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martes, 22 de mayo de 2012

LA TERAPEUTICA DE LAS FUNCIONES DE REPRODUCCION

Trastornos genitales de origen orgánico, neurológico, psíquico. Desviaciones en hiperfunción, hipofunción y disfunción. 
Disgenesias. — Perversiones morales. Psicopatías. Anomalías glandulares. 
Hipogenesias. — Terapéutica moral, psíquica, medicamentosa, Prudencia necesaria.
Hipergenesias. — Acciones recíprocas de lo moral sobre el físico e inversamente; tratamiento por educación moral, psicoterapia, higiene, terapéutica general, terapéutica directa: a) acción externa; b) acción medicamentosa interna. Osmoterapia. Opoterapia. Importancia moral de la terapéutica. 

Si las funciones de la reproducción, como todas las funciones orgánicas, deben realizar ciertas modalidades para responder a las reglas de la fisiología y a las leyes religiosas, éstas nunca exigen algo que sea contrario a aquéllas y las dificultades para realizar esas modalidades provendrán siempre de anomalías anatómicas o funcionales. La terapéutica deberá intervenir para tratar de restablecer el equilibrio comprometido.
Las funciones de la reproducción exigen las siguientes condiciones: 
1. Un elemento orgánico: grado de desarrollo, crecimiento, madurez, regresión, aptitud y entrenamiento a las funciones, lesiones de los órganos genitales, influencia refleja o humoral de otros órganos o glándulas;
2. Un elemento neurológico: excitabilidad de los nervios locales, del centro genital lumbar, de los centros encefálicos y de los cordones nerviosos, que reunen estos elementos entre sí;
3. Un elemento psíquico, que comprende una parte en alguna forma automática sensual y una parte intelectual que trabaja sobre los conceptos del amor, de la belleza y de la ética.
Estos tres elementos pueden sufrir las tres especies de trastornos que hallamos siempre en fisiología: trastornos por hiperfunción, por hipofunción o por disfunción.
La hiperfunción dará el eretismo genital, la perversión, el onanismo, la ninfomanía.
El hipofuncionamiento producirá la frigidez, la impotencia, la esterilidad. 
La disfunción causará la homosexualidad, el exhibicionismo, el fetichismo, el sadismo, el masoquismo, la bestialidad, etc.
Para apreciar estos trastornos desde el punto de vista religioso, recordemos los Mandamientos: "No serás lujurioso ni de cuerpo ni de consentimiento" y "La obra de la carne la desearás solamente en el matrimonio".
Recordemos que el acto conyugal debe ser normal y que ciertas necesidades (enfermedad, situación económica, etc.) pueden exigir la continencia en el matrimonio.
En tales condiciones, las funciones de la reproducción deben estar sometidas en absoluto al contralor de la razón y de la voluntad.

Disfunción genital
Los trastornos por disfunción o disgenesia parecen depender todos, excepto la inversión sexual, de una anomalía psíquica, consistente ya en una búsqueda de placeres inéditos, ya en impulsos y obsesiones morbosas.
En caso de perversión moral en un individuo de función mental intacta, la vuelta a la normalidad no puede buscarse más que en la educación, el razonamiento, la puesta en valor de los datos metafísicos y éticos, la presentación de los fines ideales de la vida, la exaltación de la belleza y de la grandeza del amor puro y normal.
Pero es evidente que si se atenúa la excitación física sexual, se podrá facilitar en un sujeto de buena voluntad la transformación y su adhesión a conceptos nuevos, si esa adhesión no es contrariada por un impulso genital demasiado imperioso o frecuente. Habrá ventajas, pues, ayudándose con el uso de anafrodisíacos, hasta que la conversión no haya sido obtenida plenamente. En cambio, en un sujeto todavía en pleno estado de perversión moral, el empleo de anafrodisíacos podría llevarlo, ante la menor excitación genital, a buscar nuevas combinaciones de sensaciones pervertidas. Es asunto de saber discernir.
Si se trata de un individuo afectado por impulsos, obsesiones, fobias, nos hallamos en plena patología nerviosa y habrá necesidad de la intervención de los métodos psiquiátricos. Es al psiquiatra que corresponde aplicar la psicoterapia, el aislamiento, la hidroterapia, las medicaciones apropiadas.
Hemos dejado de lado la homosexualidad, porque si este trastorno puede a veces depender de una de las dos modalidades precedentes, en oportunidades puede tener por origen alguna anomalía de la función glandular. Habrá que aplicar entonces una terapéutica endocrina.

