presentara.
No dejo de pensar que una ignorancia tan grande, no pudo ser más que intencional, regulada por uno de los tentáculos del pulpo cuya cabeza se había echado sobre la cüpula de San Pedro. Uno de estos fue Eberhard Heller, director de la revista alemana "dizque" "tradi-cionalista" EINSICHT. El doctor en Teología alemán Johanes Rothkranz demostró en su libro UN SUBMARINO DE MARRANOS DENTRO DE LA IGLESIA, que este señor viene de una indiscutible cepa judía. Esta revista, cautamente ha sabido introducir de vez en cuando artículos grave y escandalosamente heréticos y ofensivos que traslucen su intención de que en la Iglesia no haya nunca más un papa. Pues esta revista goza de gran ascendiente entre grupos completamente permeados por el marranismo, que para la apariencia exterior llegan a "formar" sacerdotes de los que estiran como un chicle mascado el estado de necesidad en la Iglesia y dicen que "la Iglesia suple" en el caso de su falta de jurisdicción para la administración de Sacramentos.
Esta revista, entre otras, aparentemente pugna por la unidad, pero termina por "probar" que es imposible. Y da verdadera lástima ver la ceguera tan completa en la que han caído muchos desprevenidos en un momento en que la Iglesia muere.
El obispo Thuc, fue consagrado en el Vaticano por el Papa Pío XI y el co-consagrante fue el Cardenal Eugenio Pacelli, futuro Pío XII. Por la extrema dificultad en la comunicación con la Santa Sede, Pío XI lo autorizó a consagrar obispos sin pedir la autorización al papa. ¿Providencial?, evidentemente sí. Pero muchos desautorizaron sus posteriores consagraciones, que porque él no había firmado su DECLARACION de que la Iglesia se había desviado. ¡Es que no la necesitaba!. Luego sus enemigos diferenciaron las consagraciones de antes de la DECLARACION y después; unos obispos válidos pero cismáticos y otros católicos . Luego inventaron que si era cierto que él estaba autorizado a consagrar sin mandato pontificio, sus sucesores NO. Y así fueron tachados como cismáticos. Por otro lado, el pulpo se encargó de atacar individualmente a todos los obispos de la línea Thuc cuando fue posible: se dijo que Mons. Salle se había castrado -yo tengo un certificado médico de que eso era una sucia calumnia, y Mons. López-Gastón tenía uno segundo practicado al cadáver de Mons. Salle, en los mismos términos-, ¡y hay que ver la pelotera que se armó cuando la extremísima necesidad obligó a ordenar y consagrar a una minoría de casados! como lo autorizó Pío XII cuando faltaron sacerdotes para Alemania, siguiéndose las estrictas reglas de la Iglesia para el caso. Entonces, se razgaron las vestiduras -incluyendo el pantalón- por todos lados los abanderados de la Fe y los jueces canonistas que veían "sólo la salud de la Iglesia". ¡El marranismo y el satanismo desencadenado!.
De la línea episcopal de Mons. Thuc salió el Conclave de Asís, que fue la última oportunidad de la Iglesia de la unidad arrancada a Dios (Apoc. XII,5) por todas esas uñas y narices metidas en el plato sin faltar desde luego la agitación de la cuchara de los imbéciles que se encuentran por todas partes.
Mons. Thuc, al fin, cuando se conocen sus consagraciones, tiene que huir a Alemania pues lo estaban persiguiendo, y en el seminario de Rochestar E.E.U.U. es secuestrado y asesinado. Esto se supo porque Mons. Musey ante el silencio tan prolongado del obispo dio aviso, a la policía que encontró su tumba.
Todos esos desesperados por lograr la paz en la Iglesia, reconocen, sin embargo, que el Cónclave de Asís fue el que "tuvo más posibilidades", pero no le reconocen validez. Ellos le condenan que "jamás se levantó un sitio web promocionando al nuevo papa". ¿No causa esto ilaridad y es supremamente estúpido?. Alguno de estos se quejaba de que "Los obispos que participaron en esa elección no pueden ser ubicados. Nadie sabe cómo contactarlos". ¡Bendito sea Dios que es así!. ¿No han leído el Apocalipsis?. Despues de que el hijo varón fue arrebatado a Dios y a su Trono papal, "la mujer huyó al desierto donde tiene un lugar preparado por Dios para ser alimentada" (Apoc. XII, 6). Es bueno agradecerles a todos estos, que nos aclaran que el Apocalipsis se sigue cumpliendo al pie de la letra. Y cada vez en for ma más acelerada.

