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miércoles, 30 de mayo de 2012

¿SON NUESTROS "HERMANOS SEPARADOS" LOS PROTESTANTES? (8 y último)

APENDICE I .
Lutero con los protestantes, afirman que ellos le dieron a conocer al pueblo las sagradas Escrituras y los modernistas o progresistas predican a gritos que sólo después del Concilio Vaticano II, la Iglesia le hizo llegar al pueblo el texto de las sagradas Escrituras. Nada de esto es cierto. Esas afirmaciones son mentirosas. Eso se le dice a un pueblo ignorante que se manipula para llevarlo al error y a condenar a la Iglesia de antes del cacareado Concilio Vaticano. Veamos:
En el siglo II, los coptos tradujeron la Biblia a su idioma vernáculo. En Etiopía se hizo lo mismo en el siglo IV. Las versiones árabes que existen, datan del siglo VIII al XIII. Las versiones siríacas datan del año 460, 466 y 616. Esta última realizada por Pablo de Telia. El corepíscopo Policarpo, tradujo la Biblia en 508. La versión armenia hecha por Taciano es del siglo V. La versión geórgica es del siglo VI. La versión eslava es hecha en 869 por San Cirilo y en 885 por San Metodio. La versión gótica hecha por el Obispo Ulfilas es del año 381. Las versiones latinas anteriores a la Vulgata son varias, y la misma Vulgata de San Jerónimo. 
Además, alrededor de setecientos tratados de distintos autores sobre la Vulgata existen antes del siglo IX, y reproducciones completas vienen a probar la labor de la Iglesia para difundir la Biblia entre los fieles. Entre esas reproducciones completas, están: Turonensis o Pentateuco de Tours (siglo VI), Biblioteca Nacional de París; el Codex Sangallensis (Evangelios) del siglo VI en San Gallen; Codex Fuldensis (Nuevo Testamento) del siglo VI en Fulda; el Codex Otobonianus (Heptateuco) del siglo VII que está en la Biblioteca Vaticana; el Codex Foroiuliensis (Evangelios) del siglo VII en Cividale; Codex Oxoniensis (Evangelios) del siglo VII, en la Biblioteca Bodleiense de Oxford; el Codex Dunelmensis (Evangelios) del siglo VII-VIII en Durham; el Codex Lindisfarnensis (Evangelios) del siglo VII-VIII en el British Museum; el Codex Amiatinus (Biblia completa), del siglo VIII, que está en la Biblioteca Laurenciana de Florencia; la Biblia de Mordranme del siglo VIII; la Biblia Toletanus; la Biblia Cavensis del siglo IX; la Biblia Vallicellianus del siglo IX; el Codex Laudianus (Deuteronomio y Ruth) del siglo XI; la Biblia Complutensis del siglo IX; la Biblia Legionensis del siglo X, etc. 
En el año de 1860, animado por el Papa Pío IX, Carlos Versellone después de profundos estudios sobre los originales textos de San Jerónimo, publicó, una obra en varios volúmenes que abarcaban del Génesis a Reyes, llamada VARIAE LECTIONES VULGATAE LATINAE BIBLIORUM EDITIONIS. Dos sabios ingleses, Wordsworth, obispo de Salisbury, y Enrique J. White, hasta 1889, publicaron largos estudios bíblicos, y en 1907 el Papa San Pío X, nombra una comisión pontificia para la revisión y estudio de la Biblia.
La Biblia fue uno de los primeros libros traducidos al francés en el siglo XII, aunque ya desde los siglos VIII y IX se leían versiones en latín. Hay traducciones en el dialecto normando que datan del año 1100. Existe la Biblia Ang1o-normanda del siglo XIV, la Biblia del Rey Juan el Bueno, la Biblia de Carlos V, la de Févre de Etaples del siglo XVI, la Biblia de Sacy del siglo XVII, la de Claire y Crampón de 1871 y 1894 respectivamente, etc.
