El Evangelista hace notar muchas veces esta conformidad de las acciones de la Sagrada Familia con la ley de Moisés.
Ella obedece aun en los menores detalles a lo que en esa ley estaba escrito.
Y no sin motivo se hace constar expresamente: para mi enseñanza.
Soy inclinado a libertarme de los detalles: pienso que me atan demasiado, que me disminuyen, que me obligan a vigilar demasiado sobre mí mismo. Y todo ello me lleva a despreciar el detalle o, por lo menos, a descuidarlo y a quitarle importancia en mi vida. ¡Engaño! ¡Engaño!
El Niño es circuncidado al octavo día: como estaba prescrito.
María va a la purificación al cumplirse el tiempo que estaba señalado en la ley del Señor.
El rescate del Niño se hace con dos palominos, conforme a la prescripción de la ley.
Y así, todo, todo está de acuerdo con la ley. La ley dada por Dios.
¿Por qué quiero protestar algunas veíes contra esos detalles que mi Regla me señala? Mi Regla es la expresión de la voluntad de Dios.
¿Por qué soy negligente o perezoso en acomodarme plenamente a esos detalles?
Porque no he acabado de entregar mi voluntad al cumplimiento de la voluntad divina: hago mis reservas, mis pequeñas reservas, «rapiñas en el holocausto».
Porque soy inmortificado y sensual, y esos detalles exigen sacrificio y abnegación.
Porque soy orgulloso y soberbio, y el cumplimiento de esas que yo llamo «pequeñeces» exige un corazón sencillo y humilde.
Esta es la verdad, aunque me duela tener que confesarla, porque es confesar mi poca virtud.
Jesucristo, mi Modelo, no desdeña esas pequeñeces, no desprecia esos detalles; más aún, quiere dejar constancia expresa de que Él los cumple a la letra, y de que María y José se sujetan a ellos con una exactitud total y amorosa, con esa exactitud que es característica de la santidad.
Obrar, pues, conforme a mi Regla, sin desdeñar los detalles, es seguir el ejemplo de Jesucristo, es asemejarme a Él, y asemejarme a María y a José. Es entrar por el camino de la santidad.
No dejarme acobardar por el respeto humano.
No dejarme engañar por los pretextos del amor propio.
Obrar siempre y en todo sicut scriptum est in lege Domini: como está escrito en la ley que Dios me ha señalado, en mi Regla.
Ella obedece aun en los menores detalles a lo que en esa ley estaba escrito.
Y no sin motivo se hace constar expresamente: para mi enseñanza.
Soy inclinado a libertarme de los detalles: pienso que me atan demasiado, que me disminuyen, que me obligan a vigilar demasiado sobre mí mismo. Y todo ello me lleva a despreciar el detalle o, por lo menos, a descuidarlo y a quitarle importancia en mi vida. ¡Engaño! ¡Engaño!
El Niño es circuncidado al octavo día: como estaba prescrito.
María va a la purificación al cumplirse el tiempo que estaba señalado en la ley del Señor.
El rescate del Niño se hace con dos palominos, conforme a la prescripción de la ley.
Y así, todo, todo está de acuerdo con la ley. La ley dada por Dios.
¿Por qué quiero protestar algunas veíes contra esos detalles que mi Regla me señala? Mi Regla es la expresión de la voluntad de Dios.
¿Por qué soy negligente o perezoso en acomodarme plenamente a esos detalles?
Porque no he acabado de entregar mi voluntad al cumplimiento de la voluntad divina: hago mis reservas, mis pequeñas reservas, «rapiñas en el holocausto».
Porque soy inmortificado y sensual, y esos detalles exigen sacrificio y abnegación.
Porque soy orgulloso y soberbio, y el cumplimiento de esas que yo llamo «pequeñeces» exige un corazón sencillo y humilde.
Esta es la verdad, aunque me duela tener que confesarla, porque es confesar mi poca virtud.
Jesucristo, mi Modelo, no desdeña esas pequeñeces, no desprecia esos detalles; más aún, quiere dejar constancia expresa de que Él los cumple a la letra, y de que María y José se sujetan a ellos con una exactitud total y amorosa, con esa exactitud que es característica de la santidad.
Obrar, pues, conforme a mi Regla, sin desdeñar los detalles, es seguir el ejemplo de Jesucristo, es asemejarme a Él, y asemejarme a María y a José. Es entrar por el camino de la santidad.
No dejarme acobardar por el respeto humano.
No dejarme engañar por los pretextos del amor propio.
Obrar siempre y en todo sicut scriptum est in lege Domini: como está escrito en la ley que Dios me ha señalado, en mi Regla.
Alberto Moreno S.I.
ENTRE EL Y YO
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