La Madre Matiana ha creado una penumbra de fetichismo y de iluminación, entre los cultos de Méjico. Muchos apenas las conocen. Otros no saben a cierta ciencia, quien fue esa Madre Matiana.
Algunos juzgaron en una revista, política y humorista, a lo religioso achacándola todo lo que había que censurar en Méjico. Bajo su sombra, se cubrieron las grandes críticas y se pronosticaron favoritismos de nepotismos y de prebendas políticas.
La Madre Matiana, fue una sirvienta de Tepozotlán, que entró en el convento de San Juan de la Penitencia, de Méjico, al servicio de la Madre Sebastiana Maya. Por lo tanto, era algo menos que una lega, una sirvienta de celda de la tal monja.
Cuando murió la madre Sebastiana Maya, salió del convento de San Juan, con tal fama de santidad, que según las crónicas, ya hacía milagros en dicho convento.
Por inspiración de la Virgen, pasó al convento de monjas de San Jerónimo, donde la recibió la madre Catalina de San Ignacio. Siguió de lega, pero su prestigio en santidad, tenía visos de abadesa perfecta. "Era muy señalada en humildad, silencio y en no hablar del prójimo. Y las noches las pasaba en oración", dicen los infolios antiguos. Cuando murió, a duras penas pudieron sacarle de entre las carnes de su cuerpo, un viejo cilicio que la aprisionaba cruelmente.
Tan humilde era, que las mínimas faenas las buscaba con fruición. Las monjas la observaban tanto, que lo que ella hacía por santidad, hasta la madre superiora con todo el convento lo hacía. Fue una regla viviente.
Formó cierta escuela en las vías del espíritu. Sus dos discípulas más aventajadas, fueron doña Francisca Montes de Oca, y la otra, una india cacique, llamada María Paula.
Su espíritu fue dirigido y examinado por varios doctos y experimentados de la Inquisición. Entre ellos, fue un religioso de San Diego de Méjico, Fray Miguel Maya y otro Fray Joaquín Rojas, también dieguino, dotado con visiones y con el don de la profecía.
Las confidencias y las revelaciones de Matiana, las supieron muchos fuera del convento, ya que el prestigio de Matiana, en vida, trascendió fuera del claustro, hasta fundar una hermandad de caridad, con los seglares de fuera.
Después de su muerte, el Vicario General de las Religiosas, Don Juan Manuel Irisarri, exigió la relación de las profecías, de la Madre Matiana. Sin embargo, existen profecías de la Madre Matiana que llegaron al público antes de las que fueron escritas por la Madre Josefa de la Pasión. Luego, no todas están recopiladas. Como aquellas predicciones, que se cumplirían "cuando los coches anduvieran solos"... y "después que hubiese tres presidentes, cada uno con el nombre de Francisco"...
La Madre Josefa de la Pasión de Jesús, hizo la relación jurada bajo virtud de santa obediencia, el 18 de enero de 1837. La Madre Jerónima Josefa de la Pasión, relató lo que directamente le contaron las dos discípulas predilectas de Matiana, Doña Francisca Montes de Oca y Doña María Paula. Por lo tanto, estas profecías pierden bastante de autenticidad y de claridad, a veces. La posteridad, sin embargo las ha tenido en gran discusión.
Colocaremos por grupos las profecías de Matiana, para comentarlas en cuanto estén a nuestro alcance. Las profecías que no nos incumban las dejaremos de lado.
1.- "Le fue dicho también, LA EXTREMA POBREZA EN QUE SE HABIA DE VER EL REINO, en la época en que se haga esta fundación. Le dijo Nuestra Señora, que cuando se abran los cimientos para el convento, se hallará un pozo o manantial de aceite creado ahí milagrosamente para que este aceite fuera el vínculo de la cera, ha de arder continuamente en el Altar como centinela. El convento se ha de hacer, en el Santuario para las Religiosas del Desagravio; será habitado primero por religiosas capuchinas, que irán a santificar el lugar, mientras llegan las religiosas del Desagravio. Le dijo, los grandes bienes y provecho que vendrán al reino y a la ciudad, por el establecimiento de esta nuestra religión, y que era la última que ha de hacerse en el mundo, hasta el día del Juicio; que había de dar esta nueva y última religión del Santísimo Sacramento, mas santos a la Iglesia, de los que han dado todas las demás religiones, desde sus principios hasta el fin, contando con la religión de nuestro Padre San Francisco, que ha dado tantos".
