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lunes, 28 de enero de 2013

¿PUEDE EL PAPA CAER EN LA HEREJIA COMO DOCTOR PRIVADO? (3)

 Por Mons. José F. Urbina Aznar
 
¿PUEDE EL PAPA CAER EN LA HEREJIA COMO DOCTOR PRIVADO?
     "Un papa manifiestamente hereje, dejaría de ser papa y cabeza de la Iglesia, pues automáticamente deja de ser cristiano y miembro de la Iglesia; por lo cual podría ser juzgado y castigado. Esto es según la sentencia de los antiguos Padres que enseñan que los herejes manifiestos inmediatamente pierden toda jurisdicción". Este es un texto que los partidarios de la doctrina que enseña que un papa como doctor privado puede caer en la herejía, han tomado para apuntalar su posición. El texto es de San Roberto Belarmino, OPERA OMNIA, T. I, Pág. 608, Vives, París, 1870. La deducción, parece lógica, pues como un papa no puede hablar herejía, según la definición del Concilio Vaticano I, cuando habla "ex-cathedra", entonces, como doctor privado, si cae en la herejía, queda fuera de la Iglesia y pierde el puesto. Pero vamos a demostrar que es un texto cuya interpretación está totalmente amañada.
     EN PRIMER LUGAR, la expresión "Un papa manifiestamente hereje, dejaría de ser papa y cabeza de la Iglesia, pues automáticamente deja de ser cristiano y miembro de la Iglesia", no es más que una teoría jurídica: theorein = contemplar. Solamente eso. Algo que se contempla, muy lejos de lo que las Escrituras y el Magisterio dicen. Es solamente un conocimiento especulativo jurídico, con independencia de toda aplicación. Si yo digo: si Dios dejara de existir, el universo regresaría a la nada, no estoy afirmando que Dios ha de dejar de existir en ningún momento. EN SEGUNDO LUGAR, si se analiza bien el texto, se verá cue la expresión: "Esto es según la sentencia de los antiguos Padres que enseñan que los herejes manifiestos inmediatamente pierden toda jurisdicción", de ninguna manera se refiere a la herejía de un papa, como si esos antiguos Padres apoyaran que el Papa puede caer en la herejía. Se refiere claramente a todas las sedes episcopales y otras con jurisdicción que la pierden por la herejía. Si el papa pudiera caer en una herejía, habría que aplicarle lo que sobre la jurisdicción enseñan los antiguos Padres de la Iglesia. Nada más. Ellos nunca enseñaron que el papa puede caer en la herejía, y que por lo tanto, por esto, ya no es cristiano, queda fuera de la Iglesia y pierde toda jurisdicción. Muy al contrario, los antiguos Padres defendieron a una la inerrancia del Sumo Pontífice. En otras palabras, el texto dice, que la opinión de los Padres de la Iglesia es que un hereje pierde inmediatamente la jurisdicción y que por lo tanto, si se diera el caso de un papa que cae en la herejía, esto ya lo dice San Roberto, él también perdería la jurisdicción y quedaría fuera de la Iglesia.
     El mismo San Roberto, siguiendo el Cap. 30 cuyo título es: "DE SI EL PAPA HEREJE PUEDE SER DEPUESTO", dice: "Sobre este particular, hay cinco opiniones. La primera es de Alberto Pigio, Lib. IV, Cap. 8, HIERARCH. ECCLES., donde sostiene que el papa no puede ser hereje y por lo tanto, ni ser depuesto en ningún caso... sentencia que es la probable (es decir, que se puede probar. Nota mía) y que fácilmente se puede defender como en su lugar lo demostraremos". En el T. II, Cap. VI, Pág. 88 de la misma obra, dice San Roberto: "...aceptable es, y piadosamente se puede creer que el Sumo Pontífice no puede, no solamente como Pontífice errar, sino que aún como persona particular ser hereje creyendo pertinazmente algo contrario a la Fe...", y llega a decir San Roberto: "Puede Dios ciertamente arrancar del corazón hereje la confesión de la verdadera Fe, así como en determinado momento puso unas palabras en la boca del asno de Balaam; pero sería algo violento, y no según el modo de obrar de la Providencia de Dios, que dispone todas las cosas suavemente", y añade: "...por lo que ha ocurrido, hasta ahora ninguno (se está refiriendo a los papas hasta su tiempo), ha sido hereje". Porque lo dice San Roberto, ¿pensaremos que en ciertas circunstancias puede haber un papa hereje al que Dios le arranca palabras ortodoxas contra su voluntad, como lo hizo con la burra de Balaam?. Por lo tanto, San Roberto Belarmino, nunca enseñó, pues, que el papa como doctor privado, puede caer en la herejía, aunque sí se refirió a la teoría jurídica que algunos manejan hasta con malas intenciones, y muchas veces por ignorancia.
