Oh Cruz bendita, Cruz santa:
No es el "AVE" victorioso
Grito de triunfo y de gozo.
El que hoy mi pecho canta.
Al brotar de mi graganta
Mi saludo, en este día,
Es voz triste de dolor,
Angustiada, ronca, fría.
Como el último estertor
De la postrer agonía.
Soy mexicano. . . estoy preso. . .;
Te arrancaron de mi lado.. .!
Con mis dedos te he formado
Para poder darte un beso. . .!
Pero no lloro por eso:
Lloro por tí, al ver tus brazos
Maternales siempre abiertos,
Hoy helados y desiertos. . .!
No reciben tus abrazos
Ni los vivos ni los muertos. . .!
La esencia de tus amores,
La espuma de tus cariños,
¿No fue siempre de los niños
Y los pobres pecadores?
Donde gimen los dolores
— En cárceles y hospitales—
¿No es allí, donde han vivido
Tus caricias maternales?
¡Y las manos criminales
Te arrojaron de tu nido!
Cuando el frío de la muerte
Más helado que el del polo
Deja al hombre, triste y solo
En la tumba... Mujer fuerte:
¿Quién no se conmueve al verte
Abrazar la tierra helada
Calentando aquellos huesos...?
Hoy, extiende tu mirada:
Los chacales en manada,
Van a sustituir tus besos. . .!
El altar y el campanario
Fueron tus tronos: Tranquilas
Las voces de las esquilas,
Las nubes del incensario
Te rezaban su breviario. . .
Al clarear de las mañanas
Y en las tardes soberanas.
Y en las noches estelares.
Hubo incienso en tus altares,
Y hubo canto en tus campanas. ..
Ahora. . . ¿Campanas. . .? Mudas;
¿Incensarios. . .? Apagados;
A los cielos estrellados
Y al crepúsculo saludas...!
Y en vano esperas y dudas.
Solo contesta el mutismo;
Solo responde el silencio;
Y si preguntas: "¿En dónde Se ha escondido el Cristianismo?"
El hombre escucha. . . ¡Y se esconde.
Vuelta siempre hacia los cielos
Tu frente que nadie inclina,
Extiendes como gallina
Las alas a tus polluelos;
Y vanos son tus anhelos:
Buscan abrigo mejor...!
Y es su loco desvarío
Tu dolor y su dolor:
Ellos temblando de frío
Y tu temblando de amor...!
Oh Cruz santa, Cruz bendita:
Es un preso mexicano
El que a tí tiende la mano,
El que agónico te grita:
El que la frente proscrita
Viene a esconder en tus brazos.
Anhela los saetazos
Con que los viles te hieren;
Viene a darte los abrazos
De los que ya no te quieren!
Debe llegar a tu oído.
Bendita Cruz solitaria!
El rumor de mi plegaria.
Cual voz de hermano querido.
También solo, triste, herido.
Tengo el pobre corazón;
Hace mucho que no son
Para mi madre mis besos...
Y me acompaña en mis rezos
El eco de mi prisión...
Oh Cruz! Madre, amiga, hermana
De mi corazón doliente:
Déjame juntar mi frente
Con tu frente solitaria!
Que con furia sobrehumana
Los verdugos mexicanos
Claven mis pies y mis manos
A Tí... Concede a tu hijo
Ser contigo un crucifijo
Que muera por sus hermanos...!
Pero en mi lenta agonía.
Que no esté solo! Que ocupe
Mi Madre de Guadalupe
Su lugar. . . el que tenía
Cuando su Jesús moría...!
Nunca, nunca me he dormido
Sin que sea mi último ensueño
Su dulce rostro querido!
Quiero que llegue a mi oído
Su arrullo en mi último sueño!
Oh Cruz bendita! Cruz santa!
Mientras que, lleno de gozo
Cante el "AVE" victorioso
Que el mártir, al verte canta...
Mientras llegue dicha tanta.
Tu pobre preso te envía
Todos sus besos de amor!
Yo te daré el alma mía
Con el último estertor
De mi postrera agonía!