Hipofunción genital
Los trastornos de hipogenesia no merecerán mayor estudio. No porque carezcan de importancia en el matrimonio cristiano. Como lo veremos al tratar del Sacramento del matrimonio, la unión del hombre y la mujer debe ser completa, física y moralmente. Hay un derecho de cada esposo sobre el otro, y si una hipogenesia implica frialdad, fuente de disensiones o simplemente de alejamiento en la unión de los esposos, el médico, si es consultado, debe esforzarse por remediar.
Según los casos, se podrá tratar de enderezar una idea errónea del matrimonio, de sus deberes y derechos, de corregir una desviación psíquica morbosa o finalmente de recurrir a los afrodisíacos. Sobre éstos se hallarán suficientes indicaciones en los libros de medicina, para que sea necesario insistir.
Pero siempre es indispensable una gran prudencia. Conocemos el caso de maridos que no han podido felicitarse de haber... despertado a la esposa joven, demasiado reservada para sus deseos. Ni ellos ni la moral lograron alguna ganancia.

Hiperfuncionamiento genital
La hipergenesia merecerá que nos detengamos más ampliamente. El lado moral de la cuestión ha ejercido a menudo, demasiado a menudo, una suerte de magnetismo y muchos autores, tal vez impelidos por una libido inconsciente, se han detenido en análisis y descripciones sin interés práctico, para terminar diciendo que una vida sencilla y una disciplina moral deben bastar para el aplacamiento de los sentidos. Ni la fisiología, ni la patología, ni la observación psicológica permiten aceptar esta simplificación del problema, simplificación que desmienten las torturas y la conducta de los interesados.
Es cosa común comprobar que una cantidad de gente, hombres y mujeres, jóvenes y viejos, a pesar del deseo y la voluntad de una vida casta y contingente, sucumben a la tentación, víctimas luego de la tortura de los remordimientos y de los escrúpulos.
Es un fenómeno muy conocido de carácter psico-fisiológico, que si las ideas eróticas implican la actividad de los órganos genitales, a la inversa, la actividad espontánea o patológica de éstos implica pensamientos e imágenes de carácter sexual. Se sabe que el cumplimiento del acto sexual responde al aplacamiento del deseo y lo logra y a veces provoca un verdadero rechazo y horror por la persona con la que se ha realizado, ya que la elección de esa persona se ha hecho bajo la presión de un verdadero impulso momentáneo y ciego, que no respondía a ninguna atracción real. El acto correspondió a la definición de Féré: "El apetito sexual es sobre todo un deseo general del organismo por una determinada necesidad de evacuación".