     Igualmente, el canonista Werns al que invocan los partidarios de que el papa como doctor particular puede caer en la herejía, cita un texto del Papa Inocencio III en el que parece decir que el papa que cae en la herejía ya está juzgado. El texto es el siguiente: "Puede (un pontífice) ser juzgado por los hombres, si, por ejemplo, viene a caer en herejía, porque el que no cree, ya está juzgado". Esta es una traducción del Padre Manuel Sanjinés, S. J., que la escritora Gloria Riestra Wolf que se cree tradiciona1ista, tomó de la revista NUEVO RESUMEN, Núm. 10, de agosto de 1978. Pero añade luego Werns: "Pero los cánones que se aducen acerca de un papa hereje, o son apócrifos, o de dudoso valor". Además, en el mencionado texto del Papa Inocencio III, parece haber una diferenciación entre "Pontífice", o sea obispo, y "Sumo Pontífice", o sea Papa. Así, pues, el texto parece que se refiere a los obispos. No es raro que los escritores católicos y los catecismos se refieran a los obispos como "pontífices". Por ese motivo, se reserva el título de Sumo pontífice exclusivamente para el papa. Es decir, el mayor de los pontífices. En otro texto de Inocencio III tomado de la PATROLOGIA LATINA, leemos: "...si yo no estuviera afirmado en la Fe, ¿cómo podría asegurar a los demás en la Fe?. Lo cual, sabido es que es propio de mi cargo, como lo declara el Señor: Yo, dijo, rogué por ti, Pedro, para que no falte tu Fe, y tú, una vez convertido, confirma a tus hermanos. Rogó y lo obtuvo porque en todo es oído en atención a El. Y por eso la Fe de la Sede Apostólica en ninguna confusión faltó jamás, sino que siempre permaneció íntegra e intacta para que persista firme el privilegio de Pedro". Hay una contradicción diametral entre los dos textos, ¿o es que el primero ha sido amañado?, esto es lo que creo. Que Inocencio III, en él se refería a los pontífices, pero no al Sumo Pontífice. Habría una enorme incongruencia si Inocencio III considerara posible que el papa como doctor privado puede ser hereje.
     En todo caso, es cierto que San Roberto Belarmino, Jaime Balmes, Cayetano, Torquemada y otros, hablaron sobre esta teoría desde que el dominico Isidoro de Isolaris mencionó por primera vez, parece, la teoría de que el papa en ciertas ocasiones puede ser "doctor privado", y así caer en la herejía, pero si no es que la mencionaron solamente como una teoría jurídica lejos de toda aplicación, entonces evidentemente se equivocaron. Y esto es claro, porque en la Iglesia el que es infalible es el papa, y no ellos. Los papas no se han equivocado, pero a veces los hombres de la Iglesia, aunque sapientísimos, han errado. San Cipriano, por ejemplo, no creía en la validez del Bautismo administrado por herejes y el gran Santo Tomás de Aquino, no creía en la Inmaculada Concepción de María que explicaba en otra forma. Ellos sí, se equivocaron como "doctores privados". San Cipriano y los 87 obispos que asistieron al Concilio de Cartago del año 256, erraron en lo relativo al Bautismo. Corrigió el error el Papa San Esteban. San Agustín también, se equivocó en su doctrina sobre las almas, al decir que Dios las sacaba todas del alma de Adán o que ya preexistían y Dios las enviaba en el momento oportuno, o que ellas venían por su propia voluntad, como leemos en DE LIBELO ARBITRIO, Cap. XX, 57 y 58. Algo parecido dicen ahora los mormones.
     En el Denz. 88, leemos que el Papa San Siricio (384-398) enseña la validez del bautismo de los herejes y recuerda que su predecesor "de venerable memoria Liberio", anuló el Concilio de Rimini.
     Los santos, los doctores, los teólogos de la Iglesia que se equivocaron, de ninguna manera hablaron contra la Doctrina católica ya conocida y definida, sino que expresaron sus opiniones en busca de la verdad cuya hora, según la Providencia de Dios, no había llegado. Aquí es necesario recordar que nuestro Señor Jesucristo promete a Su Iglesia Su asistencia hasta el final de los tiempos. El Espíritu Santo, enseñaría a Su Iglesia hacia la verdad completa, según el texto bíblico.
     Muy bien escribía Jaime Balmes en CARTA A UN ESCEPTICO, T. Pág. 1021, que "por sabio, por santo que sea un doctor de la Iglesia, su opinión no es autoridad bastante para fundar un dogma; de la doctrina de un autor a la enseñanza de la Iglesia va la misma distancia que de la doctrina de un hombre, a la enseñanza de Dios. Para los cátolicos, la autoridad de la Iglesia es infalible, porque tiene asegurada la asistencia del Espíritu Santo: a esa autoridad recurrimos con todas nuestras dudas y dificultades...". O sea el Papa.
     Por lo tanto, hay que creer con Fe divina y católica, que el papa ejerce el Primado, de manera constante, todos los días, ya sea ordinaria, o ya sea extraordinariamente, y que no deja de ser el sucesor de Pedro, Vicario de Jesucristo, no su sucesor, y que todo el tiempo, de él depende la inerrancia de la Iglesia infalible.
     Con toda razón, el Papa Sixto IV (1471-1484), un 9 de agoste de 1479 condena mediante la Bula LICET EA, la siguiente afirmación: "La Iglesia de la ciudad de Roma, puede errar". Entendido, desde luego, que el papa está en la ciudad de Roma.