Había además, 19 ediciones de la Biblia en idioma alemán, entre las que están: versión de Faust and Schoffer, 1462, Maniz; la de Johan Mentelin, 1466, Estrasburgo; la de Pflanzmann, 1475, Augsburgo; la de Andreas Frizner, 1470, Nurenberg; la de Gunter Zainer, 1470, Augsburgo; la de Antón Sorg, 1477, Augsburgo; la de Antón Koburger, 1483 Nuremberg; otra de Antón Koburger, 1485, Estrasburgo; la de Hans Setro Schansperger, 1487, Augsburgo; la de Hans Otmar, 1507, Augsburgo; la de Silvan Otmar, 1518, Augsburgo. 
Juan Gensfleisch, conocido comúnmente como Gutenberg, no inventó la imprenta como se cree, pues ya era conocida antes de que naciera, pero asociado con Juan Fust y con Schoefer, la perfeccionaron y su sistema de impresión con letras movibles. El imprimió la Biblia llamada "de cuarenta líneas" y el Salterio. Murió en 1468.
¿Se han notado las fechas anteriores a Lutero de versiones a disposición del pueblo?. Muchos católicos envenenados por los progresistas han llegado a creer que la Iglesia impedía la lectura de la Biblia, pero esta es una calumnia de los protestantes y de los progresistas. Se ha dicho otra cosa contra la Iglesia que se me hace estúpida. Que encadenaba las biblias en las bibliotecas. Antiguamente los libros eran encadenados en las bibliotecas. Un libro valía una fortuna y años de trabajo esforzado. 
Todos los libros de la Biblioteca de Florencia, por ejemplo, como los de Malatesta en Cesena estaban encadenados. Los ricos señores cuando morían dejaban sus biblias y otros libros costosos a las bibliotecas públicas, para que el pueblo los leyera libremente. Eran encadenados para evitar robos irreparables a fin de que el pueblo leyera con libertad. Así lo hizo/ por ejemplo Federico de Heildelberg y el Conde de Ormond. También los protestantes encadenaban sus biblias. En las bibliotecas protestantes de Manchester, Cirencester y Llandadarm, apenas en el siglo XIX, los libros fueron desencadenados y las biblias que allá había.
La Biblia en un libro católico. No es un libro protestante. La Iglesia la formó, la cuidó, la defendió y se preocupó porque llegara a través de la historia a todos los hombres. 
La Biblia inicialmente estaba dividida en libros solamente. Su división en capítulos es de apenas del siglo XIII. Se debe a Esteban Langton (que murió en 1228), profesor de la Universidad de París, luego Arzobispo de Cantorberry y luego Cardenal de la Iglesia. Esta división fue introducida primero en la Biblia llamada "Parisiense" y luego con la aprobación de la Iglesia, en todas las Biblias, hasta en las protestantes. 
Aún así, era complicado el manejo de la Biblia, por lo que en 1551, -¡antes de Lutero!-, el célebre impresor Roberto Estienne y el fraile dominico Pagnini la dividen toda en versículos con la aprobación de la Iglesia, lo cual permanece hasta nuestros días incluso en las biblias protestantes. ¡Vergüenza les debería de dar a los jefes protestantes mentir tan cínica y descaradamente manteniendo a sus fieles en la ignorancia!, ¡vergüenza les debería dar a los progresistas decir que la Iglesia descubrió la Biblia luego del Concilio Vaticano II!. 
La Iglesia lo que reprobó con suma dureza es la lectura o difusión de las sagradas Escrituras mutiladas o alteradas y sobre esto hay innúmeros documentos del Magisterio -que ahora no mencionaremos-, porque si a alguna institución se debe que la Biblia haya llegado a nuestros días sin alteraciones, es exclusivamente a la Iglesia Católico Romana y no a esa caterva de herejes que sueltos o en monton, la han mutilado o alterado hasta llegar a lo estúpido.

APENDICE II.