Esta profecía, está encuadrada en los acontecimientos mundiales después de la Gran Purgación.
Por esa extrema pobreza en que se ha de ver el reino, se anuncia no sólo una gran crisis, sino algo más que una devastación nacional. En la envergadura de la prueba, sabemos que ha de ser conservada, sólo la centésima parte de cada cosa. Lo que puede ser una ruina y un cementerio. Si ha de desaparecer todo aquello que fue levantado por orgullo del hombre, y todo aquello que se amasó con las riquezas mal adquiridas, la triste panorámica para Méjico, es también aterradora.
El manantial milagroso de aceite, parece que hace alusión a un pozo de petróleo, que servirá como aceite, para las lámparas del Santísimo.
Esta nueva restauración ha de ser tan maravillosa, que nos anuncia una floración cuantiosa de vocaciones. Ya algunos videntes han vaticinado para después de la Gran Restauración, la lluvia copiosa de vocaciones en todos los conventos y claustros.
Y es claro, después de ese Pentecostés Ecuménico, por el fuego, los hombres, y las mujeres llevados por un santo celo, dejarán las cosas que ya no merecerán la pena, y se irán a los conventos y a los seminarios, a servir a Dios. Volverá de nuevo sobre los hogares católicos, aquella tradicional manera de entregar lo mejor a Dios. Los primogénitos, no serán sólo para ser un guerrero del Sacro Imperio, sino soñarán ser legos, y tener la dicha de cambiar los cetros y las fortunas tristes de la tierra, por las más humilde escoba para barrer los tránsitos apenumbrados de los claustros.
Por muchos años, no existirá esa terrible desgracia que ahora sentimos por una vocación, que se va hacia el claustro y hacia el seminario. La mayor gloria de entonces, será servir a Dios, en las cosas mínimas. Rezar maitines, comer mal, vestir pobremente y dormir poco.
Como ocio riquísimo, de un gran tesoro, será plantar coles con las hojas hacía abajo, o barrer las escaleras para arriba, o regar un bastón para que florezca ciegamente, por solo acto de prueba y de humildad.
2.- "Vio también, un conciliábulo en el infierno, y el tormento que padecían los demonios por la paz; la copia que reina en los cristianos en su tiempo, principalmente el de Lucifer. Entraron ellos en el congreso y entre todos hicieron la constitución y el código. Que Lucifer mandó a los demonios extendieran esas constituciones por todo el mundo, para pervertir a todos. Y se vació el infierno para guerrear con los cristianos y que aun en los animales se metía envistiendo a los buenos y no a los malos".
Matiana describe, con grandes rasgos, la batalla final de la cual habla Lucía de Fátima, Ana María Taigi y muchos más. El cuadro se presenta sintonizado y universal con toda la gran prueba. Catalina Emmerich vio que Satanás era desencadenado unos años antes del año 2000. León XIII en aquella visión fenomenal, vio también el conciliábulo del infierno, delante de la justicia de Dios. El mensaje de La Salette, habla de las grandes formas tácticas que usarán los demonios encarnados bajo la forma de los justos, para seducir a las almas.
Matiana, pues, está hablando por medio de terceras personas, y a su voz la descubrimos profética y clarividente. El castigo para Méjico será también, bajo la forma que hemos visto anunciada, para otras naciones. El infierno está a la vista sobre Méjico. Tenemos ya un mensaje, el castigo no se hará esperar.
Vio y declaró la gran tragedia de la insurrección, la persecución de los españoles, su expatriación y demás. Omito la prisión del Papa, los sucesos de España, Francia y Roma, por no alargar la Historia.
Dijo Matiana, que han de echar fuego graneado por las calles. Que estarán sembradas de muertos. Vio el desastre de las fincas, el saqueo, y que habían de sacar las cosas hasta debajo de la tierra. Vio los muchos excomulgados. Que dentro del palacio, ninguno moriría y que así SE OYERA MÚSICA EN LA CALLE SE ACABARIA EL BALEO. Ya no volverían a tirar una bala, y entonces dijéramos: ya se acerca la fundación y caería la bandera blanca en el cimborrío. Que un niño avisaría en las porterías de los conventos; que ya no se volvería a tirar una bala.
Vio la venida de los Anglo-americanos al reino, sus sectas, máximas y vestuario y que ellos han de ser los martirizadores. Que habían de deber mucho dinero. Vio los martirios que serán en la ciudad; la salida de las religiosas de todos los conventos, hasta las capuchinas, y que se verán dichas religiosas en tanta pobreza y necesidad.