LA BULA "CUM EX APOSTOLATUS OFFICIO" 
DEL PAPA PAULO IV.

     Se ha mencionado el siguiente texto del Papa Paulo IV, para apoyar la teoría de que un papa puede caer en la herejía: "Tan grave y peligrosa es la cuestión, que el mismo Romano Pontífice, que como Vicario de Dios y de nuestro Señor tiene la plena potestad en la Tierra, y a todos juzga y no puede ser juzgado por nadie, si fuese encontrado desviado de la Fe, podría ser acusado. Y dado que donde surge un peligro mayor, allí más decidida debe ser la providencia para impedir que falsos profetas desvíen a las almas simples y arrastren consigo hasta la perdición a innumerables pueblos confiados a su cuidado; y para que no acontezca de ver en el Lugar Santo la abominación de la desolación, predicha por el profeta Daniel; con la ayuda de Dios para Nuestro empeño pastoral, de capturar las zorras que intentan destruir la viña del Señor, y de rechazar a los lobos lejos del rebaño, no sea que parezcamos perros mudos que no saben ladrar, o que suframos la suerte de los malos agricultores, o que seamos comparados con un mercenario" .
     Este texto que parece apodíctico, puede ser cuestionado con lógica y buenas razones.
     PRIMERA RAZON. En la carta de San Pablo a los gálatas, Cap. I, v. 7 y siguientes, les dice: "...lo que hay es que algunos os turban y pretenden pervertir el Evangelio de Cristo. Pero aunque nosotros o un ángel del Cielo os anunciase otro Evangelio distinto del que os hemos anunciado, sea anatema. Os lo he dicho antes y ahora de nuevo os lo digo: Si alguno os predica otro Evangelio distinto del que habéis recibido, sea anatema". San Pablo está diciendo que en el Cielo hay ángeles herejes que de aparecerse uno y enseñar otro Evangelio, debe ser rechazado. ¿Es esto posible?, ¿es esto cierto?, no, no es posible. San Pablo recurre al absurdo (ad absurdum) para decir con claridad que la Doctrina enseñada por ellos, nunca puede variar. En ningún caso. ¿Usó esta figura el papa Paulo IV?. Es decir, el papa, no puede ser juzgado por nadie, y solamente puede ser juzgado en el caso de ser encontrado desviado de la Fe. Como esto no es posible, entonces el papa no puede ser juzgado nunca.
     SEGUNDA RAZON. Si un enemigo de la Iglesia logra introducirse y llegar al Sumo Pontificado, siendo un falso papa, ¿cómo lo identifica Paulo IV, sino refiriéndose al "papa"?. A los ojos de la Iglesia puede ser un verdadero papa y se le identifica como usurpador por sus herejías. Hay que quitarlo entonces, y castigarlo. Paulo IV se puede estar refiriendo solamente al lugar físico que ocupa el usurpador para señalar quien es. Puede apoyarse la doctrina siguiente en la misma Bula de Paulo IV: Un papa no puede ser juzgado por nadie, pero si es encontrado desviado de la Fe, a ese hay que quitarlo y castigarlo, porque nunca fue papa. Me parece muy violenta la expresión: "para que no acontezca de ver en el Lugar Santo la abominación de la desolación". A mi no me parece que se esté refiriendo con esto solamente a un papa que enseñe algún error, si esto pudiera ser posible. Se está refiriendo Paulo IV a algo más grande, a algo