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martes, 7 de diciembre de 2010

A NUESTRA MADRE.


( Coro )
Estas flores que dejamos
A tus plantas, con amor.
Simbolizan, que te damos
Para siempre, el corazón.
No tenemos más que darte...
Dinios. Virgen. ¿Quieres mas?
No sabemos mas que amarte,
Madre pura, si, no mas!

(Estrofas)

I
Las hay blancas, de pureza:
Las hay rojas, de pasión:
Y moradas, de tristeza,
Y azul-cielo, de ilusión. . .!
Que es ahora el alma, un huerto
En perfecta floración:
Y ahora vivo, y después muerto.
Tu yo es siempre, Madre mía,
¡Aunque se halle en agonía,
Nuestro pobre corazón!

II

Esas flores que te damos
Se van pronto a marchitar,
Y mañana, nuestros ramos
Sin perfumes van a estar. . .
¡Pero mueren a tus plantas!
¿Qué más pueden anhelar?
¡Oh, concédenos ser santos
Y morir ante tu altar!

III

Del invierno las neblinas
Vendrán pronto al corazón,
Y, en su huerto, sólo espinas
Quedarán, sin una flor!
En las horas de martirio.
En las horas de dolor!
Tú serás el blanco lirio
De perfume de consuelo. . .
Será tu manto nuestro cielo.
Tu mirada nuestro sol!

IV

Madrecita, ve: lloramos
Nuestra ofrenda al presentar.
¡Es señal de que te amarnos
Más que a todo, mucho más!
Nuestras lagrimas de niño.
No son llanto de dolor:
Son ensueños, son cariño,
Son ternuras y pasión!

Mons. Vicente M. Camacho
Mayo 18 de 1921

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