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jueves, 29 de agosto de 2013

UNA RESPUESTA SOBRE LA INFALIBILIDAD PAPAL

Del Blog Amor de la verdad  

Comentario enviado por Scivias      

     En otro post hago mención a que este tan discutido asunto del alcance de la infalibilidad papal debe ser atado cada tanto a conceptos básicos, para evitar que la inteligencia de cada opinador, así sea éste un erudito teólogo, abra su propia senda. Cuando esto ocurre, lo más probable es que nos conduzca a una plantación de tomates. Ya sabemos que “cuando el cristiano se pierde, agarra para el lado de los tomates”. 

Principios elementales a tener en cuenta:

     Principio 1- La voluntad de NSJC. Aunque parezca ocioso, y peque de prolijo, reproduzco, según la traducción de Mons. Straubinger los versículos de los evangelios en que se expresa esa voluntad respecto a lo que nos interesa.
     Díjoles: y según vosotros ¿quién soy yo? Respondiole Simón Pedro y le dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo. Entonces Jesús le dijo: Bienaventurado eres, Simón bar Yoná, porque carne y sangre no te lo reveló, sino mi Padre celestial. y Yo, te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del abismo no prevalecerán contra ella. Mt 16, 15-18. Simón, Simón, mira que Satanás os ha reclamado para zarandearos como se hace con el trigo.Pero Yo he rogado por ti, a fin de que tu fe no desfallezca. Y tú, una vez convertido, confirma a tus hermanos. Luc 22, 31-32
     Habiendo pues almorzado, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Juan, ¿me amas tú más que estos? Le respondió: Sí Señor, Tú sabes que yo te quiero. Él le dijo: Apacienta mis corderos. Le volvió a decir por segunda vez: Simón, hijo de Juan, ¿me amas? Le respondió Sí, señor, Tú sabes que te quiero. Le dijo: Pastorea mis ovejas”. Por tercera vez le preguntó ¿Simón, hijo de Juan, ¿me quieres? Se entristeció Pedro de que por tercera vez le preguntase: ¿Me quieres?, y le dijo: Señor, Tú lo sabes todo. Tú sabes que yo te quiero. Díjole Jesús: Apacienta mis ovejas.
     Los once discípulos fueron, pues, a Galilea, al monte donde les había ordenado Jesús. Y al verlo lo adoraron; algunos sin embargo, dudaron. Y llegándose Jesús les habló, diciendo: Todo poder me ha sido dado en el cielo y sobre la tierra. Id pues y haced discípulos a todos los pueblos bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a conservar todo cuanto os he mandado. Y mirad que Yo con vosotros estoy TODOS LOS DÍAS, hasta la consumación del siglo
Resumen: Primero, hay voluntad de Jesús de elegir una persona para construir sobre ella la Iglesia: “Tú eres Pedro…” “He rogado por ti…” “Apacienta mis ovejas…”
Segundo, hay una oración de Jesús cuyo único fin es asegurar la fe de Pedro: “Pero Yo he rogado por ti, a fin de que tu fe no desfallezca” (“¿Habrá, pues, nadie de tamaña demencia que se atreva a tener por vacua en algo la oración de Aquél cuyo querer es poder?” Papa San León IX).
Principio 2- Necesidad permanente de la infalibilidad para que la Verdad recibida a través de las Escrituras, de la Tradición, no sea alterada u oscurecida. Y permanente quiere decir en cada día, cada hora, cada minuto. ¿Es que los papas publican bandos para que quiénes quieran recurrir a su indefectibilidad en la fe sepan a qué atenerse? “Se comunica a los señores fieles que tal día a tal hora, Su Santidad el papa…”
Si esa permanencia de la asistencia del Espíritu Santo no existiera, Jesús hubiera encomendado sus ovejas (los obispos) y sus corderos (los fieles) a alguien incapaz de cuidarlos.
Todo análisis de la infalibilidad debe hacerse con cuidado de estar siempre a la sombra de estos principios elementales.
Si nos alejamos del primer principio, caemos en el error de decir que “a veces, y bajo ciertas condiciones”, el papa es infalible, despreciando o ignorando la oración de Jesús, “Aquél cuyo querer es poder”, despreciando su promesa: “Yo con vosotros estoy TODOS LOS DÍAS”, despreciando lo que la Iglesia siempre enseñó.
Si nos alejamos del segundo principio caemos en la solución absurda: La Iglesia se ha mantenido libre de error gracias a la prudencia y sabiduría de los sucesivos papas. La salvaguardia no ha sido la infalibilidad permanente, que según sus impugnadores no existe, sino las virtudes personales de los sucesores de Pedro, más poderosas que las promesas y voluntad de Jesús. De otra manera, ¿cómo se explica que durante 2000 años no se haya colado el error?
