Por Mons. José F. Urbina Aznar
EL GENESIS DE LA CRISIS ACTUAL
41.- ¿QUE TANTO ES ANTIGUO EL PRINCIPIO DE LA CRISIS ACTUAL?.
Comienza con el mismo Fundador de la Iglesia Católica. Viene a los suyos, y lo rechazan. Viene al mundo, y el mundo lo odia, devisando solamente el Evangelio de San Juan, encontramos numerosas pruebas: en la capítulo II, es decir, casi al principio de la vida pública de Jesús, (II, 23-25), algunos judíos se convierten, pero Jesús, dice el evangelista, no confiaba en ellos, pues los conocía. Inmediatamente que comienza a oírse de El y a significarse entre el pueblo, es infiltrado y seguido a todas partes. En el Cap. V, 16 a 18, dice San Juan que lo perseguían y lo querían matar por curar en sábado. En VI, 70, se habla de la elección de los doce, uno de los cuales "es el Diablo". En VII, 1, Jesús dice que no quiere ir a Judea, pues lo buscaban para matarlo. En VII, 19 y 20, dice que lo quieren matar y muchos se lo negaban: "¿Quién quiere darte muerte?", le decían. En VII, 25 el pueblo le dice que si él puede hablar libremente en todas partes, ¿quien lo quiere matar?. En VII, 30, buscaban prenderlo. En VIII, 37 a 40 les dice Jesús a los Fariseos que ellos lo quieren matar, porque son hijos del Diablo. En XVI, 2, anuncia a Sus Apóstoles que días vendrían en que matar a Sus seguidores será considerado un servicio a Dios, etc.
42.- ¿LOS APOSTOLES ESTABAN CONSCIENTES DE ESTA SITUACION Y PELIGRO?.
Todos estaban conscientes del peligro que representaba declararse seguidor de Jesús. El Cristianismo nace bajo el signo de la persecución. Jesucristo termina como "el gran fracasado", han dicho muchos predicadores. Su Pasión y Su muerte extremada y refinadamente cruel en la que se añaden hechos relacionados íntimamente con la vida religiosa de los judíos, como por ejemplo, la estrecha relación de haberse proclamado el Mesías y la coronación de espinas, supone una influencia decisiva en los verdugos romanos.
Jesús no esconde la enemistad entre Sus doctrinas y el mundo y la furia rabiosa que han de provocar no solamente entre los judíos que las escuchan por primera vez, sino entre los pueblos gentiles, conforme las fueran conociendo. Les dice claramente: les envío como ovejas enmedio de lobos. Los odiarán, los perseguirán y los matarán. Yo soy la muestra y el Maestro. Si a mí me han infiltrado, si a mí me han calumniado, si a mí me han perseguido, a ustedes les sucederá igual.
Esto se refleja muchas veces en los escritos de los Apóstoles. San Pablo en su segunda carta a Timoteo le dice: "...vendrán momentos difíciles... los hombres serán desleales... traidores... los cuales tienen una apariencia de piedad..." (III, 1 a 6). San Pedro advierte: "...habrá entre vosotros falsos doctores, los cuales introducirán sectas de perdición..." (II Pe. 2, 1). En su primera epístola San Juan escribe: "...han salido de entre nosotros, pero no eran de los nuestros..." (II, 19). San Judas en su epístola advierte (I, 4): "Porque se han introducido furtivamente (es decir, a escondidas) entre vosotros algunos hombres, ya de antiguo predichos...".
San Pablo lo llama "el misterio de iniquidad que ya está en acción" (II Tes. II, 7).
Por allá del año 400, San Agustín, en LA CIUDAD DE DIOS, escribe comentando esta epístola de San Pablo: "Bien sabéis lo que le detiene y que principia a obrar el misterio de iniquidad, piensan que lo dijo de los malos e hipócritas que hay en la Iglesia, hasta que lleguen a tanto número que constituyan un numeroso pueblo al Anticristo y que éste es el misterio de iniquidad, por cuanto parece oculto" (XX, 19).
