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jueves, 28 de octubre de 2010

EL PAN ARROJA SU CARETA


El año 1968 fue clave para el fortalecimiento de la posición "cristiano-revolucionaria" de Acción Nacional. Si la importación que hizo el PAN de la Democracia Cristiana no rindió frutos inmediatos, sino al contrario, provocó desconciertos y desconfianzas y por ello hubo necesidad de "renunciar" a varios elementos, el surgimiento de la "Iglesia post-Conciliar" fue todo un golpe de suerte para el "partido de los católicos". El nuevo lenguaje político-religioso creado por la "Internacional Progresista", abrió todo un universo de posibilidades.
Examínense los pormenores de la campaña política de julio de 1967 en Sonora; analícense los hechos que concurrieron en torno a los comicios de junio de 1968 en Baja California y los posteriores habidos con motivo del proceso para elegir presidentes municipales y diputados locales en Yucatán. Se encontrará el observador inclinado a no menospreciar el sentido trascendente de lo cívico-político que, en efecto, "un civismo de nuevo tipo", producto de la "concientización" orientada a "conseguir el efectivo cambio de estructuras sociales", hizo su aparición.
Es un "civismo de nuevo tipo" el que hizo acto de presencia en esas tres entidades para acabar con "la violencia institucionalizada". Sobre todo en Sonora, el "civismo de nuevo tipo" (de nuevo tipo en México, porque se ha importado de otros países) sorprendió el ánimo de la opinión pública del país, por el empleo de novísimas técnicas tanto de acción como de propaganda, y en las que se manejaron premisas que tienen sus antecedentes en documentos políticos salidos de fórmulas "religioso-progresistas" estructuradas en Mar de Plata, Río de Janeiro, etc.
Y tiene razón la Conferencia o Confederación de Organizaciones Nacionales —en su declaración del 14 de julio— al afirmar: "Consideramos que la juventud actual está en condiciones de comprender nuestros propósitos de cambio de mentalidad y de estructuras. . .", puesto que en Sonora, el "civismo de nuevo tipo" irrumpió en la vida política del país con "la juventud" del brazo izquierdo, el PAN de la mano derecha y el "progresismo religioso" como guía ideológico. Recuérdese que en Sonora, el estudiantado de la Universidad de esa entidad dio a la lucha un sentido extra-electoral.
Porque "la juventud" es el aliado más poderoso en el campo de la acción para abatir "la violencia institucionalizada", sobre todo en América —incluyendo los Estados Unidos y con la excepción de Cuba—, Acción Nacional, brazo derecho del "progresismo religioso", sumó esfuerzos en pro de la subversión marxista-leninista alentada desde la Universidad Nacional Autónoma de México y el Instituto Politécnico Nacional, durante la revuelta de 1968.
Si la ruta ya estaba localizada, era de esperarse que Acción Nacional no se apartara de ella; al contrario, resultaba indispensable aclarar conceptos ya que tras de la jerarquía panista existe toda una "Internacional Progresista" que le respalda con ideología, enormes recursos monetarios, "concientización", "cuerpos intermedios", etc.
En tales condiciones —triunfos electorales en Sonora, Baja California, Yucatán y grandes posibilidades de ganar a la juventud — , el "partido de los católicos" llegó a su Vigésima Convención Extraordinaria los días 7, 8 y 9 de febrero de 1969 en la ciudad de México.
Fue en ese entonces cuando quedó institucionalizado el carácter "revolucionario" del Partido Acción Nacional. Si alguna duda había sobre el viraje de 180 grados operado pública y oficialmente en las filas panistas, las dudas quedaron disipadas después de esa Convención. Su táctica de apoyar todos los actos subversivos como los de Vallejo y Othón Salazar de 1958 a 1960, pero aparentando una postura de respeto a las estructuras que. hoy quiere cambiar, se vio de pronto ampliada. El lenguaje del "progresismo religioso" fue el que quedó impreso en el documento aprobado el día 9.

CON MANUEL González Hinojosa en la presidencia, Acción Nacional llega a su etapa "revolucionaria" y abandona el carácter de partido retrógrado. El lenguaje y la ideología del "progresismo" son adoptados por este partido opositor para colocarlo en la escena política como el rival formidable del PRI, al convertirse en canal natural de recursos extranjeros.