No es el "AVE" victorioso
Grito de triunfo y de gozo.
El que hoy mi pecho canta.
Al brotar de mi graganta
Mi saludo, en este día,
Es voz triste de dolor,
Angustiada, ronca, fría.
Como el último estertor
De la postrer agonía.
Soy mexicano. . . estoy preso. . .;
Te arrancaron de mi lado.. .!
Con mis dedos te he formado
Para poder darte un beso. . .!
Pero no lloro por eso:
Lloro por tí, al ver tus brazos
Maternales siempre abiertos,
Hoy helados y desiertos. . .!
No reciben tus abrazos
Ni los vivos ni los muertos. . .!
La esencia de tus amores,
La espuma de tus cariños,
¿No fue siempre de los niños
Y los pobres pecadores?
Donde gimen los dolores
— En cárceles y hospitales—
¿No es allí, donde han vivido
Tus caricias maternales?
¡Y las manos criminales
Te arrojaron de tu nido!
Cuando el frío de la muerte
Más helado que el del polo
Deja al hombre, triste y solo
En la tumba... Mujer fuerte:
¿Quién no se conmueve al verte
Abrazar la tierra helada
Calentando aquellos huesos...?
Hoy, extiende tu mirada:
Los chacales en manada,
Van a sustituir tus besos. . .!
El altar y el campanario
Fueron tus tronos: Tranquilas
Las voces de las esquilas,
Las nubes del incensario
Te rezaban su breviario. . .
Al clarear de las mañanas
Y en las tardes soberanas.
Y en las noches estelares.
Hubo incienso en tus altares,
Y hubo canto en tus campanas. ..
Ahora. . . ¿Campanas. . .? Mudas;
¿Incensarios. . .? Apagados;
A los cielos estrellados
Y al crepúsculo saludas...!
Y en vano esperas y dudas.
Solo contesta el mutismo;
Solo responde el silencio;
Y si preguntas: "¿En dónde Se ha escondido el Cristianismo?"
El hombre escucha. . . ¡Y se esconde.
Vuelta siempre hacia los cielos
Tu frente que nadie inclina,
Extiendes como gallina
Las alas a tus polluelos;
Y vanos son tus anhelos:
Buscan abrigo mejor...!
Y es su loco desvarío
Tu dolor y su dolor:
Ellos temblando de frío
Y tu temblando de amor...!
Oh Cruz santa, Cruz bendita:
Es un preso mexicano
El que a tí tiende la mano,
El que agónico te grita:
El que la frente proscrita
Viene a esconder en tus brazos.
Anhela los saetazos
Con que los viles te hieren;
Viene a darte los abrazos
De los que ya no te quieren!
Debe llegar a tu oído.
Bendita Cruz solitaria!
El rumor de mi plegaria.
Cual voz de hermano querido.
También solo, triste, herido.
Tengo el pobre corazón;
Hace mucho que no son
Para mi madre mis besos...
Y me acompaña en mis rezos
El eco de mi prisión...
Oh Cruz! Madre, amiga, hermana
De mi corazón doliente:
Déjame juntar mi frente
Con tu frente solitaria!
Que con furia sobrehumana
Los verdugos mexicanos
Claven mis pies y mis manos
A Tí... Concede a tu hijo
Ser contigo un crucifijo
Que muera por sus hermanos...!
Pero en mi lenta agonía.
Que no esté solo! Que ocupe
Mi Madre de Guadalupe
Su lugar. . . el que tenía
Cuando su Jesús moría...!
Nunca, nunca me he dormido
Sin que sea mi último ensueño
Su dulce rostro querido!
Quiero que llegue a mi oído
Su arrullo en mi último sueño!
Oh Cruz bendita! Cruz santa!
Mientras que, lleno de gozo
Cante el "AVE" victorioso
Que el mártir, al verte canta...
Mientras llegue dicha tanta.
Tu pobre preso te envía
Todos sus besos de amor!
Yo te daré el alma mía
Con el último estertor
De mi postrera agonía!
Mons. Vicente M. Camacho
Mayo 3 de 1927.
Mayo 3 de 1927.
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