 LA IGLESIA DEL VATICANO HA RECHAZADO YA, SU MISION ESENCIAL.

 Para comprender la Doctrina Cristiana, hay que abrir de par en par las entendederas. Cristo N. S. dijo: Mis ovejas oyen mi voz. Evidentemente lo que quiso decir es: ENTIENDEN MI VOZ, y del entendimiento viena la práctica. Yo les pediría a mis lectores, entonces, que abran bien sus entendederas para comprender lo que voy a decir, que no es cosa pequeña.
PRIMERO: La Iglesia del Vaticano ha rechazado y expulsado de sí, las cuatro NOTAS que distinguen a la verdadera Iglesia de Jesucristo. Estas cuatro NOTAS son: UNIDAD, SANTIDAD, CATOLICIDAD Y APOSTOLICIDAD. Vamos a ver que no tiene ya ninguna.
Remedando a Pero Gruyo que decía: "La vida se vive viviendo la vida", podría yo decir: la unidad de la Iglesia es que sea una. Esa unidad tiene varias e ineludibles implicaciones: 
1. Que todos los cristianos formen UN SOLO cuerpo unido a una sola cabeza; que profesen la misma Doctrina, es decir, que las creencias sean idénticas en un siglo como en el otro sin cambios, porque son las doctrinas que enseñó el Fundador que es Dios, que es inmutable como Su Palabra; que reconozcan a un solo Señor que es Jesucristo-Dios. Si este concepto varía, como lo han cambiado los modernistas que dicen que Cristo "no tuvo siempre conciencia de su dignidad mesiánica" (Denz. 2035) y que "Cristo no enseñó un cuerpo determinado de doctrina aplicable a todos los tiempos y a todos los hombres, sino que inició más bien cierto movimiento religioso, adaptado o para adaptar a los diversos tiempos y lugares" (Denz. 2059), entonces, es evidente que no existe la unidad de Fe ni se tiene un único Señor degradado a simple profeta. La unidad cristiana se convertiría cosa de conveniencia humana, y no un precepto divino. Y así sería una cosa adaptable a los tiempos y lugares como esos quieren.
2. La SANTIDAD de la Iglesia depende de la santidad de su Doctrina que es la Doctrina de Dios. Si se dice que esa Doctrina está al arbitrio del hombre para adaptarla -como ahora hacen-, entonces no se puede aplicar la santidad -cuando mucho se puede decir que esa doctrina es buena, y esto difícilmente- la cual sería un mito, una cosa romántica o ilusoria. La SANTIDAD, también depende de los Sacramentos y del Sacrificio de la Misa que es la anamnesis del Sacrificio de la Cruz. Si se dice -como ahora la Iglesia vaticana con los modernistas- que "los Sacramentos tuvieron su origen del hecho de que los Apóstoles y sus sucesores, por persuadirles y moverles las circunstancias y acontecimientos, interpretaron cierta idea e intención de Cristo", y que "los Sacramentos no tienen otro fin que evocar en el alma del hombre la presencia siempre benéfica de Cristo" (Denz. 2040 y 2041), desaparece absolutamente la SANTIDAD de la Iglesia por estos motivos. La Misa, igualmente, comenzó como una cena y la Iglesia la convirtió en un sacrificio y en un rito, cuando le dio la regalada gana, pues Cristo, dicen, no instituyó rito alguno (Denz. 2049).
Con estos pocos datos se podría saber el origen de todas las diabólicas profanaciones y estupideces que se están haciendo en la Iglesia del Anticristo. Al eliminar los Sacramentos hechos sólo "signos" o "evocaciones" de la presencia de Dios y no vehículos de la gracia divina en el alma, dejaron a la Iglesia sin el Sacrificio y a las almas en la más espantosa orfandad. ¿No es el justísimo castigo a una humanidad corrupta y apóstata, quitarle lo que es santo?, ¿voy a introducir el Santísimo Sacramento en un caño en el que desaguan las aguas negras?. El mismo pueblo está ya tan estupidizado y deformado que ellos mismos se opondrían a un regreso a la ortodoxia. Hábleles de la Misa en Latín, o de comulgar de rodillas, o de que sus muertos no se van con todo y chancletas "a la casa del padre" -como les dice esa aburrida cantinela- sino al Purgatorio si deben de pagar "deudas"; o dígales que las mujeres ya no podrán leer en sus "asambleas" ni ser ministras de la comunión, para que oigas lo que te dicen, y en qué tono, y veas la cara que te ponen.
