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sábado, 8 de enero de 2011

EL COMBATE DE LOS DERECHOS DEL HOMBRE CONTRA EL DECÁLOGO

UN "MODERNIZANTE" DE ESPÍRITU "ILUMINISTA" SE CONVIERTE EN "PAPA" BAJO EL NOMBRE DE JUAN XXIII

El Nuncio
Los trágicos acontecimientos en medio de los cuales Francia fue liberada de la ocupación alemana, impusieron a Pío XII, para la nunciatura de París, un obispo del agrado de los vencedores, tras de los cuales se perfilaba la masonería.
Este fue Ángel José Roncalli, quien, a causa de sus funciones, iba a convertirse en cardenal, y, signo de los tiempos, recibiría la birreta roja de manos del presidente socialista francmasón, Vicente AURIOL... El elegido de todos los que esperaban con impaciencia la muerte de Pío XII, tenía el "pie en el estribo". Seguro en su retaguardia, no vacila ya en mostrarse tal cual es en la carta que dirige Marc Sagnier (1), el 6 de junio de 1950. He aquí el texto: "Yo había oído hablar por primera vez de Marc Sagnier, en Roma, alrededor de 1903, en una reunión de la Juventud Católica. La poderosa fascinación de su palabra, de su alma, me habían encantado, y de su persona y de su actividad política y social guardo el recuerdo más vivo de toda mi juventud sacerdotal. Su sobria y gran humildad en aceptar más tarde, en 1910, la admonición, por lo demás muy afectuosa y benevolente del santo papa Pío X, a mis ojos da la medida de su verdadera grandeza. Almas como la suya, tan respetuosas del Evangelio y de la santa Iglesia, están hechas para las más altas ascensiones que aseguran la gloria aquí abajo, en medio de sus contemporáneos, y en la posteridad, para la cual Marc Sagnier quedará como ejemplo y estímulo."
"Con motivo de su muerte, me sentí muy reconfortado al comprobar que las voces más autorizadas, hablando en nombre de la Francia oficial, fueron unánimes en envolver a Marc Sagnier como de un manto de honor, del "Discurso sobre la montaña". No se puede rendir más elocuente homenaje a la memoria de este insigne francés, de quien sus contemporáneos han sabido apreciar la claridad de un alma profundamente cristiana y la noble sinceridad del corazón".
Tal panegírico en favor de aquél a quien San Pío X, condenó, es un monumento de hipocresía que solamente la pasión de Roncalli puede disculpar, en efecto Sagnier era un Revolucionario de la línea de Robespierre, cubierto de una capa de religiosidad. La prueba: veamos las intenciones de esta "alma profundamente cristiana": "Llegará el día de las fiestas republicanas, y será como un atardecer sillonista, inmensamente engrandecido. Al religioso son de los himnos revolucionarios se mezclarán... los poderosos cánticos de la democracia engendrándose... Son numerosos esos jóvenes sacerdotes relegados en la sombra de los silenciosos presbiterios o en el recogimiento de vastos seminarios, que se sienten hijos de esos curitas del 89 que ponían su mano sacerdotal en la de los valientes plebeyos... Robespierre, Dantón, Desmoulins eran profundamente religiosos. Su filosofía, era la sustancia del cristianismo..." (2)

