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martes, 18 de septiembre de 2012

II. Formación intelectual de San Vicente Ferrer

1. Organización de los estudios
El novicio recién profeso pasaba a la categoría de estudiante. No siempre comenzaba los estudios de Artes inmediatamente después de profesar (El Capítulo general do Venecia (1325) ordena que el novicio no comience el estudio de Artes antes de tres años de probación en el convento (cf. Acta Capitulorum Gcneralium Ordinis Praedicatorum: MOPH, t 4, vol. 2 (Romae 1899), p. 157-158)). Su incorporación formal a los estudios empezaba, a veces, con el nuevo curso. Pero era bastante común, casi regla general, permanecer un año o dos más, como prolongación del noviciado, sin atravesar el umbral de las aulas. Casos de esta disciplina son los contemporáneos de nuestro Santo, Pedro d'Arenys y Juan de Mena.
La Orden de Predicadores fue siempre teológica por esencia. Los estudios de todos sus miembros se orientaron en todo momento a la mejor inteligencia de la palabra de Dios, a cultivar la ciencia sagrada. Las primitivas Constituciones exigen, para la fundación de cualquier convento o casa, al lado del prior, un lector que pueda enseñar teología a los frailes.
En todos los conventos los religiosos estaban obligados a asistir a estas lecciones de teología. Para unos eran la preparación próxima y la base del ministerio apostólico; para otros, requisito necesario para llegar al sacerdocio y preparación remota para su apostolado futuro.
Los centros de estudio en la Orden gozaban, según su categoría, de características muy diversas. En todos los conventos estudiaban los religiosos que no recibían grados. La ensenanza en ellos tenía un carácter práctico, ordenada a la vida ministerial (
Aunque esta obra sea una monografía particular, da una visión de la organización de los estudios en la Orden en la época de nuestro Santo. Tal vez se encuentre alguna pequeña modificación disciplinar en los años en que cursa nuestro Santo la filosofía y la teología, pero lo fundamental está bastante bien determinado en la obra presente. Seguimos sus pasos en este apartado).
Los estudiantes que mostraban aptitudes intelectuales eran destinados por el Capítulo provincial o general a los Estudios Solemnes o Generales, y recibían los grados que en ellos se conferían.
Los estudios filosóficos, que de suyo no daban categoría a los centros superiores, se dividían en Estudios de Artes y Estudios Naturales, y su número era ilimitado. Podían multiplicarse y trasladarse a otros conventos, según las posibilidades y conveniencias de cada Provincia. Solían agruparse por zonas o comarcas, estableciendo en cada convento capaz para ello la materia o las materias afines. Es decir, que estos Estudios podían desmembrarse en varios centros conventuales.
El candidato debía permanecer en los Estudios de Artes dos o tres años, antes de empezar el estudio de Naturales. La materia que se enseñaba durante estos cursos era la filosofía racional, fundamentalmente por los libros de Aristóteles, que eran comentados por el lector: Retórica, Lógica, Analíticos, Tópicos, etc. Durante el curso había ejercicios públicos de discusión escolástica, obligatorios para todos los estudiantes, y, por lo menos una vez al año, la disputa solemne corría a cargo de un lector.
En los Estudios Naturales la formación completa abarcaba dos años, en los que se estudiaba la Moral, Psicología, Etica, Física, Ciencias Naturales, etc., siempre, o casi siempre, comentando libros del Filósofo.
Preparado el estudiante para la inteligencia de la teología, pasaba a ser teólogo. El modo peculiar de enseñarse la teología en los centros de estudios superiores era eminentemente especulativo, a diferencia de como se enseñaba en los conventos ordinarios, en los cuales tenía un fin práctico. No todos los estudiantes estaban capacitados para seguir las explicaciones del lector en un estudio de categoría. Por eso llegaban a ellos sólo los selectos.