Léase la literatura que el "progresismo religioso" ha elaborado allende nuestras fronteras, léanse los documentos salidos de los jerarcas de la penetración político-religiosa, y se encontrarán los antecedentes del nuevo lenguaje de Acción Nacional. Los siguientes siete puntos que entresacamos de lo aprobado enla Convención panista de febrero de 1969, son claros y no dejan duda respecto a su origen:
1. "Frente al escandaloso desequilibrio político y a la ostentosa y desigual distribución de los bienes, son necesarias medidas revolucionarias, para que operen o se transformen las estructuras políticas, económicas y sociales del país. Frente a la disyuntiva entre evolución y revolución, para fines de ajuste y cambio de estructuras, claramente nos inclinamos por un cambio revolucionario de las mismas.
2. "La historia demuestra que se identifican la evolución y la conservación del poder por los de arriba. Por eso no creemos que las clases poderosas puedan ser agentes principales de la transformación social. Cuando menos, entre nosotros nunca lo han sido. La reforma de las estructuras políticas, económicas", etc., "siempre se ha promovido de abajo hacia arriba, por el impulso incontenible de los grupos humanos postergados, cuando se deciden a mejorar su propia vida. Quienes están cómodamente instalados en las estructuras creadas por ellos para beneficio de los menos, no se preocuparan por cambiarlas.
3. "No hay actualmente en México, quien niegue tener conciencia de la necesidad de cambios políticos, económicos y sociales por razones de justicia. Sin embargo, para no aparecer al margen de la historia, quienes gozan de una buena situación se definen en favor de una evolución, a la medida de sus propias conveniencias, que pretenden identificar con las posibilidades reales del país. La transformación de los pueblos en proceso de desarrollo hacia la civilización urbana e industrial a la cual México tendrá que encaminarse, no acepta el cambio evolutivo al ritmo lento que muchos quisieran imponer. No estamos por una revolución sólo equivalente a una evolución rápida. La evolución —cambia a la medida que los intereses creados son capaces de soportar— siempre será más lenta que los apremios de la necesidad de las mayorías desprovistas de los beneficios que representan los bienes materiales, la justicia y la cultura.
4. "La violencia está en el seno mismo de las estructuras injustas: en el abuso del poder, en la explotación del hombre por el hombre, en las excesivas desigualdades entre los grupos sociales y en el injusto trato entre las naciones. Porque es indispensable acabar con esa violencia, también lo es, insistimos, ajustar o modificar estructuras..., pero al paso de revolución que hoy exige la satisfacción de necesidades...
5. "México no vive como una república democrática federal. El Congreso de la Unión y los Congresos locales carecen de la independencia, la responsabilidad y la dignidad que les atribuye la Constitución. Los poderes judiciales de la Federación y de los Estados, se encuentran subordinados en su integración básica y presupuestalmente, a los otros poderes. Los Estados no son entidades autónomas de una Federación, sino ínsulas cuyos gobiernos distribuye un centralismo partidista. Los municipios no constituyen en realidad, la base de la organización política y administrativa de México. Los sindicatos y las comunidades agrarias, de organismos para la defensa y promoción de los intereses legítimos de sus miembros, se han reducido a mecanismos de control político, que violan impunemente los derechos de los mexicanos, ejerciendo presiones sobre los agremiados, con menoscabo de su derecho al trabajo y a la tierra. Muchas asociaciones ocupacionales se han convertido en canales de influyentismo petsonal y en resonadores de la política del régimen, con abandono de su autonomía y de sus funciones propias.
6. "Las tensiones provocadas por el aumento de la población, la escasez de ocupaciones bien remuneradas y la inequitativa distribución del ingreso y de las oportunidades, exigen no sólo un cambio de estructuras, sino de actitudes y conductas personales. Si la lucha por el sufragio ha perdido su eficacia como instrumento de renovación social, por la conducta fraudulenta de los gobiernos, una reforma funcional, adecuada y sincera de los procedimientos electorales y su aplicación honrada, facilitarían cambios en la mentalidad desertora de muchos ante la política, y ayudarían a realizar ajustes y renovaciones en las estructuras.
7. "Acción Nacional considera que los cambios estructurales que los tiempos nuevos requieren, no son posibles sin una noción clara de los principios que deben regir la organización de la propiedad. Por una parte, debe reconocerse que el principio fundamental del destino universal de los bienes materiales, que por su naturaleza, están destinados a satisfacer en la mayor medida posible, las exigencias legítimas de todos los hombres. Por otra parte, la naturaleza racional, personal y social de los seres humanos, pide cierta apropiación de los bienes materiales, dentro de los límites y modalidades que impone el destino universal de los mismos, de acuerdo con las exigencias del bien común concreto de la nación y de la comunidad internacional."