Una de las banderas de los protestantes contra la Iglesia, e increíblemente una cantinela repetida como cacatúas por los católicos envenenados por las doctrinas esparcidas por el Concilio Vaticano II es que la Iglesia escondió la Biblia al pueblo. Vamos a ver si esto es cierto:
SAN CLEMENTE ROMANO, año 102 decía: "Vosotros, amados hijos, sabéis bien las sagradas Escrituras, tenéis profundo conocimiento de la Palabra de Dios. ¡Guardadlas para recordarlas!". (Epístola a los Corintios, 53) .
SAN POLICARPO DE ESMIRNA, año 156: "Confío en que estén bien versados en las sagradas Escrituras" (Epístola a los Filipos).
SAN JUSTINO MARTIR, año 165: "Siempre nos acompaña nuestro caudillo, la Palabra de Dios" (Epístola a los Griegos, 5).
SAN IRENEO, OBISPO, año 180: "Leed con el mayor empeño el Evangelio..." (En Contra Heréticos, 4, 66).
CLEMENTE DE ALEJANDRIA, año 200: "En la lectura de las sagradas Escrituras, el uno, se fortalece en la fe, el otro, en las costumbres, el tercero, renuncia a la superstición" (Comentario al II de Para1ipómenos , 49 ) .
ORIGENES, año 254: "Ojalá que todos cumpliéramos lo que está escrito. Escudriñad las Escrituras" (En Sobre Isaías, Cap. 7).
SAN CIPRIANO, año 256: "El cristiano que tiene fe, se dedica a la lectura de las sagradas Escrituras" (En Sobre los Espectáculos).
¿No es un consejo que cobra actualidad contra esas legiones de hombres que no solamente pierden tantas horas sentadas frente a la televisión o frente a la computadora, sino que se están envenenando el alma con tanta inmoralidad que por medio de esos medios electrónicos penetran hasta los más íntimos lugares de la familia y del alma?, ¿quién es capaz en nuestro tiempo de detener esa paganización y esa bestialización de los hombres?.
SAN ANTONIO ABAD, año 356: "Empéñate en leer las sagradas Escrituras, porque ellas te darán amparo" (Instrucción a los monjes).
SAN HILARIO DE POITIERS, año 366: "Dios habla para nosotros y no para sí, en la redacción de Sus Escrituras". (Explicación al Salmo 126) .
SAN ATANASIO, año 373: "La Palabra de Dios no se aleje de tu boca, ni de día ni de noche. En todo tiempo consista tu obra en la meditación de las sagradas Escrituras" (Tratado sobre las vírgenes, 12).
SAN EFREN, año 373: "Cuida de leer frecuentemente los Libros Sagrados. Si no sabes leer, recurre a otra persona de la cual puedas oirlos" (Sermón 60).
SAN BASILIO, año 379: "Obedezcamos el mandato del Señor. Es ne cesario escudriñar las Escrituras" (Del Bautismo, 4).
SAN CIRILO, año 386: "Recrea tu alma con la lectura de los Santos Libros, especialmente en este tiempo de Cuaresma" (Catequesis I).
SAN GREGORIO NAZIANCENO, año 389: "Adquiere los grandes tesoros de ambos Testamentos... emplea toda tu aplicación y celo en leerlos pues en ellos podrás aprender cómo servir al único y verdadero Dios, con ánimo devoto" (Carm. I - I - 12).
SAN AMBROSIO DE MILAN, año 397: "No deje nuestra alma de dedicarse a la lectura de las sagradas Letras" (De Abraham, 5).
SAN JUAN CRISOSTOMO, año 407: "Es necesario no sólo oír la lectura de las sagradas Escrituras en la iglesia, sino leerlas también en casa y hacer que la lectura sea provechosa" (Sobre el Génesis, 9). "La verdadera causa de nuestros males es la ignorancia de la Palabra de Dios" (Ep. ad Col. 2). "Aunque no entendáis los secretos de la Escritura, con todo, la simple lectura es saludable" (Sobre Lázaro, 3).
