Por el Dr. Homero Johas
DOGMA DE FE
Es dogma de fe que Jesucristo instituyó una Cabeza visible
en la Iglesia militante (D.s. 3055). Quien niega esta Cabeza visible, o su
naturaleza monárquica, queriendo una Cabeza humana, venida de los votos del pueblo
niega la forma del régimen instituido por Jesucristo (D.s. 3205, 4). Tal Cabeza visible
es perpetua, como la Iglesia: “para la
perpetua salud y bien de la Iglesia”: “jugiter durare necesse est” (D.S.
3056). La acefalía está contra el bien de la Iglesia. La Cabeza visible es el “principio perpetuo de la unidad y el
fundamento visible” de la unidad de fe y de comunión (D.S. 3051); es la “Cabeza y columna de la fe y el fundamento de
la Iglesia Católica”, que “siempre”
existió en la Iglesia. Luego, quien quiera la vacancia prolongada, indefinida o perenne, atenta contra el bien de la Iglesia, contra su unidad, quiere la muerte
de la Iglesia.
Si de la sede de Pedro proceden “para todos” los “derechos de
comunión”: quien no quiere la Cabeza visible quiere destruir la unidad de la
Iglesia, el “derecho de comunión” de
los miembros del Cuerpo Místico de Cristo.
Está bajo anatema quien niega los “perpetuos Sucesores” de Pedro (D.S. 3051); pues, no quiere la
unidad de fe y de régimen (D.S. 3057). Quiere el Ecumenismo. No quiere someterse
a una Cabeza visible (D.S. 3060-3064). La unidad de la Iglesia no viene del “consenso de la Iglesia” (D.S. 3074).
En la Iglesia la norma del obrar está subordinada a la norma del creer.
No puede estar contra ella; independiente de ella; sin subordinación a ella. Son
dos normas inseparables (D.S. 2888). Los mandamientos de Dios no se oponen,
ni son independientes del deber de creer en las doctrinas de la fe universal. Cristo
es Redentor, es Maestro y es Legislador de los hombres y debe ser seguido en el
Magisterio de creer y en las normas del obrar (D.S. 1571).
HEREJÍA Y BLASFEMIA
Todas las sentencias en favor de la acefalía prolongada están
contra el deber de creer y el deber de actuar como subordinado a
Cristo. Son cosas del “juicio propio”
del herético, subversivo (Tit. III, 10-11), separado de la unidad de fe y de régimen.
Quieren la libre interpretación de las Escrituras, contra el sentido que siempre
mantuvo la Iglesia (D.S. 3020). Tales personas se separan de la unidad de la Iglesia,
de modo público, y, por eso, están fuera de la Iglesia (D.s. 3803). Quieren
relativizar la verdad según las circunstancias y hechos concretos. La unidad de
régimen no puede ser separada de la unidad de fe. La Cabeza humana visible está
subordinada a la Cabeza divina invisible. El obrar sigue al ser; la voluntad debe
seguir a la razón y no puede precederla ni guiarla. Lo contrario es el camino de
la libertad religiosa, de los herejes, de los acéfalos, la perdición eterna .
MÚLTIPLES
ANÁTEMAS
Todos los anatemas de la Constitución “Pastor Aethernus”, del Concilio
Vaticano I, son contra la herejía de la acefalía prolongada: contra los que no quieren una Cabeza visible (D.S. 3055); contra quien no quiere
su perpetuidad (D.S. 3058); contra quien no se somete a ella (D.S. 3064);
contra quien quiere el “consenso”
humano, en vez de la sumisión (D.S. 3074)
El mismo Concilio impone otro anatema contra quien no
quiere el “sentido perpetuo” del
dogma (D.S. 3020); sino que quiere otro sentido (D.S. 3043).
El Concilio de Trento anatematiza a quien dice que los
preceptos de Cristo son imposibles de ser observados (D.S. 1536-1568).
Inocencio X impone el anatema a la sentencia impía y
blasfema de Jansénio, que dice que los preceptos de Dios son imposibles (D.S.
3001-2006).
Y Pio VI impone el anatema a quien retira la “coacción exterior” contra los malos
(D.S. 2605).
Así están bajo anatema no sólo los seguidores de Mons.
Lefèbvre y dom Mayer, y dom Rifan, resistiendo a la doctrina de Paulo IV en la
Bula “Cum ex apostolatus”; sino también
los seguidores de Mons. Pivarunas, Mons. Alarcón y de los Srs. John Dale y Arai
Daniele.
El camino que pregonan todos ellos es el de la libertad
religiosa; sin la coacción exterior contra los malos; queriendo igual libertad
para fieles e infieles; buenos y malos. A pesar de que observen los ritos de San
Pío V, tales personas siguen la libertad de Lutero y de Jansénio; de Lamennais y
de Loisy. Siguen al Vaticano II y las doctrinas de la secta de los masones, los
mayores enemigos de la Iglesia de Cristo. Actúan contra el dogma de fe: “Creo en la Iglesia una”.
