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lunes, 16 de junio de 2014

ACEFALÍA: SENTENCIA IMPÍA Y BLASFEMA

Por el Dr. Homero Johas
 DOGMA DE FE
Es dogma de fe que Jesucristo instituyó una Cabeza visible en la Iglesia militante (D.s. 3055). Quien niega esta Cabeza visible, o su naturaleza monárquica, queriendo una Cabeza humana, venida de los votos del pueblo niega la forma del régimen instituido por Jesucristo (D.s. 3205, 4). Tal Cabeza visible es perpetua, como la Iglesia: “para la perpetua salud y bien de la Iglesia”: “jugiter durare necesse est” (D.S. 3056). La acefalía está contra el bien de la Iglesia. La Cabeza visible es el “principio perpetuo de la unidad y el fundamento visible” de la unidad de fe y de comunión (D.S. 3051); es la “Cabeza y columna de la fe y el fundamento de la Iglesia Católica”, que “siempre” existió en la Iglesia. Luego, quien quiera la vacancia prolongada, indefinida o perenne, atenta contra el bien de la Iglesia, contra su unidad, quiere la muerte de la Iglesia.
Si de la sede de Pedro proceden “para todos” los “derechos de comunión”: quien no quiere la Cabeza visible quiere destruir la unidad de la Iglesia, el “derecho de comunión” de los miembros del Cuerpo Místico de Cristo.
Está bajo anatema quien niega los “perpetuos Sucesores” de Pedro (D.S. 3051); pues, no quiere la unidad de fe y de régimen (D.S. 3057). Quiere el Ecumenismo. No quiere someterse a una Cabeza visible (D.S. 3060-3064). La unidad de la Iglesia no viene del “consenso de la Iglesia” (D.S. 3074).
En la Iglesia la norma del obrar está subordinada a la norma del creer. No puede estar contra ella; independiente de ella; sin subordinación a ella. Son dos normas inseparables (D.S. 2888). Los mandamientos de Dios no se oponen, ni son independientes del deber de creer en las doctrinas de la fe universal. Cristo es Redentor, es Maestro y es Legislador de los hombres y debe ser seguido en el Magisterio de creer y en las normas del obrar (D.S. 1571).

HEREJÍA Y BLASFEMIA
Todas las sentencias en favor de la acefalía prolongada  están contra el deber de creer y el deber de actuar como subordinado a Cristo. Son cosas del “juicio propio” del herético, subversivo (Tit. III, 10-11), separado de la unidad de fe y de régimen. Quieren la libre interpretación de las Escrituras, contra el sentido que siempre mantuvo la Iglesia (D.S. 3020). Tales personas se separan de la unidad de la Iglesia, de modo público, y, por eso, están fuera de la Iglesia (D.s. 3803). Quieren relativizar la verdad según las circunstancias y hechos concretos. La unidad de régimen no puede ser separada de la unidad de fe. La Cabeza humana visible está subordinada a la Cabeza divina invisible. El obrar sigue al ser; la voluntad debe seguir a la razón y no puede precederla ni guiarla. Lo contrario es el camino de la libertad religiosa, de los herejes, de los acéfalos, la perdición eterna .

MÚLTIPLES ANÁTEMAS
Todos los anatemas de la Constitución “Pastor Aethernus”, del Concilio Vaticano I, son contra la herejía de la acefalía prolongada: contra los que no quieren una Cabeza visible (D.S. 3055); contra quien no quiere su perpetuidad (D.S. 3058); contra quien no se somete a ella (D.S. 3064); contra quien quiere el “consenso” humano, en vez de la sumisión (D.S. 3074)
El mismo Concilio impone otro anatema contra quien no quiere el “sentido perpetuo” del dogma (D.S. 3020); sino que quiere otro sentido (D.S. 3043).
El Concilio de Trento anatematiza a quien dice que los preceptos de Cristo son imposibles de ser observados (D.S. 1536-1568).
Inocencio X impone el anatema a la sentencia impía y blasfema de Jansénio, que dice que los preceptos de Dios son imposibles (D.S. 3001-2006).
Y Pio VI impone el anatema a quien retira la “coacción exterior” contra los malos (D.S. 2605).
Así están bajo anatema no sólo los seguidores de Mons. Lefèbvre y dom Mayer, y dom Rifan, resistiendo a la doctrina de Paulo IV en la Bula “Cum ex apostolatus”; sino también los seguidores de Mons. Pivarunas, Mons. Alarcón y de los Srs. John Dale y Arai Daniele.
El camino que pregonan todos ellos es el de la libertad religiosa; sin la coacción exterior contra los malos; queriendo igual libertad para fieles e infieles; buenos y malos. A pesar de que observen los ritos de San Pío V, tales personas siguen la libertad de Lutero y de Jansénio; de Lamennais y de Loisy. Siguen al Vaticano II y las doctrinas de la secta de los masones, los mayores enemigos de la Iglesia de Cristo. Actúan contra el dogma de fe: “Creo en la Iglesia una”.

