Por el Dr. Homero Johas
Quien estudie la
encíclica "Pascendi"
de San Pio X y el "Decreto
Lamentabili" que la acompaña, luego comprenderá que la "nueva iglesia católica",
instituida a partir del Concilio Vaticano II, se funda en el Agnosticismo, en
el Ateísmo de los masones enemigos disimulados de la Iglesia de Cristo. El
Agnosticismo niega la verdad universal, absoluta, inmutable, y coloca las opiniones
humanas individuales y libres, como falsas "verdades", "de cada uno para si". El
Vaticano II hace lo mismo. El Modernismo agnóstico coloca en su base la "evolución de la verdad"
con las voluntades humanas y con los tiempos. Y el Vaticano II hace lo mismo.
Tal doctrina agnóstica coloca un "movimiento
religioso" según los tiempos y opiniones individuales, sin
verdades universales, necesarias, de origen divino, transcendentes a los tiempos
y opiniones humanas individuales. Y el Vaticano II hace lo mismo.
El Agnosticismo fue
rotulado como "Filosofía
moderna" y base de los agnósticos Berkeley, Hume, Kant, Hegel y la
Masonería introdujo esa filosofía falsa en la Ciencia a través de Darwin.
Einstein, Freud. El Relativismo arbitrario de Einstein, no es sino el arbitrio
humano colocado encima de la Lógica racional y de la Dogmática procedente de la
autoridad del único Dios verdadero.
Con el Agnosticismo todo
es arrasado en la Ciencia verdadera y en la Religión verdadera. Gregorio XVI ya
denunciaba que los innovadores querían cambiar la obra divina en obra humana
moderna, regida por ellos. Y el Plan de 1918 de la Masonería confirma eso. El
arbitrio humano individual, de los masones, agnósticos y ateos, se coloca encima
de la Ciencia realista y de la Religión con la Fe de
origen divino, la creída en la autoridad divina sobre los juicios y voluntades
humanas. La verdad universal será regida por el arbitrio individual de los hombres
en la Ciencia y en la Religión. Así el único Dios verdadero estaría abajo del
arbitrio de sus enemigos, democráticos, mayoritarios.
Donde
el Catolicismo debería ser "reformado"
todo, para así conformarlo con el Agnosticismo de Hume o Kant, o con el "libre-examen" de Lutero,
o con el "sistema
arbitrario" de Einstein, o con los fraudes del Evolucionismo de
Darwin, o con la voluntad de los masones de la Revolución Francesa.
De
este modo la autoridad monárquica de Cristo y de la Sede de Pedro, debería ser
mudada por el acervo de opiniones de una Democracia agnóstica, variable al
arbitrio de los hombres, en las variaciones de los tiempos. Todo "evolucionaria": "según las circunstancias
concretas" y las opiniones de los "teólogos" auto-promovidos. Hoy la "nueva iglesia" concede todo, hasta los mismos ritos
tradicionales de San Pio V; hasta que se rotule como herético el Vaticano II, o
sus papas agnósticos, menos un papa católico, fiel a las verdades universales
necesarias venidas de la autoridad divina. Los Evangelios persisten, mas con otras
interpretaciones falsas, opuestas a la del Magisterio universal de la Iglesia y
seguidores de la libertad individual humana. Todo lo que no sea el arbitrio humano
individual, agnóstico, es destruido por la acción de los enemigos de la verdad
universal necesaria, venida de la autoridad divina. No queda nada sino la voluntad
de la mayoría humana, de naturaleza pagana y politeísta. Nada si no la
Democracia agnóstica, rotulada falsamente como "cristiana", "con poder supremo colegiado".
