Por Mons. Juan José Squetino
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas!
¡Que cerráis a los hombres el
Reino de los Cielos. Vosotros ciertamente no entráis; y a los que están
entrando no los dejáis entrar!
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas!
¡Que recorréis mar y tierra
para hacer un prosélito, y, cuando llega a serlo, le hacéis hijo de condenación
el doble que vosotros!
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas!
¡Ciegos, guías de ciegos, que decís: “Si uno jura por el Santuario, eso no
es nada; mas si jura por el oro del Santuario, queda obligado.”! ¡Insensatos y
ciegos! ¿Qué es más importante, el oro, o el Santuario que santifica al oro? Y
también: “Si uno jura por el altar, eso no es nada; más si jura por la ofrenda
que está sobre él, queda obligado.” ¡Ciegos! ¿Qué es más importante, la ofrenda
o el altar que santifica la ofrenda?
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas!
Que pagáis el diezmo de la
menta, del aneto y del comino, y descuidáis lo más importante de la Ley: la Justicia,
la Misericordia y la Fe! Esto es lo que había que practicar, aunque sin
descuidar aquello. ¡Guías de ciegos, que coláis el mosquito y os tragáis el
camello!
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas!
Que purificáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro están llenos
de rapiña e intemperancia! ¡Fariseo ciego, purifica primero por dentro la copa,
para que también por fuera quede pura!
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas!
¡Sepulcros blanqueados, que por
fuera parecen bonitos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de
toda inmundicia! ¡Así también vosotros, por fuera aparecéis justos ante los
hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad!
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas!
Porque edificáis los sepulcros de los profetas y adornáis los monumentos de
los justos, y decís: “¡Si nosotros hubiéramos vivido en el tiempo de nuestros
padres, no habríamos tenido parte con ellos en la sangre de los profetas!” Con
lo cual atestiguáis contra vosotros mismos que sois hijos de los que mataron a
los profetas. ¡Colmad también vosotros la medida de vuestros padres!
¡Serpientes, raza de víboras! ¿Cómo vais a escapar a la condenación de la gehena?
(Evangelio de
Nuestro Señor Jesucristo
según San Mateo a los fariseos hipócritas)
No voy a nombrar a nadie en
particular porque, en realidad, a quien corresponde son Legión.
A aquellos que se sienten con derecho de meterse en mi
conciencia y juzgan mis actos según sus propios criterios, y piensan que no
tengo temor de Dios y que no sé que después de mi vida voy a ser juzgado por
Jesucristo Justo Juez que va a pesar cada uno de mis actos tal como fueron en
sí mismos y en todas sus circunstancias.
A aquellos que con ironía “piden a Dios por la salvación
de mi alma” a causa de los “errores graves”
que cometo en el ejercicio de mi ministerio episcopal.
A aquellos que se indignan porque estoy convocando a un
Cónclave para la elección del Vicario de Cristo y buscan argumentos falsos para
condenar la única solución católica ante la crisis terrible de la Iglesia.
A los que no pueden contestar doctrina con doctrina para
justificar su postura acéfala, modernista, de falsa tradición, porque el mismo
Magisterio de la Iglesia los condena por donde le busquen, y frustrados, recurren
a calumnias y difamaciones a falta de argumentos creyendo que así voy a callar
mi voz y dejar de llamar a la unidad con
la elección del Papa.
A los que viven de “opiniones” y de “tesis”, y se olvidan que los dogmas de fe no
son ni opiniones ni tesis, y que el que los niega en la teoría o en la práctica
con pertinacia es hereje.
A los que niegan el “deber
gravísimo”, gravísimo, de los Obispos de elegir al Sucesor de San Pedro, a
los que perpetúan la vacancia de la Sede de Pedro perennemente o esperan
soluciones místicas sin la cooperación humana, “que suene la hora de Dios”,
como dicen.
A los chismosos criminales, cobardes, anónimos virtuales,
infiltrados, groseros, vulgares, maleducados y demás que no son capaces de dar
sus nombres y apellidos y escribir con dignidad y educación para no mencionar “caridad
cristiana”, de la que carecen.
A los Obispos “Papas” que no les importa la elección del
Papa porque ellos ya cumplen esa función en sus sectas, a los Sacerdotes “gurú”
que eligen a los Obispos según sus conveniencias y que los cambian cuando ya no
se acomodan a sus intereses, subversivos pues alteran el orden y la
constitución divina de la Iglesia, “atan
cargas pesadas y las echan a las espaldas de la gente, pero Uds. ni con el dedo
quieren tocarlas”, ”falsos pastores”, “lobos con piel de oveja”. ¡Qué
paradójico, los que están más cerca de la Verdad son los que no la quieren ver!
Así pasó en el Vaticano II.
A los laicos
“epíscopos”, “expertos en opiniones teológicas”, con su magisterio laico
separado de toda jerarquía, natural, humano y democrático que no proponen
soluciones para su anarquía pues ya les gusta vivir así, “maestros de sí mismos,
discípulos de un necio” como dice San Agustín.
Quiero que sepan que no comulgo con ninguno
de los que arriba menciono, ni quiero comulgar con ninguno que no intente
eficazmente acabar con la vacancia de la Sede de Pedro. No me interesa
pertenecer a la “iglesia ilusoria sin Pedro” condenada por Pio XII,
“inconcebible en la mente de Jesucristo” (León XIII) de los acéfalos, ni a la
“iglesia universal sincretista” del Vaticano.
¡SEPARAMINI! SÍ, SEPARADO
DE ELLOS QUIERO ESTAR, PUES EN NINGUNO DE ELLOS IDENTIFICO A LA
SANTA IGLESIA UNA, CATÓLICA, APOSTÓLICA y ROMANA.