SAN JERONIMO, año 420: "Ignorar las Escrituras, es ignorar al mismo Cristo". (Prólogo sobre Isaías). "Relee con frecuencia las sagradas Escrituras, aún más, que el Libro santo no se aparte jamás de tus manos. Nos alimentamos con Cristo, no solamente en el Misterio, sino también leyendo las Escrituras" (Ep. 52, 7).
SAN AGUSTIN, año 430: "Leed las sagradas Escrituras porque en ellas encontraréis normas sobre lo que habéis de hacer y evitar" (Sermón 48). Sin embargo, dice en su carta a Honorio XX, 17: "¿Puede haber algo más orgullosamente temerario que pretender conocer los Libros Santos que contienen los secretos divinos, sin el auxilio de quienes son sus propios intérpretes?". En Sobre San Juan, 26, 12, dice: "El verdadero Cristo se haya entre nosotros, tanto en la Palabra (en la Biblia), como en la Carne (o sea en la Eucaristía)".
SAN GREGORIO MAGNO, año 604: "¿Qué otra cosa es la sagrada Escritura, sino una carta que el Señor todopoderoso ha querido por su bondad dirigir a la creatura?. Aprende por la Palabra de Dios..." (Carta a Teodoreto, 31).
SAN ISIDRO, año 636: "El camino que conduce a Cristo es la sagrada Escritura" (Del Sumo Bien, I, 13).
SAN BEDA, año 735: "Te ruego encarecidamente que te dediques en primer lugar a la lectura de los Libros Sagrados" (Cart. a Wigbert).
PAPA NICOLAS PRIMERO, año 867: "Exhorto a los fieles al descanso dominical para que el cristiano pueda dedicarse a la oración y ocuparse de la sagrada Escritura" (Epist. a los búlgaros).
SAN PEDRO DAMIAN, año 1072: "Dedícate siempre a la lectura de la sagrada Escritura. Entrégate enteramente a esto. Vive y persevera en ello" (Epist. a Steph., 29).
SAN ANSELMO, año 1109: "Nuestro sermón resulta sin provecho... si no tiene su fuente y orientación en las sagradas Escrituras.
SAN BERNARDO, año 1153: "Si te combaten ejércitos de enemigos, toma la espada del espíritu que es la Palabra de Dios, y con ella, fácilmente alcanzarás la victoria" (Sermón 14).
HUGO DE SAN VICTOR (teólogo), año 1141: "La sagrada Escritura es como un maestro público que siempre ha de estar en medio del pueblo" (Miscel, I).
PAPA INOCENCIO III, año 1216: "Acudamos a las sagradas Escrituras, cada vez que tengamos que luchar con graves tentaciones" (Sermón Cuar. III Dom.).
PAPA GREGORIO IX, año 1241: "Todos tienen que leer o escuchar las sagradas Escrituras, siendo que está probado que la ignorancia de la Escritura ha originado muchos errores y herejías" (Ep. 6 ad Gerranum).
ALEJANDRO DE HALES (teólogo) año 1245: "El fin de toca especulación teológica es penetrar profundamente en el conocimiento :e la sagrada Escritura" (Sum. T. p. 1).
SAN BUENAVENTURA, año 1274: "Todo nuestro saber debe tener como fundamento el conocimiento de las sagradas Escrituras" (En Las Artes y la Teología).
PAPA CLEMENTE V, durante el siglo XIV, por su iniciativa se enseñaba públicamente el griego, el hebreo, el caldeo y el árabe. En Roma se establecieron incluso, escuelas al aire libre. Se ordenó lo mismo a las universidades católicas de Oxford, Bolonia y Salamanca. La de París también se sumó a este movimiento. La intención de este gran Papa, era hacer brotar por el estudio de estas lenguas un conocimiento más profundo de las sagradas Escrituras. También propuso este Papa que se leyeran las sagradas Escrituras en sus lenguajes originales.