Sentados esos principios básicos como regla para el análisis de la cuestión, podemos leer críticamente lo aportado por el lector y comentarista Joaquín, aportado en orto post.
     Sáenz y Arriaga dice:
      “(es necesario) Que el Papa hable, como Pastor y Maestro Supremo de la Iglesia, y así nos lo haga ver con palabras expresas e inequívocas”. Nunca la Iglesia enseñó eso. (Ver en Pastor aeternus las referencias a los distintos concilios mencionados como guía para CVI que luego pueden ser consultados en el Denzinger). Al revés, habría que pedirle al papa que se despoje de su condición de tal “con palabras expresas e inequívocas” para que sepamos que no está alcanzado por la asistencia del Espíritu Santo, que no está hablando como papa, o sea como Pastor y Maestro Supremo de la Iglesia. ¿O es que el papa no es siempre el Pastor y Maestro Supremo? Lo que no hace permanentemente (supongo) es hablar de fe o costumbres. Nos alejamos de lo que la Iglesia enseña y llegamos al tomatal… o a Ratzinger, no sólo por su renuncia sino porque siendo “papa” publicó un libro en que había opiniones de “no papa”
     Sigue Sáenz y Arriaga:
     “Que defina, es decir que nos diga que una verdad precisa y concreta está comprendida en el Depósito de la Divina Revelación.” Tomo al azar alguna definición que sienta doctrina en la que el papa no hace tal aclaración: La fecundación artificial fuera del matrimonio debe considerarse pura y simplemente como inmoral(Pío XII, Alocución ante el Cuarto Congreso Internacional de Médicos Católicos)
     Sigue Sáenz y Arriaga:
      “Que nos imponga a todos los católicos el deber de creer lo que ha definido, como cosa de fe, bajo la pena de eterna condenación” Vale el ejemplo anterior. No abunda en palabras; en este caso dice “pura y simplemente” que es inmoral.
     Sigue Sáenz y Arriaga:      “El Papa, no solamente cuando define ex cathedra, en la doctrina de la fe o de las costumbres, goza indiscutiblemente de la asistencia del Espíritu Santo, sino también en el cumplimiento de sus altísimos deberes. Pero esa habitual asistencia no hacen al Papa personalmente ni infalible, ni impecable. Esa ordinaria asistencia divina presupone y exige la personal y libre correspondencia de la libertad humana. Y el Papa, como hombre, puede fallar en esa correspondencia”. No cree en el poder de la oración de Jesús. Piensa (tengo derecho a suponer eso) que Jesús encomendó su rebaño a quién podía no serle fiel. No es lo que la Iglesia enseña. Cómo se resuelve el asunto del libre albedrío no está a mi alcance analizarlo. Me conformo con creer y saber que si Jesús rogó por la indefectibilidad de la fe de Pedro, seguro que Pedro es indefectible. Nada tiene que ver aquí la impecabilidad, asunto que corre por otros carriles
     Sigue Sáenz y Arriaga:
     “El Papa, como hombre particular no es siempre infalible, puede errar, no sólo en cuestiones puramente humanas, sino aun en asuntos relacionados con la fe. Puede, incluso (según el sentir de preclaros teólogos y según las lógicas consecuencias que se siguen de la naturaleza y restricciones de la prerrogativa de su infalibilidad didáctica), incurrir personalmente en la herejía” Mismo comentario: Me conformo con creer y saber que si Jesús rogó por la indefectibilidad de la fe de Pedro, seguro que la fe de Pedro es indefectible. (Aquí entra también el asunto del “doctor privado”, algo que la Iglesia nunca enseñó ni admitió.)
     De la “Iniciación Teológica” aportada por Joaquín tomo simplemente la última frase: “De hecho, el Papa habla “ex cathedra” muy raras veces”. Lo mismo ya dicho: ¿normalmente no es papa? ¿Se despoja de su oficio para tomarlo “muy raras veces”?
     Mientras escribo esto, leo la nueva intervención del padre Méramo.
     En los primeros párrafos ya tropieza uno con los tropiezos del padre Méramo. Dice él “El Papa es infalible porque la Iglesia es infalible y no al revés” El carro delante de los bueyes… Corresponde dejar hablar a los papas.
     Pastor aeternus:
