ENCRATITAS.
Herejes del siglo II hacia el año 451. Fué su jefe Taciano, discípulo de San Justino mártir, hombre elocuente y sabio, y que antes de su herejía escribió en favor del cristianismo. Su Discurso contra los griegos se halla a continuación de las obras de San Justino. Después de la muerte de su maestro, cayó Taciano en los errores de los valentinianos, de Marcion, de Saturnino y de los gnósticos. Sostuvo que Adán no se salvó, que el matrimonio es un desorden introducido por el diablo; por esto se llamaron encratitas sus discípulos, que quiere decir continentes o abstinentes. Se abstenían no solamente de la carne de los animales, sino también del vino, del que no usaban ni aun para la Eucaristía: esto hizo que se les llamase hidroparastos y acuarios: también se llamaban apotácticos o renunciantes, sacóforos y severianos. El vino, según ellos, es una producción del demonio; prueba de ello la embriaguez de Noé y sus consecuencias. No admitían sino una parte del antiguo Testamento que explicaban a su modo. Sabemos también por el testimonio de PP. que Taciano admitió los eonos de los Valentinianos; que distinguió en el hombre tres naturalezas, el espíritu, el alma y la materia; que sostenía que el alma no era inmortal por su naturaleza, aunque podía ser podía ser preservada de la muerte ó resucitar; y que nunca moría el alma que tiene conocimiento de Dios. No creía que el Hijo de Dios hubiese nacido realmente de Nuestra Señora y de la sangre de David. Compuso una especie de armonía ó concordia de los cuatro Evangelios, en que omitió las genealogías del Salvador que refieren san Mateo y san Lúcas: titulaba esta su obra Diatessaron, que quiere decir por los cuatro. Se presume que en ella no enseñaba positivamente sus errores, porque en tiempo de Teodoreto en el siglo V se leía esta obra, no solamente entre los herejes, sino también entre los católicos, y San Efren escribió sobre ella un comentario: por consiguiente era una concordia de los cuatro Evangelios. En la biblioteca del Vaticano se conserva de esta obra una versión árabe que trajo del Oriente el sabio Assemani; pero dice que puede ser el Monotessaron de Ammonio. Acusan finalmente a Taciano de haber variado muchas cosas en las epístolas de San Pablo. Sus discípulos se derramaron por las provincias del Asia menor, de la Siria, de la Italia y hasta las cercanías de Roma.
Se trata de saber si en este discurso pensó catolicamente Taciano respecto a la naturaleza de Dios, a la generación del Verbo y creación del mundo. Muchos protestantes, singularmente Brucker en su Historia critica de la filosofía, sostienen que este heresiarca llevaba en esta materia la misma opinión que los orientales, que no admitía la creación, sino las emanaciones de las criaturas: sistema que no puede conciliarse con la simplicidad de Dios, ni con la eternidad del Verbo, Brucker reprende al sabio Bullo por haber querido explicar en un sentido ortodoxo la doctrina de Taciano.
Convenimos en que, tomados rigurosamente y en un sentido puramente gramatical todos los términos de este autor, se lo puede atribuir el sistema de las emanaciones, y sacar por vía de consecuencia todos los errores de los filósofos orientales; ¿pero será justo este procedimiento?
1° Cuando los teólogos católicos obran así con los herejes, se lo acriminan los protestantes reclamando contra este rigor: ¿les es permitido a ellos lo que no permiten a los católicos?
2° El Discurso contra los gentiles fue escrito antes que Taciano hubiese profesado la herejía: por lo mismo no se debe buscar su sentido en los errores que enseñó después, ni en los de sus discípulos. Pretender que hubiese disimulado antes sus errores, es otra injusticia que no nos perdonaría un protestante.
3° Taciano confiesa haber aprendido las ciencias con los griegos, y no habla de los orientales: lo que él llama Filosofía de los bárbaros es evidentemente la de los cristianos y la de los hebreos. Nunca trataron los griegos de llamar bárbaros a los caldeos y egipcios, de quienes recibieron sus primeras lecciones.