maligno. A un usurpador que venga a destruir a la Iglesia completamente y a instalar la abominación de la desolación en el lugar santo. Es decir, suprimir el Sacrificio. Llevar a la Iglesia a la Apostasía valido de su investidura. El Anticristo y sus profetas. Esto es algo más grueso que ya por alguna razón Paulo IV presiente que puede llegar, que se ha comenzado a preparar. Las supuestas herejías de Liborio, de Honorio, aun habiendo sido ciertas, no corresponden para nada al cuadro dramático y terminal que nos presenta Paulo IV: la abominación de la desolación instalada en el lugar santo. Entonces, la Bula de Paulo IV, apunta más lejos, a algo más profundo, a algo más sórdido. No me parece que esta bula enseñe que un papa, verdadero papa, caiga en la herejía, aunque sí habla de un electo que antes de su elección cae en la herejía. Además, hay que considerar que nuestro Señor Jesucristo, prometió asistir siempre a Pedro. Sobre su cabeza, estaría siempre la sombra del Espíritu Santo para que su Fe no desfallezca, para que nunca enseñara un error, pero Cristo NUNCA PROMETIO PROTEGER LA SILLA DEL PAPA DE USURPADORES. El papa verdadero, será protegido. Con él, el pueblo cristiano estará seguro. Será guiado a las fuentes de agua viva de la verdad.
     Pero subiendo un usurpador, el peligro para la Iglesia es mortal. A esto parece referirse Paulo IV. Liga estrechamente a ese supuesto papa hereje con la abominación desoladora, con la destrucción de la Iglesia anunciada por el profeta Daniel, por nuestro Señor, por el Apocalipsis. Entonces, parece que dice: un papa elegido, al cual se ha rendido la veneración del pueblo y de los cardenales, no importa el tiempo transcurrido, que es descubierto enseñando herejías, ese no es papa, puede ser juzgado; quítalo de enmedio, júzgalo, castígalo. Nunca fue papa. En otra forma, no juzgues nunca al papa. Y creo que la misma Bula, incluso, puede ser una defensa de la inerrancia del papa. Pero una protección, también, para el pueblo que en ciertas circunstancias puede enfrentar la usurpación del gobierno de la Iglesia. Dios ha de proteger al verdadero papa que nunca ha de enseñar un error. De hecho, en toda la historia de la Iglesia, no ha habido papa que lo enseñe, pero, al hombre mismo, con su esfuerzo, con su sacrificio, con su industria, es a quien corresponde proteger el trono papal de infiltraciones y de usurpadores. Si el hombre no atiende a su responsabilidad, si no participa en la lucha, si se deja engañar, arrancar la Doctrina, y como resultado de esto el trono de Pedro es tomado por asalto como sucedió durante el "pontificado" del antipapa Anacleto II, entonces es que tal vez ya ha llegado el tiempo de la Apostasía predicha por San Pablo. Entonces, la traición generalizada y la apostasía de un pueblo que se aleja de Dios, habrá determinado el día y la hora del fin del mundo. ¿Qué habrá pasado en ese momento con la verdadera Iglesia y con el verdadero papa?, ¿ha de proteger el Señor al resto fiel, uniéndolo y prorcionando los medios para que Pedro siga en medio de ellos?.

¿ES POSIBLE USURPAR LA SEDE DE PEDRO 
Y EL TRONO PAPAL?.