Las tintas de este agua-fuerte revolucionario, son lúgubres. La revolución parece que se cierne sobre Méjico futuro. Un día me comentaba un preclaro obispo mejicano, una profecía que él había leído en Roma, sobre Méjico. Substancialmente, la ciudad, decía la profecía, estaría llena de cadáveres: "Un paso y un cadáver, otro paso y otro cadáver".
Para este obispo mejicano, como para mí, creíamos que aun no había venido esa profecía sobre Méjico. Matiana se nos adelanta en los mismos tonos. Parece una revolución ideológica, lo que aquí se anuncia, los muchos excomulgados nos lo hacen sospechar.
Todo parece coincidir con la Gran Purgación. El final de la Purgación, está señalado por una música en la calle.
La venerable religiosa trapense, lo enuncia, como la Madre Matiana: "Y luego oí unas arias de música tan maravillosa que creí ser conciertos celestiales".
Mariana Galtier, la profetiza francesa, y María Terreaux nos hablan también en los mismos términos, de un niño que anuncia las cosas y una gran música que anunciará el gran milagro. La paz se cierne tras de la prueba. La alusión a los americanos, a su masonería y a las desdichadas políticas, que ha podido sufrir Méjico, por su causa, están más que notoriamente precisadas. Resume todo un tratado de política internacional protectora y venal de Estados Unidos sobre Méjico.
Queda cierta duda si no será también, en lo futuro, Estados Unidos, por razón de protectorado contra Rusia, la que ocupe como base o como refugio los terrenos de Méjico.
Parece que la capital, ha de quedar algo más que en pobreza y ruinas. Estando una vez en Europa, conversando con una eminente mística aldeana, me dijo personalmente: "Salva tu vida, cuando estés en Méjico". Dios me dice que Méjico esta sobre un volcán.
Del contexto de este aviso, aquellos muertos de las profecías sobre Méjico, ¿no serán también los movimientos sísmicos y la revolución, todo junto a la vez los que descompongan la ciudad?
3.- "Que por la mano de Santiago, vendrá la felicidad del Reino, ciudad y comunidad"
La devoción de Méjico, por el Santo Apóstol, es una raigambre de catolicismo español. Los grandes destinos de España en las horas decisivas han sido resueltos después del favor intermediario de la Virgen, por la valiente intervención de Santiago, jineteando en Caballo Blanco, aun en medio de los combates.
En cierta forma, Santiago vendrá al reino, porque ya está en él. Está guardando su heredad. Y él como guardador de los destinos a él confiados, dará la última batalla, bajo su espada y el lábaro blanco del evangelio. La sombra imperial de los santos protectores de España y Méjico, caminan por nuestras encrucijadas. La vieja estirpe de los apóstoles fraylunos, y los encomendadores piadosos, vuelven a resucitar en aquel grito de "¡Santiago y abre España!..."Porque abrir España, es abrir los meridianos al Evangelio y a la misericordia teológica, que hace a los hombres dignos de Dios y a los humildes esclavos, señores de las coronas y de los altares.
Y ser español, como ser mejicano, en el viejo tronco de la fe y de la Virgen de Guadalupe, es ser ecuménico y universal...
Aun se me han quedado rezagadas las huellas de profecías sobre Méjico, que no he podido constatar. Una de ellas, es la profecía "De los dos Adolfos" que coincidirán en el poder de Méjico, y en cuyo término ocurrirán los grandes acontecimientos.
Allá queda Concha Armida, con el tesoro de sus revelaciones, y otras sombras, llenas de místicos discernimientos se han quedado volando sobre el alba de Méjico. Cuando se despierten estarán claros los eternos luceros del evangelio.
Pátzcuaro, tiene uno de los más hermosos Cristos coloniales de Méjico. Pero más hermosa es su leyenda. La leyenda del Cristo de Pátzcuaro, tiene una afinidad con aquel Cristo de la Vega de Toledo, que Zorrilla cantara en "A buen juez, mejor testigo".
Consta en unos documentos subfirmados, por cierto virrey y algunos obispos, que un día el Cristo se estremeció en convulsiones de moribundo ajusticiado. El milagro fue patente y rubricado por autoridades. Desde entonces, la postura de Cristo en la Cruz es estremecida y convulsa. Y la leyenda, con no se qué fundamento, se le quedó grabada en su imagen: El Cristo sigue estremeciéndose y poco a poco, va bajando su Santa Cabeza sobre el Pecho. Cuando baje la Santa Cara hasta tocar el Pecho, entonces habrá llegado el fin del mundo.
