APRENDED DE MI
Él es mi Modelo. Él, es decir, el Hijo de DIOS.
El Verbo, la segunda Persona de la Trinidad augusta, se hizo hombre y habitó entre nosotros, los hombres, semejante a uno de nosotros.
¿Para qué? Desde niño lo aprendí en mi Catecismo:
"Para redimirnos y darnos ejemplo de vida".
Y Él mismo me invita amorosamente a imitar ese ejemplo: "Aprended de Mí".
Para imitar a Cristo es menester conocerlo. Y para conocerlo es neceario estudiarlo.
Estudio a Cristo en el Santo Evangelio.
¿Leo con atención todos los días unas lineas siquiera de ese Evangelio santo escrito para mí...?
En él aprenderé a imitar a mi Modelo, a copiar en mi vida sus virtudes.
Él se me muestra allí:
En Belén le veo recien nacido, humilde y pobre... Y aprenderé a amarle.
En Nazaret le contemplo sumiso a sus padres... Y aprenderé a obedecer.
En el templo le miro cómo ora a su Eterno Padre... Y aprenderé a orar.
Y en los pueblos, en las aldeas, en las ciudades, en las montañas y en los lagos, escucho su palabra, que es palabra de vida... Y aprenderé todo cuanto me es necesario para mi vida de cristiano.
Bienaventurado el que oye esa palabra y acomoda su vida a esas enseñanzas divinas.
En el Calvario le contemplaré crucificado por mi amor. A los pies de ese divino Crucificado comprenderé el amor infinito que ha tenido por mi..., y aprenderé a aborrecer el pecado lo único que puede apartarme de ese amor.
Voy a estudiar mi Modelo. A copiar en mi alma sus virtudes. A recordar lo que enseña la fe: que todos los que han de entrar en el cielo en la eterna bienaventuranza han de ser semejantes a Cristo, el Único, el verdadero Modelo.
¿Soy semejante a Él en mi obediencia?... ¿en mi humildad?... ¿en mi pureza?... ¿en mi fidelidad al cumplimiento de la divina voluntad?...
¡Oh, que lejos me encuentro todavía de este divino Modelo!...
Y, sin embargo, no entraré en el cielo si no me asemejo a Él.
¿Cuándo he de comenzar a imitarle?
Hoy mismo. Ahora mismo.
Alberto Moreno S.J.
ENTRE EL Y YO
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