Prolijo sería recorrer la historia de la Iglesia y seguir el hilo de sus luchas contra sus enemigos externos e internos. Guerras en el exterior y guerras en su interior. Enemigos abiertos, y enemigos disfrazados con hábitos de piedad y de amor a la Iglesia que desafortunadamente perturban la paz y arrastran a otros al error y a la defección.
La Iglesia, sin embargo, continúa su marcha triunfal llevando a todas las gentes la luz del Evangelio. A veces desgarrada por las persecuciones, bañada en sangre y en indecibles sufrimientos, a veces acosada por las guerras y los intereses locales de las naciones, o por el desgarramiento de los cismas. Por la corrupción de muchos, a veces, de sus miembros, o por la debilidad humana o por las contingencias naturales de la historia.
Construye un esplendoroso edificio, fabrica una Ciudad, una civilización, una cultura. Convierte a las naciones y el poder espiritual de Roma irradiando un benéfico y poderoso impulso desde su centro hasta los confines de las tierras más alejadas de paganos, abre los ojos estupefactos de todos sus enemigos cuando reconocen, que a pesar de todo el aparato desplegado, de todos los recursos dedicados, y de la asistencia del mismo Infierno, ella sigue siendo la Señora, la dueña del mundo y de la historia, que poco a poco canta los funerales de todos ellos aunque hayan sido muy fuertes y duraderos.
43.- ¿ESTE PODER Y TRIUNFO DE LA IGLESIA ELIMINO A SUS ENEMIGOS?.
De ninguna manera. Pareciera que así como ella adquirió más poder, también sus enemigos se multiplicaron, cerrando sus ojos a todos los beneficios que trajo su influencia a los hombres y a las naciones, pues magnificaron las fallas humanas o inventaron calumnias que lanzaron sin descanso en todas direcciones con el objeto de incrementar constantemente las huestes enemigas del Cristianismo de tal forma que nunca dejó de ver amenazada su propia existencia.
44.- ¿COMO ES POSIBLE ESTO SI CRISTO PROMETIO SU AYUDA HASTA EL FINAL DE LOS TIEMPOS?.
Cristo prometió a Su Iglesia Su asistencia hasta el final de los tiempos, con tal de que los hombres fueran fieles a Su Doctrina. Si los hombres hubiesen sido constantemente fieles, nunca el enemigo hubiese podido ganar una sola batalla. Jesucristo empeñó Su Palabra en dar el triunfo final, pero nunca el triunfo en todas las batallas, que quedaba condicionado a la fidelidad de la Iglesia. La defección, la traición o la debilidad para resistir determinó el lado por el cual la balanza se inclinó.
45.- ¿PERO, QUE SE PUEDE HACER AHORA, EN MEDIO DE UNA CRISIS QUE ES LA MAS GRAVE DE TODA LA HISTORIA DE LA IGLESIA Y PROBABLEMENTE LA ULTIMA, Y SAN PABLO PROFETIZO LA APOSTASIA, NO ES MEJOR ESPERAR LA AYUDA DE DIOS FRENTE A UN ENEMIGO TAN GRANDE?.
En primer lugar hay que decir que las profecías se escribieron no para que se cumpliesen, sino porque se habrían de cumplir se profetizaron. De las crisis los hombres son los culpables. No Dios. Las batallas se pierden porque el hombre se aparta del Evangelio. El Papa León XIII decía que la cobardía de los buenos, fomenta la audacía de los malos. Si ha llegado el tiempo de la Apostasía predicha por San Pablo, no debemos ir a buscar culpables más que entre los verdaderos fieles que abandonaron el campo de batalla, que dejaron libremente sus trincheras a los enemigos y que se dejaron ablandar, corromper y engañar, porque conociendo la voz de la Iglesia y de los papas, y sobre todo siendo fieles a la Doctrina, no hubiese dejado de haber luchado, pues siempre se hubiese ganado.