El Decreto
"Lamentabili" lamenta el
éxito de los masones entre los que se dicen "católicos", que quieren la "evolución del dogma", la perversión de la fe verdadera
universal por las opiniones de los enemigos del Dios verdadero. "Tales errores se difunden todos los días
entre los fieles, corrompiendo la Fe". Infiltrados entre los fieles,
usurpando el nombre de católicos, de fieles, de tradicionalistas, de
sedevacantistas, de miembros del "coetus
fidelium", tales personas intentan pervertir las normas del creer y
del hacer. Pio XII lamentó la Moral de Situación, individualista; y miembros
de la "nueva iglesia" extienden esto a los dogmas y a las
normas del hacer católico: "cada
uno se ordena a si mismo por sentencia del propio espíritu", por
"juicio propio”, "criterio propio", "fe propia", "normas propias", "derechos propios individuales",
"libres", para "no seguir la verdad". Quien
no perciba esto será arrastrado por los fraudes del Relativismo, individualista,
agnóstico, ateo. Oseas Profetizó: "Por
falta de conocimiento mi pueblo perecerá". La "operación del error" fue
profetizada por San Pablo (2 Tes. II, 1-11).
Veamos las sentencias anti-católicas
de los modernistas. Hablan sin pruebas. Sin verdades universales, quieren imponer
sus opiniones opuestas a ellas. No responden a las refutaciones históricas de
sus errores. Quieren "el silencio
de los impíos en las tinieblas". Cambian las definiciones de los términos.
Invierten la verdad y los errores. Conceden una cosa y niegan otra. Disimulan,
mienten. Con la "evolución de
la doctrina" pervierten la fe universal transcendente a las opiniones
humanas y a los tiempos. Cristo, en vez de Dios, será apenas hombre. Las
Escrituras serán obras humanas. La Sede de Pedro no tiendrá poder divino. La
Teología variará según el consenso entre "teólogos" fieles con los ateos o herejes. Los Sacramentos
serán obras humanas, libres. La Iglesia será un "movimiento" de hombres, mutable con los tiempos. Este cuadro
es el que está bajo el Relativismo individualista de la "nueva iglesia católica", regida por enemigos disimulados
de la fe verdadera, de la Iglesia verdadera, del único Dios verdadero.
Bajo
el nombre falso de "progreso"
el Agnosticismo quiere cambiar las verdades universales por las opiniones y
errores individuales. Quiere retirar la fe universal y mudarla a las herejías
individuales. Quiere retirar lo necesario y colocar lo libre; quitar lo divino y
colocar lo humano. Retirar el Monoteísmo y colocar el Politeísmo. Quiere
igualar la verdad a los errores. Quitar la inmutabilidad de la verdad y substituirla
por la mudanza de las opiniones humanas individuales. La Geometría, las fuerzas
intensivas de la materia, los eclipses del Sol, los saldos bancarios, no evolucionan conforme los arbitrios
individuales. Donde quieren mudar las "doctrinas
perpetuas", de la Iglesia visible y perpetua, por "movimientos religiosos"
humanos, liderados por algún agnóstico o ateo, como el de los Neo catecúmenos de
la "nueva iglesia". Y personas que se dicen
"católicas" y hasta
"tradicionalistas" defienden
tales variaciones heréticas en el credo, apoyando a los herejes públicamente.
Unas defienden el "orden
político" católico, contra la Revolución Francesa, pero defienden la
orden agnóstica y atea dentro del orden eclesiástico de la Iglesia verdadera.
Afirman tales agnósticos una "evolución
de la doctrina cristiana" entre los propios Apóstoles; San Pablo y
San Juan. "Críticos"
agnósticos y ateos, relativistas, como si fueran los jueces de la verdad,
afirman la inexistencia de "identidad"
de doctrina entre los teólogos, como si todos fuesen católicos y como si el
dogma católico procediera del acuerdo o consenso de los teólogos.
Dicen
que no tiene el "mismo
sentido" las interpretaciones libres y agnósticas de la Biblia, los
que usan el "libre examen"
de Lutero y los que siguen el Magisterio de la Iglesia, relativizando la "verdad"; "para tal
crítico" y "para el
católico", como si la Ciencia de Dios viniese del Relativismo
agnóstico humano y no de la autoridad suprema y universal de un solo y mismo Dios
verdadero.
Relativizan
no solo cuanto a las "opiniones",
también en cuanto a los tiempos; la verdad: "para el tiempo primitivo" era una; "para nuestro tiempo" es
otra. Ella evoluciona con las "consciencias"
individuales y libres. Y el Vaticano II defiende el derecho de cada uno de
seguir "su consciencia"
individual y no a la universalidad de la doctrina y ley divina. Es ateo,
agnóstico, relativista.