     “Así, para que el oficio episcopal fuese uno y sin división y para que, por la unión del clero, toda la multitud de creyentes se mantuviese en la unidad de la fe y de la comunión, colocó al bienaventurado Pedro sobre los demás apóstoles e instituyó en él el fundamento visible y el principio perpetuo de ambas unidades, sobre cuya fortaleza se construyera un templo eterno, y la altura de la Iglesia, que habría de alcanzar el cielo, se levantara sobre la firmeza de esta fe.
     Analicemos: “Así para que el oficio episcopal fuese uno… colocó al bienaventurado Pedro… e instituyó en él el fundamento visible… sobre cuya fortaleza se construyera un templo eterno y la altura de la Iglesia…” Sobre Pedro se construye la iglesia y no al revés.
     “Y ya que las puertas del infierno, para derribar, si fuera posible, a la Iglesia, se levantan por doquier contra su fundamento divinamente dispuesto con un odio que crece día a día, juzgamos necesario, con la aprobación del Sagrado Concilio, y para la protección, defensa y crecimiento del rebaño católico, proponer para ser creída y sostenida por todos los fieles, según la antigua y constante fe de la Iglesia Universal, la doctrina acerca de la institución, perpetuidad y naturaleza del sagrado primado apostólico, del cual depende la fortaleza y solidez de la Iglesia toda; y proscribir y condenar los errores contrarios, tan dañinos para el rebaño del Señor.”
     Analicemos: “Y ya que las puertas del infierno… juzgamos necesario, con la aprobación del Sagrado Concilio… proponer para ser creída y sostenida por todos los fieles, según la antigua y constante fe de la Iglesia Universal, la doctrina acerca de la institución, perpetuidad y naturaleza del sagrado primado apostólico, del cual depende la fortaleza y solidez de la Iglesia toda; y proscribir y condenar los errores contrarios, tan dañinos para el rebaño del Señor La fortaleza de la Iglesia toda depende de Pedro y no al revés.
     Este carisma de una verdadera y nunca deficiente fe fue por lo tanto divinamente conferida a Pedro y sus sucesores en esta cátedra, de manera que puedan desplegar su elevado oficio para la salvación de todos, y de manera que todo el rebaño de Cristo pueda ser alejado por ellos del venenoso alimento del error y pueda ser alimentado con el sustento de la doctrina celestial. Así, quitada la tendencia al cisma, toda la Iglesia es preservada en unidad y, descansando en su fundamento, se mantiene firme contra las puertas del infierno.
     Analicemos: “Así, quitada la tendencia al cisma, toda la Iglesia es preservada en unidad y,descansando en su fundamento, se mantiene firme contra las puertas del infierno.” El fundamento de la Iglesia es Pedro y no al revés.
     El Romano Pontífice, cuando habla ex cathedra, esto es, cuando en el ejercicio de su oficio de pastor y maestro de todos los cristianos, en virtud de su suprema autoridad apostólica, define una doctrina de fe o costumbres como que debe ser sostenida por toda la Iglesia, posee, por la asistencia divina que le fue prometida en el bienaventurado Pedro, aquella infalibilidad de la que el divino Redentor quiso que gozara su Iglesia en la definición de la doctrina de fe y costumbres. Por esto, dichas definiciones del Romano Pontífice son en sí mismas, y no por el consentimiento de la Iglesia, irreformables.
     Analicemos: “…posee, por la asistencia divina que le fue prometida en el bienaventurado Pedro, aquella infalibilidad de la que el divino Redentor quiso que gozara su Iglesia en la definición de la doctrina de fe y costumbres.” ¿Quién la posee? ¿Pedro o la Iglesia?
     Después lanza una acusación temeraria contra Pío XII, el que simplemente indica que la Iglesia no prohíbe determinados estudios científicos ¡jamás lo hizo en cuanto no implicaran manipulaciones inmorales!. Alude en este caso al origen del cuerpo humano, no así del alma, y a esto se puede agregar la Creación en siete días, la antigüedad del universo de seis mil y tantos años… Y sobre esto dice: “Los once primeros capítulos del Génesis… con estilo sencillo y figurado, acomodado a la mente de un pueblo poco culto, contienen ya las verdades principales y fundamentales en que se apoya nuestra propia salvación, ya también una descripción popular del origen del género humano y del pueblo escogido”. ¿Es eso una herejía?
     El tema da realmente para un libro, pero algo es seguro: Si no nos atamos a las enseñanzas de la Iglesia, agarramos para el lado de los tomates.

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