Algunos juzgaron en una revista, política y humorista, a lo religioso achacándola todo lo que había que censurar en Méjico. Bajo su sombra, se cubrieron las grandes críticas y se pronosticaron favoritismos de nepotismos y de prebendas políticas.
La Madre Matiana, fue una sirvienta de Tepozotlán, que entró en el convento de San Juan de la Penitencia, de Méjico, al servicio de la Madre Sebastiana Maya. Por lo tanto, era algo menos que una lega, una sirvienta de celda de la tal monja.
Cuando murió la madre Sebastiana Maya, salió del convento de San Juan, con tal fama de santidad, que según las crónicas, ya hacía milagros en dicho convento.
Por inspiración de la Virgen, pasó al convento de monjas de San Jerónimo, donde la recibió la madre Catalina de San Ignacio. Siguió de lega, pero su prestigio en santidad, tenía visos de abadesa perfecta. "Era muy señalada en humildad, silencio y en no hablar del prójimo. Y las noches las pasaba en oración", dicen los infolios antiguos. Cuando murió, a duras penas pudieron sacarle de entre las carnes de su cuerpo, un viejo cilicio que la aprisionaba cruelmente.
Tan humilde era, que las mínimas faenas las buscaba con fruición. Las monjas la observaban tanto, que lo que ella hacía por santidad, hasta la madre superiora con todo el convento lo hacía. Fue una regla viviente.
Formó cierta escuela en las vías del espíritu. Sus dos discípulas más aventajadas, fueron doña Francisca Montes de Oca, y la otra, una india cacique, llamada María Paula.
Su espíritu fue dirigido y examinado por varios doctos y experimentados de la Inquisición. Entre ellos, fue un religioso de San Diego de Méjico, Fray Miguel Maya y otro Fray Joaquín Rojas, también dieguino, dotado con visiones y con el don de la profecía.
Las confidencias y las revelaciones de Matiana, las supieron muchos fuera del convento, ya que el prestigio de Matiana, en vida, trascendió fuera del claustro, hasta fundar una hermandad de caridad, con los seglares de fuera.
Después de su muerte, el Vicario General de las Religiosas, Don Juan Manuel Irisarri, exigió la relación de las profecías, de la Madre Matiana. Sin embargo, existen profecías de la Madre Matiana que llegaron al público antes de las que fueron escritas por la Madre Josefa de la Pasión. Luego, no todas están recopiladas. Como aquellas predicciones, que se cumplirían "cuando los coches anduvieran solos"... y "después que hubiese tres presidentes, cada uno con el nombre de Francisco"...
La Madre Josefa de la Pasión de Jesús, hizo la relación jurada bajo virtud de santa obediencia, el 18 de enero de 1837. La Madre Jerónima Josefa de la Pasión, relató lo que directamente le contaron las dos discípulas predilectas de Matiana, Doña Francisca Montes de Oca y Doña María Paula. Por lo tanto, estas profecías pierden bastante de autenticidad y de claridad, a veces. La posteridad, sin embargo las ha tenido en gran discusión.
Colocaremos por grupos las profecías de Matiana, para comentarlas en cuanto estén a nuestro alcance. Las profecías que no nos incumban las dejaremos de lado.
1.- "Le fue dicho también, LA EXTREMA POBREZA EN QUE SE HABIA DE VER EL REINO, en la época en que se haga esta fundación. Le dijo Nuestra Señora, que cuando se abran los cimientos para el convento, se hallará un pozo o manantial de aceite creado ahí milagrosamente para que este aceite fuera el vínculo de la cera, ha de arder continuamente en el Altar como centinela. El convento se ha de hacer, en el Santuario para las Religiosas del Desagravio; será habitado primero por religiosas capuchinas, que irán a santificar el lugar, mientras llegan las religiosas del Desagravio. Le dijo, los grandes bienes y provecho que vendrán al reino y a la ciudad, por el establecimiento de esta nuestra religión, y que era la última que ha de hacerse en el mundo, hasta el día del Juicio; que había de dar esta nueva y última religión del Santísimo Sacramento, mas santos a la Iglesia, de los que han dado todas las demás religiones, desde sus principios hasta el fin, contando con la religión de nuestro Padre San Francisco, que ha dado tantos".
Esta profecía, está encuadrada en los acontecimientos mundiales después de la Gran Purgación.