3. Las cuatro NOTAS que distinguen a la Iglesia de Cristo, tienen una diferencia esencial con las otras, pero también todas ellas están intimamente relacionadas. Por eso el Magisterio enseñó que son inseparables. Negar una sola, es desechar y negar las otras. Por eso, una Iglesia remanente en el cisma, no puede ser reconocida como la Iglesia de Cristo. La APOSTOLICIDAD que es la tercera NOTA, no sólo es el deseo de llevar la Doctrina de Cristo a todos los hombres, sino que en la Iglesia estén los verdaderos sucesores de los Apóstoles, formando un colegio como Cristo lo dejó estructurado: es decir, con Pedro a la cabeza. He de decir, que una Iglesia "remanente" en el cisma, y además desaparecida esta estructura esencial, de ninguna manera puede ser considerada una Iglesia unida y apostólica. ¿Y no esto mismo le arranca la NOTA de santa y también de católica?. Este es un divorcio absoluto de aquello que dejó Cristo, en unos -los del Vaticano- por unas cosas, y en los otros por otras. 
El Vaticano ciertamen te conserva la estructura, una estructura hueca sin valor sobrenatural por la traición a la Doctrina, por la alteración de las formas o fórmulas sacramentales, por su alianza con las potencias anticristianas del mundo sórdido, del mundo de la oscuridad; pero el mundo de los fieles que se considera "el resto fiel", con ligeros matices ha cambiado -si no ciertamente de palabra-, evidentemente con los hechos los grandes postulados de la Religión Cristiana. Y así como unos en la predicación y en los hechos han llevado al pueblo a la apostasía, los otros, si bien no siempre de palabra, pero sí en los hechos, los han llevado al mismo lugar. Estamos, entonces, frente a la apostasía de los gentiles profetizada por San Pablo en su segunda Carta a los fieles tesalonicenses, apostasía que tendría lugar durante el reinado de la Bestia. ¿Cómo pueden decir los apóstatas del Vaticano que tienen sacerdotes y obispos validos si desde la raíz han destruido el Sacramento del Orden?, ¿no dicen que "los Sacramentos -TODOS- no tienen otro fin que evocar en el alma del hombre la presencia siempre benéfica de Dios"?, ¿no son entonces los egresados de los seminados del Vaticano unos "graduados profesionales"? ¿y los sacerdotes y obispos del "remanente", sacerdotes y obispos válidos, pero apóstatas?.
4. La cuarta NOTA que distingue a la verdadera Iglesia de Cristo la vamos a saber afirmando lo contrario de lo que dicen los apóstatas modernistas. Ellos dicen: "Cristo no enseñó un cuerpo determinado de Doctrina aplicable a todos los tiempos y a todos los hombres, sino que inició más bien cierto movimiento religioso, adaptado o para adaptar a los diversos tiempos y lugares". Lo contrario de lo que dicen estos desgraciados es precisamente la catolicidad de la Iglesia!. Entonces, para ellos, Dios no se encarnó, sino un profeta; ni tuvo providencia; y además los dejó en libertad de hacer lo que se les pegara la gana con la Iglesia. ¡Esto es la apostasía!.
 ¡PERO AHORA LA IGLESIA DEL VATICANO HA NEGADO SU MISION ESENCIAL!. Reniega de ella. La abandona oficialmente por darle gusto al mundo. Para la paz entre los hombres, por la convivencia pacífica, por la unidad en la diversidad. ¡Y todos muy contentos!.
