Corneliu Zelea Condreanu, fundador de la Guardia de Hierro, movimiento nacionalista que trató de librar Rumania del yugo judío.
Todos los pueblos en torno a nosotros han venido de alguna parte y se han establecido sobre la tierra en que viven. La historia nos da las fechas precisas de la llegada de los búlgaros, de los turcos, de los magiares, etcétera. Una sola raza no ha llegado de ningún sitio. Esa somos nosotros. Hemos nacido aquí, en la noche del tiempo, sobre esta tierra, junto a las encinas y los abetos. A ella estamos ligados, no solamente por el pan y las existencia que nos da si la trabajamos duramente, sino también por los huesos de los antepasados que duermen bajo ella. Todos nuestros padres están aquí. Todos nuestros recuerdos, toda nuestra gloria guerrera, toda nuestra historia, están aquí, sepultados en esta misma tierra. Aquí está Sarmisegetuza, con las cenizas del rey Decebal, el inmortal, porque quien sabe morir como Decebal, no muere jamás.
Aquí reposan musciatinos y besarabos; aquí en el Puente Alto, en Razboeni, Suceava, Baia, Hotin, Saroca, Tighina, Cetatea, Alba, Chilía, duermen los rumanos caídos en las batallas, nobles y campesinos, numerosos como las hojas o como la hierba.
En posada, en Calugareni, en Olt, en Jiu, en Cerna y en Turda. En los montes de los infelices y olvidados «motz» de Vidra, hasta Huedin y hasta Alba Iulia, el lugar de tortura de Horia y de sus hermanos de armas, no hay más que restos de batallas y tumbas de héroes.
En todos los Cárpatos, desde los montes Oltenos a Dragoslave, y en Predeal, Oituz y Vatra Dornei. en las crestas o en el fondo de los valles, en todas partes, han corrido olas de sangre rumana. Frecuentemente, a la media noche, en las horas graves para la raza, sentimos la voz de la tierra rumana que nos exhorta a la lucha.
Pregunto y espero respuesta: ¿Con qué derecho quieren los hebreos robarnos esta tierra? ¿Sobre qué base histórica fundan sus pretensiones y, sobre todo, la insolencia con que se colocan frente a nosotros, rumanos, aquí en nuestra casa?
Pregunto y espero respuesta: ¿Con qué derecho quieren los hebreos robarnos esta tierra? ¿Sobre qué base histórica fundan sus pretensiones y, sobre todo, la insolencia con que se colocan frente a nosotros, rumanos, aquí en nuestra casa?
Estamos ligados a esta tierra por los millones de muertos y por los millones de hilos invisibles que sólo nuestra alma siente, y ¡ay de aquellos que intenten separarnos de ella!
Revista CLAVES
Diciembre 1992
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