Los términos "cambio de estructuras", "solidarismo", "cuerpos intermedios", "Partido-Gobierno", "concientización", etc., etc., creados por el "progresismo religioso", son empleados una y otra vez en el documento panista. No podía ser de otra manera, porque en la penetración político-religiosa está la inspiración revolucionaria del "partido de los católicos".
Alejandro Avilés, el panista y cripto-marxista-leninista infiltrado en las estructuras de la Jerarquía Eclesiástica, comentó con acentuado entusiasmo los resultados obtenidos: "Este lenguaje es indudablemente nuevo en el PAN, aunque corresponda, como es lógico, a la inspiración social cristiana que ha sido suya desde su fundación. Y porque es nuevo, significa la decisión de llevar los principios hasta sus últimas consecuencias. ("Exelsior", febrero 10 de 1969, p. 7-a.)
"Es cierto que, en sus comienzos (añade Avilés ), el PAN se vio apoyado por fuerzas conservadoras de ostensible extracción burguesa. Pero el partido mismo nunca fue burgués ni conservador. Y, como lo dijo ayer su expresidente Christlieb, quienes ingresaron al PAN pensando que era un baluarte del capitalismo, sin duda ya se han alejado de él. Nosotros diríamos: hace mucho tiempo que se alejaron de él."
Y para subrayar el carácter social-cristiano (es decir, mescolanza de religión y política), Avilés escribe en la misma ocasión: "Es evidente, pues, el acatamiento al principio social cristiano de que el derecho de propiedad está subordinado al derecho del uso de los bienes. . . El régimen liberal capitalista no será ya compatible con la línea de Acción Nacional." Como ya se estaba sin careta ante el conglomerado panista, el siguiente paso fue hacer un pronunciamiento sobre "el humanismo marxista" ("Excélsior", abril 30 de 1969).
Quince días antes de la convención panista, Alejandro Avilés había establecido contacto personal con el doctor Ricardo Gregorio Parera, líder de la "Democracia Cristiana" en Argentina. La charla se efectuó en un hotel de Buenos Aires, donde se trataron temas de "concientización", "cambio de estructuras", etc. Era lógico que Avilés (o Carlos Newman, como suele llamarse a veces) haya regresado del país del Plata con euforia democristiana y en momentos de indiscreción, haya revelado la inspiración social cristiana que ha sido característica en Acción Nacional, pero que muchos líderes panistas la habían negado.
En realidad, a principios de 1969 y después de la Convención Nacional del "partido de los católicos", ya no tenía una razón valedera —en el terreno de la estrategia— mantener en secreto o negar como antes, los nexos y el carácter "social-cristiano" de Acción Nacional, pues ya todo esto configuraba un hecho inocultable.
Además, ¿por qué no proclamar públicamente las victorias obtenidas en el terreno de la infiltración, incluyendo los sectores oficiales como la Secretaría de Educación Pública que generosamente auspició una semblanza sobre Teilhard de Chardin, el patriarca universal del "progresismo religioso"?
"Numerosas obras se han escrito sobre él (escribe Avilés en 'Diorama'; de Excelsior, mayo 11, p. 8); una de ellas, de autor mexicano —Rafael Aguayo Spencera quien hemos entrevistado para DIORAMA, no sólo por ser el único mexicano que ha escrito un libro sobre Teilhard, sino porque constituye una loable tarea de divulgación, auspiciada por la Secretaría de Educación Pública a través de sus Cuadernos de Lectura."
Con la semblanza de Rafael Aguayo Spencer sobre el patriarca universal del "progresismo religioso" infiltrado en la Iglesia Católica patrocinada por la Secretaría de Educación Pública, ya podrán los miles de maestros —en su colección de Cuadernos de Lectura Popular— adquirir los cimientos ideológicos para luchar contra "la violencia institucionalizada", sumarse a quienes trabajan por el "cambio de estructuras" a la manera marxista-leninista, etc.
No se puede negar que la edición de la obra de Aguayo Spencer por parte de la Secretaría de Educación Pública es un gran triunfo del "progresismo religioso". Equivale, ni más ni menos, que a poner en manos de alguien a quien se quiere destruir, una jeringa hipodérmica con virus mortales y a que el infeliz a quien se destina la mortal dosis —posiblemente sin saberlo o porque se quiera suicidar— se aplique a sí mismo el piquete que habrá de deshecharlo como "violencia institucionalizada", como "estructura" caduca.

Manuel Magaña Contreras
PODER LAICO
1970

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