Corroborando las experiencias de Goltz con la descerebración de animales, las del doctor Porrens (Soc. de méd. et de chir. de Bordeaux, l9 de febrero de 1927) han demostrado en modo notable las distinciones necesarias en la excitación genital. Este autor establece la siguiente clasificación: 
1. Excitación física, sin representación mental.
2. Excitación psíquica, afectiva, imaginativa.
3. Ninguna excitación física, sino aspiraciones eróticas de carácter obsedente.
El doctor Porrens hace inyecciones epidurales de 5 cc. de una solución de cocaína al 1 % o de 10 cc. de estovaína al 1 %. Los resultados son excelentes en el primer caso, buenos en el segundo, nulos en el tercero. Esto demuestra: 
la hipergenesia de neto origen local o regional, desde el centro genital situado al nivel de la 2° vértebra lumbar (Budge) hasta los órganos glandulares; la hipergenesia a un tiempo regional, encefálica y psíquica; y la hipergenesia neuropática.
La higiene general y la disciplina moral pueden evidentemente dar buenos resultados en el segundo caso, pero fracasarán casi siempre en el primero y tercero.
No se debe olvidar que fisiólogos como Bouin y Ancel, demostraron que el apetito sexual genital está ligado a la secreción endocrina del testículo, pero que la excitación actual (para el acto) depende de la secreción exógena y de la repleción del tracto genital que actúa sobre el centro espinal. Los injertos sexuales cruzados (ovario en un gallo, testículo en una gallina) atenúan los caracteres y el apetito sexual del portador.
Finalmente, se sabe —de acuerdo con las búsquedas de Zondek y Ascheim, de Steinach, de Kun, de Sigmund, etc.— que hay relaciones entre el desarrollo y la actividad de las glándulas genitales por un lado, y el lóbulo anterior de la hipófisis y la tiroides por otro lado. Esto demuestra que la fisiología glandular tiene que decir su palabra en la interpretación y en la terapéutica de ciertos trastornos genitales, y especialmente, en las hipergenesias.
La terapéutica de estas últimas, según los casos, deberá comprender, pues, una o más de las siguientes acciones:
1. Una educación moral, como la de que hemos hablado tratando de las disgenesias morales; una disciplina de espíritu que evite y elimine las fuentes intelectuales de excitación: lecturas, conversaciones, espectáculos, representaciones imaginativas, de carácter genésico;
2. Una acción psicoterapéutica, practicada por un psiquiatra prudente, si el caso lo exige;
3. Una higiene general: vida sana, aireada; ejercicio moderado; alimento simple sin excitantes; lecho no excesivamente muelle; eliminación de ciertos perfumes (El centro cerebral anterior del sentido genital, según Krafft-Ebing, estaría cerca del centro olfativo, y, según Molí, del centro táctil), distintos según los sujetos, etc.;
4. Una acción terapéutica general o local: la hipertensión, la prostatitis, la uretritis, la constipación, las hemorroides, parásitos intestinales, alteraciones de la médula, secuelas de encefalitis, etc., pueden ser causa de eretismo genital. Cada uno de esos casos merecerá el tratamiento apropiado.
5. Una acción terapéutica directa:
a) Acción externa: baños tibios locales o generales. Puntas de fuego en la región lumbar, setal lumbar, cauterios, indicados por el doctor Ceillier contra el priapismo.
Por la noche, lociones vulvares con:
Clorhidrato de cocaína ..............................................2 gr.
Agua de lauro-cerezo ..................................................4 gr.
Agua destilada ..........................................100 gr.
o aplicaciones de:
Clorhidrato de cocaína ................................................2 gr.
Vaselina blanca ..............................................................20 gr.
Esencia de rosas ............................................................1 gota
Estas fórmulas han sido recomendadas por Comby; pero no hay que olvidar que las aplicaciones locales por un lado atraen la atención sobre los órganos genitales y, por el otro, puede incitar al onanismo. Las acciones a distancia por el médico (puntas de fuego, etc.) o generales parecen preferibles.
b) Acción medicamentosa interna: Comby indica las fórmulas siguientes, que unen las acciones sedativas generales de los bromuros a las de las solaninas, que prefieren la conducción medular.
Bromuro de estroncio ..................................................10 gr.
Extracto tebaico ..............................................................5 centígr.
Tintura de yusquiamo ................................................2 gr.
Lic. de cásc. de nar. amarga ................................90 gr.
Una cucharada sopera por noche.
Si hay insomnio:
Bromuro de estroncio ........................1 _
Hidrato de cloral .............................J aa 0 gr"
Extracto de yusquiamo .......................j
Extracto tebaico .............................. aa 3 centígr.
Extracto de cáñamo índico ..................J
Lic. de cásc. de nar. amarga ................ 100 gr.
La fórmula siguiente parece especialmente indicada e interesante:
Codeína .................................... 0,40 gr.
Extracto de lupulino ...................... 4 gr.
Extracto flúido de dulcamara .............20 gr.
Bromuro de potasio .......................20 gr.
Lic. de cásc. de nar. amarga .............. q. s. p. 100 cc.
De 2 a 6 cucharaditas de café por día (Formulario Astier).
El bromuro de alcanfor, cuyo empleo parece ilógico a Richaud, porque aumenta la conductibilidad medular, parece en cambio a Pouchet un buen calmante de las excitaciones genitales. Conocemos a algunos colegas que están satisfechos de su acción en las afecciones génito-urinarias.
Dosis: 0,50 gr. a 1 gr. en grageas, píldoras o sellos.
La cicuta, que San Jerónimo y Orígenes apreciaron por su poder sobre la concupiscencia, cuando la voluntad flaquea, y su alcaloide, la conicina, son valiosos para provocar la anafrodisia; y en cierto número de casos, se observó la atrofia de los testículos y de las mamas, después de un empleo prolongado de preparados de cicuta (Pouchet).
Bromhidrato de Conicina .................. 2 centígr.
En poción o inyecciones subcutáneas (Pouchet).
Supositorios con:
Extracto tebaico .......................... 5 milígr.
Extracto de cicuta ........................ 5 centígr.
Extracto de crataegus ..................... 10 centígr.
Excipiente ................................. q. s.
(Ramond y Parturier.)

