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martes, 30 de diciembre de 2014

LECCIONES DE SANTO TOMAS (3)

LAS COSAS DE NECESIDAD ABSOLUTA
Santo Tomás S.T. 1, 19, 8

Por el Dr. Homero Johas

     Parece que la voluntad de Dios impone por necesidad las cosas que el quiere.
     Dios quiere que sean hechos todos los bienes que son hechos.
     Por lo tanto si Dios impone por necesidad las cosas que Él quiere, todos los bienes ocurren por necesidad.
     Así el libre albedrío humano no existe, ni sus deliberaciones y las cosas que los hombres quieren.
     
     La voluntad de Dios impone la necesidad para ciertas cosas queridas por él, mas no todas.
     Por esto algunos quisieran atribuir ciertas cosas a causas medias: las cosas necesarias son producidas por causas necesarias; las cosas producidas por causas contingentes son contingentes.
     Pero por dos razones esto no es dicho de modo suficiente.
     Primero.- El efecto de la Causa Primera sería contingente en razón de la causa segunda: la virtud del sol sería impedida por el defecto de una planta.
     Pero ningún defecto de una causa segunda puede impedir que sea hecha la voluntad de Dios.
     Segundo.- La distinción entre lo contingente y lo que es necesario se refiere a las causas segundas; esto sería más allá de la intención y voluntad divina; lo que no es conveniente.
     Por lo tanto, mejor se debe de decir que esto ocurre por la virtud eficaz de la voluntad divina.
     Pues cuando una causa es eficaz en el obrar, el efecto sigue a la causa, no sólo según lo que es hecho, sino también según el modo de ser hecho y de ser.
     Pues, en los accidentes, la debilidad de la fuerza activa de la semilla, pasa que el hijo nazca diferente al padre; esto pertenece al modo de ser.
     Por lo tanto siendo eficaz la voluntad divina se sigue que sean hechas no solo las cosas que Dios quiere que sean hechas; sino también que sean hechas del modo que Dios quiere que sean hechas.
     Dios quiere que algunas cosas sean hechas de modo necesario y otras de modo contingente, para que exista un orden en las cosas; para complemento del universo.
     Así para ciertos efectos Dios hizo causas necesarias y que de ellas procedan efectos por necesidad.
     Pero otros efectos los ligó a causas contingentes, de las cuales proceden efectos contingentes.
     Por lo tanto, Dios quiere que esos efectos ocurran de  modo contingente, y los ligo a causas contingentes.

OBJECIONES
     1°- Dice San Agustín que nadie se salva, sino aquel a quien Dios quiere salvar. por lo tanto debe pedirse que Dios quiera, porque si Él quiere necesariamente será hecho.
     Respuesta. Por estas palabras se debe de entender la necesidad en las cosas queridas por Dios de modo condicional, no absoluto.
     Pues es necesario que sea verdadera la condición: Si Dios quiere esto, es necesario que exista.

     2°- Toda causa que no puede ser impedida produce su efecto por necesidad; pues, como dice Aristóteles: la naturaleza opera de modo siempre igual.
     Pero la voluntad de Dios no puede ser impedida, pues dice San Pablo: ¿Quién resiste a la voluntad de Dios? (Rom. IX, 19). Luego la voluntad de Dios manda por necesidad las cosas por Él queridas.
     Respuesta: Del hecho de que nada resiste a la voluntad de Dios, se siguen que sean hechas no solo las cosas que Dios quiere, sino también que sean hechas como el quiere ya sea del modo necesario como del contingente.

     3°.- Lo que tiene necesidad de causas primeras es necesarios que ocurra de modo absoluto. Así la muerte del animal es necesaria porque está compuesto de dos cosas contrarias.
     Pero las cosas creadas por Dios tienen relación con la voluntad divina como las causas primeras, de las cuales tienen necesidad.
     Pero, siendo verdadera condición: "Si Dios quiere algo, eso existe", toda condición verdadera es necesaria  
     Por lo tanto es necesario de modo absoluto todo cuanto Dios quiere.
     Respuesta: Las cosas posteriores tienen su necesidad determinada por las anteriores, según el modo de las anteriores.
     Por lo tanto las cosas determinadas por la voluntad divina, tienen su necesidad tal cual quiso Dios la tuvieran, esto es, o absoluta o solo condicionada.
     Así pues, todas las cosas no son de necesidad absoluta.

COMENTARIOS
     De esta profunda lección del Aquinate se sigue que Dios quiere que las cosas de la causa primera divina, quiere las cosas de las causas segundas, libre; quiere las de necesidad absoluta, y quiere las dependientes del libre albedrío.
     Por lo tanto también para la salvación humana algunas cosas son de necesidad absoluta, como tener la fe verdadera de Cristo, Salvador, pertenecer a su Iglesia y otras son relativas a los conocimientos y las voluntades humanas, como es la sumisión a sus preceptos.
     Dios quiere las dos cosas: No todo depende de Dios y ni todo depende del hombre; las cosas de la Iglesia son teándricas, de doble naturaleza, divinas y humanas, obrando ambas naturalezas.
     La voluntad primordial de Dios, Creador, del hombre, de la libertad y de la razón humana, semejante a la de Dios, no quita la obediencia del hombre libre al Legislador divino (D.S. 1571), con mandamientos obligatorios (D.S. 1569) y con la condición de obediencia del hombre (D.S. 1570).
     Existe el premio eterno cuando existe la conformidad de razón y voluntad entre el hombre y Dios; existe una pena eterna cuando el hombre resiste y contraria la voluntad divina.
     La causa segunda, racional y libre, viene del mismo Creador que también es Legislador divino, del ser y lo que debe ser.
     Por lo tanto Dios quiere las cosas necesarias y quiere que los hombres obren de manera libre, cumpliendo o no los preceptos divinos. No existe contradicción en Dios que quiere que la naturaleza humana obre libremente en unas cosas y en otras este subordinado a las cosas necesarias.

TRADUCCIÓN:
R. P. Manuel Martinez Hernández
COETUS FIDELIUM
Agosto del 2013 N° 8

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