Donde
dicen: "doctrinas inmutables" no se concilian con
los "progresos modernos",
como si el Agnosticismo y el Liberalismo arbitrario fuese "progreso" y no perversión y
negación de la verdad universal. Tal falso "progreso de la Ciencia", regida por el arbitrio de los
ateos: "requiere la reforma de la
doctrina cristiana" sobre todos los puntos: Dios, Cristo, Creación,
Revelación, Redención, Iglesia. Sacramentos, poderes...
Nada
queda de la verdad divina y católica. Considerando el Agnosticismo falso como la
"verdadera ciencia", dicen: "El
Catolicismo no, si no se concilia con la verdadera ciencia". Y agregan:
"a no ser que se reconcilie con el
Liberalismo, con el progreso; con un Protestantismo liberal". Esto;
"sin discriminación"
entre verdad y errores en materia religiosa. De ahí resulta el "derecho de no seguir la verdad" y la "igualdad" ecuménica entre la verdadera y las falsas
religiones. Es la lucha eterna entre la verdad y los errores; entre el Dios de
la verdad y el Padre de la mentira. De ahí resulta la "operación del error" para los que "no aman la verdad" (2
Tes. II, 1-11). De ahí resulta esa "evolución
de la verdad" de los agnósticos y del Concilio Vaticano II. El
Concilio Vaticano I impone el anatema a los que quieren "otro sentido" para los dogmas de la doctrina
católica "siguiendo el progreso de
la ciencia" (D.S.3043), sin "conservar
perpetuamente el mismo sentido que una vez declaro la Iglesia"
(D.S.3020). He aquí la oposición entre la Iglesia Católica y la falsa "nueva iglesia católica".
Isaías condenó a los que mudan la
luz en las tinieblas y las tinieblas en luz (Is. V ,20). Ahí está la base de la
apostasía de la "nueva iglesia
católica", oculta en las tinieblas y disimulaciones; en la voz del
Dragón queriendo simular ser la voz del Cordero (Ap. XI, 3); con la voz de los
lobos disfrazados de pastores, de ministros de Cristo.
2. La negación de la Divinidad de Cristo
La
"nueva iglesia", con los
agnósticos y ateos, pervierte la interpretación de la Persona divina de
Cristo. Afirma que Cristo "prefirió
decirse Hijo del hombre", que él "completó en la cruz, la revelación" y conquistó la
"verdadera libertad", esto
es aquella que profesa el "derecho
de no seguir la verdad"; que "no diferencia por razones religiosas" entre verdad y
error. Él es mera "manifestación"
por la cual Dios se manifestó a si mismo. Él "atrajo y convidó" a los hombres, sin importar mandamientos
y doctrinas de la fe, bajo pena de condenación eterna. Sus milagros no fueron
para manifestar su autoridad divina, sino para "confirmar la fe de los oyentes". Él no uso de la "coacción exterior" contra
los vendedores del Templo. Él dejo la venganza "solo para Dios, solo en el último día" sin dejar en
la Tierra la autoridad divina de los ministros de Dios, en la Iglesia y en el
Estado, con dos espadas contra los malos. El Concilio no cita, calla, sobre los
textos de San Pablo sobre el ministro de Dios: "vengador en la ira contra los que hacen mal" (Rom. XIII,
1-7). Cristo "ordenó que la cizaña
creciese", de modo igual a el trigo. No quiere que el orden
político "dominase por la fuerza"
a los malhechores. Deja el poder civil no subordinado a los verdaderos "derechos superiores de Dios",
superior a la Iglesia Católica. Donde confiesa a Cristo como simple hombre; no
con autoridad divina. Hace de Cristo un agnóstico y liberal.
Eso
viene de los modernistas que dicen: la Divinidad de Cristo no es probada por
sus obras, milagros, profecías. Ella es mera opinión de la "consciencia" de algunos
que son cristianos. Cristo, dicen: "no
tenia intención" de afirmarse como el Mesías. Sus milagros no prueban
ser el: "verdadero y natural Hijo
de Dios". Esta es la doctrina modernista, atea, sin Dios.