En el Evangelio de San Mateo (XXVIII, 18) al despedirse Cristo de sus Apóstoles las últimas palabras que pronunciaría como un testamento sagrado e inviolable: "Me ha sido dado TODO poder en el Cielo y en la Tierra". Estas solas palabras bastan para reconocer en Jesucristo a Dios mismo. Dios no comparte Su poder con ninguna creatura, pero la segunda Persona de la santísima Trinidad, siendo Dios mismo encarnado, ha obtenido, ser exaltado al mismo lugar de donde descendió por su suprema humillación y por eso ha obtenido todo poder en el Cielo y en la Tierra. Y añade: "Id, pues, y haced discípulos A TODAS las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo". El mundo se va a acabar. Ha de terminar. No está Cristo empleando una figura retórica como cuando se dice: te amaré para siempre, o te odiaré para siempre. No está jugando con Sus palabras y con los sentimientos de Sus Apóstoles entristecidos por la despedida. Les dice categórica y claramente: el mundo acabará. Pero mientras eso sucede, la misión del Colegio Apostólico y de Sus fieles, es enseñar todo lo que El HA MANDADO.
En el Evangelio de San Marcos, (XVI, 15) que no fue uno de los doce, sino discípulo de San Pedro, leemos: "Id, por todo el mundo, y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea se condenará". Inmediatamente dicho esto se elevó al Cielo. Graves palabras, orden divina. Las últimas palabras que Cristo pronuncia en Su permanencia entre los hombres. Y es contundente y severo y proclama un juicio: el que creyere se salvará y el que no se condenará. "El que creyere". No el que nace que cree y actua en contrario. No el que quiere "viviar" a Dios aferrado a sus gustos y pasiones pero diciendo que como es muy bueno no lo ha de condenar y a última hora lo ha de salvar. El que creyere: el que obedezca a Su Iglesia y a Sus representantes ni tuviere vergüenza de proclamar en cualquier tiempo y circunstancia su credo. Esta es la misión más grande y más grave de todo creyente y obviamente la misión más grande y más grave de la Iglesia que El fundó. A ella le dejó como herencia la paz cristiana, la paz de Dios. Que hubiese desterrado el odio del mundo, el odio entre las clases sociales y en las familias, el odio y las guerras entre los pueblos y las naciones, porque todas las gentes tendrían un solo Señor.
Es una calumnia diabólica decir, como los herejes del Vaticano dicen que si existen otras religiones, es porque Dios quiere. La verdad de esto es que si existen otras religiones en el mundo, ha sido unica y exclusivamente por la traición de los mismos hombres, que se han negado a aceptar el Evangelio MUCHAS VECES por las pasiones de los mismos hijos de la Iglesia, o por la acción de sus enemigos no raramente infiltrados en su seno. 
La conversión de muchas naciones fue abortada y termina en sangrientas persecuciones por la acción del Diablo y de sus corifeos, que se extienden por todo el Cuerpo místico de Cristo hasta llegar a sus más pequeñas comunidades. Así han desaparecido a la Iglesia para implantarse el antiguo paganismo en varias naciones. Es que Dios respeta la libertad del hombre. En la Patria celestial estarán sólo los que libremente quieran estár allí.
La nación japonesa fue convertida a Cristo, y era tan cierto que muchos miembros de la nobleza, recorrieron en triunfo las capitales europeas, camino a Roma, para ver al Santo Papa. Mientras tanto, protestantes soplados por los marranos convencieron al Emperador Taicosama de que aquello era una táctica del Rey Felipe II, que preparaba desde Filipinas una invasión al Japón. Se desencadenó una de las más sangrientas persecuciones contra la Iglesia que costó millones de mártires y torrentes de sangre, y el Cristianismo fue borrado de aquel pueblo. Sin embargo, no se detuvo una esforzada evangelización que logró a principios del siglo XX, establecer algunas misiones e iglesias, principalmente en Hiroshima y Nagasaki. En esas dos ciudades estaba la mayor concentración de católicos, que curiosamente fueron las elegidas para dejar caer las bombas atómicas durante la segunda guerra mundial.
El protestantismo de la nación norteamericana, es el fruto de la Revolución de Lutero, monje agustino amancebado con la monja Catalina Bora y soplada su enorme soberbia por los judíos Abadiáh Sformo, Elias Levita, Jacobo Loans y Nicolás de Lira; por la del sacerdote Juan Calvino (Cauvin o Cohén) que tenía la espalda marcada con un hierro al rojo -como se hacía con los homosexuales- y que establece en Ginebra una despiadada Inquisición que era un verdadero matadero de católicos -él fue el primero que ordena la comunión de pie-; y por el cisma del "Rey Impúdico" -así lo conoce la historia-, que se separa de Roma e inicia una salvaje persecución contra la Iglesia, contra su pueblo y contra todo el pasado histórico cultural de su reino que se le llegó a conocer como "La isla de los santos"; por su incalificable lujuria Enrique VIII se divorcia y se casa a voluntad y las decapita cuando quiere. El historiador protestante William Cobbet escribió: "Jamás el mundo ha visto a una cáfila de canallas como la formada por Lutero, Calvino y "Enrique VIII".
