¿Y porqué no confiar, aunque rebrama
furibunda en el cielo la tormenta?
¿No apaciguó Jesús las tempestades
con ademán sencillo de su diestra. . . ?
¿No apaciguó Jesús las tempestades
con ademán sencillo de su diestra. . . ?
¿Y porque no confiar, aunque la Patria
agonizante ya, se agita y tiembla?
¿No es Jesucristo el Dios que habló a las tumbas,
y le dieron sus muertos por respuesta...?
agonizante ya, se agita y tiembla?
¿No es Jesucristo el Dios que habló a las tumbas,
y le dieron sus muertos por respuesta...?
¿Y porqué no confiar, aunque la Patria
el castigo que sufre, bien merezca?
¿No es Jesucristo el Buen Pastor que vino
para buscar a la perdida oveja?.. .
el castigo que sufre, bien merezca?
¿No es Jesucristo el Buen Pastor que vino
para buscar a la perdida oveja?.. .
¿Y porqué no confiar, aunque implacable
sea quien nos hiera la Justicia eterna?
No es Jesucristo el Dios-Misericordia
que a Dios-Justicia, por nosotros ruega?
sea quien nos hiera la Justicia eterna?
No es Jesucristo el Dios-Misericordia
que a Dios-Justicia, por nosotros ruega?
¡Clamemos a Jesús! Brote del alma
la voz doliente de la humilde queja;
confiemos en Jesús: es nuestro Padre:
¿Quién del hijo la súplica desprecia?. . .
la voz doliente de la humilde queja;
confiemos en Jesús: es nuestro Padre:
¿Quién del hijo la súplica desprecia?. . .
Mons. Vicente M. Camacho
4 de Junio de 1914.
4 de Junio de 1914.
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