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lunes, 26 de septiembre de 2011

EXTRACTO DE LAS ACTAS DE LAS SESIONES Y CONGREGACIONES (III) CONCILIO LATINO AMERICANO 1899

TERCERA SESIÓN SOLEMNE.

El jueves 8 de Junio de 1899, a las nueve y media de la mañana, se reunieron en el Aula Conciliar los Rmos Padres, con los Consultores, notarios y demás, bajo la presiden­cia de honor del Eminentísimo Sr. Cardenal D. Jerónimo Gotti, nom­brado al efecto por Nuestro Santí­simo Padre el Papa León XIII. Celebró la Misa de Espíritu Santo el Sr. Arzobispo de Linares. Después de la Misa el Sr. Arzobispo de An­tequera, nuevo Presidente, revestido de capa pluvial encarnada y con mi­tra, subió al altar, llevando los demás Obispos mitra y capa pluvial de co­lor blanco; y observándose lo que prescribe el ceremonial y lo que se practicó en la sesión segunda, pro­nunciado el Extra omnes, se publi­caron solemnemente, se aprobaron y promulgaron todos los decretos contenidos en el título II De Fidei impedimentis et periculis, con las modificaciones hechas por los Pa­dres, y aceptadas en las anteriores Congregaciones generales. Los Pro­motores hicieron instancia para que se levantara el Acta, y habiéndose señalado el Domingo 11 de Junio para la cuarta sesión solemne, el Sr. Cardenal, Presidente de honor, dió desde el trono la bendición so­lemne.

NOVENA CONGREGACIÓN GENERAL.

El viernes 9 de Junio de 1899, a las nueve de la mañana, se reu­nieron en el Aula Conciliar los Rmos Padres, con los Consultores y no­tarios, bajo la Presidencia, por de­legación Apostólica, del Sr. Arzobispo de Antequera. Se rezó la Le­tanía del S. Corazón de Jesús, siendo éste el primer día del Triduo pre­paratorio a la solemne consagración al S. Corazón de Jesús, conforme al decreto, que antes que otro alguno, promulgaron los Padres. Se trató en seguida del capitulo 40 del titulo III, De personis ecclesiasticis, y todos los artículos del mismo quedaron apro­bados, con la adición acerca Ae Pro­visor. Se aprobaron también los ca­pítulos 5o y 6o, después de una larguísima discusión sobre ciertas pretensiones de algunos canónigos, y con algunas modificaciones y adi­ciones.

DÉCIMA CONGREGACIÓN GENERAL.

El sábado 10 de Junio de 1899, se reunieron en el Aula Conciliar los Rmos Padres, con los Consultores y notarios, bajo la presidencia del Sr. Arzobispo de Antequera, Dele­gado Apostólico para este día. Se rezaron las letanías del S. Corazón de Jesús, como ayer, y se redactó la fórmula definitiva de la consagra­ción del Concilio a la Virgen Inma­culada, que ha de recitarse mañana después de la consagración al S. Corazón de Jesús; dejando libertad a los diversos Ordinarios para que, después de las palabras de Guadalupe, hagan, si gustan, mención ex­plícita de los más célebres Santua­rios de su propia nación, provincia ó diócesis y de esta manera, en cada nación se celebre la memoria, no sólo del Santuario de Guadalupe, que es tesoro y monumento común de la predilección de María a toda la Amé­rica Latina, sino también de los San­tuarios más celebres que existen, co­mo pruebas del amor especial de María hacia cada nación de la misma América Latina en particular. Se trató en seguida de los capítulos 7o, 8o y 9o del titulo III, que se apro­baron con algunas modificaciones y adiciones.


CUARTA SESIÓN SOLEMNE.