Cerrando
los ojos a la resurrección de los muertos, hecho por Cristo, dice el agnóstico,
sin fe, que la resurrección de Cristo "no es hecho histórico"; es opinión
de la "consciencia"
de algunos; es apenas creencia en la "vida
de Cristo junto de Dios". Todos los Apóstoles y cristianos estarían
errados. Y el Sr. Ratzinger repite esto.
La
"muerte expiatoria de Cristo" seria opinión subjetiva e individual
de San Pablo. Los modernos ateos vivieron en el siglo primero y son los únicos
que conocen la "verdad"
real, "agnóstica".
Teniendo
la opinión de la "consciencia"
de los Apóstoles, como doctrina de la Ciencia divina infalible de Cristo. Los
Concilios estarían todos errados. Cristo tendría "errores", como los otros hombres. Según la "nueva iglesia católica",
nada quita de la integridad del credo católico: retirando la Divinidad de
Cristo, la fe católica se hace como las religiones paganas. El Dios de los
católicos seria "el mismo dios de
los musulmanes"; igual a Shiva, o Buda, o a Lucifer. "Quien no crea ya está condenado".
"Quien no está con Cristo, está
contra Cristo".
Pio
IX enseño que la doctrina ecuménica es la de una "falsa religión" opuesta a la "divinamente revelada" (Mortalium ánimos). Y, entretanto ella usurpa el nombre de "nueva iglesia católica",
para, disimuladamente, engañar a los fieles.
3. Cambio de la doctrina
Quieren
cambiar la única Iglesia verdadera, del único Dios verdadero, con la única fe
verdadera, por otra "nueva"
por una falsa iglesia, opuesta a la única verdadera. La verdad no contradice a
la verdad; no es libre, individual. No viene de la opinión subjetiva de nadie
mucho menos de un agnóstico y ateo. Entretanto el agnóstico modernista tiene la
pretensión de penetrar en la "mente
de Cristo", para afirmar que él "no tuvo la intención" de instituir una Iglesia perpetua,
"hasta la consumación de los siglos".
No tuvo la intención de instituir una "sociedad
duradera". Cristo, simple hombre, tenía instituido un movimiento
"ligado a perpetua evolución";
sus doctrinas no serian "inmutables"
como profesa la Iglesia Católica. Donde la "iglesia" de los agnósticos, y la del Vaticano II,
proceden de la "evolución del
pensamiento cristiano", no de Cristo. El agnóstico determina en
Cristo solo un "pequeño germen"
doctrinario que, durante los siglos, fue "perfeccionado"
por los hombres. Y el Concilio dice que su doctrina viene de la "experiencia de los siglos, tornándose
mas plenamente conocidas a la razón humana" (9.1): "El fermento evangélico operó durante largo
tiempo en las mentes de los hombres para que, con el correr de los tiempos, los
hombres reconocieran mas ampliamente la dignidad de la persona"
(12,3). Está ahí declarado el origen humano, evolutivo, libre de la "nueva iglesia católica".
Esta ahí su Agnosticismo y Relativismo meramente humano.
Donde la doctrina de la Iglesia no
viene de Dios, ni de la Sede de Pedro, con poder docente y regente de los fieles.
Esta Sede es mencionada, con tal autoridad divina, venida directa e inmediatamente
de Dios. Se niega el origen divino del primado de Pedro; viene de la Democracia
agnóstica; no de la monarquía divina de Cristo. Seria cosa humana, arbitraria. La
"verdad" estaría con los agnósticos, ateos,
relativistas. La Iglesia fue "contraria
al espíritu evangélico". Sus
doctrinas vienen de los hombres reunidos, decidiendo "en común", "entre
si" (Lumen gentium, 22).
La "verdadera iglesia
católica" seria la de los agnósticos, ateos, adeptos de la libertad
e igualdad religiosa.