Por esa extrema pobreza en que se ha de ver el reino, se anuncia no sólo una gran crisis, sino algo más que una devastación nacional. En la envergadura de la prueba, sabemos que ha de ser conservada, sólo la centésima parte de cada cosa. Lo que puede ser una ruina y un cementerio. Si ha de desaparecer todo aquello que fue levantado por orgullo del hombre, y todo aquello que se amasó con las riquezas mal adquiridas, la triste panorámica para Méjico, es también aterradora.
El manantial milagroso de aceite, parece que hace alusión a un pozo de petróleo, que servirá como aceite, para las lámparas del Santísimo.
Esta nueva restauración ha de ser tan maravillosa, que nos anuncia una floración cuantiosa de vocaciones. Ya algunos videntes han vaticinado para después de la Gran Restauración, la lluvia copiosa de vocaciones en todos los conventos y claustros.
Y es claro, después de ese Pentecostés Ecuménico, por el fuego, los hombres, y las mujeres llevados por un santo celo, dejarán las cosas que ya no merecerán la pena, y se irán a los conventos y a los seminarios, a servir a Dios. Volverá de nuevo sobre los hogares católicos, aquella tradicional manera de entregar lo mejor a Dios. Los primogénitos, no serán sólo para ser un guerrero del Sacro Imperio, sino soñarán ser legos, y tener la dicha de cambiar los cetros y las fortunas tristes de la tierra, por las más humilde escoba para barrer los tránsitos apenumbrados de los claustros.
Por muchos años, no existirá esa terrible desgracia que ahora sentimos por una vocación, que se va hacia el claustro y hacia el seminario. La mayor gloria de entonces, será servir a Dios, en las cosas mínimas. Rezar maitines, comer mal, vestir pobremente y dormir poco.
Como ocio riquísimo, de un gran tesoro, será plantar coles con las hojas hacía abajo, o barrer las escaleras para arriba, o regar un bastón para que florezca ciegamente, por solo acto de prueba y de humildad.
2.- "Vio también, un conciliábulo en el infierno, y el tormento que padecían los demonios por la paz; la copia que reina en los cristianos en su tiempo, principalmente el de Lucifer. Entraron ellos en el congreso y entre todos hicieron la constitución y el código. Que Lucifer mandó a los demonios extendieran esas constituciones por todo el mundo, para pervertir a todos. Y se vació el infierno para guerrear con los cristianos y que aun en los animales se metía envistiendo a los buenos y no a los malos".
Matiana describe, con grandes rasgos, la batalla final de la cual habla Lucía de Fátima, Ana María Taigi y muchos más. El cuadro se presenta sintonizado y universal con toda la gran prueba. Catalina Emmerich vio que Satanás era desencadenado unos años antes del año 2000. León XIII en aquella visión fenomenal, vio también el conciliábulo del infierno, delante de la justicia de Dios. El mensaje de La Salette, habla de las grandes formas tácticas que usarán los demonios encarnados bajo la forma de los justos, para seducir a las almas.
Matiana, pues, está hablando por medio de terceras personas, y a su voz la descubrimos profética y clarividente. El castigo para Méjico será también, bajo la forma que hemos visto anunciada, para otras naciones. El infierno está a la vista sobre Méjico. Tenemos ya un mensaje, el castigo no se hará esperar.
Vio y declaró la gran tragedia de la insurrección, la persecución de los españoles, su expatriación y demás. Omito la prisión del Papa, los sucesos de España, Francia y Roma, por no alargar la Historia.
Dijo Matiana, que han de echar fuego graneado por las calles. Que estarán sembradas de muertos. Vio el desastre de las fincas, el saqueo, y que habían de sacar las cosas hasta debajo de la tierra. Vio los muchos excomulgados. Que dentro del palacio, ninguno moriría y que así SE OYERA MÚSICA EN LA CALLE SE ACABARIA EL BALEO. Ya no volverían a tirar una bala, y entonces dijéramos: ya se acerca la fundación y caería la bandera blanca en el cimborrío. Que un niño avisaría en las porterías de los conventos; que ya no se volvería a tirar una bala.
Vio la venida de los Anglo-americanos al reino, sus sectas, máximas y vestuario y que ellos han de ser los martirizadores. Que habían de deber mucho dinero. Vio los martirios que serán en la ciudad; la salida de las religiosas de todos los conventos, hasta las capuchinas, y que se verán dichas religiosas en tanta pobreza y necesidad.