VACANCIA
PROLONGADA: HEREJÍA
La vacancia prolongada es herejía porque va contra el deber
de elegir la Cabeza visible de la Iglesia, y contra la norma del obrar del Derecho
divino: “Quien resiste al poder, resiste la ordenación de Dios” (Rom XIII, 2).
Tal acto retira la coacción exterior, establecida por Dios, contra los
malos (Rom XIII, 4) y así concede la libertad de acción a los malos, para
que actúen contra los mandamientos de Dios y prediquen otra doctrina. No impidiendo
esa acción, dejan que ellos impidan la acción de los buenos. Retira la necesidad
de sumisión a la autoridad superior de Dios debida por la consciencia humana y
por el temor a las penas. Tal resistencia a la sumisión y tal retirada de las
penas contra los malos es herejía (D.S. 2605). Tal “sedevacantismo” prolongado es herético. La alegación de que es imposible
elegir es herética: Dios no manda cosas imposibles.
SEDEVACANTISMO
HERÉTICO
El sedevacantismo prolongado, con el argumento de que es imposible elegir,
es herejía jansenista: “Dios no manda cosas
imposibles” (D.S. 2001-2006). Esta contra la sumisión a la autoridad
divina: “Quien resiste al poder, resiste a lo ordenado por Dios y se condena”
(Rom XIII, 2). Tal acto retira la coacción divina contra los malos y les permite
la acción de impedir la predicación de la verdad divina y la observancia de los
mandamientos de Dios (Rom XIII, 4). Tal sedevacantismo por tanto es la concesión
de la libertad religiosa a los malos; es la herejía condenada por Pio VI (D.S.
2605). Tal sedevacantismo concede la libertad de consciencia; concede el “juicio propio” libre a los heréticos
(Tit III, 10-11). Cada uno sigue su propio parecer. Es la misma herejía
del Vaticano II. Los obispos, padres y legos que defienden tal anticonclavismo;
o acefalía prolongada, son tan heréticos como aquellos a los cuales
aparentemente combaten. Los ritos perfectos de Sao Pio V no retiran el credo
herético. El Sedevacantismo prolongado está contra el bien común y la fe
universal de la Iglesia: concede a todos el Individualismo en la verdad, en el creer
y en el obrar. Cuando Cristo ordenó a los Apóstoles, sometidos a Pedro, predicar
el Evangelio a toda criatura humana (Mc. 16-15), estableció en la Iglesia un Magisterio
de “viva voz” (Pio X - Mortalium ánimus). Este Magisterio lo elimina
la “vacancia prolongada”, eliminando al
Pastor de los pastores; retirando el “principio
visible” de la unidad entre ellos (D.S. 3052).
CIEGOS
GUIA DE CIEGOS
En la encíclica “Pascendi”
condena San Pio X a los obispos, sacerdotes y legos que, diciéndose “católicos” siguen las doctrinas
agnósticas y ateas del Modernismo.
Esas doctrinas son las mismas de la “nueva iglesia” del Concilio Vaticano
II.
1. Retirada de la razón
El Modernismo retira del hombre el conocimiento
racional y lo iguala a los animales sólo con el conocimiento sensitivo. Los hombres
sólo conocerán “fenómenos” sensibles,
individuales, subjetivos. La razón, diferencia de la especie humana, parte
espiritual del hombre, es arbitrariamente negada. ¿Acaso algún animal, durante los
siglos, hizo algún libro de Ciencia? ¿Algún macaco generó un ser humano?
De ahí se pasa a la negación de la existencia de Dios;
al Ateísmo; al hombre sin Dios. Donde los “deberes”
del hombre, las normas de la Moral y de la Religión, vienen del arbitrio
humano, arbitrio que los animales no poseen.
2. Origen humano de la Religión
Con estas premisas Dios y la Religión vendrían del
interior del propio ser humano. Cada uno tiene su “sentimiento religioso propio” y una sensación; la de la necesidad
de Dios. No viene de los límites de la consciencia, o del mundo exterior; sino
del subconsciente incognoscible. Así toda religión tuvo origen en el subconsciente incognoscible,
de cada uno.
De ahí que todos deben obediencia a sí mismos; a su consciencia.
Cada uno tendrá su verdad, su fe y su norma propia del
obrar.
3. Origen humano de la fe
Así la Fe nace en el inconsciente, en lo incognoscible
y transfigura los fenómenos sensibles dándoles una forma divina; y los
desfigura, retirándoles las formas materiales del tiempo y lugar. Así cada uno debe
retirar de Cristo la forma divina, de los milagros y profecías y debe darles las
formas materiales humanas de tiempo y lugar. Así se debe mudar la Historia de
Cristo por tales doctrinas, libres, “a
priori”. Así no existe distinción entre Dios y los hombres. Todo es
material, sensible; nada es espiritual, universal. Y cada uno tiene su libertad.