Lúpulo. Lupulino."El poder sedante y narcótico del lúpulo —escribe Gubler— es poco conocido, a pesar del testimonio de Maton y de Sigmund; esto no significa que el lupulino no pueda ser útil para calmar las poluciones y, en general, el erotismo genital ligado a lesiones inflamatorias de la mucosa génito-urinaria (Sigmund, Debout, Van der Corput)". Durand-Fardel reconoce también la propiedad anafrodisíaca del lupulino. Poluciones casi bisemanales pudieron ser espaciadas hasta las 5 o 6 semanas, empleando un sello de 0,50 gr. de lupulino antes de la cena, lo que asegura al mismo tiempo la calma genésica intelectual en un sujeto de buena voluntad.
Dosis: Lupulino 0,50 gr. a 2 gr. por día en sellos.
Pildoras con:
Extracto alcohólico de belladona .......5 milig.
Aloe .................................... 5 miligr.
Extracto alcohólico de cáñamo índico .. 6 miligr.
Extracto de lupulino ................... 0,05 gr.
Regaliz pulverizada ..................... q. s.
(Frerichs)

Nenúfar blanco o amarillo. —Según Gubler, sus propiedades anafrodisíacas serían dudosas. Se puede emplear una dosis de 8 a 16 gr. de raíz de nenúfar en decocción.
Las tisanas de verbena oficial o de lechuga, alabadas por Dioscórides contra el erotismo, han sido recomendadas por el profesor Pouchet. El doctor H. Leclerc alaba la acción moderadora de las flores del sauce blanco. Recordemos también que el doctor Descourtilz, en su tesis de París (1812), acerca De l'anaphrodisie, indica como anafrodisíacos las legumbres frías, ya mayores (pepino, melón, zapallo=calabaza), ya menores (lechuga, endivia, achicoria salvaje), el nitrato de potasa, el agnus-castus, etc. El agnus-castus (sauzgatillo), cuyas propiedades anafrodisíacas se discuten, gozó al respecto de gran reputación en la antigüedad y por mucho tiempo; se preparaba con él un agua de castidad y un jarabe, ampliamente distribuido en los conventos. Muchos son los autores que atribuyen al tabaco una acción sobre la médula, que disminuye o anula las facultades genésicas, pero resulta difícil regular los efectos de la intoxicación tabáquica.
Feniletilmalonilurea. El doctor Bascompte Lakanal, de Bacelona, ha obtenido excelentes resultados en la espermatorrea funcional u orgánica, empleando el gardenal a la dosis de 10 a 20 centigramos en 2 veces (al levantarse y al acostarse), que se reducen progresivamente. El resultado es duradero (Presse medícale, 1934, pág. 57). ¿No es el caso de cotejar los resultados de este tratamiento con el carácter periódico y, en cierto modo, imperativo de ciertas poluciones espontáneas o provocadas y de pensar, en casos semejantes en un equivalente epiléptico?
Osmoterapia. El doctor Tardif, en su tesis Des parfums et des odeurs, leur influence sur le sens génésique (Burdeos, 1898-99), pone de relieve la acción de la mayoría de los perfumes, en general excitante. Pero indica que puede haber perfumes inhibidores y que conoció a un sujeto absolutamente inhibido por el olor del heliotropo. Se puede comparar con este hecho la recomendación clásica contra el eretismo genital y especialmente el onanismo en los niños, del empleo de almohadas rellenas con flores de lúpulo. San Francisco de Sales dijo: "Los que se acuestan sobre la hierba llamada Agnus-castus, toman insensiblemente disposiciones favorables a la castidad" (Vida devota). Habría que investigar al respecto, aunque no fuera más que para aconsejar olores sin acción propia, pero neutralizadores de perfumes excitantes que algunos sujetos sensibles respiraran.