TOMAS DE KEMPIS, año 1471: "Así que me diste como a enfermo, su sagrado Cuerpo... y pusiste para guiar mis pasos, una candela que es Tu palabra. Sin estas dos cosas, ya no podría yo vivir bien" (Imitación de Cristo, IV, 2 ) .
PAPA ADRIANO VI, año 1523: "Aunque no quiero obligar a nadie a leerlos, tampoco puedo eximir a todos la lectura de las sagradas Escrituras" (Crítica, 121).
SANTA TERESA, año 1582: "Llegados a verdades de las sagradas Escrituras, hacemos lo que debemos. De devociones a bobas, líbrenos Dios" (Vida, XIII) .
SAN FRANCISCO DE SALES, año 1622: "El gustar de la Palabra de Dios, es señal bastante segura de la salud espiritual del alma".
MGR. J. J. OLIER, sulpiciano, año 1650: "La sagrada Escritura es un copón en el cual Dios ha querido esconderse para entregarse a nosotros".
PASCAL, año 1662: "En la Escritura hay bastante luz para iluminar a los cue buscan a Dios" (Pensamientos).
MONS. J. B. BOSSUET, año 1704: "El Cuerpo de Cristo en el adorable Sacramento no es más real que la verdad de Jesucristo en la predicación del Evangelio" (A la visitación).
PAPA PIO VII, año 1823: "Nada puede ser más provechoso, más consolador y más confortable para el pueblo, que leer las sagradas Escrituras" (Carta a los Obispos Ingleses).
TORRES AMAT, obispo y autor de una versión de la Biblia, año 1847: "La Iglesia siempre ha querido y procurado que los fieles lean y mediten las sagradas Escrituras" (Sobre las Escrituras).
Si fuera verdad que la Iglesia ha escondido la Biblia al pueblo, ávida de poder y de hacer lo que le viene en gana, ¿no te parece que sería estúpido esconder un libro en el que se apoya su autoridad divina que manda al pueblo obedecerla?, ¿no son más bien los estúpidos quienes afirman esto?.
E. LACORDAIRE, año 1861: "Su vida espiritual me inspira un temor, y es que Ud. no lea nunca, o lea sin provecho las sagradas Escrituras" (Carta a un joven).
CARDENAL GIBBONS, año 1884: "No será necesario recordaros que la sagrada Escritura debe ser el más precioso tesoro en cada hogar, y el que ha de usarse con más frecuencia y cariño" (Concilio de Baltimore).
PAPA LEON XIII, año 1903: "Los que deben defender la verdad Católica, sea entre los doctores o entre los ignorantes, no encontrarán er ninguna parte enseñanzas tan amplias como en las sagradas Escrituras" (Encíclica Providentissimus) .
SANTA TERESITA DEL NIÑO JESUS, año 1897: "En cuanto a mí, ya no encuentro nada en los libros, si no es en el Evangelio. Este libro me basta" (Novíssima Verba).
PAPA SAN PIO X, año 1914: "Queriendo renovarlo todo en Cristo nada deseamos más, que nuestros hijos se acostumbren a tener la sagrada Escritura para la lección cotidiana".
PAPA BENEDICTO XV, año 1922: "Los más preciosos servicios se prestan a la causa católica, por aquellos que en diversos países han puesto y ponen lo mejor de su celo en difundir...el Nuevo y el Antiguo Testamento" (Spiritus Paraclitus). En una carta a la organización inglesa THE CATHOLIC TRUTH SOCIETY, afirmaba este Papa: "No fue motivo de pequeño consuelo para el Santo Padre, el conocer la obra de la Sociedad y su diligencia en propagar mas y más los ejemplares de las sagradas Escrituras y de los Evangelios, multiplicando esos ejemplares para que lleguen a las manos de todos los hombres de buena voluntad... De todo corazón, por consiguiente, Su Santidad bendice a todos aquéllos que han puesto su cooperación en tan exelente trabajo: y encarecidamente exhorta a todos a perseverar con ardor en tan santa empresa".