El grado de lector se obtenía después de cursar durante tres años las materias señaladas por la ley. El curso comenzaba por San Miguel y terminaba por San Juan. Los estudiantes estaban sometidos a estrecha vigilancia de un maestro, quien tenía que responder ante el Consejo de estudios de la aplicación del estudiante, y ante el provincial respectivo de su conducta religiosa y científica.
A principios del siglo XIV Santo Tomás se había impuesto en las escuelas dominicanas. Los Capítulos generales repiten las alabanzas en favor de su doctrina, anatematizando a quienes osen contradecirlas dentro de la Orden. No se podía ir al Estudio General de París sin haber cursado previamente, durante tres años, a Santo Tomás. El texto oficial del Santo era el Comentario a las Sentencias de Pedro Lombardo. De aquí que los Estudios Generales y los Solemnes se llamaran, a veces, Sentenciarios.
La materia que se enseñaba en los centros superiores estaba dividida en Biblia y Sentencias. La lección de ambas era diaria. Había un "lector Bibliae ad legendam Bibliam simpliciter", y otro "ad legendam Bibliam biblice".
Cada Provincia tenía dos Estudios Solemnes. Solían serlo los dos conventos más antiguos o más importantes, En ellos se enseñaban también Artes y Naturales. No eran transferibles a otros conventos sin licencia del Maestro general.
El Estudio General era en la Orden el centro supremo del saber. Había pocos, y no eran patrimonio de todas las Provincias. También en ellos se enseñaba Artes y Naturales, pero su misión primordial era la enseñanza de la teología y de la sagrada Escritura. Los lectores y sublectores eran nombrados por el Capítulo general o por el padre General, y era tenido como un honor sin par el ser destinado a ellos para la enseñanza o simplemente para el aprendizaje. Podían ser enviados a estos Estudios estudiantes y profesores de toda la Orden, aunque los estudiantes debían ser muy contados de cada Provincia.
En la Provincia dominicana de Aragón, durante la época de estudios de San Vicente, había Estudio General en Barcelona. En Valencia funcionaba un Estudio Solemne.
Este es el plan de estudios que regía en tiempos de San Vicente, en sus años escolares. Podemos notar la prestancia de los centros en que estudió. Veremos seguidamente los lugares y las disciplinas cursadas por nuestro Santo durante los años 1368-1378.

2. Estudiante de Lógica

Desde la profesión—febrero de 1368—hasta septiembre del mismo año permanece fray Vicente en Valencia sin destino especial. La opinión de quienes le hacen profesor de Lógica en su convento inmediatamente después de profesar no tiene visos de probabilidad, según veremos más adelante. Teixidor dice que durante este lapso de tiempo se dedicaría a perfeccionar las virtudes religiosas adquiridas en el noviciado. Era lo corriente. 
(Cf. J. Tuixidor, Vida..., pág. 62; nota 18, p. 30-32 (456-458). '"En la práctica de las virtudes se empleó el Santo hasta ver el destino de estudios que le daría el futuro Capítulo provincial, que en aquel siglo se celebraba cada año, en el que el Provincial y Definitorio nombraban regente, que entonces era el que leía teología, y todos los demás lectores, señalándoles discípulos, repartiéndolos según los medios de los conventos, Según este inconcuso, estilo tan antiguo que ya se observaba cuando por acá avia una sola Provincia intitulada de España—como es de ver en las actas del Capítulo que dicha Provincia celebró en la ciudad de León, a 8 de septiembre del año 1275).
El Capítulo provincial, celebrado en Tarragona el 8 de septiembre de 1368, le asigna a Barcelona como estudiante de Lógica. Notemos el primer salto en los estudios de fray Vicente, pues sin haber cursado Gramática—primera disciplina del curso de Artes—pasa a estudiar Lógica.
Diago nos explica esta asignación: "Fue assignado por el mes de setiembre al convento de la Ciudad de Barcelona para oír Lógica de fray Esteban Miguel..., no porque no estuviesse bien impuesto en ella, sino para que se hiciesse a las opiniones de la Orden".
En esta ocasión uno de los mejores historiadores de la Provincia de Aragón incurre en un fallo de bastante calibre. Teixidor apunta que fray Vicente estuvo sólo un año en Barcelona estudiando Lógica: "Y dado ejecutoria de ello en el referido Estudio General, no fue asignado por otro Capítulo por estudiante de filosofía". En 1370 se le asigna a Lérida en calidad de profesor. Pero de una fecha a otra van dos años. Sabemos que en 1369 se celebró Capítulo en Barcelona, en el que se asigna a fray Pedro d'Arenys como estudiante de quinto curso de Lógica. Las Actas del Capitulo no nombran a fray Vicente, pues nuestro crítico, que las conoce, no hace mención de ellas. Sin embargo, se calla la razón en que se funda para afirmar que estuvo en Barcelona sólo un año. ¿Qué haría fray Vicente durante este año? Lo más verosímil es que estudiara otro año de Lógica en el convento de Barcelona. Así parece indicarlo implícitamente Diago, el cual hace caso omiso del Capítulo de 1369 y de fray Vicente Ferrer en este año (
"Y de aquí es que de allí a dos solos años, en el Capítulo tenido por el provincial fray Bernardo Ermengaudo en Valencia, el año de mil y trescientos y setenta, fue assignado por lector de Lógica al convento de Lérida" (f, Diago, o. c., fol. JG8)).