     Se pudiera pensar que en ciertas circunstancias de la historia, la Sede de Pedro que es la Ciudad de Roma, puede ser usurpada. Si hablamos de la ubicación física de la ciudad, es incuestionable que esto es posible, pero en realidad, la Sede de Pedro no está formada de muros, iglesias y oficinas. La Sede de Pedro por derecho divino es aquel lugar en el que esté Pedro. Debería estar en Roma, ciudad en la que no solamente San Pedro gobernó a la Iglesia y sufrió el martirio junto con San Pablo y han permanecido la inmensa mayoría de papas, pero aunque se puede hablar de que algunos papas fueron desterrados de Roma, ¿quién es capaz de desterrarlos de su propia Sede?. En este sentido serían falsas las palabras que la santísima Virgen pronunció en sus apariciones de La Salette, Francia a los videntes Melania y Máximo: "Roma perderá la Fe y se convertirá en la sede del Anticristo". Me opongo a admitir que en ningún momento la Sede del Papa pierda la Fe. Podrá perder la Fe la ciudad de Roma, antigua Sede de Pedro en el tiempo del Anticristo, pero esa ya no será la Sede de Pedro, sino que estará en el lugar mismo en que esté el Papa. Lo mismo puede decirse del Trono papal. Nadie usurpa el Trono del Papa, porque es precisamente la silla en la que el verdadero Papa se sienta. Podrá ser el Trono que está en Roma, mientras lo ocupan los verdaderos papas, pero expulsados de la ciudad, aquella no es más que una silla de madera dorada que si bien puede tener algún valor histórico y afectivo, no es de ninguna manera el Trono papal. Cuando la santísima Virgen María dice que Roma perderá la Fe, se refiere evidente a la ciudad, a los muros, a las iglesias y a las oficinas. A las "moles de piedra". En ningún momento se refiere, ni podría hacerlo, a la Sede de la Iglesia Católica, aunque esto a los ojos de los fieles de todo el mundo hará mucho daño, pues ellos seguirán viendo a esa ciudad como la capital católica, en el momento en que se haya convertido en "la gran ramera" del Apocalipsis.
     Pedro habrá cambiado su Sede y su Trono. Y la Iglesia perseguida, que la Iglesia llama "el resto fiel", se habrá escondido a los ojos del mundo. Será el momento del eclipse total. Yo veo en la Bula del Papa Paulo IV, un anuncio de estos tiempos. No una afirmación de que el papa verdadero puede caer en la herejía, sino una advertencia al pueblo para que distinga al gran usurpador, al que instalará la abominación de la desolación, aunque lo vean como un verdadero papa, y aún un papa santo, apoyado por todas las potencias mundiales, con la intención de destruir a la Iglesia. La inspiración de Dios al Papa, también puede en ciertas circunstancias ser especialísima y en el caso de la Bula de Paulo IV se dió.
     Por otro lado ¿puede armonizarse la herejía de un papa, por ejemplo, la negación de una doctrina con la siguiente frase de Paulo IV?: el dice: "Y dado que donde surge un mayor peligro, allí más decidida debe ser la providencia para impedir que falsos profetas desvien a las almas simples y arrastren consigo hasta la perdición a innumerables pueblos confiados a su cuidado...". No me parece que sea esta expresión la que describe a un verdadero papa, que quiere gobernar, que quiere servir a la Iglesia y que hasta daría la vida por Cristo, y que sin embargo, "como doctor particular" como dicen algunos puede estar errado con respecto a un punto de la Doctrina. La frase de Paulo IV, dice algo más. Se refiere a un falso profeta. Destructor, demoledor. Un falso papa, falso profeta, que arrastra al pueblo y a las naciones. ¿No nos parece ser este falso profeta introductor de la abominación de la desolación en la Iglesia el mismo Anticristo?.

¿QUE TIEMPOS PARECE ANUNCIAR, ENTONCES, 
LA BULA DEL PAPA PAULO IV?.

     A mi no me parece absolutamente que con la Bula de Paulo IV se pueda apoyar la posibilidad de que un papa verdadero caiga en la herejía. A mi me parece, repito, que más bien es una llamada de alerta al pueblo católico para descubrir a un invasor que a pesar de todas las formas exteriores favorables, puede ser descubierto en el momento en que inicie la destrucción de la Iglesia. Los pastores de la Iglesia han sido puestos por Cristo para la edificación y no para la destrucción, enseña San Pablo. Ellos no tienen ninguna autoridad si se desligan de todo aquello que desde el principio han recibido. Entonces, vale la pena reflexionar aunque someramente los tiempos a los que parece apuntar Paulo IV y en los que nos ubica su famosa Bula.
     Evidentemente, son aquellos tiempos anunciados por San Agustín en los que las huestes del Anticristo serán innumerables, dentro de la misma Iglesia, y que le harán la guerra al pueblo de los santos y por un tiempo Dios les permitirá vencer y hacer con buen éxito todo lo que quieran.

CRISTO ANUNCIO LA DESTRUCCION DE LA IGLESIA.