4. La "teología" de los Agnósticos y ateos
Según
los agnósticos la razón es limitada por fenómenos sensibles subjetivos. El hombre
es impotente para afirmar la existencia de Dios a través de las cosas materiales
visibles. Donde excluyen a Dios de la "Ciencia"
agnóstica y de la Historia de la humanidad. Donde excluyen la Teología natural y
la Revelación cristiana exterior. Pervierten la razón; rechazan la naturaleza
espiritual del intelecto humano. Rechazan la certeza de la existencia de Dios,
por la razón, a partir de las cosas criadas. Rechazan la doctrina divina sobre el
culto debido a Dios. Rechazan la "revelación
exterior" y quieren una "experiencia
interna", privada, de cada uno para si. Donde procede la doctrina
del Vaticano II: cada uno con "su
verdad"'; "su fe", sus "normas propias"; con el Relativismo y la
arbitrariedad de los agnósticos. Cristo terminó en la Cruz "su revelación", dice el
Concilio. La doctrina conciliar cambia en la "mente de los hombres" por evolución; cambia a lo que
"los hombres de la época presente
quieren" (15,1), de los "deseos
de los espíritus" (1,5). Cada consciencia individual con "su revelación".
La
"libertad de consciencia"
se aparta la verdad universal de la razón. "La razón humana, sin ninguna atención para con Dios, es el único
arbitro de lo verdadero y lo falso, del bien y del mal, es ley para si misma,
suficiente para cuidar del bien de los hombres y de los pueblos por sus fuerzas
naturales" (D.S. 2903). “Todas
las verdades de la religión se derivan de la fuerza de la razón humana"
(D.S. 2904). Es la doctrina de los Racionalistas absolutos, de los agnósticos. Y
del Vaticano II.
El "critico" modernista es el agnóstico, afiliado a la "Critica de la razón pura"
de Kant. El con sus opiniones individuales, "sus verdades", "sus leyes" quiere dictar
para toda la humanidad que las doctrinas universales católicas "son históricamente falsas o
dudosas". El agnóstico tiene su propia certeza, su verdad, de lo
que es verdadero o falso. Y quiere imponer su falsedad a toda la humanidad, no
agnóstica, no relativista, no subjetivista, no atea. Esta es "teología nueva" del
Vaticano II, con su "evolución del
dogma".
5. La negación del origen divino de las Escrituras
El
agnóstico, que ignora la verdad, natural, revelada, que rechaza la razón,
afirma ser "ignorante"
de la verdad de creer en el origen y autoridad divina de las Escrituras. El ignorante
quiere ser el juez de la Ciencia, quiere ser sabio invirtiendo la luz y las tinieblas.
La inspiración divina de las Escrituras, "para
él", seria mero "aspecto
peculiar" humano de escribir, usado por los evangelistas e "ignorado por los paganos".
Los ateos modernos han presenciado los
milagros y profecías de Cristo. El error de ellos es atribuir el "error" a Deus, a Cristo. El
origen divino de las doctrinas bíblicas lo colocan como "opinión preconcebida" de seres humanos, en cuanto,
orgullosamente, apartan el "obsequio
racional" del acto de fe. Quieren antes destruir la razón humana,
para, por ese medio, por la voluntad de ellos, destruir el "obsequio racional" de los
motivos racionales de credibilidad.
Fundados
en el Agnosticismo y en el Humanismo sin Dios, pretenden los ateos tener "exegesis
científica" contra las "censuras"
de la Sede de Pedro. Con el "libre-examen" el agnóstico pretende tener Ciencia,
subordinando la autoridad divina de la Iglesia a las opiniones de los ateos. Con
su "exegesis libre"
dicen que la Iglesia "contradice los
verdaderos orígenes del Cristianismo", la "verdadera Historia" seria la de ellos, agnósticos y
ateos. El "sentido
verdadero" de las Escrituras seria el de los no dogmáticos, libres,
individuales, contradictorios entre si, sin Ciencia universal. La "verdad" se basa al
arbitrio de cada uno y no de la autoridad divina dada por Cristo a "su Iglesia".
Usurpan de la Iglesia la autoridad
divina para, en materia de fe y de costumbres, juzgar las "Ciencias humanas", o ateas,
o agnósticas, o fideistas. Conceden indulgentemente a la "Iglesia docente" el derecho
de sancionar "las opiniones comunes
de la Iglesia discente", esto es, el arbitrio humano de la mayoría.