Las tintas de este agua-fuerte revolucionario, son lúgubres. La revolución parece que se cierne sobre Méjico futuro. Un día me comentaba un preclaro obispo mejicano, una profecía que él había leído en Roma, sobre Méjico. Substancialmente, la ciudad, decía la profecía, estaría llena de cadáveres: "Un paso y un cadáver, otro paso y otro cadáver".
Para este obispo mejicano, como para mí, creíamos que aun no había venido esa profecía sobre Méjico. Matiana se nos adelanta en los mismos tonos. Parece una revolución ideológica, lo que aquí se anuncia, los muchos excomulgados nos lo hacen sospechar.
Todo parece coincidir con la Gran Purgación. El final de la Purgación, está señalado por una música en la calle.
La venerable religiosa trapense, lo enuncia, como la Madre Matiana: "Y luego oí unas arias de música tan maravillosa que creí ser conciertos celestiales".
Mariana Galtier, la profetiza francesa, y María Terreaux nos hablan también en los mismos términos, de un niño que anuncia las cosas y una gran música que anunciará el gran milagro. La paz se cierne tras de la prueba. La alusión a los americanos, a su masonería y a las desdichadas políticas, que ha podido sufrir Méjico, por su causa, están más que notoriamente precisadas. Resume todo un tratado de política internacional protectora y venal de Estados Unidos sobre Méjico.
Queda cierta duda si no será también, en lo futuro, Estados Unidos, por razón de protectorado contra Rusia, la que ocupe como base o como refugio los terrenos de Méjico.
Parece que la capital, ha de quedar algo más que en pobreza y ruinas. Estando una vez en Europa, conversando con una eminente mística aldeana, me dijo personalmente: "Salva tu vida, cuando estés en Méjico". Dios me dice que Méjico esta sobre un volcán.
Del contexto de este aviso, aquellos muertos de las profecías sobre Méjico, ¿no serán también los movimientos sísmicos y la revolución, todo junto a la vez los que descompongan la ciudad?
3.- "Que por la mano de Santiago, vendrá la felicidad del Reino, ciudad y comunidad"
La devoción de Méjico, por el Santo Apóstol, es una raigambre de catolicismo español. Los grandes destinos de España en las horas decisivas han sido resueltos después del favor intermediario de la Virgen, por la valiente intervención de Santiago, jineteando en Caballo Blanco, aun en medio de los combates.
En cierta forma, Santiago vendrá al reino, porque ya está en él. Está guardando su heredad. Y él como guardador de los destinos a él confiados, dará la última batalla, bajo su espada y el lábaro blanco del evangelio. La sombra imperial de los santos protectores de España y Méjico, caminan por nuestras encrucijadas. La vieja estirpe de los apóstoles fraylunos, y los encomendadores piadosos, vuelven a resucitar en aquel grito de "¡Santiago y abre España!..."Porque abrir España, es abrir los meridianos al Evangelio y a la misericordia teológica, que hace a los hombres dignos de Dios y a los humildes esclavos, señores de las coronas y de los altares.
Y ser español, como ser mejicano, en el viejo tronco de la fe y de la Virgen de Guadalupe, es ser ecuménico y universal...
Aun se me han quedado rezagadas las huellas de profecías sobre Méjico, que no he podido constatar. Una de ellas, es la profecía "De los dos Adolfos" que coincidirán en el poder de Méjico, y en cuyo término ocurrirán los grandes acontecimientos.
Allá queda Concha Armida, con el tesoro de sus revelaciones, y otras sombras, llenas de místicos discernimientos se han quedado volando sobre el alba de Méjico. Cuando se despierten estarán claros los eternos luceros del evangelio.
Pátzcuaro, tiene uno de los más hermosos Cristos coloniales de Méjico. Pero más hermosa es su leyenda. La leyenda del Cristo de Pátzcuaro, tiene una afinidad con aquel Cristo de la Vega de Toledo, que Zorrilla cantara en "A buen juez, mejor testigo".
Consta en unos documentos subfirmados, por cierto virrey y algunos obispos, que un día el Cristo se estremeció en convulsiones de moribundo ajusticiado. El milagro fue patente y rubricado por autoridades. Desde entonces, la postura de Cristo en la Cruz es estremecida y convulsa. Y la leyenda, con no se qué fundamento, se le quedó grabada en su imagen: El Cristo sigue estremeciéndose y poco a poco, va bajando su Santa Cabeza sobre el Pecho. Cuando baje la Santa Cara hasta tocar el Pecho, entonces habrá llegado el fin del mundo.
Ricardo Rasines U.
1960... y el fin del mundo
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