4. Origen de los dogmas de fe
Los dogmas de fe son juicios humanos, no divinos,
sobre fenómenos sensibles, individuales. Sentencias primeras simples generan
otras cultivadas. Son fórmulas venidas del hombre, del pueblo, de la comunidad.
Son fórmulas intermediarias entre la persona y su fe; buscan la razón de esta fe.
Son símbolos; instrumentos de cada sujeto; expresiones inadecuadas de los sentimientos;
deben ser adaptadas a los sentimientos y a sus variaciones.
Teniendo Dios infinitos aspectos, ora revela uno, ora
revela otro. Así los dogmas deben variar con los sentimientos, con las
circunstancias, con la vida de cada uno; deben ser vitales; según la vida de la
comunidad, según la dirección del corazón de cada uno.
Así el “Magisterio
vivo” de la Iglesia, debe ser de personas vivas y no de personas muertas, sino
sería Magisterio muerto. El Magisterio no vendría de Dios; no sería universal; común
a todos; trascendente a los tiempos y opiniones individuales.
5. Perversión de la verdad
San Pio X dijo sobre el Modernismo lo mismo que Pio XI
dijo sobre el Ecumenismo: “pervierten el concepto
de verdad”. De universal y necesaria la hacen individual y libre. De divina
a humana. “Son ciegos guías de otros ciegos”
dijo San Pio X.
Ahí se ve la naturaleza de los “papas” modernistas, recibiendo la señal de Shinva en la frente y
orando con paganos, en mezquitas y en sinagogas con judíos; o en sedes luteranas
o de vudús.
Ahí se ve la naturaleza de los obispos autónomos e independientes,
sólo haciendo su voluntad, no sometiéndose a un principio superior, visible, de
unidad de fe y de régimen.
El hombre no es independiente del imperio de Dios en la fe (D.S. 3031). La
fe divina sobrenatural no es la ciencia humana natural sobre Dios y sobre las
normas morales (D.s. 3032). La Revelación divina de Cristo viene por las señales
exteriores de los Evangelios y no del subconsciente humano, interior, de cada uno
(D.S. 3033). Así todas esas doctrinas son ficciones de los agnósticos y de los ateos,
liberales y naturalistas y nada tienen de la fe divina, universal, católica, necesaria
y no libre.
MERCENARIOS:
LADRONES Y SALTEADORES
1. En la Iglesia Católica, en el rebaño de Cristo, el
poder de las llaves, el poder Supremo fue dado “solamente a Simón Pedro” (Jo I, 42). Sólo a Pedro fue dado el
poder de Pastor de los pastores (Jo II, 15) (D.S. 3053). Así, sólo de la Sede de
Pedro proceden los “derechos de comunión”
(D.S. 3057). Esto es doctrina de Derecho divino y de los dogmas enseñados por el
Vaticano I.
2. Luego los miembros de las sectas de los acéfalos, obispos,
sacerdotes y legos, rechazando al Pastor Supremo visible; rechazan al ministro
de Dios del cual procede el “derecho de
comunión” en la Iglesia. Luego, están fuera de la Iglesia. Quien rechaza el
Supremo Pastor del rebaño, no pertenece al rebaño de Cristo, porque existe, según
el Señor: “un sólo rebaño y un sólo y
único pastor” (Jo X, 16) (D.S. 872).
3. Así tales personas rechazan al “ministro de Dios”, “vengador
en la ira contra los malos” (Rom XIII, 1-7). Rechazan al que repele a los
malos; Quieren la libertad de los lobos. Son mercenarios que no entran por la
puerta; no les importa que el lobo entre en el rebaño, mate a las ovejas;
disperse las ovejas. El mercenario sólo ve el dinero, no ahuyenta a los lobos
(Jo X, 1-17). Quien no quiere al que tiene las llaves del reino; al que es el
Pastor de los pastores, “no entró por la
puerta”: “es ladrón y salteador”
(fur est et latro) (Jo X, 1-17). No tiene
el “derecho” de miembro de la Iglesia
de Cristo. Afirma la herejía: “es imposible” el Sucesor de Pedro (D.S. 2001-2006), junto con los
jansenistas.
4. Quien no quiere al Pastor de los pastores, no entra
en el aprisco “por la puerta”; por medio
del que tiene las llaves del reino: es ladrón y salteador; venido de otra parte.
No repele a los lobos; huye en cuanto los lobos atacan.
COETUS FIDELIUM N° 7
MAYO 2013
Traducción: R. P. Manuel Martínez H.
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