La "Ciencia religiosa"
cambiaria a voluntad del pueblo y seria variable "con las circunstancias concretas". Se retira así el Magisterio
universal de la Iglesia como fuente de lo que debe ser creído (D.S.3011). Y quieren
"inmunidad de culpa" siendo
subversivos, opuestos a los ministros de Dios, y arguyendo el juicio propio
contra Dios (Rom. XIII, 1-7; Tit. III, 10-11). Quieren subversión libre, sin la
espada del ministro de Dios contra los malos, sin "coacción exterior" contra sus errores y sus obras.
7. Destrucción de los Sacramentos de la Iglesia
Sin
la Divinidad de Cristo, sin origen divino de las Escrituras, sin verdad
universal revelada, juzgan los agnósticos y ateos que el Concilio de Trento
apenas emitió "opiniones"
humanas, arbitrarias, opuestas a las ''investigaciones
históricas" de los agnósticos y ateos. Los Sacramentos vendrían no
de Cristo; sino de sus Apóstoles, por "inspiración
de las circunstancias y acontecimientos" interpretando "ideas y la intención de Cristo".
El fin de todos los Sacramentos seria apenas el de "despertar la idea de la presencia del Criador", en cuanto
se aparta el conocimiento del Criador.
El
Bautismo seria "obra de la
comunidad cristiana", adoptando un "rito anexo a una profesión de fe". El Bautismo de los niños seria "evolución disciplinar"
dividiendo en dos el sacramento; el Bautismo y la Penitencia. El agnóstico ve todo
como juez de la Historia: "la
Historia" agnóstica no distingue entre Bautismo y Confirmación. La
Confirmación no viene ni de los Apóstoles,
ni de Cristo.
La
Historia del agnóstico "no acepta"
lo que narra San Pablo sobre la institución de la Eucaristía. Y la "nueva iglesia" retiró esto
de la Liturgia del Jueves Santo.
La penitencia
"reconciliación del pecador por
autoridad de la Iglesia", no viene de Dios, es cosa de la evolución
"indecorosa", no
existente en la "primitiva Iglesia".
La "verdadera Historia"
es la de los agnósticos y ateos. Las palabras de Cristo sobre el perdón de los
pecados, dice el libre-examen del agnóstico, no se refiere al Sacramento de la Penitencia.
El agnóstico es el exegeta "verdadero"
de las Escrituras.
Santiago
"no tuvo intención" de
referir el Sacramento de la Extrema-Unción, dice el libre-examen del agnóstico. El reconoce un "medio de la gracia", no
con el "rigor de los
teólogos" que lo volvieron un Sacramento.
El
Sacerdocio no es un Sacramento de origen divino, con
un poder dado por Cristo a los Apóstoles. Es apenas una costumbre antigua: los mayores
que presidian las cenas fueron llamados presbíteros; y los que vigilaban
y ordenaban la comunidad fueron llamados obispos. Donde los Sacerdotes no tenían
poder y misión de perpetuar la misión de los Apóstoles. No existe sacerdocio
sacramental en la "nueva iglesia";
existe apenas "presidentes"
de la Cena conmemorativa.
El matrimonio solo
apareció como sacramento después de la doctrina de la gracia y de los
Sacramentos. Es obra tardía y humana de la Iglesia.
Donde
todos los "sacramentos"
de la "nueva iglesia"
son obras meramente humanas, venidas de la libre evolución de las costumbres con
"formulas enteramente nuevas",
humanas, libres, sin origen divino de Cristo, o de Deus. Donde no existe
verdadera "Misa".
El "Sacrificio
expiatorio" de Cristo, no es "propicio" para pagar los pecados de los hombres. La
revelación de Cristo "terminó en
la cruz". La resurrección no es "hecho histórico". Tal es el nuevo "credo" modernista de la
"nueva iglesia". El resto es opinión libre e individual
de cada uno, sin verdad universal, necesaria, divina.
Comparemos estas doctrinas del
Modernismo con las de la "nueva
iglesia" del Vaticano II y se verá claramente la obra de los enemigos
mortales de la Iglesia Católica.
“Quien
niega la fe universal en un solo punto, está fuera de la Iglesia”
(León
XIII, Satis cognitum)
Traducción:
R.P.
Manuel Martínez Hernández.
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