Dios ayuda a Sus fieles siempre. Si las crisis crecen, es porque los hombres dilatan más y más tiempo aplicar el remedio. Dios ayuda a través de los hombres. Nos ha concedido la Gracia de ser Sus colaboradores en la obra de la Redención. Pío XII enseñaba que el riunfo de la Iglesia, nunca lo debemos de ver según el número de Cristianos que participen, sino que debemos de verlo a través de su Caridad, pues siempre se cuenta con la ayuda de Dios que es omnipotente, pensar que los cristianos no pueden hacer nada porque son pocos o porque no tienen recursos es obrar cobardemente y una señal clara de que se ha perdido la fe en Dios, pues estamos basando toda esperanza en la fuerza de los hombres y eso es una tontería. La Iglesia se ha mantenido por el poder de Dios, porque sus enemigos siempre han concertado fuerzas que son superiores a ella, humanamente considerado, y muchas batallas se han ganado, incluso con abrumadora diferencia de fuerzas.
Entonces, la ayuda de Dios no puede venir porque los hombres se están resistiendo a ser los canales del poder de Dios. No puede hacer milagros, porque los hombres no los merecen, y porque quieren sentarse a esperar, cómodamente, sin esfuerzo ni sacrificio a que Dios baje en su ayuda porque así lo prometió. Esto es una burla.
Sucede aquí exactamente igual a lo que dijimos de los sacerdotes que por falta de pan y vino, no pueden consagrar aunque tengan el poder; o de los que aunque teniendo el poder de las llaves que nunca pierden, no pueden absolver y engañan a sus fieles por no tener jurisdicción. Dios todopoderoso no puede hacer nada contra la voluntad del hombre que respeta. El quiere que todos se salven, pero permite que muchos se condenen por propia voluntad. Cristo prometió que todo lo que se construyese sobre la Roca de Pedro, sería indestructible, pero los hombres no han querido elegir a Pedro y así, la crisis se ha agravado constantemente y no tendrá solución. Cristo dijo que quería una Iglesia unida, y los hombres no han querido unirse y tener una unidad de gobierno. Entonces no debemos engañarnos y esperar Su ayuda. Porque no tiene pan y vino para consagrar, ni jurisdicción para absolver. Es decir, no tiene Iglesia para que comprometida Su Palabra la salve de Sus enemigos. Entonces, los hombres son los que han traicionado a Cristo. No han sido fieles, y pretenden que El obre porque se comprometió. Y esto es falso. Claramente dijo que sobre la Roca de Pedro estaría lo indestructible, es decir, Su Iglesia, y no sobre lo que al hombre le dé la gana. Y parece ser que el hombre quiere construir sobre su capricho, sobre su soberbia, sobre su prudencia. Entonces, estando comprometida Su palabra, así sí, en el triunfo final, vendrá y arrasará el mal y a todos los que lo traicionaron. Si los hombres, ahora, hoy, no son capaces de sacrificarse por la causa de Dios y oír al mismo tiempo lo que la prudencia de la Iglesia aconseja, aunque a los ojos humanos parezca imprudencia, esta crisis no será superada sino por la Parusía. Habrán los hombres fijado el día y la hora del castigo y de la destrucción total.
46.- ¿ASI COMO SAN PABLO, LOS APOSTOLES Y LOS PRIMEROS PADRES DE LA IGLESIA, HUBO EN NUESTRO TIEMPO QUIEN HAYA ADVERTIDO EL PELIGRO?.
A principio de este siglo, el Papa San Pío X, publicó su monumental Encíclica PASCENDI DOMINICI GREGIS, en la que con toda claridad dice que los enemigos de la Iglesia más peligrosos, están dentro de ella, y que en apretada falange asaltan con audacia y se presentan con aparente amor a la Iglesia, como reformadores, queriendo realmente destruirla.
Además, basta leer las encíclicas de los últimos papas para obtener un remedio seguro para todos los males que amenazaban a la Iglesia y al mundo. Nadie les hizo caso. San Pío X dijo que nadie le había hecho caso, a pesar de haber hablado claramente, y murió angustiado por esto.
47.- ¿ES CIERTO QUE LA SOCIEDAD, LAS FAMILIAS, LOS GOBIERNOS, MOSTRABAN SIGNOS DE CORRUPCION, PERO NO LA IGLESIA. ES POSIBLE QUE DESPUES DE LA MUERTE DE PIO XII, TODO HAYA CAMBIADO TAN VIOLENTA Y RADICALMENTE?.
