En el libro de los Desengaños místicos tenemos advertido, que la política racional y cristiana no es vicio, sino virtud, que se debe practicar en el humano trato; por lo cual será muy justo que los diligentes padres de familia la enseñen a todos los de su casa, para que en todas sus operaciones vivan decentemente regulados, y se conozca que tratan con personas.
Es la política racional, según el filósofo, una virtud moral estimable, que compone el trato exterior de las criaturas entre sí mismas, de tal manera, que ni excedan, ni falten para dar el honor debido a cada una. Es especie, o parte integral de la prudencia, y pone buen orden para la conservación humana, dando reglas prudentes a los inferiores y superiores que componen una bien ordenada república, o una casa bien gobernada.
Los incultos que nada saben de política racional, dan testimonio de que no se han criado entre personas, y son afrenta ignominiosa de los padres de familia con quien viven. El Espíritu Santo dice, que es confusión afrentosa del padre el hijo indisciplinado que no tiene cortesía ni política racional para conversar con varones discretos y prudentes (Eccli., XXII, 3).
La materia de la política racional es dilatadísima, según la extensión universal, que dice a todas las operaciones exteriores humanas, y en todos los varios estados y jerarquías de los hombres. Muchos autores magistrales hablan difusamente de ella; pero en especial el autor insigne del Teatro de la vida humana, el cual emplea diez hojas en folio patente, sin tratar en ellas de otra cosa que de la esencia, propiedades, circunstancias, y varias especies de políticas para el humano trato y conversación de los hombres.
En este libro solo intento poner aquellas mas principales reglas de discreción y prudencia, y de política cristiana, y cortesanía regular virtuosa, que hace respetables a los hombres disciplinados, para que los diligentes padres de familia las lean o las hagan leer a todos los de su casa; porque oyendo el sabio, se hace mas sabio, como dice Salomon (Prov., I, 5).
R.P. Fray Antonio Arbiol
LA FAMILIA REGULADA
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