L. CL. FILION: "Los sacerdotes no se dan cuenta perfecta del bien que puede producir en los laicos, la lectura de las sagradas Escrituras hecha con buenas disposiciones" (Etudes, B. 107).
CARDENAL DUBOIS: "Demasiado tiempo se ha descuidado el uso diario de la lectura de los Libros santos, como alimento espiritual" (Prefacio de la Biblia).
CARDENAL GOMA, año 1938: "El primer deber del predicador, es estudiar las sagradas Escrituras" (Biblia y Predicación).
MONS. LUIS CIVARDI: "Se impone un retorno a los orígenes, es necesario abrir el libro de los Evangelios" (Dirección de Acción Católica) .
PAPA PIO XII, año 1958: ¿Qué cosa hay más sublime que escudriñar, explicar, exponer...la Palabra misma de Dios, dada a los hombres por inspiración del Espíritu Santo?. Vivir entre esto, sólo esco buscar, ¿no parece así ya habitar en la Tierra el Reino de los Cielos? (Encíclica Divino Aflante).
En en el libro protestante COMPENDIO MANUEL DE LA BIBLIA, Pág. 16 y siguientes, se dan testimonios a favor de la lectura y conocimiento de las sagradas Escrituras de hombres famosos en la historia humana. La inmensa mayoría de estos testimonios son de católicos-romanos.
Los testimonios que he aportado, no son ni lejanamente exaustivos. ¡Hay mucho más, mucho más en increíble cantidad!. ¡Cómo se atreven los protestantes a decir que la Iglesia Católica ha prohibido la lectura de la Biblia, o que le ha escondido la Biblia al pueblo!. Se necesita ser muy ignorante para decirlo. Y ¿cómo se atreven los progresistas a decir que la Iglesia después del Concilio Vaticano II "descubrió" la Biblia?, ¿no han llegado algunos hasta a decir que esto se lo debemos los católicos al Protestantismo?.
Es cierto que luego del Concilio Vaticano II se ha promovido la lectura de la Biblia, pero en una forma desviada que está arrancando la Fe al pueblo y que está destruyendo la unidad de Doctrina y la unidad de espíritu requerida por San Pablo, por los Apóstoles y por el mismo Cristo. Basta comprender la técnica que están usando para lograr esto.
Primero, se promueven los grupos en los que "dizque" se estudian las sagradas Escrituras. Como es de suponer, esa cantidad de grupos bíblicos, no pueden ser supervisados en ninguna forma. Suponiendo que veinte grupos de estos se reúnen un día a estudiar sobre el mismo texto, a discutir y a expresar diversísimas opiniones, que no son más que los sistemas luteranos de la libre interpretación personal, llevados a estos grupos católicos de "estudio"
¿Cuál puede ser el resultado de esta baraúnda?, pues muy sencillo. Que los reunidos en cada una de esa células, salen con muy distinta opinión y doctrina deducidas del mismísimo texto. ¿No es esta una verdadera atomización de la Iglesia propiciada por los mismos que se dicen sus pastores?, ¿esto es progreso, es esto un avance en el conocimiento de la Palabra de Dios, o lo que está sucediendo realmente es que la confusión de Babel nos está invadiendo por todas partes, reforzada por la soberbia humana que quiere imponer las propias opiniones y por ese prurito moderno de seguir opiniones más que doctrinas?, ¿qué ha producido el Vaticano II que haya sido provechoso para la Iglesia?.


La bestializada humanidad de hoy, ha perdido el interés por las cosas del espíritu y participa con excelencia de los cinco sentidos con cinco animales: del lince la vista; del cerdo el oído; de la mona el gusto: del buitre el olfato; de la araña el tacto.

LINS VISU; SUS AUDITU; SIMIA GUSTU;
VULTUR  ODORATUS; PRAECELLIT ARANEA TACTU.

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