El Domingo 11 de Junio de 1899, a las nueve y media de la mañana, se reunieron en el Aula Conciliar los Rmos Padres con los Consultores, notarios y demás, bajo la presiden­cia de honor del Sr. Cardenal D. Domingo M. Jacobini, nombrado al efecto por N. Smo Padre el Papa León XIII. Celebró la Misa de Espí­ritu Santo el Sr. Arzobispo de Quito; después de la cual, habiéndose ex­puesto en el altar mayor el Smo Sa­cramento, subió al presbiterio el Sr. Arzobispo de Méjico, nuevo presi­dente, con capa pluvial encarnada: los demás Obispos portaban capa pluvial de color blanco. El Sr Ar­zobispo de Quito, conservando la casulla, y arrodillado en medio del altar, pronunció en alta voz la fór­mula de consagración al S. Corazón de Jesús y a la Purísima Concepción de María, con la invocación a los Santos y Bienaventerados de la Amé­rica Latina, rezándola con él, tam­bién en alta voz, todo el Concilio, con el Colegio Pío Latino Ameri­cano y los demás clérigos y fieles que asistían a la ceremonia; y todo esto se practicó por todos con tanta unción y fervor, que hizo a muchos de los circunstantes derramar lá­grimas de dulcísima devoción, y de suavísima confianza en la prosperidad cristiana de los pueblos de la América Latina. Y no sin razón; porque, si desde el principio del Con­cilio Plenario los Rmos Padres fue­ron siempre un solo corazón y una sola alma, esta unión resplandeció con brillo especial en esta tiernísima solemnidad, que mostró á toda la América Latina adunada, unida v congregada en el S. Corazón de Je­sús y en la Purísima Concepción de María, en presencia de tantos Pas­tores y fieles, latino-americanos por la sangre, el corazón y el afecto. Des­pués de la bendición y reserva del Smo Sacramento, habiéndose can­tado las preces y practicado lo pres­crito en el ceremonial, como en la segunda sesión, y proclamado el Extra omnes, se aprobaron solem­nemente, se publicaron y promulga­ron los decretos contenidos en los capítulos desde el Io hasta el 90 De personis eclesiasticis, aprobados ya en las anteriores congregaciones ge­nerales , con sus modificaciones y adiciones. Los Promotores hicieron instancia para que se levantara el Acta, y se señaló el próximo jueves para la quinta sesión solemne. An­tes de terminar, el Sr. Cardenal dió la solemne bendición desde el trono.

UNDÉCIMA CONGREGACIÓN GENERAL.

El lunes 12 de Junio de 1899, á las nueve de la mañana, se reu­nieron en el Aula Conciliar los Rmos Padres, con los Consultores y notarios, bajo la presidencia, por delegación Apostólica para este día, del Sr. Arzobispo de Méjico. Pro­pusieron algunos de los Padres, que en adelante, para que no se multipliquen las sesiones solemnes, con la lectura íntegra de los decretos, se haga simplemente una publica­ción sumaria de los mismos, ó al menos de los artículos no modifi­cados, puesto que ya son de todos conocidos, habiéndose discutido ple­namente y quedado aprobados en toda forma en las Congregaciones generales. Otros opinaron , que lo más seguro sería someter el asunto a la Santa Sede por medio del Car­denal Prefecto de la S. Congrega­ción del Concilio. Se procedió en seguida a la discusión de los capí­tulos 10o, 11o, 12o, 13° y 14o del título III De Personis ecclesiasticis, que previas algunas modificaciones y adiciones, quedaron aprobados.

DUODÉCIMA CONGREGACÍÓN GENERAL.

El martes 13 de Junio de 1899, a las nueve de la mañana, se reu­nieron en el Aula Conciliar los Rmos Padres, con los Consultores y notarios, bajo la presidencia del Sr. Arzobispo de Méjico, Delegado Apostólico para este día. Se ter­minó la discusión del capítulo 15 del título III, empezada en la Congregación anterior, y, previás algu­nas modificaciones y adiciones, quedó aprobado. De igual manera se aprobó el capitulo 16, y por con­siguiente, todo el título III. Se trató en seguida del titulo IV, De cultu divino, y, aceptadas ciertas modi­ficaciones y adiciones, quedaron aprobados los decretos del capi­tulo Io hasta el articulo 353.

DÉCIMATERCERA CONGREGACIÓN GENERAL.

El miércoles 14 de Junio de 1899, a las nueve de la mañana, se reu­nieron en el Aula Conciliar los Rmos Padres, con los Consultores y notarios, bajo la presidencia, por delegación Apostólica para este día, del Sr. Arzobispo de Méjico. Se discutieron y aprobaren, con algu­nas adiciones y modificaciones, los decretos restantes del capitulo 1 del título IV. Se trató en seguida de los capítulos 2o, 3°, 40 y 50 del mismo título, que previas algunas adiciones y modificaciones, queda­ron aprobados. Acto continuo, el Rm0 Secretario dió a conocer la de­claración del Sumo Pontífice acerca del postulado que se le presentó por el Sr. Cardenal Prefecto de la S. Congregación del Concilio, sobre la lectura abreviada de los decre­tos en las sesiones solemnes. Quiso Su Santidad que se atendiera a la brevedad de dichas sesiónes, pero sin menoscabo de su dignidad; que, por consiguiente, de los artículos más largos, se leyera tan sólo uno que otro período; pero los demás se leyesen enteros.

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