3. Bíblico y sentenciario

El año 1372, en el Capítulo provincial de Zaragoza—8 de septiembre—, se asigna a fray Vicente para el estudio de la Biblia al Estudio General de Barcelona.
El Capítulo siguiente—Cervera, 28 de agosto de 1373—repite la asignación para que prosiga sus estudios de Biblia y Sentencias.
Estos estudios duraban normalmente tres años. Por eso hay biógrafos que le dejan en Barcelona otro año, dedicado al estudio teológico. Diago y Teixidor no están conformes con esta hipótesis. Observa Teixidor que para ser de nuevo estudiante de Biblia por un tercer año se requería la ordenación del General y, por tanto, debía constar en algún documento.
Hay, además, nuevas razones que pueden reforzar esta posición. Fray Vicente, durante este año 1374, es ya diácono y hace sus primeros ensayos de predicación. Es cuando tiene lugar la famosa profecía ante veinte mil oyentes en la plaza del Born de Barcelona, acerca de la llegada de naves portadoras de trigo al puerto de la ciudad, famélica y apestada. El documento oficial que constata el hecho y el cumplimiento de la profecía le llama "Socio del Obispo". Además, según parece, estuvo también en Valencia durante este año 1374 (
En la introducción al Tratado de suposiciones dialécticas se dice que lo escribe en Valencia el año 1374. Esta apostilla no es del Santo, pues se habla del "Maestro" Vicente, y el Santo no fue "Maestro" hasta más tarde (cf. Tractatus de suppositionibus dialecticis, ed. II. D. Fages, Oeuvres de Saint Vincent Ferrier [París 1905], p. 1)).
Con todo, estas razones no son absolutamente convincentes. Podía muy bien efectuar todo esto, con las reservas que le imponía su condición de estudiante, y seguir asistiendo a las lecciones de Biblia, teología y lenguas orientales, que tanto le han de servir para su futuro apostolado.
Conviene destacar aqui la cultura teológica, escrituraria y lingüística que adquirió fray Vicente en Barcelona durante estos años de estudio. Admiraba a los testigos del Proceso de canonización la oportunidad y dominio de la Escritura, y maravilla también a quien lee sus sermones. Parece que hablaba el hebreo con bastante perfección.


4. Curso especial de teología: Tolosa

Al terminar el curso 1375-1376 estaba el Santo en Barcelona, cumpliendo con la cátedra de Física. El Capítulo provincial de 1376, celebrado en Calatayud, le asigna a Tolosa.
El 22 de diciembre se encuentra en Valencia (1376), en donde firma una escritura conventual, recibida por su padre en calidad de notario público, y en la que firman todos los religiosos del Capítulo conventual. Esto hace pensar que el año de asignación comenzó con el curso 1377-78. Y, terminado este curso en Tolosa, vuelve a Valencia y predica con gran aceptación y fruto. Poco después, ordenado ya de sacerdote, será elegido prior del convento de Predicadores de su ciudad natal.
Con la estancia en Tolosa termina su carrera de estudiante. Un nuevo peldaño le queda por escalar, el supremo grado científico que concede la Orden como galardón público y reconocimiento oficial del saber: el magisterio en teología. De ello nos ocuparemos como colofón de su enseñanza. El Santo discurre por los veintinueve años de edad. Su formación es completa, rebosante. Comienza ahora su verdadera misión científica, apostólica y espiritual, interrumpida cuarenta años más tarde, lejos de su patria, en Vannes, ciudad medieval de la Bretaña francesa.

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