El Asesor
El Nuncio Roncalli tenía un asesor, el célebre Mauricio Bardet, autor del libro "Mística y Magia", francmasón, rosacruz, bajo el nombre de "Juan de la Alegría" (réplica satánica de Juan de la Cruz), miembro de la O.N.U., profesor de Gnosis en Perpignan, y que, dotado de un don de "magia", encontró el código de letras de la Biblia, etc.. etc.. Este hombre, excepcional en más de un aspecto, tenía las puertas abiertas en todas partes. Dotado del don de predicción, leía el futuro, o quizás solamente sugería el porvenir, guiado por Satán... Hizo del Nuncio su alumno, lo inició en los misterios de Oriente, y en el curso de una sesión mística, le anuncia que sería papa y que urgentemente tendría que reunir un concilio para abrir la Iglesia al mundo moderno... YO CONOCÍ A ESE HOMBRE, MUERTO DESPUÉS, Y ÉL MISMO ME CONFIRMÓ LO QUE HE ESCRITO MAS ARRIBA.
Roncalli era entonces el hombre idóneo para convertirse en ese papa con el que la masonería había soñado durante largo tiempo. La prueba de esos proyectos para el futuro fue establecida por los documentos descubiertos por Pío IX en las Logias italianas. El testimonio del canónigo apóstata luciferiano Rocca, que celebraba las misas negras que describe Huysmans en su libro "Allá lejos", lo confirma. En efecto, ese satanista escribe: "Creo que el culto divino tal como lo prescriben los preceptos de la iglesia romana, próximamente, gracias a un Concilio, sufrirá una transformación que le devolverá la verdadera simplicidad de la época apostólica y lo pondrá en armonía con el estado de la civilización moderna (he ahí la apertura del mundo): ese concilio realizará algo que dejará estupefacto al mundo y lo hará caer de rodillas".
En la misma época, 1910, el rosacruz Rodolfo Steiner escribía: "Tenemos necesidad de un concilio y de un papa que lo convoque". Todas estas elucubraciones de los francmasones me recuerdan que la teología enseña que Satán conoce el porvenir, sobre todo porque es él quien lo prepara.

Roncalli convertido en Juan XXIII
Convertido en Papa, Roncalli va a revelar al mundo su iluminismo y su obediencia a Bardet. Las citas que voy a hacer, están sacadas de textos públicos y oficíales puestos al alcance de todos, pero que muy pocos cristianos, hasta ahora, han estudiado, mientras que las masas, fascinadas por el Espíritu de las Tinieblas, no se interesaban más que por el "buen papa Juan", sin preocuparse de lo que él era... Para nosotros, escuchémoslo retrospectivamente.
Anunciando el Concilio, transporta a sus oyentes al pleno iluminismo "obedeciendo a una voz interior, que consideremos como venida de un impulso superior... Hemos juzgado oportuno este momento para ofrecer a la Iglesia Católica y a toda la familia humana, un nuevo Concilio ecuménico" (Bula "Humanae Salutis"). "La génesis de tal decisión no deja de ser misteriosa... ha necesitado una reflexión prolongada, ha sido "una flor de una imprevista mavera" (página 45, volumen I de los Hechos de Juan XXIII)..."