VACANCIA PROLONGADA: HEREJÍA
La vacancia prolongada es herejía porque va contra el deber de elegir la Cabeza visible de la Iglesia, y contra la norma del obrar del Derecho divino: “Quien resiste al poder, resiste la ordenación de Dios” (Rom XIII, 2).
Tal acto retira la coacción exterior, establecida por Dios, contra los malos (Rom XIII, 4) y así concede la libertad de acción a los malos, para que actúen contra los mandamientos de Dios y prediquen otra doctrina. No impidiendo esa acción, dejan que ellos impidan la acción de los buenos. Retira la necesidad de sumisión a la autoridad superior de Dios debida por la consciencia humana y por el temor a las penas. Tal resistencia a la sumisión y tal retirada de las penas contra los malos es herejía (D.S. 2605). Tal “sedevacantismo” prolongado es herético. La alegación de que es imposible elegir es herética: Dios no manda cosas imposibles.

SEDEVACANTISMO HERÉTICO
El sedevacantismo prolongado, con el argumento de que es imposible elegir, es herejía jansenista: “Dios no manda cosas imposibles” (D.S. 2001-2006). Esta contra la sumisión a la autoridad divina: “Quien resiste al poder, resiste a lo ordenado por Dios y se condena” (Rom XIII, 2). Tal acto retira la coacción divina contra los malos y les permite la acción de impedir la predicación de la verdad divina y la observancia de los mandamientos de Dios (Rom XIII, 4). Tal sedevacantismo por tanto es la concesión de la libertad religiosa a los malos; es la herejía condenada por Pio VI (D.S. 2605). Tal sedevacantismo concede la libertad de consciencia; concede el “juicio propio” libre a los heréticos (Tit III, 10-11). Cada uno sigue su propio parecer. Es la misma herejía del Vaticano II. Los obispos, padres y legos que defienden tal anticonclavismo; o acefalía prolongada, son tan heréticos como aquellos a los cuales aparentemente combaten. Los ritos perfectos de Sao Pio V no retiran el credo herético. El Sedevacantismo prolongado está contra el bien común y la fe universal de la Iglesia: concede a todos el Individualismo en la verdad, en el creer y en el obrar. Cuando Cristo ordenó a los Apóstoles, sometidos a Pedro, predicar el Evangelio a toda criatura humana (Mc. 16-15), estableció en la Iglesia un Magisterio de “viva voz” (Pio X - Mortalium ánimus). Este Magisterio lo elimina la “vacancia prolongada”, eliminando al Pastor de los pastores; retirando el “principio visible” de la unidad entre ellos (D.S. 3052).

