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miércoles, 25 de diciembre de 2013

Natus est vobis hodie

Ha nacido hoy para vosotros

     ¿Quién? ¿Y para quién?
    El Salvador ha nacido.
    El Hijo de Dios ha aparecido hoy en el mundo, revestido de nuestra carne.
    Se ha hecho mi Hermano.
     ¡Oh dignación soberana de un Dios infinitamente amante!
     Y  ha nacido para mí.
     Sí, por mí se ha hecho hombre.
     A mí me llama, a mí me busca.
     Dilexit me: me amó a mí, me amó desde toda la eternidad.
     Y porque me ama, aparece en el pesebre de Belén como un niño tierno, pobre, humilde...
     En su rostro resplandece el amor, sus labios me sonríen, sus ojitos me miran, sus manitas me llaman y su Corazón arde de amor por mí.
     ¡Oh dignación soberana de un Dios infinitamente amante!
     Dios se hace hombre, para que el hombre pueda llegar hasta Dios.
     Su cuna es un altar, altar donde se inmola la Víctima, que nació para satisfacer por mis pecados.
     Hostia pura, Hostia santa, Hostia inmaculada.
    Su cuna es una cátedra, cátedra desde la cual mi Dios recién nacido me enseña el amor a la pobreza, su compañera inseparable; a la humildad, su librea de combate; a la mortificación, su estandarte de lucha.
     Su cuna es un tribunal, tribunal en el que son condenados y juzgados la soberbia, madre de todos los pecados; la sensualidad, el amor a los bienes de la tierra.
     ¡Oh, si yo aprendiera las lecciones del pesebre!
     Cristo, el Salvador, nació por mí y nació para mí.
     ¡Oh pensamiento lleno de dulzura!
     ¡Oh dignación soberana de un Dios infinitamente amante!
     ¿Cómo no amaré al que por mi amor nació en el portalito de Belén?
     Amor con amor se paga.
     Y el amor se manifiesta en las obras.
Alberto Moreno S. I.
ENTRE EL Y YO

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