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jueves, 25 de noviembre de 2010

PARA REFLEXIONAR

Quien no tiene la fe católica no es miembro de la Iglesia. Y si no es miembro no puede ser cabeza. Esto lo afirman en forma terminante San Antonio de Florencia, San Roberto Belarmino, San Alfonso María de Ligorio. San Roberto dice: "principio de los más ciertos", "sentencia de todos los antiguos Padres".
El Papa que pierde la fe se auto-depone, deja de serlo. No puede ser depuesto por nadie.
"Sólo por la Fe puedo ser juzgado", decía el Papa Inocencio III. Pues al no tenerla deja de ser Papa y superior de nadie.
Y esta constatación la puede hacer todo cristiano que tenga la Fe. San Vicente de Lerins (1) se pregunta: "¿cuál deberá ser la conducta de un cristiano católico, ante una novedad herética que no esté limitada a un pequeño grupo, sino que amenaza con contagiar a la Iglesia entera?"
"En tal caso el cristiano deberá hacer todo lo posible para adherirse a la antigüedad, la cual no puede evidentemente ser alterada por ninguna mentira."
O sea, "mantener lo que ha sido creído en todas partes, siempre y por todos" (2). Ello implica someterse al régimen tradicional de la Iglesia.
San Vicente de Lerins no habla a obispos o doctores sino a cualquier cristiano.
Y San Vicente Ferrer dice que es muy peligroso para el alma cristiana adherirse como a papa al que no lo es; el falso papa es como "un dios extranjero en este mundo, un ídolo, una estatua, una imagen ficticia de Cristo". La responsabilidad es mayor para el que tiene autoridad o ciencia, pero alcanza a todo cristiano (3).
Sobre la consagración de obispos dice el Derecho Canónico: "La consagración episcopal está reservada al Pontífice Romano, tal que no está permitido a ningún obispo consagrar a algún obispo, antes que el mandato del Pontífice haya sido reconocidamente establecido" (Can. 953).
Se invoca una pretendida situación excepcional, que no es la vacancia de la Santa Sede, para rechazar no ya un nombramiento de alguien que se considera que no tiene o no va a defender la Fe, sino de antemano a cualquiera que el actual "Pontífice" designe.
Y "someterse al Romano Pontífice es de toda necesidad de salvación para la humana creatura" (4). Quien niega esto no es católico.
Quien "reputando por verdadero un papa falso, rehusa someterse a él", incurre en pecado subjetivo de cisma.

NOTAS
1) El Conmonitorio, Apuntes para conocer la verdadera fe, Cap. 3, p. 19, Biblioteca Palabra, Madrid, 1976.
2) Id. ant., Cap. 2, p. 18.
3) "Tratado del Cisma moderno", Primera parte, cap III, en "Biografías y escritos", ed. BAC. Madrid, 1956.
4) Bonifacio VIII, Bula Unam Sanctam, D. 469.

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