El caso de México y de Latinoamérica ¿no es lamentable y doloroso?. Entre el indígena Benito Juárez -que la Iglesia enseñó a comer con cuchara- y el judío presidente de México -fundador del Partido Revolucionario Institucional- le arrancaron a la Iglesia decenas de instituciones y templos que favorecían al pueblo, que aliviaban sus necesidades, que moralizaban y formaban a la juventud. Plutarco Elias Calles y Benito Juárez pasarán a la historia como perseguidores de Cristo. El dijo: Os envío entre lobos.
¿Y la Revolución francesa, no fue la inmensa explosión del odio judaico, vía Masonería contra el Orden Cristiano?.
Ahora todos estos, los hijos de Lutero, de Enrique VIII, de Calles, de Juáres o de Robespierre, han de cocechar muy pronto lo que sembraron. Han sembrado vientos, han descristianizado con furia a las naciones y han de recoger tempestad. La Iglesia no se olvidó de su misión esencial. La santificación de los hombres y la paz, eran sólo consecuencias. Y así fue, en medio de lobos, que cumplió su misión hasta el momento en que la apostasía parió al Anticristo.
El Evangelio de San Lucas (XXIV, 47) igualmente dice que debía predicarse el Evangelio "a todas las naciones, comenzando en Jerusalén". El Vaticano predica lo contrario. Ellos lo llaman ECUMENISMO.
 Quieren la unidad en la paz de todas las religiones. No quieren convertir a nadie. ¡Graves problemas tendrían si lo proclamaran o pretendieran!, todo hombre, dicen, tiene el derecho sagrado de la libertad de culto o creencias. Se atreven estos blasfemos a decir que el modelo que Dios quiere está en la Santísima Trinidad, es decir, tres Personas distintas en un solo Dios. Y ese es el modelo para la unidad de las religiones. Cristo pedía, además, que todos les hombres estuvieran unidos. Eso es lo que pretenden. Eso es el Sincretismo. ¿Puede haber un sano Ecumenismo?, ¿puede haber una sana enfermedad?, ¿puede haber una sana infección, una sana herejía? ;por Dios!. La expresión más perfecta del Ecumenismo, está en la misma Trinidad de Dios porque son tres personas distintas en una unidad perfecta.
Acabó el tiempo de las misiones que se conservó hasta Pio XII, aunque el pueblo casi no ayudaba. ¡Adiós San Remigio que convirtió a los galos o San Patricio que convierte a Irlanda. Ninguno de todos esos aportan para la nueva Iglesia!. Ahora, que los honores han descubierto el verdadero significado de las Palabras de Cristo gracias al Concilio Vaticano II, después de dos mil años sin entenderlas, ¿no se han abierto nuevos horizontes para la Iglesia?.
Oigamos lo que sobre este punto nos dice el Magisterio eterno e invariable de la Iglesia: en el SILABO que es un compendio de los errores modernos publicado por el Papa Pío IX se condenan, entre muchos otros, los siguientes errores diametralmente opuestos a lo que dice el Concilio Vaticano II con toda la jerarquía actual: "Todo hombre es libre de abrazar y profesar la religión que, guiado por la luz de la razón, tuviere por verdadera" (Dens. 1715); "Los hombres pueden encontrar en el culto de cualquier religión el camino de la salvación eterna, y alcanzar la eterna salvación" (Denz. 1716); "Por lo menos deben tenerse fundadas esperanzas acerca de la eterna salvación de todos aquellos que no se hallan de modo alguno en la verdadera Iglesia de Cristo" (Denz. 1717).
Mons. José F. Urbina Aznar
EL DESPRECIO Y LA INDIFERENCIA GENERAL DEL PUEBLO 
ANTE LA INSTALACION DE LA ABOMINACION DESOLADORA

1 comentario:

RONNY IBACACHE MONROY dijo...

Excelente documento....Gracias Padre Manuel
En unión de oraciones
Juan María, Santiago de Chile