¡Sufrimos mucho, mucho! Es necesario
Que, en nuestra horrible noche de pesares.
La rutilante Estrella de los Mares
Brille, como brilló en el Calvario.
¡Mexicanos! ¡Recemos el Rosario!
Que, al declinar la tarde, los hogares
Se convierten en místicos altares,
Y nuestra Patria, en colosal santuario.
A México dio luz cuando era ciego
Un Rosario, y trocó la Patria mía
De erial muerto, en vergel, su santo riego,
Cuando el Tepeyactl lo regó un día:
¡Aquel quimil de rosas de Juan Diego
Conque su imagen nos pintó María!
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