SATANÁS ENTRA AL VATICANO II
JUAN XXIII
Insistiendo en expresar públicamente sus inspiraciones, atribuidas por él al Espíritu Santo, Juan XXIII declara "que la idea de un Concilio le vino sin reflexión prolongada, como una flor espontánea de una imprevista primavera". Prencisando más su pensamiento, dirá que la idea de convocar un Concilio le apareció "como una humilde flor escondida en el prado..." En la basílica de San Pablo extramuros, el 25 de enero de 1959, revela que fue "con violenta intensidad que sintió el deseo de convocar a la familia católica" (pág. 85, ib.). El 24 de enero, les dirá a los miembros del Sínodo romano que "mientras estaba sumido en una humilde plegaria, sintió en el transfondo de su alma simple, un llamado divino con vistas al Concilio" (pág. 69, ib). La misma fe en una inspiración directa de Dios expresada en el Osservatore Romano del 23de octubre de 1959: "Escuchamos una inspiración que sentimos espontánea... como un shoc imprevisto e inesperado..." El 10 de junio 1960, vuelve, en ese periódico, a la imagen de la flor primaveral que él considera como una "inspiración de lo Alto..."
Estas citas, plantean a nuestro juicio una trágica pregunta.¿Cuál era ese espiritu que inspiraba a Juan XXIII? ¿El Espíritu Santo o el Espíritu satánico?.
Presentándose Satán, según San Pablo, como "ángel de luz", para responder tenemos que usar el criterio dado por Nuestro Señor mismo: "Un árbol se juzga por sus frutos" ¿El Vaticano II, abrió una era de santidad en la Iglesia? ¡Sin ninguna duda fue Satán quien lo sugirió...! Podríamos contentarnos con esta conclusión, pero vayamos más adelante en nuestro estudio.
Llamemos en nuestra ayuda a San Ignacio de Loyola. La regla de discreción de espíritus dice: "es propio del ángel malo entrar primero en los sentimientos del alma piadosa y terminar inspirándole los suyos satánicos, para hacerla consentir a sus culpables designios". Ahora bien, como dijimos en B.C. 114, página 4, Roncalli fue iniciado en la F***M*** en Turquía y frecuentaba la Logia en París cuando era Nuncio. Ahora bien, León XIII definió la Masonería como "la Sinagoga de Satán". Iniciado, Roncalli había pues entrado en "la experiencia mística del Espíritu de las tinieblas". Si queremos comprender este itinerario, debemos leer el artículo del eminente Juan Vaquié aparecido en "Lecture & Tradición", en enero de 1973, del cual, lo que sigue es lo esencial:"En la experiencia mística que ha vivido el iniciádo este no ha tenido el medio de distinguir el buen Espíritu que él ha creído recibir, del mal Espíritu, que él ha efectivamente recibido... El adepto tiene la impresión de una luz, porque la misma es de naturaleza angélica... El "algo de misterioso", la presencia invisible; tantas cosas tranquilizadoras, euforizantes y exaltantes... El sentido del bien y del mal que el adepto ha conservado, puesto que es un hombre honesto, ya no es suficiente, no le es posible descubrir la parodia". ¿No expresan estas citas, el estado de Juan XXIII? Además, cuando Roncalli se había hecho dicípulo de Bardet (como se vio antes) que lo inicia en la magia y le anuncia, "a partir de una extraña predicción", que él será papa y que seguidamente deberá convocar un concilio, ¿no está el pobre nuncio como hechizado por su mentor? Lo que Bardet da como una profecía, ¿no es algo propio de un sujeto sometido sicológicamente a una orden proveniente de poderes maléficos? El proyecto de un concilio, había sido, en efecto, largamente estudiado por Pío XII y rechazado después de madura reflexión, como subversivo en nuestra época.
A título de ilustración, de hechos de los cuales he sido testigo, me vuelve a la memoria lo siguiente: conocí a un notario masón, que en las veladas que recibía a sus amigos, se complacía en hipnotizar a la joven sirvienta campesina de su mujer. La joven puesta por él en un estado de inconsciencia, conversaba y escribía en inglés, siendo que ella ignoraba totalmente esa lengua, y tal como un autómata, a la orden de su maestro, llevaba a cabo todos los gestos que éste le mandaba... Esta sirvienta se casó con un granjero... Pero el notario conservó su poder sobre su antigua sirvienta. Cuando él tenía invitados a comer, usaba de su poder... Y su mujer veía llegar a su antigua sirvienta llevando "un ganso o un pato para la comida del señor"... ¿De la misma forma, a la distancia, no continúa Bardet ejerciendo su poder sobre su antiguo alumno, convertido en "papa"?
En una revista italiana, leí esta frase reveladora: "Desde hace largo tiempo, el Santo Padre está preocupado por una ideología extraña a la fe católica. Ha propiciado los estudios de las ciencias ocultas". Estas preocupaciones concuerdan muy bien con los consejos que daba Juan XXIII en junio de 1960: "Que los fíeles prosternados delante de los altares de la Virgen, justamente la esposa del Espíritu Santo, imploren la efusión de los dones del Paráclito, para que una nueva Pentecostés venga a alegrar a la familia cristiana... que en la Iglesia se produzca con más amplitud una nueva primavera" (O.R.n°22). Transportado por un arrebato "carismático", ese mismo pontífice, dirigiéndose a los Padres conciliares decía: "Lo que importa más, es saber que el Espíritu del Señor planea sobre una asamblea tan importante como la vuestra" (O.R. nu22). Asustado por tales divagaciones místicas, el cardenal Tardini, no pudo evitar el decirle a Juan XXIII: "¡Vais a desencadenar al diablo!". Un silencio glacial acogió sus palabras... No nos asombramos: un iniciado es como una pila eléctrica; desparrama una especie de ceguera colectiva.
Dos meses después de su elección, Juan XXIII proclama que va a "poner la Iglesia al día". En efecto, él actúa como revolucionario.

Tomado de "Bonum Certamen"
N°115; Mayo-
Junio y N° 116 Julio
Agosto 1991.

69, Rué du Marechal Oudinot,
54000 Nancy
FRANCIA
Director Abbé Henry MOURAUX.



NOTAS
1.- En Fundador del movimiento demócrata cristiano Le Sillón (El Surco) condenado por San Pío X en Notre Charge Apostolique.
2 (Cf.Ploncard d'Assac, "l'Eglise Occupeé". pág. 178-179).

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