Ni se preocupen, ni se escandalicen, hipócritas, por lo
que hago pues los sacramentos que administro no son para Uds. sino para los
católicos, para aquellos que con voluntad eficaz tratan de acabar con la vacancia
de la Santa Sede, aquellos en los que “se ve manifiestamente un
ánimo común de unidad en todos” “…quia
animum unitatis communem ómnibus aperte patefaciebat” (Salaverri S.J.).
Y para los que creen que estoy solo y me creo el único
poseedor de la verdad, el único católico en el mundo, se equivocan y mucho;
nunca lo pensé, al contrario, estoy convencido de que habemos más católicos y
además ahora sé que habemos más católicos de lo que muchos creen; no soy el
único que está tratando de buscar la unidad en el Papa, que estemos dispersos
por el mundo es lo de menos, al contrario; y con ellos comulgo plenamente.
Ni se preocupen por mí, que de mí, me ocupo yo. Mejor acuérdense que no solo yo voy a pasar
por el Juicio Divino, que también ustedes van a tener que dar cuenta de todas
sus acciones y que son responsables de sus actos hasta sus consecuencias
ínfimas; por todos sus escritos, difamaciones, calumnias, intrigas, escándalos
y “vidas privadas” también van a dar cuentas, ¡bendito sea Dios!. No crean que
la justicia divina solo me va a alcanzar a mí y Uds. van a quedar exentos.
Déjense de ver la paja que
llevo en mi ojo y miren las vigas que llevan en los suyos, fariseos. Hasta que
empecé a publicar la necesidad de extinguir la vacancia por medio de un
cónclave nadie se preocupaba por mí; de ahí para acá parece que metí el dedo en
varias llagas y estoy presente en la vida de muchos. Me atacan porque se dan
cuenta que la doctrina que predico los condena, pero la doctrina que predico no
es mía, es lo que siempre predicó la Santa Iglesia y expresó en su Magisterio
dogmático y universal. ¡También bendito sea Dios!
Para
recordar:
“Debe
existir en la Verdadera Iglesia perfecta unidad de régimen, o sea: debe haber
al frente de esa sociedad religiosa una autoridad suprema y visible, de
institución divina, a la cual obedezcan todos los miembros que la forman.
No basta una especie de política de amistad o buena
vecindad entre un montón de jefaturas eclesiásticas desconectadas
jurídicamente, es decir: independientes entre sí, SIN OTRA CABEZA SUPREMA QUE
UN CRISTO INVISIBLE Y CELESTIAL CUYAS PALABRAS Y MANDATOS INTERPRETA CADA UNO A SU GUSTO.”
(R.P.
Fernando Lipúzcoa. Breviario Apologético. 1954)
Por lo cual lamentamos y
reprobamos el funesto error de los que se antojan una Iglesia ilusoria a manera
de una sociedad alimentada y formada por la caridad a la que –no sin desdén-
oponen otra que llaman jurídica. Pero se engañan al introducir semejante
distinción: pues no entienden que el divino Redentor por este mismo motivo
quiso que la comunidad por El fundada fuera una sociedad perfecta en su género
y dotada de todos los elementos jurídicos y sociales para perpetuar en este
mundo la obra divina de la redención… Y además es absolutamente necesario que esté visible a los ojos de todos la Cabeza
suprema que guíe eficazmente, para obtener el fin que se pretende, la mutua
cooperación de todos: Nos referimos al vicario de Jesucristo en la tierra.”(Pio
XII)
"Por lo cual se apartan de la verdad divina aquellos que se forjan la Iglesia de
tal manera, que no pueda ni tocarse ni verse, siendo solamente un ser
neumático, como dicen, en el que muchas comunidades de cristianos, aunque
separadas mutuamente en la fe, se junten, sin embargo, por un lazo invisible.”(Pio
XII)
“Jesucristo no concibió
ni instituyó
una Iglesia formada de muchas comunidades que se asemejan por ciertos
caracteres generales, pero distintas unas de otras y no unidas entre sí por
aquellos vínculos que únicamente pueden dar a la Iglesia la individualidad y la
unidad de que hacemos profesión en el símbolo de la fe: «Creo en la Iglesia
una»...” (León XIII).
Los obispos sedevacantistas, sólo tienen el poder de
orden y ejercen la jurisdicción extraordinaria sólo de una manera provisional,
hasta que la Sede de San Pedro sea ocupada por un Papa verdadero. Y DE NINGUNA MANERA LES ES LÍCITO
PERPETUARSE INDEFINIDAMENTE AL AMPARO DE LA NECESIDAD, A TRAVÉS DE LA VIRTUD DE
LA EPIQUEYA, SIN PONER LOS MEDIOS ADECUADOS PARA ACABAR CON LA VACANCIA.
“Los perros
ladran, la caravana pasa”,
dice un refrán popular. En nuestro caso, “los perros seguirán ladrando…”
P.S. Me llegó un correo con la última afirmación de Jorge
Bergoglio, va dedicada a los que adhieren a la tesis del “Papa materialiter”, a
ver como acomodan la doctrina para seguir viendo en este hijo de la “Gran
Ramera” modernista “resabios de autoridad” como dijo uno de ellos:
“YO CREO EN DIOS, PERO NO EN UN DIOS CATÓLICO. NO
EXISTE UN DIOS CATÓLICO. EXISTE DIOS, MI PADRE”, “EL PROSELITISMO ES UNA GRAN
ESTUPIDEZ. NO TIENE SENTIDO, LO QUE HAY QUE HACER ES CONOCERSE Y ESCUCHARSE”
(J.B. ¿¿¿“Papa Materialiter”???? entrevista concedida al escritor y periodista italiano no
creyente, Eugenio Scalffari , oct.1, 2013)
Ave
Maria!
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