4° Los PP. del siglo II y III atribuyen los errores de los valentinianos y gnósticos adoptados por Taciano a la filosofía de los griegos y no a la de los orientales: estos santos PP. estaban en mejor situación para descubrir el origen de dichos errores que los críticos del siglo XVIII, quienes por su propia confesión carecen de todo monumento con que probar lo que afirman. ¿En que se fundan para lisonjearse de haber juzgado mejor que los PP.?
2° El Discurso contra los gentiles fue escrito antes que Taciano hubiese profesado la herejía: por lo mismo no se debe buscar su sentido en los errores que enseñó después, ni en los de sus discípulos. Pretender que hubiese disimulado antes sus errores, es otra injusticia que no nos perdonaría un protestante.
3° Taciano confiesa haber aprendido las ciencias con los griegos, y no habla de los orientales: lo que él llama Filosofía de los bárbaros es evidentemente la de los cristianos y la de los hebreos. Nunca trataron los griegos de llamar bárbaros a los caldeos y egipcios, de quienes recibieron sus primeras lecciones.
4° Los PP. del siglo II y III atribuyen los errores de los valentinianos y gnósticos adoptados por Taciano a la filosofía de los griegos y no a la de los orientales: estos santos PP. estaban en mejor situación para descubrir el origen de dichos errores que los críticos del siglo XVIII, quienes por su propia confesión carecen de todo monumento con que probar lo que afirman. ¿En que se fundan para lisonjearse de haber juzgado mejor que los PP.?
5° En su discurso enseña Taciano muchas cosas que no están de acuerda con el sistema de emanaciones. Dice en el Núm. 5. "En el principio era Dios, y el Verbo estaba en Dios. El Verbo fue engendrado por comunicación y no por separación: es la primera obra del Padre y el autor o principio del mundo. Produjo todo lo que se hizo, e hizo así mismo la materia... la materia no es por lo tanto sin principio como Dios, ni coeterna ó igual en poder a Dios, sino que fue hecha, no por otro, sino por el solo autor de todas las cosas. Núm. 7. El Verbo divino, espíritu engendrado por el Padre, hizo con su poder inteligente al hombre, imagen de su inmortalidad, e hizo a los ángeles antes que a los hombres. »
Todo el que no esté ciego por la prevención verá en estas palabras el dogma de la creación, y no el sistema de las emanaciones. Ningún partidario de la filosofía oriental confesó nunca que la materia tuvo principio y fue hecha: ninguno imaginó que la materia salió por emanación de un Dios puramente espiritual. En vano observa Brucker que Taciano no dice que la materia fue criada, sino que fue engendrada, arrojada al exterior o producida, que tal es el sentido de las palabras griegas. Debía saber que los griegos, igualmente que los otros pueblos, no tenían voces propias para explicar la creación rigurosamente tomada, y que se vieron precisados a valerse de las palabras que se usaban en su idioma.
Dice Taciano que antes del nacimiento del mundo, el Verbo estaba en Dios, y que era principio de todas las cosas; luego en su concepto el Verbo no tuvo principio: por lo mismo fue engendrado por comunicación y no por separación. Dice también que todos los demás seres no estaban en Dios y en el Verbo, sino por su poder inteligente; luego no estaban en el por su sustancia, como el Verbo estaba en Dios; luego no pudieron salir de el por emanación, como el Verbo salió de Dios. Según las palabras de Taciano, la producción de estos seres es un acto de poder; la generación del Verbo es por necesidad de naturaleza; estos seres tuvieron un principió, el Verbo no le tuvo; luego su principio, esto es, el de los seres distintos del Verbo, fue por creación y no por emanación. Si en seguida admite Taciano los eonos de los valentinianos y su emanación, fue porque cambió de doctrina. Bastará, pues, atribuirle los errores que le atribuyen los PP., sin que le impútemos también otros de que nunca le acusaron los antiguos.
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