Opoterapia. Los doctores Meyer y Gallerand tuvieron resultado en pruritos rebeldes en mujeres de 50 y 60 años, inyectando extracto testicular total (hormona sexual masculina) a 0.10 gr. por centímetro cúbico.
En cambio, nos dice el doctor Leopoldo Lévi, parece preferible emplear un extracto del elemento seminífero de la glándula. Los doctores Pierra y Jouve han logrado éxitos excelentes con el extracto espermatogénico, en las hipergenesias femeninas. También el doctor Malherbe habría alcanzado con esos extractos resultados interesantes en los trastornos nerviosos en religiosas, trastornos que atribuye a la continencia.
Finalmente, el doctor Gilbert Robin reconoció la eficacia de la opoterapia sexual cruzada en la neurastenia sexual, el erotismo y el eretismo sexual.
En el hombre se emplearán, naturalmente, los extractos ováricos.
No debe perderse de vista, sin embargo, que no se trata en estos casos de una medicación de estimulación o complemento, susceptible de dar resultados aun con dosis débiles. Se trata por el contrario de una medicación antagonista, de una medicación neutralizadora, y no se debe esperar obtener resultados, más que con dosis suficientemente elevadas y aplicadas durante largos períodos.
Hemos creído nuestro deber insistir sobre el tratamiento de la hipergenesia, porque sus factores se hallan generalmente dispersos en diversas obras, y no es posible dar prescripciones útiles para todos los casos, sino que es necesario contemplar todos los recursos de que se dispone y combinar con ellos una acción enérgica y constante. El médico cristiano, como médico y como cristiano, tiene el deber formal de prestar oído atento a las dolencias de sus enfermos o a las quejas de los padres de los enfermos: no pueden admitirse prescripciones apresuradas, pociones insignificantes y conversaciones para salir del paso.
La hipergenesia tiene a menudo un elemento constitucional, ya nervioso, ya orgánico; a veces es un hábito orgánico o moral antiguo. Puede anular vocaciones religiosas, puede traer consigo la abstención de los sacramentos, y por necesidad de disculpa, un alejamiento y aun una oposición a las cosas religiosas. Puede llevar a los jóvenes al libertinaje, a los casados al adulterio, con todas sus consecuencias morales, familiares y sociales, sin contar la contaminación venérea. Finalmente, puede ser causa de concepciones que implican un peligro de muerte para la mujer o de procreación de niños tarados, en caso de enfermedad ya del marido, ya de la esposa.
El tratamiento de la hipergenesia, pues, requiere toda la atención del médico; debe ser establecido cuidadosamente, empleando las terapéuticas psíquicas, nerviosas y orgánicas apropiadas; las medicaciones deben ser variadas, para que puedan conservar intacta su eficacia, y el tratamiento debe ser continuado hasta que el enfermo haya recobrado por entero el dominio de sí mismo.

Doctor Henri Bon
MEDICINA CATÓLICA

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