Cuando el Papa San Pío X denunció el mal, ya estaba muy avanzado. Desde el principio, es decir, desde el tiempo de Cristo y de los Apóstoles, la Iglesia sufrió infiltraciones. Pero los términos en los que este Papa denuncia nos hacen comprender con claridad que se trataba ya de un desbordamiento diabólico. Todo se preparó cuidadosamente para esperar el momento oportuno. Los enemigos se fueron introduciendo, a paso cada vez más acelerado. Una vez que se llegaba a un puesto elevado, importante, se ayudaba a otros para que se ubicaran estratégicamente. Hay que releer el texto de San Agustín que arriba copié de LA CIUDAD DE DIOS. No se puede uno explicar en otra forma, que llegado ese momento que fue el Concilio Vaticano II, TODOS a una, hayan dado media vuelta y comenzado a marchar en sentido contrario bajo el signo de la "obediencia" al papa, pasando sobre toda la Tradición, sobre encíclicas, sobre normas de prudencia, sobre el Derecho, sobre las enseñanzas de los Padres, sobre liturgia, sobre dogma, y sobre todo lo que les vino en gana, enmedio de gigantesco vendabal que solamente ha dejado en pie todo aquello que no les ha convenido destruir para poder engañar y seducir al pueblo fiel, y de tal forma han llevado sus planes al éxito, que en general, es el mismo pueblo fiel el que ha apoyado la destrucción total, convencido de que las cosas, necesariamente tienen que cambiar.
48.- ¿ANTES DE SAN PIO X ALGUIEN MAS DENUNCIO EL MAL Y EL PELIGRO QUE CORRIAN LA SOCIEDAD CRISTIANA Y LA IGLESIA?.
Además de todos los papas en sus encíclicas y en sus constantes enseñanzas, todo lo cual fue de la mejor forma posible bloqueado para que se conociera lo menos posible, algunos obispos escribieron artículos e incluso libros para alertar a los católicos. Es el caso de Mons. George F. Dillon, que publicó su libro LA GUERRA DEL ANTICRISTO CON LA IGLESIA Y LA CIVILIZACION CRISTIANA, cuya versión italiana fue presentada al Papa León XIII. La revista THE MONTH de septiembre de 1885 dice: "El libro fue presentado a Su Santidad, acompañado de la versión italiana del índice, y de largos pasajes de las secciones principales, y León XIII decidió que la versión italiana se completara y el libro impreso y publicado en Roma a sus propias expensas" . El IMPRIMATUR lo dió Julielmus J. Canon. Walsh en Dublin, 1 día 4 de diciembre de 1885. De este libro tomamos luego algunos párrafos importantes.
49.- ¿DE QUE OTRA FORMA SE CONOCIERON LOS PLANES PARA DESTRUIR A LA IGLESIA, MEDIANTE LA LLEGADA DE UN PAPA QUE ESTUVIERA DE ACUERDO CON EL PLAN DE DESTRUCCION, Y QUE VALIDO DE UN CONCILIO INTRODUJERA LA REVOLUCION EN LA IGLESIA?.
Mediante la publicación de varias obras que los mismos miembros o fundadores de las altas sociedades secretas como la de los Martinistas o la de los Carbonarios, dieron a la luz pública. Ellos son principalmente: el Abate Roca, ex-sacerdote católico, Saint-Yves d'Al-eydre, Stanislas de Gaita, Oswald Wirth y otros.
50.- ¿CUALES SON ESTOS LIBROS?.
EL CRISTIANISMO, EL PAPA Y LA DEMOCRACIA; EL FINAL DEL MUNDO ANTIGUO; GLORIOSO CENTENARIO; LA CRISIS FATAL; ESSAI DE SCIENCES MAUDITES; EL ABATE GABRIEL principalmente. Todas estas publicaciones, son del siglo XIX y los acontecimientos que anuncian no deben de asombrarnos, pues ellos conocían bien todos los recursos con los que podían llevar a cabo sus planes. Lo que debe espantarnos es la extrena frialdad con la que las advertencias papales fueron recibidas descubriendo claramente que los últimos papas con algunos pocos fieles, se quedaban solos ante un mundo que apostataba de Dios.
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