CIEGOS GUIA DE CIEGOS
En la encíclica “Pascendi” condena San Pio X a los obispos, sacerdotes y legos que, diciéndose “católicos” siguen las doctrinas agnósticas y ateas del Modernismo.
Esas doctrinas son las mismas de la “nueva iglesia” del Concilio Vaticano II.
1. Retirada de la razón
El Modernismo retira del hombre el conocimiento racional y lo iguala a los animales sólo con el conocimiento sensitivo. Los hombres sólo conocerán “fenómenos” sensibles, individuales, subjetivos. La razón, diferencia de la especie humana, parte espiritual del hombre, es arbitrariamente negada. ¿Acaso algún animal, durante los siglos, hizo algún libro de Ciencia? ¿Algún macaco generó un ser humano?
De ahí se pasa a la negación de la existencia de Dios; al Ateísmo; al hombre sin Dios. Donde los “deberes” del hombre, las normas de la Moral y de la Religión, vienen del arbitrio humano, arbitrio que los animales no poseen.
2. Origen humano de la Religión
Con estas premisas Dios y la Religión vendrían del interior del propio ser humano. Cada uno tiene su “sentimiento religioso propio” y una sensación; la de la necesidad de Dios. No viene de los límites de la consciencia, o del mundo exterior; sino del subconsciente incognoscible. Así toda religión tuvo origen en el subconsciente incognoscible, de cada uno.
De ahí que todos deben obediencia a sí mismos; a su consciencia.
Cada uno tendrá su verdad, su fe y su norma propia del obrar.
3. Origen humano de la fe
Así la Fe nace en el inconsciente, en lo incognoscible y transfigura los fenómenos sensibles dándoles una forma divina; y los desfigura, retirándoles las formas materiales del tiempo y lugar. Así cada uno debe retirar de Cristo la forma divina, de los milagros y profecías y debe darles las formas materiales humanas de tiempo y lugar. Así se debe mudar la Historia de Cristo por tales doctrinas, libres, “a priori”. Así no existe distinción entre Dios y los hombres. Todo es material, sensible; nada es espiritual, universal. Y cada uno tiene su libertad.
4. Origen de los dogmas de fe
Los dogmas de fe son juicios humanos, no divinos, sobre fenómenos sensibles, individuales. Sentencias primeras simples generan otras cultivadas. Son fórmulas venidas del hombre, del pueblo, de la comunidad. Son fórmulas intermediarias entre la persona y su fe; buscan la razón de esta fe. Son símbolos; instrumentos de cada sujeto; expresiones inadecuadas de los sentimientos; deben ser adaptadas a los sentimientos y a sus variaciones.
Teniendo Dios infinitos aspectos, ora revela uno, ora revela otro. Así los dogmas deben variar con los sentimientos, con las circunstancias, con la vida de cada uno; deben ser vitales; según la vida de la comunidad, según la dirección del corazón de cada uno.
Así el “Magisterio vivo” de la Iglesia, debe ser de personas vivas y no de personas muertas, sino sería Magisterio muerto. El Magisterio no vendría de Dios; no sería universal; común a todos; trascendente a los tiempos y opiniones individuales.
5. Perversión de la verdad
San Pio X dijo sobre el Modernismo lo mismo que Pio XI dijo sobre el Ecumenismo: “pervierten el concepto de verdad”. De universal y necesaria la hacen individual y libre. De divina a humana. “Son ciegos guías de otros ciegos” dijo San Pio X.
Ahí se ve la naturaleza de los “papas” modernistas, recibiendo la señal de Shinva en la frente y orando con paganos, en mezquitas y en sinagogas con judíos; o en sedes luteranas o de vudús.
Ahí se ve la naturaleza de los obispos autónomos e independientes, sólo haciendo su voluntad, no sometiéndose a un principio superior, visible, de unidad de fe y de régimen.
El hombre no es independiente del imperio de Dios en la fe (D.S. 3031). La fe divina sobrenatural no es la ciencia humana natural sobre Dios y sobre las normas morales (D.s. 3032). La Revelación divina de Cristo viene por las señales exteriores de los Evangelios y no del subconsciente humano, interior, de cada uno (D.S. 3033). Así todas esas doctrinas son ficciones de los agnósticos y de los ateos, liberales y naturalistas y nada tienen de la fe divina, universal, católica, necesaria y no libre.

MERCENARIOS: LADRONES Y SALTEADORES
1. En la Iglesia Católica, en el rebaño de Cristo, el poder de las llaves, el poder Supremo fue dado “solamente a Simón Pedro” (Jo I, 42). Sólo a Pedro fue dado el poder de Pastor de los pastores (Jo II, 15) (D.S. 3053). Así, sólo de la Sede de Pedro proceden los “derechos de comunión” (D.S. 3057). Esto es doctrina de Derecho divino y de los dogmas enseñados por el Vaticano I.
2. Luego los miembros de las sectas de los acéfalos, obispos, sacerdotes y legos, rechazando al Pastor Supremo visible; rechazan al ministro de Dios del cual procede el “derecho de comunión” en la Iglesia. Luego, están fuera de la Iglesia. Quien rechaza el Supremo Pastor del rebaño, no pertenece al rebaño de Cristo, porque existe, según el Señor: “un sólo rebaño y un sólo y único pastor” (Jo X, 16) (D.S. 872).
3. Así tales personas rechazan al “ministro de Dios”, “vengador en la ira contra los malos” (Rom XIII, 1-7). Rechazan al que repele a los malos; Quieren la libertad de los lobos. Son mercenarios que no entran por la puerta; no les importa que el lobo entre en el rebaño, mate a las ovejas; disperse las ovejas. El mercenario sólo ve el dinero, no ahuyenta a los lobos (Jo X, 1-17). Quien no quiere al que tiene las llaves del reino; al que es el Pastor de los pastores, “no entró por la puerta”: “es ladrón y salteador” (fur est et latro) (Jo X, 1-17). No tiene el “derecho” de miembro de la Iglesia de Cristo. Afirma la herejía: “es imposible” el Sucesor de Pedro (D.S. 2001-2006), junto con los jansenistas.

4. Quien no quiere al Pastor de los pastores, no entra en el aprisco “por la puerta”; por medio del que tiene las llaves del reino: es ladrón y salteador; venido de otra parte. No repele a los lobos; huye en cuanto los lobos atacan.
COETUS FIDELIUM N° 7
MAYO 2013
Traducción: R. P. Manuel Martínez H.

2 comentarios:

Lhd dijo...
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Padre Manuel dijo...
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