     Especialmente en el Evangelio de San Lucas Cap. XX leemos sobre la destrucción de Jerusalén. Dice Jesucristo: "Mas cuando viereis a Jerusalén cercada por un ejército, entonces tened por cierto que la desolación está cerca". Todos los exégetas están de acuerdo en que la destrucción de Jerusalén es figura de la destrucción de la Iglesia y del mundo. Por eso Cristo intercala esos anuncios sobre Jerusalén con los del fin. En Su sermón escatológico, toma los elementos de los últimos tiempos, de las circunstancias que lo rodean, es decir, que ve la última persecución y la destrucción de la Iglesia, al trasluz de la destrucción de Jerusalén y del templo.
     Pero surge una pregunta obligada: ¿es posible que un ejército rodee a la Iglesia estando esparcida por toda la Tierra?, ¿cómo podría suceder esto?. En la CIUDAD DE DIOS de San Agustín (20, 11) tenemos la respuesta: "Y se dice: saldrá; esto es, de los ocultos escondrijos de los odios y rencores, saldrá en público a perseguir a la Iglesia, siendo ésta, la última persecución, por acercarse ya el último final juicio, que padecerá la santa Iglesia en todo el orbe de la Tierra, es decir, la universal ciudad de Cristo, de la universal ciudad del Demonio en toda la Tierra". Luego continúa: "Y lo que dicen: Y subieron sobre la latitud de la Tierra y cercaron al ejército de los santos y la ciudad amada, no se entienden que vinieron o que habrán de venir de algún lugar determinado, como si en cierto lugar haya de estar el ejército de los santos y de la ciudad querida, pues esta no es sino la Iglesia de Cristo, que está esparcida por todo el orbe de la Tierra, y donde quiera que estuviere entonces, que está en todas las gentes, lo que significó con el nombre de la latitud de la Tierra, allí estará el ejército de los santos, allí estará la ciudad querida de Dios, allí, todos sus enemigos, porque también ellos con ella, estarán en todas las gentes, la cercarán con el rigor de aquella persecución, esto es, la arrinconarán, la apretarán y encerrarán en las angustias de la tribulación". Entonces, los dones místicos desaparecen, dice, y las gentes de oración versarán en una noche oscura, y plagará la persecución de los de dentro y de los de fuera.
     Esto es a mi modo de entender lo que ve Paulo IV, lo que teme, lo que presiente a la luz de la herejía protestante que se ha desencadenado por todas partes arrasando naciones, moviendo a las chusmas a la profanación y destrucción de iglesias, y a las finas telarañas del misterio de iniquidad que teje sus redes dentro de la misma Iglesia.
     Teme a la Apostasía, al abandono de la Fe, a la supresión del Sacrificio perpetuo, a la invalidación de los Sacramentos por la adulteración de las Formas. Teme a un Cristianismo adulterado, ensuciado, prostituido, pisoteado por los paganos, humillado, teme a la substancia idolátrica llenando los dogmas vaciados de su contenido. Teme a una humanidad sin pararrayos en medio de una estrepitosa y falsa alegría y a un aparente progreso humano que cubre la más profunda desesperación, la más intensa espectativa, la confusión, la disipación y la podrición más grande, todo lo cual no es más que la desesperación pagana.
     Y en medio de todo este pandemónium, el papa falso, el papa hereje, a quien Paulo IV quiere señalar. El de la abominación desoladora .
     El piadoso Cardenal Pie, que fue uno de los grande apóstoles del culto a Cristo Rey, pronunció una conferencia en la ciudad de Nantes en noviembre de 1859, en la que se refirió a los tiempos del fin en los siguientes términos: "No se encontrará casi la Fe en la Tierra, es decir, que habrá casi desaparecido completamente de todas las instituciones terrestres... La Iglesia, sociedad sin duda siempre visible, será reducida cada vez más, a proporciones domésticas" (Card. Pie, OBRAS, Ed. Oudin, 1873, 4a. Ed. T. 3, Pág. 522). Entonces, muchos se preguntarán inmersos en la Apostasía: ¿cómo puede estar la verdad reducida a grupos pequeños, ignorados, divididos, en contra de una inmensa mayoría que sigue a la Iglesia de Roma cuyas supuestas herejías no podemos ver por ninguna parte?, sin saber que ellos mismos forman parte del ejército del Anticristo, en el momento mismo en que la Iglesia, "...por el corto tiempo en que estuviese suelto el Demonio, no habrá Iglesia en la Tierra, o no la hallará en ella cuando le hubiesen soltado, o acabrá con ella persiguiéndola con toda clase de seducciones". Dice San Agustín. Y S. Victorino mártir anuncia: "La Iglesia, será quitada".

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